Mons Guzeppe De Piro

Fundador de la Sociedad Misionera de San Pablo

 

Alexander Bonnici, O.F.M. Conv.

Traducido por Dr. Jaime Del Carpio

 

MSSP 1993

 

 

 

 

 

PRESENTACIÓN

 

José De Piro fue una personalidad extraordinaria y a la vez fue siempre un hombre simple y y modesto, total y apasionadamente dedicado a su vocación sacerdotal y al apostolado que realizó a lo largo de su vida sacerdotal. Nació rico y noble, y vivió rodeado de riquezas y las comodidades que ella puede brindar. Estuvo totalmente inmerso en los altos oficios eclesiásticos a los que se le designaba en la Diócesis sin negarse nunca a los niños y niñas huérfanos. El fue un padre para el pequeño grupo que reclutaba a su alrededor como el primer núcleo de una nueva institución religiosa dedicada a la labor misionera. Su caritativo corazón estaba abierto para todos, en todas partes, pero en él había más que un pequeño lugar para los no privilegiados. El quería compartir la suerte de ellos, no sólo por solidaridad humana, sino para imitar a su Señor 1, Maestro. Esta fue una de las resoluciones que estableció para sí mismo antes de su ordenación sacerdotal y esa fue precisamente la clase de vida que realmente llevó .

La primera parte del libro delinea las diversas etapas de la vida de José De Piro, así como el desarrollo gradual de la Sociedad Misionera para cuya fundación se inspiró mientras aún era estudiante de teología. La segunda parte explora las principales áreas de trabajo a las que José De Piro se había dedicado y su compromiso con ellos. El lector no dejará de percibir cómo este extraordinario sacerdote maltés, quien estaba dedicado a los necesitados, fue también un brillante ejemplo de hombre que amó y sirvió a su país y a su Iglesia. El también estaba particularmente consagrado n la idea de que las islas ni maltesas evangelizadas por el p propio Apóstol Pablo, debían compartir con otros la gracia de la Fe que ellos habían recibido en tiempos apostólicos. Para él, el hecho de fundar una congregación misionera era la forma concreta en que Malta podría hacer eso. Su idea aun permanece en los miembros de su Sociedad, que además de trabajar en las islas maltesas, han extendido ahora su actividad apostólica a Australia, Canadá, Estados Unidos,  Perú y Pakistán.

El autor de este libro es el historiador de la iglesia maltesa, padre Aleixandre Bonnici O.F.M. Conv., Catedrático de la Historia Eclesiástica. Yo tuve el privilegio de estar en contacto con él durante los años que él indagaba  y escribía este libro. Una vez me confió que sentía que sumisión en la vida era dejar para la posteridad informes documentados y científicamente investiga­dos de los eventos importantes de la vida de la Iglesia.

Nuestra Sociedad Misionera le tiene al padre Bonnici una gran deuda de gratitud.Esta biografia  ya ha sido publicada en inglés mediante los esfuerzos sinceros de la noble Mónica De Piro Nelson y de la Madre María De Piro, anterior Superiora General de las Hermanas de Sta. Dorotea, quien primero sugirió a la anterior emprender esta labor y luego fue su colaboradora cercana. Ellas dos son sobrinas del Siervo de Dios José De Piro, y ambas lo conocieron personalmente. Al leer el original en maltés, éste les cautivó tanto que sintieron que debía estar disponible para una cantidad de lectores mucho mayor. Su total compromiso en la traducción de este libro ha sido motivado desde el inicio hasta el final exclusivamente por un espíritu de gran afecto, amor y admiración por su tío. Con la misma dedicación y amor, la gran sobrina de Monseñor De Piro, la propia María De Piro, una distinguida artista, ha pintado la tapa del libro.

Gracias a los esfuerzos de nuestros miembros en Perú, estamos ahora lanzando la publicación de este libro en español, poniendo - de este modo - a disposición de un público aún mayor la biografía de este Siervo de Dios. En el mes de agosto de este año hemos conmemorado las bodas de plata de nuestro trabajo de evangelización en Perú. Abrimos nuestra primera casa en Perú en Aplao, capital de la provincia de Castilla el 9 de agosto de 1968. Más tarde aceptamos la responsabilidad de las parroquias de Acequia Alta y La Tomilla, en Arequipa, la de Santa Ana en Chuquibamba, y luego construimos a partir de las fundaciones el centro de San Lorenzo en el Pueblo Joven Becerros Aires de Cayena en Arequipa. También durante este año, hemos abierto una casa en la ciudad de Lima, para la formación de los jóvenes para la vida religiosa y misionera. Como institución religiosa misionera estamos muy contentos de que en nuestra corta existencia hayamos ayudado por veinticinco años con nuestra muy modesta contribución al gran trabajo de la evangelización de este querido continente. Es entonces, totalmente apropiado que la publicación de la traducción al español y escribía este libro. Una vez me confió que sentía que sumisión en la vida era dejar para la posteridad informes documentados y científicamente investiga­dos de los eventos importantes de la vida de la Iglesia.

Nuestra Sociedad Misionera le tiene al padre Bonnici una gran deuda de gratitud.

Esta biografié ya ha sido publicada en inglés mediante los esfuerzos sinceros de la noble Mónica De Piro Nelson y de la Madre María De Piro, anterior Superiora General de las Hermanas de Sta. Dorotea, quien primero sugirió a la anterior emprender esta labor y luego fue su colaboradora cercana. Ellas dos son sobrinas del Siervo de Dios José De Piro, y ambas lo conocieron personalmente. Al leer el original en maltés, éste les cautivó tanto que sintieron que debía estar disponible para una cantidad de lectores mucho mayor. Su total compromiso en la traducción de este libro ha sido motivado desde el inicio hasta el final exclusivamente por un espíritu de gran afecto, amor y admiración por su tío. Con la misma dedicación y amor, la gran sobrina de Monseñor De Piro, la propia María De Piro, una distinguida artista, ha pintado la tapa del libro.

Gracias a los esfuerzos de nuestros miembros en Perú, estamos ahora lanzando la publicación de este libro en español, poniendo - de este modo - a disposición de un público aún mayor la biografía de este Siervo de Dios. En el mes de agosto de este año hemos conmemorado las bodas de plata de nuestro trabajo de evangelización en Perú. Abrimos nuestra primera casa en Perú en Aplao, capital de la provincia de Castilla el 9 de agosto de 1968. Más tarde aceptamos la responsabilidad de las parroquias de Acequia Alta y La Tomilla, en Arequipa, la de Santa Ana en Chuquibamba, y luego construimos a partir de las fundaciones el centro de San Lorenzo en el Pueblo Joven Becerros Aires de Cayena en Arequipa. También durante este año, hemos abierto una casa en la ciudad de Lima, para la formación de los jóvenes para la vida religiosa y misionera. Como institución religiosa misionera estamos muy contentos de que en nuestra corta existencia hayamos ayudado por veinticinco años con nuestra muy modesta contribución al gran trabajo de la evangelización de este querido continente. Es entonces, totalmente apropiado que la publicación de la traducción al español de la vida de nuestro Fundador tenga lugar durante este mismo año. Esto se ha hecho posible a través de la colaboración generosa del Dr. Jaime Del Carpio, Director de ASDI, Arequipa, quien hizo un magnífico trabajo al traducir la versión del inglés al español; la del Dr. Alberto Heredia Marques Catedrático de la Universidad de Arequipa, Sr. Antero William Melendez Castro, quienes redactaron todo el trabajo tan esmeradamente. A ellos especialmente, al Dr. Fernando Espá, Embajador de la Orden Soberana y Militar de Malta, Srta. Elizabeth Magueña Cisneiros, Srta. Carmela Bechet Luque quien colaboró con la composición del texto, y a tantas otras personas que de una u otra manera han contribuido a la realización de este trabajo, vaya nuestro más sincero agradecimiento.

La historia que se relata en esta Biografía es la descripción de una respuesta al llamado universal a la santidad. Puede servir de estímulo para muchos de forma que otros también puedan ser igualmente obedientes a la voluntad del Espíritu y vivir su consagración bautismal total en cualquier dirección que el Señor los esté llamando.

 

2 de noviembre de 1993, 116' Aniversario del nacimiento del Siervo de Dios José De Piro.

 

Casa Madre                                                                             Rvdo. P. James Bonello MSSP

Sta. Agueda. Rabat. Malta                                                                    Superior General

 

 

 

 

 


 

INTRODUCCIÓN
LA FAMILIA NOBLE DE PIRO

El nacimiento de la Nobleza en Malta

La familia De Piro, por su nobleza y riqueza, nunca tuvo motivo para envidiar a otras familias. Aprendiendo algo acerca del origen de la familia y la relación cercana que tuvieron sus miembros con los tempranos sucesos de nuestra tierra, podremos entender la vida y experiencia de Mons. De Piro.

Con orgullo admiro los altos bastiones que rodean nuestras ciudades, y mientras camino por las calles angostas de Mdina, impresionado por los palacios y casas donde las familias nobles vivieron en el pasado y continúan en el presente, imagina una historia gloriosa. Sucesos históricos llenan mi mente y corazón cuando visito templos artísticos y magníficos, así como también cuando paseo entre las ruinas de la antigüedad o entro .a capillas silenciosas abandonadas en nuestro paisaje maltés.

Así como los bastiones, calles, palacios e iglesias son fuertes lazos con nuestra herencia cultural e histórica, también debe admitirse que la nobleza, hasta hace poco tiempo estuvo estrechamente asociada con los días gloriosos de nuestra historia y con los días oscuros de nuestras islas.

Debemos retroceder varios cientos de años, cuando la autoridad Arabe terminó y Malta formó parte del Reino de Sicilia. En contra del deseo de nuestros antepasados, quienes notaron que eran explotados, las potencias Europeas daban de tiempo en tiempo nuestras Islas a las noblezas extranjeras. Sin embargo, mientras el tiempo pasaba, áreas particulares en nuestras Islas se convertían en herencia de familias maltesas, con la condición de rendir servicio militar al Rey o arrendar terrenos a personas pagando mi tributo anual. Cuando el Rey deseaba mostrar su gratitud a alguien, las tierras eran concedidas con el derecho de legarlas a familiares.

En las cercanías de Rabat, entre Ghajn il-Klíeb y Wied l-Eghmieri, hay una localidad llamada II-Fiddien, denotando ser la primera concesión feudal hecha en las islas de Malta. En el año 1287, el Rey de España deseaba que estas tierras fueran poseídas por la familia de Santa Sofía. Acompañando a la concesión de estas tierras, no había indicación del otorgamiento de un título. 63 años más tarde, el 4 de enero de 1350, Cicco Gatto se convirtió en el primer Barón de Djar il-Bniet. Ludovico, en su investidura de Rey de Sicilia y Malta, emitió el decreto de Messina. Deseaba mostrar aprecio a Gatto por haber reprimido el levantamiento de los Gozitanos en contra de los Aragoneses; haciendo eso, Gatto se había mostrado como un sujeto digno del Reino de España.

Por siglos, la Nobleza tuvo cierto significado. Todos los propietarios de tierras concedidas tenían títulos y se hicieron ricos, ocupando posiciones importantes y siendo exonerados de ciertas leyes que regían para el público general. Cuando Malta tenía el Concilio Popular, la Nobleza tenía el derecho de ser integrante sin necesidad de elección.

De Piro: Conexiones con la Toscana y España

El origen de la familia De Piro está perdido en la historia. Fue durante el Gran Sitio de 1565 que el apellido 'De Piro' aparece por primera vez. Desde entonces el nombre De Piro se hizo más frecuente, sin llegar a ser común. Hasta nuestros tiempos, este nombre se haya escrito en diferentes formas, que creemos pueden arrojar luz sobre el origen de la familia: de Pyrrho, de Piro, De Piro y Depiro. Las últimas dos no nos dan indicio alguno y deben ser consideradas incorrectas.

No hace mucho, el Barón José pensó que la familia se originó en Grecia, deduciendo D'Epiro de Ipiros en Grecia. La suposición se deriva de que uno de los primeros miembros de la familia se había mezclado con familias de Grecia y Rodas.

Las tradiciones familiares ciertamente muestran que el nombre debe escribir­se De Piro, Esta forma, más que ninguna otra, refuerza la teoría de ciertas conexiones con la Toscana y probablemente con España.

Dejando de lado el vínculo con Grecia, encontramos más documentos confiables y sucesos referidos a la Toscana. Dos familias nobles con el apellido De Piro vivieron en Pisa. La familia De Piro de Malta tenían una propiedad en esa ciudad hasta el tiempo de la Revolución Francesa. Algunos documentos familiares muestran que en siglo XVI algunos ancestros escaparon de Florencia a causa de la persecución en el tiempo de los De Medicis, y vinieron a Malta.

En la familia se piensa que el apellido puede haberse originado en España y esto puede ser posible, pero aún así permanece un vínculo estrecho con la Toscana. La familia puede haber tenido su origen en España durante el tiempo del Emperador Carlos V, cuando varias familias españolas escaparon de España y buscaron refugio en el norte de Italia. La familia De Piro puede haber sido una de ellas, Indudable­mente, existió cierto vínculo con España cuando la familia De Piro llegó a Malta, y sus miembros empezaron a formar parte de la comunidad maltesa.

Cósimo y Lorenzo Ubaldesco De Piro

El primer nombre en la familia De Piro es el nombre muy toscano de Cósimo, quien vino a Malta poco antes del Gran Sitio. El fue un banquero y negociante millonario. No deseaba regresar a su país, porque Toscana estaba pasando por una situación muy inestable. En Malta, se casó con Gerolarna La Mattina, una mujer acaudalada. Tuvo dos hijos, Carlo y Paolo. Paolo De Piro, en su segundo matrimonio, fue padre de Lorenzo Ubaldesco, quien se hizo de un nombre por s, mismo y abrió una nueva era para la familia. Sin embargo, algunos detalles referentes a su juventud no habían llegado a nosotros.

Sabemos que Lorenzo Ubaldesco tuvo una vida muy desordenada al empezar. Se casó con Cornelia Cauchi después que ella le dió un hijo fuera de matrimonio, llamado Juan Pio. Lorenzo Ubaldesco siempre tuvo problemas, pero sabía como librarse de ellos. El llevó una vida aventurera hasta que enviudó. Cuando recibió las Sagradas Ordenes, se convirtió en Capellán Conventual de la Orden de San Juan. Luego fue escogido y nombrado Archidiácono de la Catedral de Malta.

Lorenzo Ubaldesco era un hombre instruido, con un grado en Ley Civil y Eclesiástica; pero, durante su oficio como Archidiácono, estuvo en desacuerdo con los Cánonigos de la Catedral. Fue también durante este tiempo que una oran amistad se estableció entre la familia De Piro y el Gran Maestre de la Orden de San Juan.

El Escudo de Armas de la familia

El viejo Escudo de Armas De Piro es como sigue: En fondo azul, dos leones dorados rampantes por un peral, de color natural con hojas verdes.

En el centro del árbol verde hay tres peras de oro, dos arriba y una más abajo, en forma de triángulo: justo sobre el árbol, cercanos unas a los otros hay tres estrellas. Con este diseño el Barón José De Piro, tío del Fundador quería demostrar que la familia De Piro-Gourgion estaba relacionada con otras familias nobles.

En el centro del escudo de armas, el árbol tiene una semejanza con la palabra 'pero', que significa 'pera'. Hay también un parecido con el nombre del Gran Maestre - Percibos - quien había dado el título de 'noble' al hijo de Lorenzo Ubaldesco. La gran amistad entre Lorenzo Ubaldesco y Perellos y el parecido de sus apellidos generaron la idea de que había una relación de parentesco. Como señal de profunda amistad, Perellos quiso que el escudo de armas De Piro añada tres peras doradas, como en su propio escudo de armas. Como esto fue una adición, no siempre aparecen en el escudo de armas De Piro.

Juan Pio De Piro

Lorenzo Ubaldesco tuvo sólo un hijo, cuyo nombre ha permanecido vivo en la historia de Malta. Tuvo muchas buenas cualidades: fue un abogado que inspiraba confianza. Era respetado y estimado por el gran Maestre Perellos, quien le confiaba delicadas misiones secretas. Poco después de obtener su título en Derecho, Juan Pío se casó con Ana Antonia Gourgion el 8 de noviembre de 1653. Ana Antonia era de noble nacimiento nativa de la isla de Rodas. Juan Pío y sus herederos recibieron esta propiedad y es la razón por la que una rana de la familia De Piro lleva el apellido de De Piro Gourgion. Cuando Ana Antonia Gourgion se casó, se le dió por dote la Torre Gourgion y tierras en el área de Xewkija Gozo.

1716 - La Baronía de Budaq

Budaq es una hacienda en Malta que se levanta hacia arriba desde Salini hasta

Naxxar, precisamente cerca del comienzo de la montaña conocida como 'Tá Alla u Ommu'. (De Dios y de su Madre).

La Baronía de Budaq tenía una conexión indirecta con la familia De Piro. Cornelia Cauchi, esposa de Lorenzo Ubaldesco De Piro, estaba emparentada con Fray Silvestro Fiteni, Caballero Jefe de la Orden de San Juan, quien, aunque había dado el voto de celibato, se casó con Genoveffa Passalacqua, a quien el Gran Maestre Lascaris le había concedido el título de Baronesa de Budaq. El matrimonio de Fiteni con Genoveffa fue anulado, pero la Baronía permaneció suya.        .

Parece que Fiteni estaba emparentado con Cornelia Cauchi, esposa de Lorenzo Ubaldesco, y madre de Juan Pío. A la muerte de Fiteni, el Gran Maestre Perellos no perdió tiempo en mostrar su estima por Juan Pio, hijo de Cornelia.

Al principio del siglo XVII, el Gran Maestre Perellos quiso aumentar su poder. El escogió varias familias maltesas conectadas con la Orden y les concedió títulos de nobleza. En el año 1710, el Gran Maestre concedió el título de Barón y Baronesa de Gomerino a Paolo Testaferrata y su esposa, Beatriz Cassia. Este fue el primer título de nobleza dado por Perellos. Después, el segundo título de nobleza fue conferido por Perellos a Juan Pío De Piro. Son notables las circunstancias que acompañaron esta concesión.

El Caballero Fiteni había muerto poco antes, y el título que poseía como Barón Budaq regresó al Gran Maestre quien tenía el derecho de conferirlo a quien deseara. Por un decreto magisterial especial del 23 de abril de 1716, el Gran Maestre Perellos concedió el título a Juan Pío De Piro. Parece que, llevando el título que originalmente perteneció a un Caballero De Piro, automáticamente fue ascendido a la dignidad de caballería en la Orden de San Juan.

De acuerdo a la carta que concede la Baronía, Juan Pio De Piro fue hombre de muchos méritos: él fue un abogado y bien instruido. El Gran Maestre Perellos lo elogió por los servicios rendidos a la Orden de San Juan y al Concilio Popular de la Universidad. Perellos deseaba que continuara ofreciendo sus servicios por el bien de estas Islas.

La Baronía fue concedida a Juan Pio De Piro con el derecho de nominar su sucesor legítimo, hijo o hija. Si no había hijos, la Baronía sería heredada por el familiar masculino más directo, excluyendo a cualquier miembro del sacerdocio o de una orden religiosa. Sino existía este sucesor masculino, el familiar más directo del sexo femenino heredaría el título.

El Gran Maestre estableció una condición, como señal de gratitud, a Juan Pio De Piro y sus sucesores; a saber, un regalo anual en la fiesta de Santa Bárbara, e14 de diciembre consistente de dos mosquetes en buena condición para ser donados al Gran Maestre Perellos y su legítimos sucesores.

Aunque la familia De Píro disfruta la Baronía de Budaq, no hay sin embargo, ninguna propiedad conectada con esa vecindad.

El Barón De Piro permaneció en su ocupación aún después de recibir el título. Los mercantes italianos que comerciaban con estas Islas frecuentemente, hacían acuerdos con el Barón De Piro, ya que poseía galeras. Estas eran frecuentemente usadas para transportar esclavos, pero en ninguna circunstancia tomó él parte en este comercio.

La familia tuvo vínculos matrimoniales con miembros de otras familias nobles. Eugenia e Piro, hija del primer Barón de Budaq, se casó en 1729, con el Barón Siciliano Ferdinand De Ribera.

Perellos, el Gran Maestre que elevó a la familia De Piro a la nobleza, permaneció adherido a ellos, y en el ano 1718 él escribió a Roma, pidiendo que se dé una pensión al hijo del Barón Juan Pío.

Los hijos del barón De Piro estuvieron dedicados a ocupar cargos de dignidad en servicio de la Iglesia, y el más buscado por la nobleza era el de 'Secreto'. En ese tiempo, pocos cargos de importancia eran concedidos a personas maltesas, y el mencionado era el más importante. El cargo de 'Secreto' llevaba gran responsabili­dad, porque el poseedor podía vender, rentar o transferir propiedades pertenecientes a la Orden de San Juan al mejor postor. También estaba a su cargo cobrar contribuciones impuestas a los malteses por los Caballeros, así como todas las deudas.

Sólo cuando la Familia De Piro había recibido la Baronía, el Gran Maestre Zondadari concedió el cargo de 'Secreto' a1 Barón Juan Pio, entre los años 1720 - 1722. Unos pocos años el mismo cargo fue confiado al Baroncino Antonio Felicissimo De Piro, ente los años 1736 - 1741 por el Gran Maestre Despuig.

1742: Marqués De Piro

Durante los tiempo del primer Barón, la familia De Piro tuvo lazos especiales con el Reino de España. No podemos confirmar cuan cierta puede ser la teoría del origen español, pero es un hecho que Juan Pío prestó sus servicios al Rey Felipe V de España.

Entre los muchos cargos que poseyó estuvo el de 'Secreto' por el pueblo de Siracusa, el cual era equivalente a ser gobernador de ese tiempo. Muchas leyendas revelan su poder y habilidad. La tradición dice que él había convencido a sus enemigos para hacer una donación sustancial de trigo para aliviar el hambre en Malta. Sin embargo, el trigo habría sido entregado con la condición que los malteses se levantaran en rebelión contra el Rey de España. El Barón no aceptó esta condición, y su lealtad en esta y otras ocasiones fue premiada por Felipe V. El Rey Felipe V concedió a Juan Pio De Piro el título de Marqués y lo colocó entre los propietario feudales del Reino Español, disfrutando de derechos especiales, privilegios y riqueza.

No obstante, el título de Marqués creó problemas, porque previamente el portador debía haber sido Vizconde. Sin embargo, se encontró una solución. Para cumplir con las formalidades necesarias, Juan Pio De Piro fue nombrado Vizconde de Cartely y el 6 de noviembre de 1742, por orden del Rey Felipe V de España se emitió un decreto por el cual Juan Pio De Piro se convirtió en Marqués De Piro, y por consiguiente dejó de ser Vizconde de Cartely.

El título de Marqués confirió honores y privilegios a la familia De Piro. Esto fue también hereditario. Los nobles pagaban por los privilegios que disfrutaban, y los gastos de la Cancillería eran pesados. Se le solicitó a Juan Pio De Piro pagar 572,500 'maravedi di vellon' para convertirse en Marqués. Esta era una suma grande, el equivalente de más de 1,400 'scudi' de aquellos tiempos. Debemos recordar que los Inquisidores ganaban sólo 120 'scudi' al mes. Cada vez que el título era heredado, la misma suma tenía que ser pagada. El Marquesado estaba oficialmente reconocido por el Gran Maestre Pinto y fue registrado en la Cancillería cl 8 de octubre de 1745.

En vez de ser llamado Marqués De Piro, Juan Pio De Piro y sus sucesores eran conocidos simplemente como 'Markis ta Castilla' (Marqués de Castilla).

Lemas del Escudo De Armas

Ambos título, Barón y Marqués, llevaban un lema debajo del escudo de armas. El que pertenecía a la Baronía de Budaq, 'GENS HOSPITA REGUM' significa 'La Gente ofrece hospitalidad a los Reyes': y el del título de Marqués De Piro, 'VIGOR et LaBOR' significa 'Vigor y Labor'. Sin embargo, este último lema habría sido cambiado cuando Mons. De Piro nació en el año 1877. El lema del Marqués era: 'NON NISI PER ARDUA' que significa 'El Esfuerzo alcanza el Exito'.

La Nobleza durante los tiempos de los Caballeros

A pesar del hecho que la nobleza de Malta vino originalmente de tierras extranjeras, con el paso del tiempo se hicieron verdaderos malteses: sus niños y descendiente nacieron en Malta, y tuvieron una influencia beneficiosa en la vida de estas Islas. Con buena razón sentían que eran malteses más genuinos que los Caballeros de San Juan. Los que estaban antes que los Caballeros, así como quienes recibieron títulos de los Reyes de Europa o de la misma Orden, se disputaban la preeminencia. Los Caballeros les daban ciertos cargos, pero ellos sentían que eran inferiores a sus aspiraciones. Los De Piro y otras familias nobles eran estimados por la Orden, aunque en realidad poco más que consejo se requería de ellos. En el Concilio Popular las mismas condiciones prevalecieron: los representantes del pueblo no tenían real uso de la palabra en los asuntos discutidos. Los nobles resentían con esta situación y estaban determinados a hacer escuchar su voz, a las autoridades, y a la población pobre y analfabeta de Malta y Gozo.

Hacia el fin del Gobierno de la Orden en Malta, la familia De Piro incrementó su riqueza. El extenso jardín en Lija perteneciente a la familia era más grande que San Antón, el jardín del Gran Maestre en los límites de Attard. Hoy este jardín no existe más, porque fue requisado por el Gobierno. Las carreteras públicas que miran hacia la iglesia de Lija atraviesan la propiedad.

Hacia el fin de su Gobierno, los Caballeros se sintieron acosados por los nobles, quienes querían mejorar su status. No fue hasta 1775 - 1797 cuando el Gran Maestre De Rohan vino a Malta, que los nobles fueron confiados con cargos responsables en la Isla. Sin embargo, era demasiado tarde porque los días de la Orden en las Islas estaban contados.

La Baronía y Marquesado durante la ocupación Francesa

Juan Pio De Piro llevó ambos títulos hasta su muerte en el año 1952: tuvo el título de Barón por 36 años y de Marqués de Castilla por 10 años. Su hijo, Antonio Felicissimo, no lo sucedió porque murió antes que su padre; pero el hijo de Antonio Felicissimo, Vicente, en 1572 se convirtió en el Segundo Barón de Budaq y segundo Marqués de Castilla hasta su muerte en 1799, durante la ocupación Francesa.

El Barón Marqués Vicente De Piro se convirtió en el líder de los malteses durante el poco tiempo que los franceses ocuparon la Isla. Los malteses estaban muy descontentos y cuatro nobles, por su propia iniciativa y en el nombre del pueblo, iniciaron un movimiento para librar la Isla de los Franceses. Entre ellos estaban: El Barón Marqués Vicente De Piro, Conde Vicente Manduca, y Conde Fernando Theuma Castelleti.

En ese tiempo, Inglaterra había extendido su imperio a través de los océanos, y los malteses deseaban obtener ayuda de esta Nación. Se envió una carta al Almirante Nelson, informándole de la ocupación francesa, y a la vez solicitando la ayuda de Inglaterra para liberar a las Islas maltesas de los franceses.

Separación de dos títulos. Barón y Marqués

Fue el deseo de Vicente De Piro que los dos título sean separados y no llevados por la misma persona. El Decreto de la Baronía confería el derecho al poseedor legítimo del título a nominar su sucesor. Vicente De Piro nominó a su hijo mayor Antonio, quien se convirtió en tercer Barón de Budaq.

Vicente De Piro deseaba conceder el título de Marqués a su hijo más joven, José. Pero él no estaba libre de nominar al sucesor de su título. El hijo mayor que heredara el título después de la muerte de su padre debería haber pagado el gasto debido a la Cancillería y el impuesto establecido por el Reino de España. Antonio no solicitó el título. Por lo tanto, el derecho pasó a José, quien se convirtió en tercer Marques de Castilla.

La rama de la familia que llevaba el título de Marqués tenía el apellido De Piro Gourgion. Antonia Gourgion fue la bisabuela del tercer Marqués.

Los primeros años durante la ocupación Británica

El Marqués José De Piro Gourgion (bisabuelo de Mons. De Piro) fue digno de la confianza de los primeros Gobernadores ingleses de Malta y fue Coronel Comandante del Regimiento Real de Malta. Pocos años después, Mons. José De Piro nacería , y podemos notar que, a la muerte del tercer marqués la línea directa de sucesión al  Marquesado de Castilla termina, exactamente veinticinco años antes del nacimiento del Fundador de la Sociedad Misionera de San Pablo.

Fue durante los primeros años de la ocupación Británica que nuestro,,antecesores iniciaron los primeros movimientos nacionales. La gente de Malta, que nunca  recibió el reconocimiento que merecía, empezó a sentir que debería ser tomada en más consideración, y los ingleses sospecharon que podría haber una seria inquietud. Como la nobleza maltesa tenía la confianza del pueblo, el Gobernador, Sir Frederierick Ponsonby, en 1833 condecoró a once malteses de los cuales sólo dos no venían de la nobleza. Entre los nueve nobles estaba José María De Piro, quien desde 1806 fue el cuarto Barón de Budaq. En este tiempo, el Barón de Budaq y el Marques de Piro se llamaban José. El Barón era el sobrino del Marqués y también primo de Carmelo De Piro, abuelo del futuro Mons. De Piro.

El primer ataque contra los nobles de Malta vino en forma de carta anónima. El Baron De Piro había publicado un libro acerca de la plaga que había afligido Malta  durante los Años 1813, 1814 y había dedicado el libro al Gobernador de Malta, Frederick Cavendish Ponsonby. Un escritor maltés anónimo criticó severamente la dedicación, diciendo que el Barón quería ganar favor con el gobernador. Siguió con acusación que la nobleza no se preocupaba del pueblo sino que pensaban sólo en  ellos mismos. Los acusó de haber comprado títulos, los cuales llevaban riqueza y ~ios.

Titulos de la nobleza De Piro años después

Sir José María De Piro, el Barón que fue atacado a causa de su amistad con los ingleses, también tuvo otros problemas que enfrentar. En el año 1842 él se caso con Antonia Moscati-Gatto, Baronesa de Burmarrad, y no tuvo prole. En el año 1870 el nombró como sucesora al título de Barón de Budaq a su hermana, Francisca De Piro quien así se convirtió en la quinta Baronesa de Budaq. No se casó y cuando mas tarde decidió acerca de un sucesor, nombró en el 1877 a Mons. P. Salvador Grech Delicata hermano del segundo Obispo de Gozo quien aceptó el título. Si su plan se hubiera materializado, un De Piro podía haber perdido el título de Barón, porque Monseñor, siendo sólo un familiar lejano de la familia, no tenía obligación de escoger a un De Piro como su sucesor.

Mientras tanto, entre los años 1852 y 1866 el título de Marqués De Piro Gourgion fue poseído por Adriano; el fue el cuarto Marqués de Castilla.. El no se casó, entonces nombró a su hermano más joven Francisco Javier como quinto Marqués quien disfrutó del título entre 1866 y 1894.

Francisco Javier era tenido en gran estima y se le confiaron cargos altos e importantes. Fue entonces que las primeras dificultades respecto a su título aparecieron. Era necesario que el título fuera reconocido por España aunque España ya no tenía vínculos con Malta. Francisco Javier pidió a la Corte de España continuar llevando el título y sólo recibió una respuesta condicional.

El podía mantener el título de Marqués de Castilla, sin perder ningún privilegio mencionado en el decreto, pero Francisco Javier pagaría un impuesto a la tesorería del Reino. El 22 de mayo de 1878, el título de Marqués fue reconocido por el Gobierno Inglés.

Fue durante la vida del Marqués Francisco Javier que José De Piro, el futuro Mons. nació. Por el tiempo de su nacimiento, José De Piro Gourgion, tío del recién nacido por parte de su padre, protestó contra la nominación de la Baronesa Francisca De Piro por Mons. Salvador Grech Delicata como sucesora al título de Barón de Budaq. José De Piro Gourgion llevó el caso a la corte, y la sentencia final pasó a la Corte de Apelaciones en 1885: el título de Barón de Budaq pertenecía por derecho a José De Piro y él lo asumió como el sexto Barón de Budaq.

Durante la juventud de Mons. De Piro, el título de Marqués de Castilla pasó por un período incierto. Lorenzo De Piro sucedió a Francisco Javier en 1894 como el sexto y último Marqués de Castilla. Lorenzo era primo de Alejandro, el padre del Fundador, pero su tío el Barón José De Piro Gourgion decidió que tenía derecho al título de Marques y que debería poseerlo. El llevó este caso a las Cortes de Malta donde no se podía tomar una decisión. Entonces, el caso se llevó a las Cortes de España. El sexto Barón de Budaq murió en 1916 y siendo soltero nombró como su sucesor al hermano de Mons. De Piro, Igino De Piro d'Amico Iguanez, quien se convirtió en el séptimo Barón. Igino fue el único maltés que tomó parte en la Guerra de Boer en Sudáfrica, sirviendo como oficial en el Regimiento de Liverpool, y estuvo con este regimiento durante el Sitio de Ladysmith. Igino continuó el caso abierto en las Cortes de España. José Lorenzo De Piro poseyó el título por toda su vida pero siempre bajo controversia. Adelina, su única hija, se llamaba a si misma 'Marquesa' después de la muerte de su padre. Cuando pasó el tiempo, las Cortes de España decidieron que el Marqués tenía el derecho de retener el título.

Desde 1942, el octavo Barón de Budaq es Jerónimo De Piro d'Amico lnguanez. El representó a la Nobleza de Malta en la Coronación de la Reina Isabel de Inglaterra.

Desde la muerte de Adelina, el Comité de Privile(yios de la Nobleza Maltesa reconoció el reclamo del Barón Jerónimo al cual, bajo nuevas reglas de autonomía desde la Independencia fue permitido renunciar a su título a favor de su hijo Nicolás. El ultimo presentó su reclamo al Comité de Privilegios y fue reconocido como Marqués de Piro.

La razón para incluir estos pormenores en esta biografía es dar brevemente unos pocos detalles acerca de 1a familia De Piro y los servicios que ha rendido a Malta a través de los años. En forma especial porque fue en esta familia que Mons. De Piro d'Amico Iguanez nació. Es correcto saber el linaje de este hombre santo, y las generaciones previas que lo vinculan con el primer Barón y Marqués de la familia.


 

Primera Parte

Fundador de la Sociedad Misionera de San Pablo


 

 

Capitulo I

Altos Ideales a una edad temprana

Alejandro De Piro y Ursula Agius Caruana

A través de los años, los miembros de la familia De Piro han añadido brillo a su nombre por su nobleza de corazón. Hacia el final del siglo XIX, un regalo del cielo fue dado a nuestra muy amada Isla: un hijo nacido en esta familia fue destinado para influenciar a muchos otros a seguirlo. No sólo los nobles fueron atraídos a él, sino la gente común, más por la nobleza de su corazón que por su nacimiento noble. El tenía compasión y ternura por los necesitados y el pertenecer a una familia acaudalada y noble puede considerarse providencial, porque él creía firmemente que la riqueza no debía ser acumulada, sino tomada y usada a la luz de las palabras de Cristo: "No acumulen posesiones para ustedes mismos en la tierra, donde la polilla y el moho los consumen y donde los ladrones entran y roban, sino acumulen para ustedes mismo tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los consumen y donde los ladrones no entran y roban". Este hombre de nacimiento y corazón noble no fue otro sino José De Piro.

Fue durante los primeros años de la ocupación Británica en Malta que, e124 de febrero de 1849, Jerónima Sciberras d' Amico Iguanez, esposa del Doctor Carmelo De Piro dio a luz a su segundo hijo y lo llamó Alejandro. Alejandro era noble por sus padres: su padre, Doctor Carmelo De Piro era hermano de Adrián y Francisco Javier De Piro Gourgion, respectivamente el cuarto y quinto Marqués de Castilla. S u madre, Jerónima, era hija de Alejandro, el (14to) Barón de Castel Cicciano, y llamó a su hijo por el mismo nombre.

Ya que Alejandro nunca logró ni el título de Barón ni de Marqués fue con derecho tratado como 'dei Baroni de Budaq dei Marches¡ di Castilla' (Las palabras 'dei Baroni' y'dei Marchesi' significan que la persona pertenece a una familia noble, pero no es el poseedor del título).

Poco ha llegado a nosotros acerca de Alejandro; él era conocido como 'is-Sur Sander' (El señor Alejo) un hombre serio que, aunque retenía su dignidad, no era de ninguna manera altanero. El tenía una postura vertical - el hábito de girar su bastón mientras caminaba. El 17 de noviembre de 1868, a la edad de 19 años, Alejandro se casó con Ursula Agius Caruana de 20 años, una muchacha de disposición amable y bien educada perteneciente a una familia noble.

Alejandro y Ursula eran acomodados, con propiedades en Malta, Gozo e Italia, pero su primer viaje al exterior nos muestra que las riquezas de ninguna manera los desviarían del camino recto. El siguiente episodio fue relatado por la misma Ursula.

Después de su boda ellos salieron de Malta para su luna de miel en Italia. Mientras caminaban por una de las calles, vieron un aviso anunciando un baile y decidieron ir, pero cuando entraron al salón de baile se escandalizaron por lo que vieron. Los invitados no estaban sobrios, su vestimenta y conducta eran indecentes y Ursula llegó a la conclusión que la atmósfera conducía .l pecado. Cuando salieron del lugar Ursula deseaba saberla impresión de su esposo. Porque ella temía que él deseara ir otra vez, sin embargo, su reacción calmó los temores de ella: "Yo no estaba cómodo, y quería decirte que no debíamos ir". Nunca más frecuentaron tales lugares.

Dios los bendijo con muchos niños: siete varones y dos niñas en el siguiente orden: María Teresa; Carmelo que se hizo Doctor; María; Santino que se hizo sacerdote; Igino, quien se convirtió en el 7mo. Barón de Budaq, nombrado por su tío; José, cuya vida estamos relatando; Guido que se hizo Doctor; Juan Pío.

Una madre con fuerte personalidad

A través de su vida, José De Piro estuvo muy cerca a su madre Ursula. Sus caracteres tenían mucho en común. Es bueno reflexionar un poco en la vida cristiana ejemplar de esta madre, que revela el tipo de mujer que era, cuánto hizo por su familia y por aquellos que estaban en contacto con ella. Aquí hay unos pocos detalles acerca de la vida de esta generosa mujer quien dejó una profunda impresión en todos los que la conocieron.

Ursula DePiro,o como era conocida,'is-Sinjura kika' (Señora Pancha), vivió una vida Cristiana verdadera. Ella fue una mujer profundamente religiosa, que encontró fortaleza en Dios. Esto la capacitó para enfrentar todas las dificultades. La Catedral de Mdina puede considerarse como su segundo hogar. Cuando sus varias obligaciones lo permitían, ella pasaba tiempo tranquilamente en la iglesia cuando no había nadie allá, en íntima unión con Dios. Diariamente escuchaba Misa y frecuen­taba los Sacramentos.

Durante el tiempo en que su hijo, Mons. José, fue confiado al Orfelinato de San Francisco de Asís en Hamrun (conocido como fray Diego), el gozo de Ursula era asistir a la Hora de Adoración que tenía lugar allí cada jueves. Ella tomaba parte también en las festividades religiosas de los niños organizadas en ese Orfelinato.

Ursula, como una ferviente mujer Cristiana, sabía que su deber era acercar a otros ala Iglesia, y como madre, su primer deber era hacia sus hijos. En su niñez, ella los llevaba a la iglesia y ellos la seguían de dos en dos. Su esposo Alejandro estaba vivo aún, e invariablemente acompañaba a la familia a la misa diaria.

Ursula era muy precisa. S u casa estaba siempre en orden, y ella insistía en que todo estuviera en su lucrar. De la misma manera su amor por la Iglesia la movía a ver que todo esté adecuado con la santidad del lugar. Cuando ella notaba una vela equivocada o el frontal de un altar un poco fuera de lugar, llamaba al sacristán y le decía que pusiera las cosas correctamente. Ella infundió este amor por la Iglesia a sus hijos y también a sus subordinados. Durante la Semana Santa, cuando las funciones nos recuerdan los más grandiosos momentos de nuestra Redención, Ursula se daba su tiempo y disminuía sus tareas, para tomara parte en las ceremonias de la Iglesia. Pertenecía a la Tercera Orden de los Carmelitas.

Dios probó la fe de esta mujer con muchas desgracias. Como madre estaba profundamente interesada en sus hijos, hasta que cada uno hiciera una elección apropiada a su vocación. Con frecuencia, en cartas íntimas a su hijo José, ella expresaba su ansiedad por un hijo que en su juventud temprana no había tomado sus estudios seriamente o considerado su futuro.

Ursula perdió a su esposo antes de cumplir 50 años, y tuvo que llevar sola la responsabilidad de su gran familia (su hijo más joven era menor de 17 años). Esta muerte fue un gran golpe y pérdida. Alejandro aún no tenía cincuenta años cuando, con Ursula a su lado, murió repentinamente en un hotel de Roma. El dolor de Ursula fue muy grande porque ninguno de sus hijos estaba a su lado y ella estaba lejos de su casa.

Después de este pesar, La señora Ursula iba a pasar muchas pruebas más. Sus hijos contrajeron enfermedades y varios murieron jóvenes. Esta Biografía de uno de sus hijos mostrará su profundo dolor y a la vez su gran valor y la fuerza moral con la que, como una verdadera Cristiana, aceptó con dignidad las pruebas más difíciles que Dios permite a una madre tener. De las cartas familiares y reminiscencias de amigos, aprendemos con qué valor moral Ursula consoló a sus propios hijos durante esos días de duelo. Ella soportó su dolor con quieta dignidad e intensificó su plegaria; su único deseo fue que otros le ayudaran a aguantar su pena uniéndosele en oración, y elevando sus pensamientos a un Dios amoroso que cuida de todos nosotros. Muchos aún recuerdan la enfermedad de su hijo Guido cuando, durante las últimas semanas de su vida, ella pedía a sus hijos unírseles en oración y suplicaba a ótros que recen por su hijo que padecía mucho.

Pocas madres han pasado por la prueba penosa de ver morir primero a muchos de sus hijos. Ursula encontró su modelo en la Virgen María, cuyo corazón siete dolores habían atravesado, y quien separó desconsoladamente al pie de la Cruz. Siete de sus hijos murieron antes que ella en el siguiente orden: Alberto, María, Carmelo, María Teresa, Guido, Santino y José.

Durante esos años de prueba, Ursula De Piro probó que su amor por Dios no sólo consistía en oración y resignación, sino que hizo lo más grande, usando lo que la Providencia le había dado, para ayudar a otros menos afortunados, mostrando su desapego de la riqueza. También ayudó a las iglesias necesitadas, como Presidenta de la 'Obra de los Tabernáculos'. Esto implicaba reunir mujeres jóvenes, quienes junto con ella cosían, remendaban y bordaban vestiduras e implementos.

Cuando el Padre Juan Bautista Ghigo se convirtió en Sacerdote de la Parroquia de Hal Safi, él tomó posesión de una iglesia muy pobre y necesitada. Ursula ofreció proveer las vestiduras necesarias mientras él suministraba el material.

Todos los que conocía a Ursula De Piro notaban que no sólo daba órdenes, sino que también trabajaba duro. Ella era conocida por su disciplina; en su presencia nadie se atrevía a cometer errores ni pensar en trabajar lentamente. Los miembros de su personal hacían lo mejor sin descuidar su deber y así evitaban la represión. En cierta ocasión, cuando uno de sus nietos tercamente rehusó hacer la Señal de la Cruz antes de una comida, ella le ordenó salir del comedor, y él se quedó sin comer. Sin embargo, la disciplina no convirtió a Ursula De Piro en una mujer austera o centrada en si misma, por el contrario, ella cordialmente daba la bienvenida a todos mostrando justicia en todos sus tratos. Durante los últimos años de su vida, se volvió inválida y necesitaba la ayuda de otros, aunque ellos ofrecían sus servicios desinteresadamente; pero su principio era recompensar cualquier trabajo realizado.

Ursula mostró su amor a Dios dedicando su vida a obras caritativas, cuando alguien necesitaba de su ayuda. Su propio personal sabía que ella era una señora estricta, pero al mismo tiempo ellos también sabían que siempre estaba lista a ayudarlos. Cuando alguno de ellos tenía un bebé, Ursula estaba allí para vestirlo para el bautismo. En toda ocasión, Ursula era amiga de los miembros de su personal; les hablaba amablemente y trataba de ayudarlos a resolver sus problemas, dando buen consejo cuando era necesario.

El corazón amable de Ursula De Piro revelaba su amor particularmente cuando encontraba a necesitados. En una ocasión, una mujer pobre con dos niños estaba desolada cuando su esposo murió, cuando se acercó a Ursula no sólo recibió ayuda, sino que sus dos niños fueron acompañados por la misma Ursula en una carreta para establecerse en una casa de caridad.

Cuando ella vió que la gente joven de Qrendi necesitaba cuidado, ella introdujo en el pueblo a las Hermanas de la Congregación Franciscana del Sagrado Corazón de Jesús, quienes con amorosa atención por los niños locales, ayudaron a educarlos espiritual y culturalmente.

No hay forma de describir la cantidad de trabajo caritativo que Ursula realizó en favor de los niños en instituciones caritativas. Jósé, su hijo, conocía muy bien el gran corazón de su madre, y en sus dificultades, cuando otras puertas estaban cerradas, él recurría para ayudarla. Fue un consuelo para todos cuando en la fiesta de su Santa Patrona - Sta. Ursula - José llevó a los niños a visitar a su madre y, regocijándose aún más que ellos mismos, les ofreció pasteles de queso y pastas.

La familia de Alejandro y Ursula De Piro vivió de acuerdo con la nobleza de su nacimiento. Más tarde, el Arzobispo Pedro Pace habló a la familia así: 'La Noble familia De Piro es bien conocida por sus sentimientos religiosos'. Amistades en el exterior también reconocieron este rasgo característico. Citaremos a una persona distinguida, el Cardenal Rampolla, Secretario de Estado durante el Pontificado de León XIII, quien tenía a la familia De Piro en gran estima.

1877: El nacimiento de su hijo, quien se hizo muy conocido

Cuando Alejandro y Ursula ya habían tenido sus hijos (dos niñas y cuatro niños), un viernes 2 de noviembre de 1877, nació José en Mdina. La casa grande de la familia, cerca a la Catedral, estaba situada en la Calle Bastiones N° 3, como se indica en las cartas dirigidas a los miembros de la familia. Esta calle se parece a un pasaje por lo estrecha, y la calle aún tiene el mismo número. Sobre la cornisa, adornando la fachada, en la puerta frontal, está el escudo de armas de la familia, esculpido en piedra de Malta.

El sábado 3 de noviembre, día siguiente de su nacimiento, José fue bautizado por Mons. Vicente Magri, Arcipreste de la Catedral. Después de su primer nombre, a José se le dió los siguientes nombres: Juan, Francisco, Pascual, Eduardo y Nicolás. Los padrinos fueron el Noble Alejandro Sciberras d' Amico, un familiar por parte de su padre' y la Noble Marianna Agius, familiar por parte de madre. José usó el mismo traje de bautizado, que treinta años había sido usado por su madre. Ursula quería que todos sus hijos usaran ese traje particular para sus bautizos. Este pasó por cada uno, y años después el Dr. Carmelo Apap Bologna y su hermana Marlene Attard Montalto lo usaron. Luego lo entregaron a la Sociedad Misionera de San Pablo, y al donarlo pidieron que se conservara con otros documentos de la Sociedad.

María Teresa la hermana mayor de Mons. De Piro fue abuela de Carmelo y Marlene. Ella se había casado con el Marqués Pablo Apap Bologna.

Temprana educación en el círculo familiar

No es frecuente que uno pueda rastrear en la niñez las cualidades que se revelarán más tarde en su vida. Era costumbre de familias nobles dar a sus hijos instrucción en el hogar en preparación para el colegio. Este modelo fue seguido para las primeras lecciones de José. Dos de sus profesores fueron el Sr. Warrington y la Señorita Savona. Parece que pasó gran parte de su niñez en la casa familiar de la Valletta, en la Calle San Pablo 209, un poco más lejos de la Iglesia Colegiada de San Pablo.

Desde los primeros años, su madre lo educó con sentimientos religiosos profundos y disciplinado en una rutina regular. Ella era de la opinión que no era indigno enseñar a sus hijos los deberes domésticos. Sus dos hijas María Teresa y María eran asignadas para los deberes de la casa, y los hermanos ayudaban a una y otra hermana. Se animaba a los muchachos a mostrar interés en el arte, y por un tiempo José asistió al taller de un hojalatero. En la familia se hablaba el idioma Italiano, y las cartas de José a su madre estaban escritas en Italiano. Diariamente la familia se reunía para rezar el Angelus, recitar el Rosario y otras plegarias.

En julio de 1888 cuando José no cumplía diez años aún, uno de sus hermanos mayores lo ayudó a prepararse para el examen de admisión al Liceo. (Secundaria).  Los candidatos eran 162 estudiantes y él era el menor. Sólo 59 pasaron y José estuvo entre los desaprobados. En ese tiempo, estos exámenes se tomaban una vez al año, entonces él tuvo que esperar otro año. En julio de 1889, 230 candidatos se presentaron para el mismo examen, y sólo 76 tuvieron éxito: esta vez José fue uno de ellos.

Cuando José tenía 11, años, recibió el Sacramento de la Confirmación en la Catedral, e13 enero de 1889. El Sacramento fue administrado por el Obispo Mons. Antón María Buhagiar, Capuchino y Administrador Apostólico de la Diócesis. El padrino de José fue el Noble Francisco de los Conde Manduca. En ese tiempo, José era un muchacho alegre, lleno de diversión como otros niños, de su edad. Frecuen­temente, él y su hermano Santino cruzaban por el techo de su casa al techo de la Catedral. Desde allí, escalaban por las tuberías de tierra para alcanzar la cúpula y atacar los nidos de pájaros. 

En el Liceo: su talento para pintar

Un pariente cercano de José De Piro, hablando de la familia, dijo: 'Todos eran artistas, y hacían cosas hermosas. No olviden que también vivieron en Florencia. 'Mi Abuela solía decir que el Tío José era un poeta.

Mucho más que para la poesía, José tenía un talento para pintar. Durante sus años en el Liceo, se distinguió en el curso de arte y ganó premios.

El copiaba detalles de maestros importantes, como Miguel Angel, Rafael y Perugino y aún tenemos muchos de sus bocetos. El usualmente dibujaba con lápiz y obviamente quería que su trabajo sea un estudio, dando gran importancia al sombreado. El firmaba sus obras pero raramente escribía la fecha; sabemos, sin embargo, que pertenecían al período entre 1889 y 1898. Su firma es 'J. De Piro'.

En una ocasión él produjo un cuadro particular para una capilla, y usó colores - azul, rojo, amarillo y verde. Escribió las palabras 'indulgencia Plenaria' entrelazadas con toda clase de flores: y firmó su nombre completo, el nombre del colegio y el año 1892. Por lo tanto, tenía 15 años de edad. El nombre del colegio indica probable­mente una competencia en su clase en el Liceo.

Los talentos artísticos de José deben haber sido reconocidos por sus profesores, aunque poco nos ha llegado de su aprecio. Sin embargo, una ocasión destaca, cuando José tenía 15 años de edad. Se organizó un concurso de pintura en el Palacio del Gobernador y el tema era un 'cubo de fuego'. José fue uno de los concursantes y como se demoraba en entregar su trabajo, el Sr. Baden Powell se lo recordó con una nota, el 1ero. de enero de 1893, diciéndole que era el último día para la entrega de las pinturas. José se puso mucho más activo y evidentemente produjo un buen cuadro por lo cual fue debidamente felicitado con la siguiente carta:

 

del Sr. Baden Powell:

El Palacio

8 de enero, 1893

 

Mi querido José

Adjunto te envío un pequeño premio por tu Cubo de Fuego hermosamente pintado. El tuyo fue por mucho el mejor de los 12 enviados para el concurso, y y te felicito y agradezco por haberlo hecho tan bien.

 

Atentamente,

R. Baden Powell

 

José tenía que ser presionado para entrar a concursos, y así como Baden Powell tuvo que recordarle que entregue su trabajo, también J. Calleja el 4 de julio de 18931e pidió que enviara los dos retratos que había preparado, hasta el 15, porque iban a ser exhibidos el 17 del mismo mes.

José tomó parte en otras actividades como se vio en una carta escrita sin fecha por Julia Gatt recordándole su parte en el 'tableaux vivants'.

En la Real Milicia de Malta

Como estudiante, José se alistó en la Real Milicia de Malta. Previamente en el año 1852, el Gobernador de Malta, Sir William Reid, había formado la Milicia de Malta. Había sido establecida bajo el mando de Sir José María De Piro, primo del abuelo de José. El Regimiento no lo había hecho muy bien, y en 1875 fue licenciado. Catorce años más tarde la Milicia de Malta se formó otra vez y ahora, para dar un buen ejemplo al pueblo y mostrar que no era un deshonor ser soldado, las autoridades invitaron a hijos de familias nobles a alistarse; entre estos jóvenes estaba José De Piro. José se alisto cuando tenía 15 años de edad, y el l l de octubre de 1892 empezó su servicio hasta el 23 de febrero de 1896, al mismo tiempo que continuaba sus estudios. Fue allí que ingresó a la Universidad de Malta, lo cual significa que sus deberes en el Ejército no le quitaron tiempo para el estudio.

Estamos en posesión del registro de la 'Real Milicia de Malta' del año 1895, lo que muestra que los reclutados estaban obligados a asistir a ejercicios de adiestramiento ciertos días, y había una estricta disciplina, tal que nadie faltaba. José De Piro d' Amico ( es así como él está registrado en los documentos) está entre los que nunca faltaron.

José cumplió sus deberes militares con honor. Cuando fue descargado de ellos, cada soldado recibió un certificado, y del certificado obtenido por José aprendemos más acerca de él. Su reputación referente a conducta y carácter fue de lo mejor. A los 18 años medía 5 pies y 7 pulgadas, ojos pardos oscuros, pelo café oscuro y expresión atractiva.

Pocos meses después de dejar el Ejército, se inscribió en la Congregación del 'Onorati' en Valletta, la cual está bajo el amparo de la Asunción de la Bendita Virgen María.

 

Artes y Derecho en la Universidad de Malta

La señora Pancha (como se le conocía) quería que sus hijos consideraran las necesidades de ótros, y que vieran por sí mismo que no todos disfrutaban las comodidades que ellos tenían; para ello los entrenó para ofrecer ayuda donde se necesita. Esto no significa que ella no fuera ambiciosa para sus hijos; su deseo era que se distinguieran por sí mismos en la Sociedad Maltesa, no sólo por su noble nacimiento y vida, sino que, particularmente, quería que obtuvieran un título en sus estudios, alcanzando así un meta valiosa.

Durante el tiempo que José estuvo en la Milicia, empezó a prepararse para el examen conocido como 'Matricola'. En 1894 pasó por un tiempo difícil porque su salud no estaba muy bien. El contrajo la fiebre Mediterránea, y por algún tiempo se vió obligado a suspender sus estudios. Sin embargo, a pesar de los obstáculos de la enfermedad, se presentó para el examen y aprobó: sus resultados fueron buenos. Luego empezó en la Facultad de Artes y Ciencias, un curso de tres años desde 1894 a 1897. Sus estudios abarcaron las siguientes materias: Inglés, Italiano, Literatura Latina, Filosofía Intelectual (Lógica) y Ética, Matemáticas, Física, y Economía Política. De acuerdo al certificado entregado por la Universidad de Malta, daba exámenes de todas las materias ante un consejo especial de las facultades, y lo hacía bien.

Cuando iba a cumplir 20 años, en octubre de 1897 José De Piro se hizo estudiante regular en la Facultad de Derecho, un curso que, finalmente, lo conduciría a un título de abogado. Empezó a asistir a conferencias de Derecho Natural y Constitucional, y otra vez tenemos evidencia dada por el Director de Educación referente a su excelente conducta, sin embargo, José no siguió estos estudios y asistió sólo un año escolástico que terminó en mayo de 1898.

En estos siete años, José había estado considerando su futuro. Las clases que estuvo siguiendo en la Universidad no lo llevarían al ideal de su vida. Silenciosamen­te, sólo con Dios, José estaba pensando y meditando en la decisión que necesitaba tomar.


 

Capitulo II

Vocación per il sacerdocio

Alejandro De Piro no reconoce una vocación

A la edad de catorce años, José se había sentido atraído hacia el sacerdocio. Aún era joven e inmaduro, y su delicada salud podía haber sido considerada un obstáculo. Entonces estaba en el Cuarto Año en el Liceo y a punto de alistarse en el Ejército. Seguidamente, sus estudios en la Universidad parecían llevarlo a una meta diferente y él estaba experimentando un conflicto interno. Había empezado un curso en Derecho con la idea de poder ayudar a la gente más pobre que necesitaba ayuda legal, pero su atracción original por el sacerdocio no había disminuido. Su vocación era firme, aunque el ambiente que lo rodeaba lo podría haber llevado en otra dirección.

El tenía que confiar en su padre primeramente. Entonces cobró valor y le dijo a Alejandro que quería hacerse sacerdote. Su padre no le creyó y no estaba convencido de la vocación de su hijo. En ese tiempo ambos padres consideraban a José aún un pequeño niño. Aunque era serio, él era sociable y disfrutaba de la compañía de gente de su edad. Aparte de su noble nacimiento, era simpático y su buena naturaleza atraía muchas chicas. Cuando le habló a su padre acerca de su vocación, Alejandro rápidamente respondió "no" para disuadirlo, para ponerlo a prueba, sugirió que debería pasar algún tiempo en Florencia con amigos de la familia De Piro que vivían en esa ciudad. José obedeció y fue a esa visita, pero cuando regresó a Malta, repitió las mismas palabras que le había dicho a su padre antes: 'Deseo hacerme sacerdote'. En su corazón Alejandro no estaba convencido de la vocación de su hijo, pero José no dudó en su decisión. El estaba esperando superar todos los obstáculos, y no mucho después lo inesperado ocurrió.

1898: Sr. Alejandro muere

A comienzos de 1898, Alejandro y Ursula fueron de viaje juntos. Alejandro estaba delicado y sufría un problema digestivo. Ursula era de constitución más fuerte. Mientras estaban en Florencia, Alejandro se quejó de una leve indisposición; pero, luego viajaron a Roma alojándose en el Hotel Minerva. E110 de enero de 1898, Alejandro enfermó repentinamente y murió poco después. Tenía 49 años. Ursula llamó a un médico y se descubrió que había muerto de una forma virulenta de influenza, sin embargo, el médico le confió a Ursula que no podía declarar la  verdadera causa de su muerte,' porque si la noticia se extendía causaría pánico. Por lo tanto el certificado de Alejandro declaraba que la causa de su muerte había sido nefritis.

Algún tiempo después, José estuvo reflexionando sobre la muerte de su padre, y esto es lo que escribió a su madre y hermanos: 'De acuerdo a nuestro juicio, este año ha sido uno de desgracia. Esto es de acuerdo a nuestra manera de ver -porque Dios no hace nada que no sea perfecto, y sus obras no pueden ser sino buenas. En esta ocasión puedo decir sin temor que el consuelo que hemos experimentado ha sido más grande que el dolor causado por nuestra gran pérdida'.

José parece haber tenido en mente que Dios había apresurado la realización de su vocación por medio de tristes sucesos que no pudieron causar sino gran dolor a la familia De Piro. José había sido muy amigo de su padre, lo había amado tiernamente y lamentó su muerte con todo su corazón. Pero al mismo tiempo se sintió más libre para tomar una decisión respecto a su vida futura.

En conexión con la muerte de su padre y con la enfermedad seria que afligía a su hermano, Berti, meditó mucho acerca de la muerte y se sintió confirmado en su llamado a servir a Dios como sacerdote. En el verano de 1897, cuando su padre Alejandro había afirmado que no podía creer en la vocación de su hijo, José había pedido consejo a su confesor, quien no lo disuadió de sus anhelos.

Cuando su padre murió, José, siendo un hombre joven, sensato y prudente, empezó a pensar, seriamente, en las razones en favor y en contra de esta forma de vida.

Motivos Naturales Considerados

Muchas fueron las razones por las que José De Piro se sintió atraído al sacerdocio, se dió cuenta de que ninguna misión convenía a su temperamento mejor que la de sacerdote, notó que como sacerdote, podría vivir una vida completa y encontraría la fuerza para superar los problemas que pasaran por su camino. A pesar de su gran deseo por el sacerdocio el joven José no estaba libre de las pruebas de la naturaleza. Como cualquier joven normal, él estaba atravesando un tiempo de tentaciones, y el instinto natural que conduce al matrimonio podría haber frustrado su vocación.

José era un pensador profundo, y reflexionaba antes de tomar una decisión. Por un lado, el temía que en el futuro no podría superar las demandas de la naturaleza y no tendría la fuerza para controlarse y vivir en el celibato de acuerdo a las demandas de su vocación. Por otro lado, José De Piro tenía muchas otras razones que lo animaron a consagrar su vida a Dios, y el temor de lo que podría suceder no le impidió su decisión. Sintió que con tales motivos sobrenaturales y con la ayuda de Dios, no había la razón para descorazonarse.

Motivos sobrenaturales considerados

La resolución de José de hacerse sacerdote estuvo basada en el anhelo de entregarse completamente a Dios, que se hizo hombre por nosotros, nos amó y sufrió y murió para redimirnos. El estaba fuertemente atraído a su vocación: el ideal de vivir por el amor de Dios llenó su mente y corazón. El ideal de una vida consagrada trajo la determinación de superarse en el camino difícil hacia la perfección. Desde su temprana juventud, José creía que cualquiera que escogiera el camino a la perfección no tendría miedo a la muerte ¡no que la vería como una entrada a la felicidad eterna.

Durante 1897, José dedicó más tiempo a leer buenos libros. El estuvo impresionado, en forma especial, por las vidas de los santos, y entre estos la vida de San Alfonso De Liguori causó una notable impresión. Este santo abandonó su carrera como doctor en Derecho a la edad de 26, e hizo la siguiente afirmación: 'Bendito es quien tiene éxito al abandonar el mundo a una edad temprana'.

José entonces estaba cerca del fin del Primer Año de sus estudios de leyes, y antes de presentarse a los exámenes de la Universidad de Malta, hizo una novena a Nuestra Señora de Pompeya, implorando a Nuestra Bendita Señora que le muestre claramente el camino que Dios deseaba que tomase. El 8 de mayo de 1898, el día festivo de Pompeya, José recibió la fuerza necesaria para tomar su decisión final. Desde ese día en adelante estuvo firmemente determinado a seguir su vocación por el sacerdocio.

Haciendo público el ideal de su vida

Cuando José De Piro decidió ante Dios escoger su camino en la vida, ya era un joven maduro. Un año antes, 1897, mientras se aproximaba a sus 20 años, por su nacimiento y posición en la sociedad, había sido repetidamente invitado a ser miembro del 'Casino Maltés', pero José no estaba atraído hacia el alborozo de esas reuniones.

El decidió que el 8 de mayo de 1898 sería el día en que haría público el ideal de su vida. Era una costumbre ese día que los Catedráticos de la Universidad junto con los estudiantes participaran en la 'Supplica a la Madonna' (Petición a la Virgen) de Pompeya, en la iglesia de los Jesuitas en Valletta.

La madre de José no ignoraba su decisión porque tan pronto como esta fuera tomada, él le había confiado sus deseos, y su decisión no fue una sorpresa para ella. Nadie conocía a José tan bien como ella, y nadie pudo haber adivinado tan fácilmente cual era su ideal. José era el segundo hijo que expresaba el deseo de dedicarse a Dios; el otro hijo, Santino, que era solo cuatro años mayor, ya había dado ese paso.

Después de la muerte de su padre, no encontró obstáculos por parte de su madre, y su vocación intensificó su amor por él. Veremos por las cartas que intercambiaron su gran confianza en él, y su profundo amor por este hijo suyo.

La familia podía afrontar el enviar a José a estudiar a Roma, y tenían muchas conexiones en Italia. Tres de sus hermanos nacieron en Florencia y algunos familiares vivían permanentemente en ese país. José no tenía padre, entonces fue donde su tío, el Barón José De Piro pidiéndole que le ayude a realizar su plan. 1 Barón presentó su solicitud al Arzobispo Pedro Pace, revelando el deseo de s sobrino de abrazar el Sacerdocio. El Barón explicó el deseo de la familia para enviar a José a Roma y vivir en la Capránica, donde en ese tiempo, Mons. Coselli era Rector. El Obispo de Malta se deleitó con la decisión de José y aceptó de todo corazón, recomendarlo al Cardenal Protector y al Rector de ese famoso Colegio Universitario El Protector del centro era el Cardenal Rampolla, ampliamente conocido en la Iglesia Universal.

1898: La Capránica, Roma

Lo siguiente es un extracto de la carta escrita por el Obispo de Malta, Pedro Pace, al Rector del Colegio Capránica :'Con todo mi corazón', recomiendo a este joven porque él tiene todos los dones'. Mons. Pace entonces anotó alguno de los estudios que José había realizado en la Univesidad de Malta.

Ya que la carta se refería a una vocación de sacerdocio, el Obispo de Malta informó al Rector que De Piro era una buena disposición. Las palabras añadidas acerca de él y de su familia probaban cuán elegible para el Sacerdocio era José. 'Este joven ha llevado un buena vida, en un círculo familiar estrecho, donde él recibe sólo ejemplo virtuoso'. Mons. Pedro Pace no tenía dudas respecto a José, tal que concluyó su carta diciendo: 'Mientras se lo recomiendo, le aseguro que Ud. no tendrá ninguna causa de pesar respecto a este joven. Después que el Obispo de Malta envió esta recomendación, José De Piro recogió su Certificado de estudios para presentarlo al colegio. Este certificado estaba escrito en inglés por el Director de Educación el 9 de julio de 1898. Daba constancia no sólo de los estudios de José y sus resultados en los exámenes, sino también de su conducta ejemplar.

Somos afortunados en poder saber mucho acerca del tiempo que De Piro pasó en Roma. Como todas las madres en el mundo, Ursula De Piro quería que su hijo se mantuviera en comunicación con ella a través de la correspondencia. Ambos, madre e hijo, tenían una característica no común: ellos atesoraban sus cartas tanto, que las hemos encontrado intactas, aún después de su muerte. A través de esta correspon­dencia, muchos sucesos salieron a la luz, así como rase, os y personalidad de José. Frecuentemente una carta tomaba varios días para concluirse, y para ser preciso, José ponía la fecha de los diferentes días cuando expresaba sus ideas. Hay varias cartas con tres o cuatro fechas diferentes.

E1 10 de julio de 1898, José salió de Malta por mar hacia Siracusa. La travesía fue muy buena porque apenas sentía el movimiento del mar. No tuvo problemas en la Aduana ya que parece que los oficiales en Siracusa buscaban sólo tabaco y José no lo tenía. Juan Pio, su hermano menor, estuvo con él en este viaje y gastaron una gran suma de dinero en cuarto y comida. Los sicilianos estaban muy impresionados con ellos imaginando que eran millonarios. Desde Siracusa, siguieron por tren a Messina donde pasaron el resto de la tarde del 11 de julio. Al día siguiente prosiguieron hacia Roma. José mantuvo informada a su madre por carta; en realidad estaba escribiendo su segunda carta el 14 de julio, enviándola el día siguiente.

Las cartas tomaban tiempo para llegar a su destino. La primera dirección de José en Roma fue Borgo Vecchio No. 70 y de allí él escribió su tercera carta el 18 de julio, ansioso porque no había recibido respuesta a sus cartas previas.

La primera impresión del Rector del Colegio Capránica, Mons. Coselli, fué haber conocido aun 'caballero' en el sentido real de la palabra. El lo visitó un día después de su llegada a Roma y le entregó la carta enviada por el Arzobispo Pedro Pace y el certificado de la Universidad de Malta. El Rector-leyó la carta, pero al ver el Certificado de la Universidad y ver que estaba escrito en Inglés, le dijo que no podía leerlo, José le indicó que más tarde lo traduciría, y en realidad ahí está el Certificado en la Capránica en el original y la traducción al Italiano. Al responder acerca de sus estudios, José le dijo al Rector que estaba débil en Latín. Entonces el Rector mandó a llamar al Vice-Rector, a quien José fue presentado como el estudiante que ellos habían estado esperando. El Rector, luego preguntó a José cuando pensaba empezar su vida en el Colegio, y De Piro respondió: 'A principios de setiembre'. El Rector le aconsejó empezar e122 de agosto; ese era día fijado para que los estudiantes salgan de vacaciones hasta e122 de octubre. El le dijo a De Piro que esos dos meses serían útiles para que practique Latín.

En realidad, José hizo progresos en este idioma, y en algunas ocasiones escribió cartas en Latín, y aquellos que las recibían la respondían también en Latín. Así los dos meses pasados con otros estudiantes fueron beneficiosos para José; también pudo revisar sus estudios del Primer Año de Filosofía. Antes de empezar su vida allí, José deseaba ver a su hermana Teresita y a su hermano Gino, que eran esperados en Roma, como también a su tío. El indicó a su madre donde dirigirse para enviarle sus pertenencias personales, y quería que su ropa interior fuere marcada con las iniciales J.D.D. (José De Piro D' Amico).

Durante la primera semana en Roma, José se quedó con familiares y amigos, porque no tenía intención de regresar a Malta antes de empezar el Colegio. En una carta con fecha 24 de agosto escribió diciendo que iría al Colegio dentro de 12 días. El no tenía la culpa del retraso; realmente estaba deseando empezar cuanto antes.

Mientras tanto, desde Capránica, la solicitud formal de aceptación había sido enviada al Cardenal Rampolla, Protector del Colegio. El contenido más importante de esta es el siguiente: 'José De Piro D'Amico, nacido en Malta, 20 años de edad, desea entrar al Colegio Capránica como estudiante. El humildemente ruega el permiso necesario de su Eminencia. El Cardenal ya había enviado su aprobación el 24 de julio de 1898.

 

Ansiedades, plegarias y proyectos

La correspondencia de José De Piro revela mucho de su vida familiar diaria, con sus problemas relativos. Durante los últimos días anteriores a su vida como seminarista él parecía muy preocupado. Su madre Ursula había sufrido la angustia de la separación cuando viajó, y ahora iba a sufrir más porque sus otros hijos - Teresita y Gino - dejaban Malta por algún tiempo. La separación para los padres es siempre dolorosa. Como su madre, Ursula sentía que ella debía ver todo lo que ellos podrían requerir. Por esta razón, la carta de José fechada e124 de agosto de 1898 está llena de recomendaciones filiales a su madre, pidiéndole que no descuide su salud. Sus hijos fueron criados con gran fe en Dios, lo cual demostraba lo cristiana que era ella. José estaba aún con su hermano Juan Pio en Roma, y en ese tiempo su hermana María estaba esperando un hijo. Ursula les escribió pidiéndoles que vayan ala iglesia de San Agustín en la ciudad y reciten el Rosario frente a la imagen conocida como la 'Virgen del Parto'. Ellos fielmente cumplieron el deseo de su madre, y estaban seguros de que la 'Virgen' oiría su plegaria.

Los años de José en Roma fueron valiosos para él porque desarrolló cultura y conocimiento de idiomas. Antes de empezar su vida Universitaria, tuvo la oportunidad de practicar Francés en las horas de comida; para mostrar a su madre que estaba mejorando el idioma, ocasionalmente le escribía unas pocas palabras en Francés. También estaba perfeccionando su Inglés y ganando familiaridad con el Latín, y para mostrar a su madre su progreso, citaba en sus cartas pasajes cortos en Latín, lo que ella no entendía. El prefería más escribir en Italiano ya que era el idioma usado en la familia y al cual llamaba 'la nostra linguá (nuestra lengua), porque todos los miembros de la familia lo escribían y hablaban fluidamente.

En la Universidad Gregoriana

Antes de empezar su curso, José ya había decidido lo que iba hacer. Algunos de sus proyectos se materializaron, otros no. Su carta del 28 de agosto muestra que pronto entraría a Capránica. Esto es lo que escribió a su madre: ' la próxima vez te escribiré desde el Colegio', que significaba desde Villa Monte Mario. "Probablemente no recibirás mis noticias antes de otra semana". Era la casa de vacaciones que el Colegio Capránica poseía en esta colina romana.

La salud de José en este tiempo ya estaba causando preocupación y su madre lo urgió a que visite a un especialista. José respondió en una carta del 28 de agosto 1898 a su hermano Guido: 'Respecto al deseo de mamá que yo vea un especialista, me temo que no puedo seguir su consejo ahora; mi mente está llena con mi ingreso a la Universidad. Cuando esté arreglado pensaré en esta visita también.

Pocos días después empezó su vida universitaria. Las cartas para él no se dirigían a Villa Monte Mario, sino a'Almo Collegio Capránicensé . Cuando José ingresó e15 de setiembre de 1898 se unió al grupo de Filosofía. Sin embargo, aunque estaba en Capránica, no olvidaba la Diócesis de Malta. El tuvo todos los permisos necesarios del Arzobispo Pedro Pace pues José De Piro estaba estudiando en Roma con el'consentimiento del Arzobispo.

José De Piro fue admitido como estudiante regular para el curso de Filosofía en la Universidad Gregoriana ese año - 1898. El notó, rápidamente, que el tiempo que necesitaba para el estudio intensivo no le permitiría mucho tiempo libre. Apenas podía encontrar tiempo para escribir a su madre, y con el fin de no dejarla sin noticias, sus cartas eran cortas. Estas son sus palabras: 'Durante el día, nunca tengo libre ni un cuarto de hora. Siempre me apuro para terminar antes que suene la campana. Si hay un poquito de tiempo para recreación, estamos obligados a pasarlo juntos, y no podemos ir a nuestra habitación sin permiso'.

Aunque estaba tan presionado por el tiempo, José estaba al tanto de su deber de escribir a sus familiares. En una carta con fecha 29 de diciembre de 1898, él le reprochó a su hermano Guido al descuidarse de escribir a sus familiares. En la misma carta vemos que José tenía problemas con la vista porque encontraba difícil leer y escribir sin lentes.

Los restos mortales de su Padre trasladados de Roma a Malta

Alejandro De Piro había muerto en Roma el 10 de enero de 1898. Y fue enterrado en la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús en el cementerio de Verano en Roma. Ursula estaba afligida por el hecho que los restos de su amado esposo no estuvieron enterrados en Malta. Providencialmente, José fue capaz de ayudar en este asunto, cuando en 1898 fué a Roma a empezar sus estudios del sacerdocio. El padre Santino su hermano, estaba también en Roma esa vez.

Ellos personalmente sentían que sería mejor dejar los restos de su padre en Roma, para evitar la difícil tarea implicada. Sin embargo, si su madre insistía en el traslado de los restos de Alejandro a Malta, Rvdo. Santino estaba listo para asumir la responsabilidad.

El padre de José había muerto hacia un año y José en la Navidad de 1898 estaba aún de duelo. El 18 de diciembre, escribió a su madre diciendo: 'No envío saludos a nadie en Malta excepto a tí, especialmente ya que tenemos que llevar los restos de papa'.

Rvdo. Santino informó debidamente a su hermano José que las formalidades necesarias para el traslado estaban avanzadas, pero que aún faltaban varios trámites. Los restos serían enviados por mar a bordo de un barco de la Línea Adria desde el puerto de Nápoles. Rvdo. Santino estuvo en el lugar para finalizar los asuntos con los agente. La dificultad era que los restos, posiblemente, no podían detenerse en la estación del ferrocarril al llegar de Roma.

Ursula tenía retratos de su querido esposo, y envió algunos a José. Entretanto José le informó que el padre Santino había completado las formalidades referidas al traslado, habiendo superado todas las dificultades implicadas. A principios de 1899, un año después de la muerte de Alejandro, sus restos llegaron a Malta y fueron llevados a la Parroquia de Santa María Asunta en Qrendi, donde la familia tiene su sepultura. E114 de enero de 1899 él fue enterrado en la tumba Nro.7 en esa iglesia.

1899: Abnegación y preparación para la Ordenación

En el año 1899, José De Piro tenía 21 años, y fue obligado a observar el ayuno durante la Cuaresma. El 13 de febrero de 1899, escribió a su madre: "Mañana es el primer día de Cuaresma, la primera Cuaresma en la que deberé ayunar, como sabes yo he alcanzado la edad de obligación, confío en que Dios me ayudará a ayunar toda la Cuaresma". Sabemos que él ayunó esa Cuaresma así como el año siguiente. E12 8 de febrero de 1900 él escribió: "Hoy es el segundo día de mi segunda Cuaresma. Espero que como el año pasado, ayunaré completamente".

El inicio de 1899 significó para José que no pasaría mucho tiempo para que recibiera las Ordenes Menores - un primer paso hacia el sacerdocio. E122 di febrero de 1899, él escribió a su Obispo, Mons. Pedro Pace, pidiéndole que envíe una carta dimisoria para que reciba su primera tonsura. De acuerdo con la costumbre & los tiempos, como candidato para el sacerdocio, él tenía que proveer sus propios, ingresos. El no tenía ninguna ansiedad respecto a este asunto; sin embargo, quería retrasarlo para evitar posible tributación. Realmente no tenía urgencia, para que el Obispo de Malta pudiera retrasar el despacho de la carta 'dimisorial'. José esperó la respuesta del Obispo, y el Rector de Capránica estaba ansioso que José realizara su deseo.

El 25 de marzo de 1899 José escribió diciendo que aún no había recibido una respuesta de Malta; y otra vez, e15 de abril afirmó que el Obispo de Malta no había enviado la carta dimisorial. El agradeció a su madre por todo lo que había hecho a su favor ante el Obispo, expresando su deseo que ellano debía visitarlo otra vez, hasta que le pudiera agradecer por la carta dimisorial después de enviada. Viendo que la carta no le había llegado él estaba convencido que "esa era la voluntad de Dios". Continuó diciendo: "Quizás Dios desea que yo sea ordenado en Malta, si voy allá por días de fiesta", añadiendo a su madre: 'En ese caso tendrás el consuelo de estar presente para la ceremonia'.

No buscar honores mundanos

José estaba creciendo espiritualmente y aceptando todas las pruebas como provenientes de las manos de Dios. Y las pruebas no faltaron. El no buscaba honores mundanos, y a veces él, gentilmente, reprendía a los miembros de su familia, como cuando su hermana le escribió para desearle muchísimo éxito. En una carta a su madre con fecha 23 de febrero 1899, él le pidió que mencione a Teresita su reacción a los saludos de ella: 'No quiero que Teresita siga enviándome saludos de esta clase. Hay sólo un buen deseo que acepto con todo mi corazón: que yo pueda reconocer la voluntad de Dios y seguirla fielmente'. Esto es suficiente para mí.

Ese año, José estaba dedicado a sus estudios de Filosofía, y e122 de marzo de 1899 fue escogido para participar en un debate público' sobre lógica y metafísica. El 25 de marzo se presentó a su primer examen en la Universidad Gregoriana en las dos materias. Aunque lo hizo muy bien no estuvo satisfecho con el resultado; de acuerdo a la costumbre - la cual continuó por otros 70 años - el examen oral era en Latín.

Dolor, enfermedad y muerte

La vida estaba empezando a dirigir sombras profundas de tristeza sobre el joven De Piro. El sabía reaccionar como un verdadero cristiano cuando acosado por las aflicciones, y cuando se presentaba la ocasión, respetuosamente expresaba palabras alentadoras a su madre. Esto es lo que le escribió el 5 de abril de 1899: 'Quejarse no es bueno; creo que si ofrecemos nuestras lágrimas al Todopoderoso para reparar nuestro pecados, tendremos gran mérito. Es natural para nosotros llorar cuando nuestro corazón se rompe por el dolor, pero cuando Dios permite que suframos, este mismo dolor se convierte en nuestro tesoro'.

La devota madre de José estaba profundamente preocupada - uno de sus hijos estaba seriamente enfermo. Todos oraban por Berti, quien tenía 23 años y deseaban su recuperación, pero Dios Todopoderoso quería llevárselo con El. B erti murió el 13 de mayo de 1899. Una de las cartas más expresivas de José a su madre fue escrita en esta ocasión. Está con la fecha 15 de mayo de 1899: 'De todos mis hermanos, querida Madre, yo soy el menos capaz de consolarte - (Es probable que se estuviera refiriendo al hecho de estar lejos de Malta.) -'Es obvio que Dios y la Bendita Virgen María no nos han olvidado ya que nos ofrecen frecuentemente circunstancias para aumentar nuestra confianza en ellos. Respecto a Berti, podemos estar seguros que él está en un lugar mejor que nosotros, porque está con los seres amados que ya nos han dejado'.

Fue un gran consuelo para su madre que José le contara la devoción de Berti por Nuestra Señora de Pompeya. Pocos días antes de morir, e19 de mayo, él le había escrito a José - y José relata: ... 'En la carta dirigida a mí el 9 de mayo las buenas nuevas que me dío acerca del 8 de mayo en la Iglesia de los Jesuitas me hicieron realmente feliz'. Estas son las palabras de Berti: "Hoy podemos decir sin duda que el 8 de mayo es uno de los días más piadosos del año". El revela su amor por Nuestra Señora de Pompeya diciendo que ese día él rezó fervientemente y le pidió a Nuestra Señora de Pompeya que le conceda una gracia. En nuestro dolor podemos ver claramente en qué forma Nuestra Señora respondió a su súplica. El no tuvo tiempo de hacer una Novena de acción de gracias, por lo tanto, poco después, Ella se lo llevó al cielo y el cielo es el regalo más grande que se nos puede dar.

E18 de mayo era un día muy querido para José porque sólo hacía un año que - ese mismo día - él había tomado la gran decisión de su vida. En la ocasión de la muerte de Berti, el recordó su decisión: 'El año pasado fue la misma 'Virgen María' quien me ofreció a su Divino Hijo en esta tierra, y este año tomando las de Berti, Nuestra Señora lo condujo al cielo'.

José tenía que enfrentar otra prueba. Dios deseaba purificar su alma por medio del sufrimiento físico. En 1899, José empezó a tener problemas con su garganta, y tuvo que pasar por un tratamiento. En una carta con fecha 1 ro. de junio de 1899, él escribe que su salud estaba mejorando pero que él aún se sentía un poco preocupado. Otra carta relata que estaba consultando a médicos, y que el tratamiento que llevaba era doloroso. Aunque él se refiere a su enfermedad, nunca se quejaba sino solo relata los hechos concernientes a su salud.

1899 - Primeros pasos hacia el Altar

 El 14 de julio de 1899, José escribe que probablemente un mes después se le permitiría ir de vacaciones. El no estaba decidido si ira Malta o a Florencia. Entonces pidió a su madre que decidiera por él. Su hermana Teresita y su hermano Guido estaban en Florencia; pero, como él afirmaba, habían muchas cosas que lo atraían a retomar a Malta. El sabía que su madre deseaba tenerlo cerca, y también deseaba arreglar algunos asuntos financieros. Mientras tanto su año académico llegaba a su fin, y José estaba feliz con su vida en Capránica.

El curso terminó el 20 de junio, y José estaba' listo para viajar en julio. El padre Santino ya había salido de Roma y estaba en Malta. En muchas carta dirigidas a su madre, José enviaba mensajes para sus hermanos, y en una carta escrita esa vez, le preguntó al padre Santino le diese toda la información que necesitaba para su propio viaje a Malta.

Sabemos que José vivió en Strada Reale (Calle Real) Nro.94, Lija durante el verano que pasó en Malta. El Rector de Capránica Mons. Coselli, le escribió mostrando preocupación por su salud, y en una carta con fecha 29 de agosto de 1899, le dice: 'Ruego a Dios que consienta en darle siempre más fuerza y salud, para que venga el día cuando Ud. pueda trabajar incansablemente en el campo de Dios y cosechar abundantes frutos'.

En las cartas escritas al Rector, De Piro quería asegurar que no habría dificultad en estar dispuesto a recibir las Ordenes Menores en Malta. El Rector le informó que ya había habido correspondencia entre Mons. Carinci y el Arzobispo Pedro Pace respecto a ese punto. Estas fueron sus palabras: 'Estoy feliz porque Ud. va a recibir las Ordenes Menores, y aún más feliz de que el Arzobispo tendrá la satisfacción de entregárselas'.

Luego él se refiere a la gran gracia del sacerdocio. El 21 de setiembre, José De Piro recibió la tonsura y las otras Ordenes Menores en una ceremonia especial de ordenación que tuvo lugar en el Palacio del Arzobispo Pace en Mdina. En una carta escrita esa vez, Mons. Coselli dice: 'Ha llegado el tiempo para que Ud. dé el paso decisivo en su vocación que el Subdiaconado Siga adelante con valor, porque Dios continuará ayudándolo como hasta ahora. El derramará Sus gracias sobre Ud. especialmente si, como yo confío, es fiel a Su llamado'.

El curso de Teología

Durante el verano de 1899, José había deseado comenzar el curso de Teología y él mencionó esto a su Rector, Mons. Coselli quien le aconsejó esperar hasta que regrese a Roma, cuando podría hablar con él acerca de ello personalmente. El Cardenal Rampolla quería que los estudiantes regresaran e124 de octubre de 1899, porque los Ejercicios espirituales se llevan a cabo el 28 de octubre y el 1ro. de noviembre, para lo cual todos los estudiantes deberían estar presente.

Fue por el 24 de octubre cuando José viajó a Roma por mar y tren y llegó a tiempo. El 2 de noviembre le escribió a su madre: 'Con la ayuda de Dios, este año empezaré el curso de Teología; reza por mí ya que va a ser muy duro, porque no soy suficientemente bueno en Filosofía'. La respuesta de ella en una carta con fecha 12 de noviembre estaba llena de estímulo, deseándole éxito en sus estudios de Teología, recordándole que confíe en la ayuda de Dios y nunca se desaliente.

Al principio del curso, José y su familia iban a pasar días de zozobra que estaban preocupados por el hermano Gino, quien pertenecía al Regimiento d Liverpool, y estaba combatiendo en la guerra Sudafricana. Su madre también estaban preocupada por el hermano menor de José, Luido, quien aunque era muy inteligente no se podía aplicar a los estudios. Más tarde, Guido sí tomó sus estudios seriamente y obtuvo varios títulos en el Campo de la Medicina.

El siglo veinte llegó con José pensando en los exámenes que se venían. Un( fue el 2 de abril de 1900 en Capráníca, y pensó que lo había hecho bien. Sir embargo, el examen más importante y más duro iba a venir en la Universidad Gregoriana. El temía desaprobar y en este caso él tuvo que rendirlo otra vez el siguiente noviembre.

Como todos los alumnos, José sufría ansiedad por los exámenes que se aproximaban y trataba de prepararse bien. El menciona esto en una carta con fecha de 13 de mayo de 1900, y otra carta, escrita e129 de junio, es muy interesante. Era el día de la festividad nacional de, Pedro y Pablo, conocidos en Malta como los 'La Luminaria', y él escribió: 'Son las 5:00 p.m.. en punto y me imagino que las carreras en Mdina estarán empezando; sin embargo, mi mente está preocupada con una "carrera" diferente. Estoy pensando también en las procesiones, y muchos otros recuerdos pasan por mi mente. Hasta hace poco tiempo, estaba lleno de confianza, pero desde que los exámenes en la Universidad empezaron, no estoy muy confiado en que pasaré, la razón es que muchos que se habían presentado y han desaprobado. Estas cosas no me desaniman. Si fallo en mi primer examen siento que fallaré en el segundo y los que siguen.

A pesar del temor que abrigaba, José salió bien. Antes de recibir los resultados, de acuerdo a una carta con fecha 7 de junio él esperaba tener éxito La publicación de los resultados confirmó sus esperanzas.

Las cartas escritas en julio de 1900 están ya libres de la ansiedad anterior después del primer año de Teología en la Universidad Gregoriana. Estamos en posesión de muchas cartas escritas refiriéndose a sus vacaciones de verano. Varias de ellas se refieren a su mala salud, otras se refieren a sus familiares cercanos, otras se dirigen al Rector, Mons. Coselli. Aquí no daremos detalles acerca de sus viajes y correspondencia durante el verano de 1900.

1901: Subdiaconado durante el segundo año de Teología

Después del verano de 1900, José regresó a Capránica a empezar el Segundo año de Teología, y como estos estudios en la Universidad Gregoriana ocupaban mucho tiempo, él encontraba difícil escribirle a su madre con frecuencia. También estaba preocupado por su salud. 

En una carta a su madre escribe: 'No te preocupes por mí, ruega a Nuestra Señora de Pompeya, y a la Patrona de los Estudiantes, Santa Inés. Le estoy rogando a ella que restablezca mi salud antes de su festividad, que cae el 21 de enero. Mientras tanto he ido donde un especialista que parece estar dándome un buen tratamiento. Creo que lo seguiré viendo'. El añade que su mala salud no interfería con su apetito, y le dijo a su madre que estaba, aumentando de peso.

En una carta previa, con fecha 6 de noviembre José De Piro había expresado su felicidad porque estaba progresando en otras maneras. Este era su tercer año en Roma, y el segundo de sus estudios teológicos, y durante el año él deseaba la Orden mayor de Diácono. El esperaba que esto sucediera durante la semana de la Cuaresma en 1901. Era necesario publicar las amonestaciones en Malta antes de la ordenación, para asegurarse que no hubieran impedimento. José confiaba en que su madre le recordase al Obispo estos asuntos.

En cartas de ese tiempo a miembros de su familia, José expresa su gozo, contando cuán feliz era, como estudiante en Capránica, al cumplir pequeños deberes confiados a él. Cuando el Rector lo escogió para ser 'sacristán', este fue su comentario: 'Mi trabajo principal es ver la luz del Sacramento Bendito. Hago esto durante la hora de recreo, y créanme, lo hago con el gozo más grande'.

Durante la Navidad de 1900, sus pensamientos estuvieron centrados en el Sub-diaconado, y él se dedicó a prepararse para el próximo examen antes de la ordenación. La siguiente es un cita de una carta con fecha 21 de diciembre de 1900: 'Antes de la ordenación tengo que pasar un examen fijado por el 'Vicariato'. Entonces rezan por mí, para que me prepare bien. Una cosa sigue a otra y me gusta pensar en lo que viene primero. Primero tengo un examen, luego el retiro, después la ordenación'. Por una carta a su madre desde Roma, con fecha 27 de diciembre de 1900; sabemos que el examen se tomaría al final de enero. De Piro nunca fue pretencioso en forma alguna, y otra vez expresa sus dudas en cuanto al resultado. El escribió esto a su madre: 'Ruega por mí, no me gustaría fallar en mi examen, - el cual me permitirá ser ordenado después'.

El 12 de enero de 1901, el Arzobispo Pedro Pace escribió una carta referente a José De Piro, delegando al Cardenal Respighi, Vicario de Roma, para conferir la ordenación, si De Piro aprobaba el examen fijado.

Del diario de José vemos que en febrero de 1901 él se preparó haciendo un retiro, y un amigo de la familia, el padre Vicente Sammut, escribió una carta en Latín desde Acireale felicitándolo por su próxima ordenación como S Subdiácono. También le llegaron los buenos deseos del Rvdo. Manuel Vassallo Director del "Hogar San José".

Después de pasar el examen requerido, José De Piro fue ordenado Subdiácono en Roma, el 14 de febrero de 1901 por Mons. Ceppetelli, en la capilla conocida como la 'Capilla de Filósofos' en San Apolinario.

Comentarios sobre cartas familiares

Es conveniente señalar que aunque José y su madre estaban siempre en contacto, y que debe haber existido correspondencia entre ellos indudablemente, no tenemos ninguna carta referida al tiempo en que fue Subdiácono. Estamos seguros que madre e hijo mantuvieron contacto y se alentaron mutuamente en sus dificultades y problemas. José estaba determinado a superar todo.~ los obstáculos para alcanzar su meta, el sacerdocio, y su confianza en Dios nunca le falló. José no se había recuperado de su mala salud, pero entre sus visitas a los especialistas, encontraba tiempo para estudiar. En cada ocasión, su madre insistía que él no debía descuidar su salud.

José tenía un gran sentido del deber, y estaba siempre preocupado por la posibilidad de fallar en sus exámenes. Pero, a pesar de sus recelos, sabemos que sus resultados fueron satisfactorios. El había deseado obtener varios títulos, pero estaba impedido por su delicada salud, lo que no le permitió pasar un período de diez años estudiando en la Universidad de Roma, como originalmente había planeado. El nunca aspiró a honores; en realidad, cuando se le animó a asistir a la Academia, él escogió dedicarse al trabajo pastoral. Sin embargo, su constitución delicada habría sufrido si él hubiera tratado de seguir estudios adicionales en la Academia.

Su madre estaba llena de confianza en él, y sentía que él podía ayudarla a resolver sus problemas y aliviar sus ansiedades. Ella abrigaba la esperanza que, al retornar a Malta, él se haría cargo de la administración de los bienes familiares. El vínculo de amor entre ellos creció mientras las cartas se hacían más frecuentes. Ella dependía de su consejo en muchas cosas, y cuando surgía algún problema concer­niente a sus hermanos, él les escribía a ellos recordándoles su deber filial hacia su madre.

José escribía íntimamente a su madre con respecto a asuntos que él no divulgaba a nadie más, y compartía con ella el progreso que adquiría en su vida espiritual. El le confiaba a ella sus temores, momentos de depresión, y problemas que podían preocuparlo, mencionando también sus sacrificios y esfuerzos para vivir más ferviente. Además, aunque él hablaba abiertamente de su profunda fe en la oración, nunca le mencionó sus planes para el futuro. Estas aspiraciones eran compartidas sólo con su Director Espiritual, y con amigos íntimos que eran sacerdotes, Natural­mente nadie lo desalentó, pero tampoco se le animo a perseguir sus ideales. Su madre sabia de su apego al Hogar de San José en Hamrun, pero José nunca quiso decirle que deseaba ira vivir allí a su regreso a Malta. Esto le hubiera causado tristeza a su madre, ya que ella deseaba que él estuviera siempre con ella. Sabiamente y con un gran sentido del amor, él nunca se refirió a estos deseos en sus cartas.

1901: Títulos en Teología

Habiendo sido ordenado Subdiácono, José siguió con el Segundo Año de sus estudios en Teología en la Universidad Gregoriana, y rindió exámenes para su título de Bachiller, lo cual está registrado en los archivos de la Universidad Gregoriana. El no estuvo muy satisfecho con los resultados - como se muestra en lo siguiente :

'Mi inteligencia no es nada especial. Hasta ahora he estado bien... Los resultados del examen fueron malos. En dos de los tres ensayos apenas logré pasar, entonces si pienso en lo poco que puedo lograr, y me doy cuenta cuan difíciles son los exámenes, debo admitir que mis posibilidades de lograr notas más altas son pocas'.

José pensaba que podría tener más éxito estudiando Derecho Canónico. Sin embargo él mismo afirmó que no trabajaría por otros grados académicos.

El concluyó el Segundo Año en Roma bien, y en el verano de 1901 regresó a Malta para sus vacaciones de verano. El 13 de octubre recibió una carta de Mons. Coselli, asegurándole que no había por que preocuparse, porque esa vez los rumores de una plaza en Roma eran frecuente, pero el Rector tranquilizó la mente de José diciéndole: 'Depende de ti solamente decidir si regresas al Colegio Universitario o no'

1901: Diácono durante el Tercer Año de Teología

En noviembre de 1901, José de Piro comenzó el Tercer Año de sus estudios de Teología en la Universidad Gregoriana. Pronto sería ordenado Diácono, lo que lo llevaría más cerca al sacerdocio. El Arzobispo Pedro Pace le dió a José los documentos necesarios para entregar al Cardenal Respighi, vicario de Roma, por lo cual el Cardenal fue delegado para ordenar a José De Piro, Diácono y Presbítero. El documento oficial dejó la Curia de Malta el 24 de setiembre de 1901 y se preserva en los archivos del Colegio Universitario de Capránica, Roma.

El Cardenal Respighi confirió a José De Piro la orden de Diácono el 21 de diciembre en la Basílica de San Juan de Letrán durante una ordenación general. El recibió muchos buenos deseos y felicitaciones, entre ellos una carta del director de la casa de San José, Rvdo. Vassallo: 'Le deseo trabajo abundante en el campo que el Todopoderoso le confíe'. Una de las cartas familiares fue enviada por la hermana mayor de José, Teresita, casada con el marqués Apap Bologna: 'Felicitaciones por este gran paso en el camino hacia tan alto ministerio' ... Tú eres el consuelo de mamá, y lo mismo para todos nosotros', luego, en un tono más suave, ella continuaba: 'No será... mucho tiempo antes que te hagas sacerdote, y cuando vayamos a la Bahía de San Pablo escucharemos dos misas en vez de una. (Ella quería decir que asistirían a la suya como a la del Rvdo. Santino.

José había dado bien sus exámenes; pero durante los meses que fue Diácono tuvo momentos de duda acerca de su futuro. El estaba preguntándose si debería trabajar en el Hogar de San José cuando retornara a Malta. Fue entonces que él definitivamente decidió abandonar cualquier pensamiento de estudiar en la Academia.

1902: Para siempre Sacerdote

A principios del año 1902, el Rvdo. José De Piro tenía muchas cosas en que pensar. Sólo había un paso más para ascender antes de alcanzar el ideal de su vida. El 5 de marzo dejó el Colegio Capránica y fue a Villa Cecchini con el grupo preparándose para la ordenación. Ellos fueron al retiro, la preparación inmediata para el importante paso que iban a dar.

La Ordenación tuvo lugar el 15 de marzo de 1902 en la Básilica de San Juan de Letrán, conferida por el Obispo Monseñor Ceppitelli, Viceregente de Roma. La primera Misa del padre José, después de la ordenación, fue dicha al día siguiente en la Capilla del Colegio Capránica, y el fue asistido por su primo, P. Ambrosio Agius.

Antes de la ordenación, su hermana Teresita había escrito una broma: '¿ No vendrás para la Pascua Florida? " Si vienes en verano hará demasiado calor para que nos visitemos esa ocasión" Esto era exactamente lo que José había planeado: él deseaba apresurarse ir a Malta después de la ordenación para dar a su señora madre, Señora Ursula, quien se sentía tan orgullosa de él, este gozo.

P. José llegó a Malta y celebró su primera misa solemne en la catedral de Mdina, e130 de marzo de 1902, Domingo de Pascua. En esa ocasión él fue asistido por Mons. Alfredo Mifsud y Mons. Francisco Bonnici. Esta visita a Malta tenía que ser corta, porque sus estudios eran aún parte de su vida.

Sabemos que, en contrario a las reglas de la Diócesis de Roma José. Fue ordenado antes de terminar el Tercer Año de Teología. Para que esto tuviera efecto, Mons. Pedro Pablo Pace, Obispo de Malta había escrito al Papa León XIII por una dispensa que fué acordada e131 de enero de 1902.

En los recordatorios distribuidos ocasión de su primera Misa, José expresaba más que gozo una plegaria, recordando a su padre Alejandro y a Berti quien murió poco después. Así es como él los recordó:

 

JOSEPH DE PIRO D' AMICO
Collegii Capranicensis Alumnus
In sede maxima melitensi
Rei divinae primitus operor
solemni die

 

CHRISTI DEI REVIVISCENTIS
A. MDDCCCCII
Oh utinam sacris de bis mysterüs
Gaudeat Pater Gaudeat Frater
Semper nostri memores
Ac propitio de caelo sient

 

( En el día de la solemnidad de la Resurrección de Cristo de entre los muertos, en el año 1902, Yo José De Piro D' Amico estudiante del Colegio Capránica, estoy celebrando Misa por primera vez, con el deseo que por los méritos de estos Misterios Divinos, mi padre y mi hermano puedan obtener alegría, con la esperanza que desde el cielo nos recuerden y nos ayuden ).

Rvdo. José regresó a Capránica y a la Universidad Gregoriana para continuar con sus estudios de Teología. Su plan era terminar el curso y retornar a Malta para comenzar el trabajo pastoral. Durante los últimos meses en la Universidad llegó a ser Prefectos y se le confío la responsabilidad de un grupo de estudiantes.

El problema de su dedicada salud lo había estado preocupando desde julio de 1900, pero ahora se convirtió en una preocupación mayor. No estamos seguros si él presentó a su examen al terminar el Tercer Año de Teología, por que fue durante sus últimos días en el Colegio de Capránica que la primera señal de T. B.C. , se hizo visible, el 10 de julio de 1902. Este fue un golpe para José quien sintió que todos los planes se frustraban. Con el corazón oprimido pronuncio su 'si' y se abandonó a la voluntad de Dios. El tiempo mostraba que su trabajo recién empezaba entonces y que habrían muchas pruebas que él iba a enfrentar. Sus estudios fueron detenidos abruptamente. Fue una gracia de Dios el que José hubiera sido ordenado antes del tiempo prescrito, porque si hubiera esperado que su ordenación tuviera lugar en el tiempo normal, no podemos imaginarnos que podría haber sucedido.

La declaración de que P. José De Piro había completado su cargo en el Colegio de Capránica fue hecha el 23 de julio de 1902. En los archivos del Colegio encontramos, junto con la declaración los siguientes comentarios: 'José De Piro por naturaleza está siempre dispuesto a perdonar. Es muy bueno y ha dejado en este Colegio un recuerdo tierno'.


 

 

Capitulo III
Probado con fuego

Un proyecto que falló

Retrocedamos al verano de 1898, cuando José De Piro había dejado Malta para empezar los cursos en Filosofía y Teología que conducían al sacerdocio. En la flor de su juventud y sin problemas serios que lo agobiaran, como todo joven de 20 años, él tenía sus sueños y planes para el futuro. Como él mismo declara, no era un intelectual brillante, pero su gran deseo de entregarse, en cuerpo y alma a sus estudios, junto con su gran voluntad, fueron tan fuertes como su inteligencia brillante ayudarlo a alcanzar su meta.

De acuerdo a una carta del 24 de agosto de 1898, cuando estaba esperándolo entrar al Colegio Capranicense, José había planeado estudiar por diez años. Lo siguiente escribió a su madre: "... si estoy vivo de cuerpo a mis cálculos, lo que puede no ser posible, es probable que celebre mi primera misa dentro de cuatro años. No creo que abarque más de dos años de Filosofía y después de dos años de Teología se me podría permitir decir mi primera misa. Ruega a Santo Tomás de Aquino que me conceda la gracia de una mente clara, y quizás un examen en Filosofía sería suficiente. He mencionado a Santo Tomás de Aquino por que León XIII en cada una de sus primeras encíclicas lo nombra como nuestro Patrón en una forma muy especial. El curso de Teología toma cuatro años; luego está el curso de Derecho Canónico que dura tres años. Sin mis cálculos están bien, tendré mucho que estudiar hasta que tenga 30 años..." José no se las arregló para cubrir ni la mitad de los estudios que había planeado; él se dió cuenta que sólo la buena voluntad no era suficiente. Dios le mostró que a causa de su delicada salud el no esperaría que estudiara tanto tiempo.

La buena salud es necesaria

José tuvo que soportar las pruebas de la enfermedad, y aunque el escribía frecuentemente, a su madre, evitaba decirle lo más que podía, acerca de su mala salud. Cuando lo emociona, era muy poco. La enfermedad le creó problemas, mientras él se preguntaba cuál era la voluntad de Dios, y que esperaba Dios de él. El se abstuvo de hablar acerca de su salud con su madre pero cuando ella, no estaba bien, él le decía claramente que era necesario que ella se cuidará... 'Siento saber que no te has sentido bien, y que no te has recuperado hasta ahora. Querida madre; cuídate mucho, y cuando necesitas descanso, no pienses en nada más y no sientas remordi­miento por tomar un tiempo libre. Si te enfermas toda la familia sufrirá, por eso, piensa en ti misma y considera esto como obligación...

El no estaba en Roma todavía un año cuando la enfermedad empezó a agobiarlo aún antes de empezar el curso de Teología. En una carta con fecha 5 de abril de 1899 él le mencionó a su madre que había visto al Doctor Petacci, quien estaba tratando su garganta. La inflamación le estaba causando dolor y algo de dificultad al hablar. El tratamiento del Doctor Petacci parecía beneficioso aunque algunas recetas no parecían estar de acuerdo para él. José no descuidaba su salud, y parece que consultó con otro médico, el Dr. Egidi, un especialista de garganta el mejor de Roma. El escribió a su madre diciéndole "He ido donde él cuatro veces. La segunda vez él cauterizó mi garganta con un hierro caliente, y creo que ese es el remedio radical. pongo mi esperanza en Dios para queme ayude a salir bien", la carta de su madre, con fecha 4 de junio, muestra que ella se preocupaba por su salud. Como el especialista repitió el tratamiento de cauterización, ella estaba bajo impresión de que el tratamiento sería prolongado. Pocos años después su estado de salud sería un obstáculo para él, no sólo físicamente sino aún más, moralmente.

Atacado por la TBC

Al terminar el primer año de teología, José sintió que necesitaba descanso antes de regresar a Malta para pasar unas cuantas semanas con su madre. El decidió tomar unas vacaciones, y en carta a su madre con fecha 23 de julio de 19001e dice: "... Estas vacaciones empezarán mal, es desafortunado..." En ese tiempo la corres­pondencia, se retrasaba, y las cartas no le llegaban a tiempo; esta demora le preocupó, por que estaba esperando fondos.

Cuando José se refirió a las vacaciones 'desafortunadas', él tenía un problema en su mente, que no quería decir a su madre. Al terminar su examen en la Universidad Gregoriana, José recibió un golpe cuando su doctor le dijo que estaba atacado por una serie enfermedad: él tenía los síntomas de tuberculosis en los pulmones. En su programa estaba incluida una visita a Suiza, porque el aire excepcionalmente bueno de montañas de ese país apresuraría la curación de la tuberculosis. S u hermano menor Juan Pío estaba en Suiza recibiendo tratamiento para la TBC también y José pasó algún tiempo con él, nunca mencionándole su propio estado precario de salud.

Un tiempo de gran ansiedad

De Suiza José viajó a Milán y Roma y se detuvo en Sicilia, en Acireale donde encontró a un viejo amigo de la familia, padre Vicente Sammut, un jesuita. No sabemos exactamente qué pasó entre ellos. por una carta escrita a José después de dejar Ariceale, el jesuita mostraba que él entendía cuan confuso y frustrado José se sentía de sus planes futuros. Su salud le estaba causando problemas y hasta dudas respecto a su vocación. Desalentado, se preguntaba: '¿Quién sabe si Dios, realmente, Me está pidiendo que me haga sacerdote?'

El padre Vicente Sammut escribió a José desde el colegio Agustin Pennisi en Sicilia el 10 de setiembre de 1900. Lo siguiente es parte de su carta: ... "Me dices que no has tomado una decisión todavía; pero ¿cómo puedes decidir tan pronto? Sé paciente.' La indecisión de José se debía a su enfermedad, y el padre Jesuita le dio un consejo práctico, diciendo: "Primeramente, ve donde un buen doctor, éste es el asunto más importante del cual el resto depende. Si vas a Roma, o si asistes al Colegio de Santo Domingo, o te unes a los sacerdotes en Hamrun - y otros asuntos - todo depende de que hagas la elección correcta, después de tomar el consejo del médico. Esto significa que tendrás que usar tu discernimiento de acuerdo a lo que el médico dice (los médicos usualmente son pesimistas) y pese a las razones en pro y en contra. El jesuita hizo lo posible para convencer a José que no debería considerar que los problemas parecieran peores de los realmente eran. 'Después de todo, querido José, tu imaginación parece estar escapándose contigo, y tú pareces excesivamente asustado, no creo que tengas razón para estar tan preocupado. Sé valiente y sigue tu instinto natural de ser feliz. Encuentra otras cosas en que pensar. El padre Sammut consideraba que la resignación ciega de José a la voluntad de Dios podría haber causado cierto sentido de frustración lo cual no le era beneficioso físicamente y tampoco lo conducía a un progreso en su vida espiritual. Tú me dijiste que estás preparado para aceptar cualquier sacrificio que el Dios Todopoderoso demande de tí. Eso es bueno. Por otro lado, tu apego a la voluntad de Dios no debe causarte pensamientos desalentadores. Confío en que entiendas lo que quiero decir. Tan pronto como tengas la opinión del doctor, hazme saber; quizás yo pueda ayudarte a ver las cosas con una luz más clara.

 

Valor, salud y estudio

Las pocas semanas que José De Piro había pasado en Malta con su madre durante el verano de 19001e habían hecho bien, y su salud también mejoró. El padre Sammut le había ayudado a decidir que regrese a Roma y reanude sus estudios. José había mantenido correspondencia también con el rector de Capránica, Mons. Coselli, quien le había escrito el 17 de setiembre de 1900, refiriéndose a su mala salud y diciéndole cuán feliz estaba de recibir buenas noticias acerca de su mejoría. Con respecto a este punto él dice: 'La salud es un precioso tesoro para todos; en una forma muy especial, es preciosa para que uno anhele el sacerdocio, a fin de que se pueda trabajar en el campo místico de la Iglesia. Sin duda tú debes seguir el tratamiento muy cuidadosamente, sin interrupción, para librarte del impedimento que te ha molestado recientemente. Si no te recuperas no puedes realmente aplicarte a los estudios que son tan necesarios. Confío en que la confianza que tienes en Nuestra Señora; te salve. Que Dios te ayude a encontrar alivio en este estado de inseguridad acerca de tu futuro. Recuerda que la inseguridad nunca es provechosa; por eso, confía en Nuestra Señora, nuestra Tierna Madre, seguro que ella intercederá por nosotros en nuestra debilidad; ella tiene gran poder con Dios. El Rector añadió: 'Ahora que tus viajes han terminado, descansa y empieza tu tratamiento otra vez'. José aplicó a sí mismo las mismas palabras que él había aconsejado a su madre en una carta previa.

José se cuenta entre aquellos que sufrieron desde su juventud, pero su voluntad siempre conformó con la de Dios, y nunca se quejó, aunque su corazón estaba frecuentemente oprimido por el dolor.

La tuberculosis parece segura

Habiéndose recuperado de su primera prueba, aparentemente José había recobrado la salud. Se aplicó a sus estudios y avanzó en el Segundo y Tercer año de Teología. La idea de ir a la Academia había sido abandonada y su deseo era dedicarse al trabajo apostólico en la Diócesis de Malta. El creía que esta era la voluntad de Dios, aunque en todas sus decisiones siempre estuvo dispuesto a cumplir con los deseos de sus padres Superiores.

Después de su examen, al final del tercer Año de Teología, José fue atacado otra vez por la misma enfermedad. Los síntomas mostraban que sus pulmones habían sido atacados en un forma más severa que la primera vez. Aunque ya era sacerdote ordenado, P. José sintió que sus planes se derrumbaban. Pero, en el fondo de su corazón, él estaba convencido que Dios lo había llamado al sacerdocio, y a pesar de su enfermedad, él estaba feliz de haber ascendido al altar. Sin embargo, sabía que un sacerdote no vale sólo para sí mismo, sino que debe tomar su ordenación como el primer paso para dedicar su vida entera y activamente a Dios. Estas son sus palabras: 'Por segunda vez vi que mis buenas intenciones se las lleva el viento. ¡Qué se haga la voluntad de Dios! ¡Que Dios vea mi buena voluntad de trabajar para El.

A Suiza por el tratamiento

Después que los doctores le declararon tuberculosis pulmonar, José abandonó toda aspiración por un título adicional en Teología o Derecho Canónico. El tuvo que dejar sus estudios ya que no le era posible cursar el Cuarto Año de Teología, que era regla general para todo sacerdote.

En julio de 1902, él fue a Malta a prepararse para viajar a Suiza, deseando que el aire saludable de las montañas le devolviera su salud. El vivió en Joseph Haus, Davos-Platz, Canton Ticino, un sanatorio en las montañas altas de esa región. Aunque Canton Ticino es un Cantón Italiano, Davos está muy cerca de los Cantones Alemanes, del pequeño estado de Liechtenstein y también de Austria donde el idioma hablado es el Alemán. José llegó al sanatorio e14 de agosto de 1902, y recibió el cuidado de las hermanas que eran conocidas por su dedicación a los paciente confiados a ellas.

La vida en Davos

Esta nueva vida de descanso fue una novedad para el padre José De Piro. El empezó a sentir el beneficio del aire puro de la montaña; el Dr. Sohnoller era el médico del hospital. Davos no era un centro comercial y muchos artículos esenciales tenían que ser comprados en otros lugares. A causa de su altura, Davos estaba parcialmente aislado, especialmente en invierno, cuando está rodeado de nieve. El padre José encontró difícil conseguir ropa de sacerdote , normalmente, trataba con una firma francesa llamada Bathomeuf en Clermond - Ferrand, donde se hacían sotanas de sacerdote; este pueblo no está lejos de la frontera Suiza.

Los meses pasaron; José mantenía correspondencia con su madre y hermanos, quienes estaban dispersados por Europa. Naturalmente, él mencionaba su salud - y lo siguiente es un extracto de una carta de su hermano menor Guido quien estaba estudiando Medicina en Lovaina, Bélgica: 'Me a-rada saber que estás mejor, y espero que no pase mucho tiempo para que me digas que estás completamente recuperado'. Siendo un estudiante de medicina. Luido estaba interesado en el tipo de tratamiento, entonces añade: 'Cuando me escribas la próxima vez, dime qué tratamiento es y que clase de dieta se adopta en ese establecimiento'.

Un año entero pasó y aunque el progreso era lento, hubo una mejoría constante en su salud. José no guardaba cama. Al terminar un año de tratamiento, en agosto de 1903, José fue a Lizers, un pequeño centro en el Cantón Grisons. Desde allí escribió a un amigo que era paciente de Davos, el padre Edouard Beerch, quien respondía en Francés. Su amigo sacerdote le informa que las hermanas mantendrían su habitación en Davos, con tal que no estuviera lejos demasiado tiempo. Un mes era el límite. En Lizers él se quedó como invitado del Padre Vicario de la iglesia de San Juan. En ese tiempo José se estaba sintiendo nostálgico y añoraba Malta, y, particularmente, sentía la separación de su madre.

Devoción y Proyectos

En setiembre de 1903, José regresó al sanatorio para los últimos meses de tratamiento. Mientras estuvo en Davos aprendió el idioma alemán que necesitaba para ayudarse al lado de otros que no hablaban otro idioma. En ocasiones también oró en alemán; de hecho, él escribió el 'Ave María 'en una tarjeta para poder usarla cuando se presentará la ocasión. El tenía una devoción sincera por la Bendita Virgen María, y de cuerdo a sus propias palabras él sentía que después de Dios, él le debía su recuperación a su intercesión.

Mientras su salud mejoraba gradualmente él notó que los planes hechos en el pasado cobraban vida otra vez, y escribió: "Durante mi tratamiento yo permanecí sujeto a los ideales del pasado. Rodeado por los Alpes cubiertos de nieve, y lejos de donde yo deseaba que mis ideales se realizarán, no pude hacer nada sino rezar. Y créanme, recé y recé..."

Completa recuperación después de 18 meses

Poco a poco, el año 1903 estaba llegando a su final. El hermano de José, Guido, le escribió desde Lovaina e129 de diciembre expresándole sus deseos:

'Te deseo un año de felicidad y buena salud y que puedas retornar pronto a Malta. Felicitaciones por tu recuperación completa. Agradecemos a Nuestra Señora de Pompeya, que ha escuchado nuestras plegarias. Y ahora, si deseas escuchar un buen consejo, anota lo que te digo: "Cuando dejes Davos olvídate de los microbios que te han torturado durante los años pasados. Asóciate con las personas, trabaja y distráete; no lleves una vida solitaria, porque la soledad es un enemigo maligno. Debes saber que en la enfermedad es importante mantener el ánimo en alto..."

En el pasado, había sido José quien le había dado consejos a Guido y le había ayudado a formalizarse. ¡Ahora era Guido quien, con amor fraternal y su conoci­miento adquirido, ofrecía su precioso consejo!.

No había duda que Guido estaba repitiendo, más o menos, las palabras del padre Vicente Sammut.

Guido trató de tranquilizar la mente de José respecto a su salud:

'Los médicos hoy no son pesimistas con respecto a la tuberculosis; ellos calculan que el 50% de los casos que se presentan se recupera completamente sin ningún tratamiento; en el otro 50%, 40% se recupero con el tratamiento dado en sanatorios. Más de la mitad del 10% restante recupera su salud si reciben un buen tratamiento. Entonces tú ves, la tuberculosis no es tan espantosa como solíamos imaginarnos.

José debía regresar a Malta en enero de 1904, pero parece que tuvo que posponer su visita hasta marzo. Este retraso fue doloroso para su madre, quien lo estaba esperando cada día ¡Ella sentía que todas las dificultades y problemas serían resueltos por José! Ella confiaba en él más que en sus otros hijos. Esta vez, su hermana María le escribió:

'Parece que después de una pequeña buena noticia uno tiene que recibir otra que no es tan buena. Estábamos esperando tenerte con nosotros en unos días, y ahora escribes "no antes de marzo". ¡Paciencia!. Lo principal es que estés bien. Mamá está impaciente por ti, y cada vez que recibe noticias que vienes, ella se siente llena de gozo, y dice: "José hará esto. Haré tal cosa cuando José venga. Y otras cosas". Encontrarás mucho que hacer cuando regreses.

En realidad José estaba completamente curado. Pero María, su hermana, que ,tenía sólo treinta años cuando escribió esta carta, moriría pronto, por un infección después de dar a luz.

De acuerdo al padre Manuel Vasallo, Director del Hogar San José, Hamrun, José estaba bien y había subido de peso. E130 de enero de 1904 él escribió: 'Estaba seguro que el buen aire de Suiza te curaría, pero¡ nunca pensé que te verías tan diferente! Ví tu foto, y no pude reconocerte'. Durante esos meses los pensamientos de José se volvían con frecuencia al Hogar de San José en Hamrun...

Un consejo del médico antes de viajar

Desde Suiza, José pudo mantener correspondencia frecuente con sus herma­nos mientras tenía tiempo libre, sin estudiar. Una de las Últimas cartas en llegarle antes de dejar Davos fue la de su hermano Carmelo, quien en ese tiempo era médico en el hospital Sur Occidental en Stockwell en Inglaterra. Carmelo estuvo de acuerdo con la idea del regreso de José a Malta, y le aconsejó ir en primavera, pero estaba con dudas respecto al calor del verano. El escribió: 'Creo que estás haciendo lo correcto al regresar a Malta en la primavera, ahora que te estas sintiendo bien. Pero te aconsejaría que dejes Malta en julio, cuando la temperatura se hace insoportablemente alta. No hay duda que tal calor no te hará ningún bien, más bien te debilitará. Si quieres un cambio, podrías ir a un pequeño lugar en los Pirineos, que es tan bueno como Suiza, con un clima benigno. Sería beneficioso para tí. Aunque te has recuperado completamente, todavía puedes tener una pequeña irritación o laringitis, pero no dejes que esto te preocupe y no pienses en ello.

Febrero de 1904: Camino a Malta

José salió de Davos e113 de febrero de 1904 y antes de dejar el país quiso dar gracias a Dios por su recuperación. El visitó el Santuario Benedictino, el más importante en Suiza, dedicado a la Bendita Virgen, llamado 'La Ermita', en Einsiedeln. Desde el Santuario él escribió a su madre:

'Esta mañana celebré Misa en este altar por tus intenciones y las mías, por todos nosotros. Salgo hoy para Milán a la 1:25 de la tarde'. Luego añadía: 'Guarda esta tarjeta por mí. En el camino él pudo haberse detenido en Florencia y Roma para visitar a familiares. Finalmente llegó a Malta el 2 de marzo de 1904, y encontró a su madre y familia esperándolo ansiosamente.

Cuando aún estaba convaleciente, se decidió que debería ir al pueblo de Qrendi donde la familia poseía una casa. Fue en ese pueblo donde empezó su apostolado sacerdotal. Este fue un tiempo de descanso para él; sin embargo no se relajó indebidamente, porque estaba convencido que Dios le proveería con trabajo y salud suficiente para hacerlo por El. Frecuentemente repetía con el Salmista: 'A menos que el Señor construya la casa, la labor del que la construyó es vaná ... también creía en el dicho: 'Dios ayuda a los que se ayudan a sí mismos'.
 

Capitulo IV

Hacia el nacimiento de la Sociedad

1904 - 1907: En la Parroquia de Qrendi

José De Piro pasó tres años en la Parroquia de Qrendi, cumpliendo los deberes de un sacerdote, y dejó muy buena impresión en los feligreses quienes deseaban que él permaneciera con ellos. Sus ideales estaban presentes con él; pero ¿Cómo lo llevaría Dios a realizarlos? Esta era la pregunta que él se hacía frecuentemente en la oración.

El padre José era bien parecido, de buena contextura y alegre. El disfrutaba una broma y se reía cordialmente. Aunque cargado de trabajo - especialmente años después - siempre estuvo dispuesto a escuchar a cualquiera que se le acercara. El era tranquilo, caminaba con un paraguas; generalmente, usaba una sotana negra, y las personas notaban que su cabeza estaba ligeramente inclinada hacia adelante. No tenía rasgos de orgullo en su conducta. En Qrendi, el padre José disfrutaba caminando por los campos y conversando con los campesinos. En una ocasión, un agricultor, cuando lo vio aparecer pidió a su hijo que le trajera una silla. El padre José dijo con una sonrisa: 'Ahora dígame, Francisco, ¿no tiene suficientes piedras en el campo para que me siente?' Más tarde, el hijo de este agricultor entró en la Sociedad como hermano lego y se convirtió en un Coadjutor útil.

La gente de Qrendi pronto notó que el padre José no era conversador. Ellos le saludaban y él devolvía el saludo, y si le hablaban él respondía amablemente; pero era reservado. El se levantaba muy temprano, y caminaba ala parroquia para celebrar la Misa de las 6:00 a.m. en punto. Estaba allí más temprano, listo para escuchar las confesiones de los hombres en la sacristía. También oía las confesiones de mujeres, y frecuentemente permanecía en el confesionario después de celebrar la Misa. Los domingos se levantaba más temprano para las confesiones, y con frecuencia servía a otros sacerdote, cuando los acólitos estaban ausentes.

En su trabajo pastoral el padre José sabía llevar la palabra de Dios a la gente. El hablaba con sencillez, con una voz clara y firme, que facilitaba la comprensión de todos. La gente conocía al padre José como hombre de oración. Después de la Misa diaria, él tenía el hábito de caminar al valle, con el Rosario en su mano; muchas otras veces, lo veían rezando ante el sacramento Sagrado.

Durante estas horas de oración en la iglesia y en la campiña, la chispa del celo misionero encendida por Dios en el corazón de P. José De Piro, creció en brillo y fuerza. El se dirigió a San Pablo, quien había traído la fe a nuestras islas Durante estas horas de oración en la iglesia y en la campiña, la chispa del celo misionero encendida por Dios en el corazón del padre José De Piro, creció en brillo y fuerza. El se dirigió a San Pablo, quien había traído la fea nuestras islas pidiéndole que interceda para que él pudiera ver claramente y seguir la voluntad de Dios respecto a la fundación misionera.

Durante los tres años pasados en Qrendi él entró en el espíritu y vida de la Lente del pueblo. El organizó sus días festivos, e hizo arreglos para que una banda venga en esas ocasiones. Todos los que habían ayudado y tomado parte en las preparaciones para la 'fiesta' eran invitados por el P. José a su casa, donde él daba una modesta recepción con refrescos. El terminó con la costumbre primitiva de que las mujeres del pueblo trajeran a sus infantes a la iglesia y les dieran de lactar allí. P. José organizó un encuentro de los sacerdotes jóvenes de las parroquias de Hal Safi, Mqabba, Zurrieq, Qrendi y Kirkop, en la iglesia de San Juan el evangelizador en Hal Millieri, con un sacerdote de otra parroquia que daba conferencias. Desafortunadamente, antes que sus planes pudieran realizarse el  padre José tuvo que dejar Qrendi, el pueblo dedicado a la Asunción de Nuestra Bendita Señora, donde él tuvo su primera experiencia de actividad apostólica de 1904 a l907.

Fue en 1907 que se le confió el apostolado entre los huérfanos necesitados del Orfelinato que el buen hermano franciscano, Diegu Bonnano, había fundado en Hamrun. La gente de Qrendi estaba acongojada al verlos dejar y se unieron a su amorosa despedida con expresiones de pesar por su partida. El los consoló con las siguientes palabras: 'Este llamamiento es señal que Dios quiere que yo esté con los huérfanos, para que los ayude y esté al servicio de ellos. El padre José nunca había pensado quedarse en Qrendi, aunque su dedicación por la gente era grande, porque si lo hacía no hubiera logrado el ideal que siempre estuvo presente en su corazón.

El pueblo de Qrendi nunca olvidó al padre José. El, frecuentemente, regresaba con la intención de tener un descanso, pero apenas los aldeanos oían que él había llegado acudían a confesarse con él. Con frecuencia, en vez de un descanso necesitado, él estaba escuchando confesiones por nueve o diez horas.

1905: El comparte sus ideas con otros sacerdotes

A comienzos de 1905, José sintió que era tiempo de hacer algo más concreto respecto al ideal que llevaba en su mente, y e19 de enero salió de Qrendi por unos días para ir a San Calcedonio, en Floriana, para sus ejercicios espirituales. El había mantenido correspondencia con el padre Manuel Vassallo Director del Hogar de San José en Hamrun, pero nunca había expresado abiertamente sus sentimientos y deseos de vivir allí. Parece, sin embargo, que el padre Manuel estaba al tanto del deseo de su amigo. Fue durante este retiro en Floriana que el padre Ferrara S.J., con quien había hablado, le aconsejó que ya era tiempo de hablar abiertamente con el padre Manuel Vassallo. El 16 de enero de 1905, un domingo, al terminar el retiro el padre José se reunió con el padre Manuel en Valletta. Por primera vez; le dijo cuáles eran sus deseos y de acuerdo a las notas que tenemos, parece que De Piro habló de su deseo de vivir en el Hogar de San José, y también de su idea de fundar una Congregación bajo la protección de San Pablo. En esa ocasión, ocurrió un incidente que hasta en cierto grado, confirmó la idea del padre José. Mientras hablaban, un mendigo se les acercó y al pedirles limosna dijo: '¡Que San Pablo este con Uds.!' Este no era un saludo usual, y viniendo de un mendigo, dejó gran impresión en el padre José.

El padre José supuso, por la actitud del padre Manuel, que él estaba de acuerdo con su plan, pero pocos días después, cuando se encontraron otra vez en la Catedral en la fiesta de la Conversión de San Pablo, el padre José quedó pasmado al no escuchar ni una palabra del padre Manuel acerca de su proyecto. El decidió, sin embargo, que no sería él quién trajera a discusión el asunto otra vez. Sin embargo, el padre Ferrara era de una opinión diferente, y trató de persuadir al padre José que se acercara al padre Manuel por el asunto que tenía en el fondo.

Padre José no deseaba hacer una exposición escrita

Estaba claro que el padre Manuel no quería discutir el proyecto de fundar una Sociedad Misionera. En la fiesta del Naufragio de San Pablo, el padre José nuevamente encontró al padre Manuel Vassallo, y el padre Jorge Bugeja estuvo presente también. Durante la procesión el padre Jorge estuvo a la mano derecha del padre José, pero había silencio absoluto. Pero De Piro era un hombre que no se rendía fácilmente, y decidió que el día siguiente iría al Seminario Diocesano a hablar con el padre Manuel otra vez. Un día se encontraron en el camino a Valletta, y caminaron juntos; pero cuando el padre José empezó, el padre Manuel le cortó diciéndole que envíe su proyecto en un documento. El padre José notó indiferencia, y él no estaba convencido que fuese necesario poner el plan en un papel. Por esta razón, él escribió al padre Manuel el 16 de febrero, explicándole cuán difícil le era escribir. Nuevamente, e121 de febrero, escribió pidiendo al padre Manuel que ore con él, ya que ese día se estaba conmemorando la Agonía de Nuestro Señor. La carta nunca fue enviada, pero al día siguiente el padre José fue a Valletta y habló con el padre Manuel personalmente y solicitó oraciones; añadiendo que no buscaría su consejo más. De Piro estaba sufriendo en silencio, y durante la semana él meditó largamente en el evangelio de la Sexagésima, especialmente en ese pensamiento: 'Un buen pensamiento es como una semilla que el Redentor siembra en nuestra alma'.

Siguieron días de oración, y e128 de febrero de 1905, De Piro, en su casa de Qrendi, escribió su proyecto con la intención de enviarlo al padre Manuel Vassallo. Pero se sintió impulsado a retenerlo. Por un lado, él parecía estar planeando un proyecto en la oscuridad, sin saber a donde conducirían sus planes; por otro lado, él temía que el plan escrito pudiera caer en las manos de alguien que podría usarlo en forma equivocada.

Un proyecto confiado al Señor

El 9 de marzo, el padre José tuvo una conversación muy sincera con el padre Ferrara quien le aconsejó hacer lo que el padre Manuel había sugerido; pero, antes de enviarle su plan escrito él quiso colocarlo en el altar mientras celebraba su misa, confiando así el futuro a la entera voluntad de Dios. El padre José hizo un gran esfuerzo, y por tercera vez trató de escribir al padre Manuel Vassallo. Era el 14 de marzo, un viernes, cuando usualmente el rezaba el Oficio Divino en honor de San Pablo. El sentía que su proyecto estaba claramente explicado en el papel como deseaba; pero algo dentro de sí mismo aún le impedía comunicar una declaración escrita.

Otros tres meses transcurrieron en absoluto silencio. Fue e129 de junio, fiesta de San Pedro y San Pablo, que el padre José y el padre Manuel se encontraron otra vez en la Catedral de Mdina. el padre Manuel se acercó al padre José diciéndole que por el 8 de julio terminaría de corregir los exámenes en el Seminario donde enseñaba, y entonces tendría algún tiempo para reflexionar en el proyecto de De Piro. Aunque estas palabras no parecían alentadoras, 'peor es nada' meditó De Piro.

Durante las primeras semanas de julio el padre José trató en vano de encontrar al padre Manuel, y recién el 31 de ese mes fue finalmente que se reunieron en la casa del padre Manuel. Otra vez, él presionó a De Piro para que escribiera su proyecto, y le propuso una reunión con el padre Juan Bautista Zarb, un sacerdote de Floriana, para que escuchara lo que tenía que decir. De Piro encontró difícil tomar una decisión allí y no dió respuesta. El, que había escrito tantas cartas y notas privadas, encontraba casi imposible entregar al padre Manuel Vassallo sus planes escritos. Era el 7 de agosto de 1905, y el plan ya había sido redactado casi cuatro meses antes. El plan tenía un concepto central: ' UNA SOCIEDAD MISIONERA'. El padre Manuel prometió su ayuda, y el padre José aceptó oir el consejo que le iba a dar al padre Juan Bautista Zarb. El padre Manuel también le aconsejó aproximarse a Mons. Francisco Bonnici, fundador del Hogar de San José. Mons. Bonnici, junto con Mons. Manuel Debono, habían pensado por algún tiempo la idea de crear una sociedad similar, pero no habían tenido éxito. Le pareció útil a De Piro escuchar algo acerca de los problemas prácticos que tendría que enfrentar.

Ningún estímulo

Nadie le dijo al padre José que no era capaz de realizar su proyecto, pero por otro lado, nadie lo alentó tampoco. El fue donde Mons. Francisco Bonnici y lo siguiente está anotado en su diario:

'Visité al sacerdote Bonnici y le dijo todo. El señaló que el sacerdote Maltés es muy apegado a su tierra, y si recuerdo bien, él dijo que mi idea era 'imposible', a menos que lo sobrenatural interviniera. El me describió el trabajo duro que había emprendido con la esperanza de que un proyecto similar se realizará pero no tuvo éxito. Al final dijo: "Quizás yo no sea la persona escogida por la Divina Providen­cia.... Conserva tu idea, quizás Dios te haga conocer a alguien... "

Cuatro años habían pasado desde que el padre Gualandi en Roma le había dicho a José que no hiciera nada respecto a su idea, porque 'si son Flores florecerán'. Y ahora Mons. Bonnici había repetido lo mismo cuando lo animó a orar pero no hacer nada, añadiendo: 'si son Rosas florecerán', queriendo decir que si su proyecto era como una rosa, florecería en su tiempo. Pero nada pudo convencer al padre José que su proyecto era 'imposible'.

Sueños y proyectos

Cuando en 1905 José De Piro estaba ardientemente orando a Dios para que lo iluminara respecto a la obra que él tanto deseaba conseguir, él estaba aún tratando de dar forma a sus pensamientos y el proyecto escrito presentado al padre Manuel, padre J. B. Zarb y Mons. Bonnici no contenía ningún detalle definido. Sólo un propósito era supremo en la mente del padre José: la anhelada Sociedad tenía que ser 'Misionera' en su extensión. Cómo se lograría, esto dependería de las circunstancias, El estaba seguro que el ideal misionero no se alcanzaría sin una congregación. Sin embargo, durante esos años de sueños y proyectos, él no sabía cual era la voluntad de Dios: ¿Deberían ser los miembros de la Sociedad Misionera sacerdotes diocesanos, o sacerdotes con votos religiosos? Su primera idea fue tener sacerdotes con votos religiosos: 'Si con la ayuda de Dios y la ayuda de nuestra Bendita Señora tengo éxito en fundar un Instituto Regular, es necesario que sea perfecto. El sentía que la sociedad no debería ser como otras ordenes de Religiosos que habían existido en Malta por siglos. Aunque la isla estaba llena de órdenes religiosas, el padre José nunca se convenció de que allí no había necesidad de otro Instituto Religioso - como se le decía repetidamente. Cuando De Piro mencionaba 'un Instituto, reconocida por la Iglesia, sería una gran ayuda para los miembros y para el cumplimiento de la Misión. Los lazos fundamentales que ayudaban a todos los Institutos religiosos a alcanzar sus metas eran los votos de castidad, pobreza y obediencia. José añadió otras palabras que no carecen haber estado muy claras en su mente aún: 'Este Instituto encontrará formas y medios de detener el Clero Diocesano adherido'. Sólo la oración y el tiempo mostrarían si estas ideas eran factibles o no. En 1905 la idea de un instituto religioso con votos uniendo a sus miembros aún no estaba muy clara en la mente del padre José. Sin embargo. Estaba tan convencido de la importancia del ideal 'misionero' que el primer término que él usó como nombre de la sociedad fue 'Sociedad Misionera'.

P. José De Piro se mantuvo cerca del padre Manuel Vassallo, porque él deseaba que el Hogar de San José pudiera ser cuna de su Sociedad. Su proyecto era trabajar entre los malteses que estaban lejos de su tierra nativa, así como con aquellos que estaban en barcos de guerra y barcos mercantes. San Pablo, el Apóstol de los Gentiles y un gran misionero de la primera era cristiano, no debía ser sólo un Protector, sino también dar su nombre a la Sociedad.

Referente a los votos, De Piro escribió: 'Por el presente, no habrá votos o promesas; debemos estar dispuestos a cumplirla voluntad de Dios con la generosidad más grande. Las palabras que nos conducirán adelante son éstas: "Sequar Te quocumque ieris". El padre José había adoptado este lema para si mismo. Este era su ideal de santidad: 'Señor, te seguiré donde quieras que vayas', estas palabras de un discípulo, tomadas del Evangelio, donde muestran su buena disposición para seguir a Cristo. Jesús le muestra que es una tarea difícil, aunque no lo desalienta: 'Los zorros tienen sus guaridas, los pájaros del cielo tienen nidos. pero, el Hijo del Hombre no tiene donde descansar la cabeza.

José siempre obedeció a sus superiores; en ellos él veía a Cristo, y aceptaba voluntariamente sus exigencias. Aún cuando estaba cargado de más trabajo del que podía realizar. Nunca rechazó a nadie al que necesitará de su ayuda y colaboración, este fue un rasgo característico desde su temprana juventud. Aún antes que pudiera fundar su Sociedad, él deseaba que sus miembros 'sigan a Cristo, donde quiera El los llamara.

1906: Buscando conocer la voluntad de Dios

El padre José fue golpeado por contrariedades inesperadas. El 24 de diciembre de 1905, Mons. Bonnici murió. Este fue un golpe para el padre José quien sintió que había perdido a la persona que entendía sus dificultades compartía sus profundas aspiraciones. El año 1906 lo pasó en oración sin un rayo de luz. No recibió ningún estímulo para que pudiera dar pasos adicionales. El sabía muy bien que cuando Dios exige colaboración de un ser humano, El siempre provee los medios y la gracia para que se cumpla su voluntad. Y este era el problema de José: '¿Era la voluntad de Dios que el fundara esta Sociedad Misionera?'

El 18 de noviembre de 1906, el padre José estaba en Roma, en la festividad litúrgica de la Dedicación de la Basílica de los Santos Pedro y Pablo, y celebró Misa en la Cripta de la tumba de San Pedro. Con devoción y confianza, imploró a los grandes Apóstoles que lo ayudaron a reconocer claramente la voluntad de Dios, para discernir todo lo que el Padre quería que hiciera.

Mons. Debono y Mons. Bugeja: Un paso adelante

Aunque el padre Manuel Vassallo no alentó al padre José en su ideal, no le puso trabas y le siguió aconsejando que se comunique con tal y tal.... el padre José continuó cerca del padre Manuel, debido a su apego al Hogar de San José. A su regreso de Roma, el padre José encontró al padre Manuel listo para discutir el asunto de la Sociedad Misionera. Mons.Manuel Debono había sucedido al Mons. Francisco Bonnici en el campo de las Misiones, y él deseaba que los sacerdotes dedicados a este trabajo sean más unidos. El padre Manuel le habló a Mons. Debono, quien invitó al padre José para intercambiar ideas. Naturalmente el padre José De Piro no dejó pasar tal oportunidad después que había orado tan fervientemente para conocer la voluntad de Dios.

El 26 de noviembre de 1906, cuando De Piro se reunió con Mons. Debono por primera vez, este último manifestó su deseo que los sacerdotes misioneros vivieran una vida en comunidad. El ideal misionero de De Piro iba más allá y lo expresó abiertamente. Mons. Debono le pidió que colaborara con él como primer paso. En esta particular obra misionera, los sacerdotes se dedicaban a la predicación y el apostolado, sin ningún otro interés excepto el bienestar espiritual de la gente. también hacían un esfuerzo para atraer a los decaídos a los sacramentos nuevamente. P. José le gustó la idea, pero no podía ver como ayudaría porque su voz estaba débil aún, y ello era un impedimento para predicar por un período largo. Está dificultad lo movió a tratar de encontrar otra solución a los problemas de su proyecto. Un rayo de esperanza le llegó cuando, a fin del año, él comunicó su proyecto al padre Jorge Bugeja, un compañero del padre Manuel Vassallo en la conducción del Hogar de San José. El 11 de diciembre le habló también.

1907: Esperanza, en un año de duelo

La reunión con el padre Jorge Bugeja fue fructífera, porque él aceptó ser un compañero, porque el trabajo del padre José y juntos acordaron buscar otros sacerdotes que quisieran unírseles. En enero de 1907, el padre José fue solicitado para ser Prefecto de los jóvenes durante su retiro a San Calcedonio en Floriana. En esa ocasión, el padre Jorge Bugeja le dijo que había tratado de persuadir a un sacerdote para que se les uniera, pero había fracasado. Después del retiro, el padre José visitó al Mons. Debono para saber si algún nuevo paso adelante se había dado, si algún otro sacerdote había aceptado unírseles. Desafortunadamente, todo estaba en alto. Mientras pasaba el tiempo, la confianza del padre José en el padre Jorge aumentó . Ellos discutían las cosas y oraban juntos largamente.

El 5 de febrero de 1907, el padre José reveló su proyecto al padre Scio, quien lo animó y mencionó a algunos sacerdotes que posiblemente se les unirían. Estos eran: El padre Pablo Galea, el padre Galea Naudi, el padre Busietta, el padre Teodoro Bonnici y el padre Alfonso Agius.

P. José sentía que Dios lo estaba guiando por medio de estos sucesos y se reunió con el padre Jorge Bugeja el 19 de febrero en el Hogar de San José, donde discutieron el asunto largamente. Habían dos sacerdotes que parecían dispuestos a asociarse: P. Pablo Galea y P. Roberto Caruana Gatto. De Piro y Bugeja acordaron hacerles conocer el proyecto de una 'comunidad', pero no mencionarles todavía el asunto de los 'votos'. También acordaron no hablar a otros acerca del proyecto por ese tiempo. Aún otras pruebas iban a afligir al padre José, porque mientras su salud estaba mejorando durante los últimos meses de su estadía en Qrendi, su hermana María, casada con el Dr. Alfredo Stilon, enfermó seriamente después de dar a luz. Todos esperaban que un descanso le ayudaría a recuperarse pero no sirvió de nada. Sabemos por una carta familiar, escrita por Ursula a todos sus hijos, que José asistió a su hermana, y el resto de la familia estuvo con ella hasta el fin. José le dio la última absolución, y con una resignación edificante ella oró hasta el fin, muriendo pacíficamente en los brazos de su hermano e12 de marzo de 1907. El 10 del mismo mes, Mons. Manuel Debono, Director de las Misiones, murió inesperadamente. ¡ Dios prueba a los que él ama !.

1908: Un Seminarista, Juan Mamo, ofrece una mano servicial

Estas muertes fueron un gran golpe para De Piro, y él sufrió verdadero dolor por la pérdida de dos personas tan cercanas a el en formas diferentes. 1907 terminó y las esperanzas de enlazar a los sacerdotes Diocesanos se desvanecierón. Sólo el padre Jorge Bugeja había puesto su confianza en De Piro.

El 8 de agosto de 1908, él llegó a conocer a un seminarista, que se estaba aproximando a su ordenación. Se arregló un encuentro entre De Piro, el padre Jorge Bugeja y Juan Mamo, el seminarista, en el Hogar de San José e125 de setiembre. El resultado no fue concluyente, pero prometieron mantenerse en contacto. Parece que el seminarista tenía alguna idea de establecer un Instituto, y De Piro y Bugeja lo sugirieron hacerlo en el Oratorio de San Felipe en Vittoriosa. Más tarde, Mamo aceptó la propuesta: el aún tenía algún tiempo disponible antes de empezar su último año de Teología en él Seminario Diocesano. Poco después, él le comunicó entusiasmadamente a De Piro la noticia que el Párroco de Vittoriosa estaba de acuerdo con su propuesta y con la enseñanza de Catecismo en el Instituto.

Aunque Mamo y De Piro colaboraron mutuamente, sus métodos no eran los mismos. Ellos estaban pensando establecer instituciones diferentes y Mamo se consideraba ya un fundador. El ideal de De Piro existía sólo en su mente y corazón, y todavía no había llegado a la etapa donde tendría que pensar en los problemas implicados en abrir 'Hogares' o en calcular el costo diario de vida para los miembros que se asociaran. Mamo también tenía su ideal, uno sagrado también, pero él se concentraba en un lugar donde pudiera reunir niños, y en el sitio donde pudiera construir una 'Casa' para su trabajo. Hasta 1908, De Piro no había dicho nada acerca de donde la primera casa de su Sociedad podría estar situada. El 2 de octubre de 1908, Mamo escribió a De Piro diciéndole:

'Espero que para Dios el tiempo haya llegado para la realización del trabajo planeado hace tanto tiempo por gente buena y culta. Durante mis ejercicios espirituales, hablé con el padre Portelli, nuestro Director, y le pedí que orará por mí, porque yo estaba solicitando a Dios una gracia especial. El se interesó y quería saber que era. Le mencioné de ti, y muy sencillamente le hice conocer nuestra idea. El pareció muy feliz con ello, y espontáneamente me dijo que conocía a alguien que nos daría el terreno y también construiría el lugar para nosotros'. Mamo, ahora, parecía algo desanimado acerca del oratorio de San Felipe, y presionó a De Piro a que no se retrase... 'Te ruego no te demores y pierdas esta oportunidad; si no tenemos éxito en adquirir el de San Felipe, tomaremos otro lugar - y dos lugares será aún mejor.'

El Arzobispo Pace le da esperanza de ayuda

Pero De Piro nunca se apresuró. El sabía que aunque su proyecto había estad tanto tiempo madurando en su mente, era mucho mejor tener los pies en el suelo sólido antes de aproximarse al Arzobispo el padre Juan Mamo, ahora un Diácono pensaba lo contrario. El solicitó al Arzobispo pedir su aprobación. El imaginaba que el proyecto sería fácil de realizar. Mamo no fue personalmente, sino envió su petición a través del padre Antón Vella, su profesor en el Seminario, creyendo que la solicitu( si era presentada por el Ministro de mayor edad, tenía mejor oportunidad de obtener aprobación. Mamo mencionó el establecimiento de una congregación.

En otra carta a De Piro él mencionó a dos clérigos que parecían interesados e unirse a la Congregación; uno estaba en el Quinto Año de escuela Secundaria, el otro en el Tercer Año de Filosofía. Mamo dijo que tenía mucho que decirle, y que era necesario que se reunieran. De Piro advirtió a Mamo que no actuara sin reflexionar, por un tiempo De Piro lo detuvo.

Mamo discutía los asuntos con De Piro antes de actuar, pero el vinculo acuerdo entre ellos no fue duradero. El espíritu de independencia de Mamo y s excesivo entusiasmo, fácilmente crearon una mala opinión hacia él.

E129 de setiembre de 1908, De Piro habló por primera vez con el Arzobispo Pace acerca de su proyecto, pidiendo humilde su bendición. El Arzobispo replicó qu no sólo impartiría su bendición, sino también prometió su ayuda. Mencionó que había recibido una carta referida a un proyecto similar, añadiendo que le enviaría una carta, De Piro la recibió el 3 de octubre en el Orfelinato Fray Diego, donde el mismo Arzobispo lo había instalado, la carta había sido escrita algún tiempo antes, el 30 d mayo de 1908, y había sido enviada por el padre Henry, Superior General para lo misioneros Foráneos'. En Mill Hill, Londres. Había sido dirigida a un cierto padre Inocencio, quien la pasó al Arzobispo. Trataba de una propuesta previa del mismo Arzobispo, y el padre Henry había tomado notas sobre ciertas ideas que la Diócesis d Malta podría preparar el camino para Misioneros que serían enviados a tierra extranjeras. La idea era que los muchachos fueron educados en un colegio universitario, con vista a prepararlos para una vida misionera. El escribió: 'El colegio universitario debe ser establecido por el Arzobispo y la elección del Rector y lo profesores también debe ser su responsabilidad. Pienso que la dirección debe se confiada a los malteses'.

Esta sugerencia impresionó a De Piro; él también dedujo que el Superior General no estaba de acuerdo con empezar con un edificio grande, por eso añadió: 'So de la opinión que los principios deben ser humildes y pobres. La grandeza está en el ideal y no en lo externo'.

Cuando el Arzobispo Pace pasó la carta a De Piro, fue natural para él pensar que le solicitaría desarrollar el proyecto. En sí mismo el proyecto no contenía idea de una congregación religiosa con votos, sino que sería un Instituto Diocesano y nada más. Sin embargo, el Arzobispo era de la opinión que el tiempo no era propicio aún para tal obra.

Los siguientes son los comentarios personales De Piro acerca de la reunión: 'Le propuse al Arzobispo un Colegio Universitario de este tipo y su respuesta fue que el tiempo no era propicio porque los Padres Salesiano habían empezado algo con los mismos lineamientos'. En realidad, durante 1903 - 1908 los Salesianos habían construido un gran local en Sliema, el Hogar de San Patricio y el Oratorio de San Alfonso. Pero su fin no era misionero. Humildemente De Piro recibió el deseo del Arzobispo, pero le hizo saber que su proyecto aún estaba vivo en su mente. De Piro anotó: 'Cuando pregunté al Arzobispo si yo debía mantener mi ideal, él respondió: "No sólo lo mantengas, sino que puedes buscar sacerdotes que estén preparados para unirse a ti"

Hacía el final de 1908, el Diácono Mamo dijo a De Piro que el Profesor Barbara era de la misma opinión, y cuando se reunieron durante un retiro, el Profesor Barbara lo confirmó. Aunque unos meses después, las circunstancias inducirían a Barbara a cambiar de opinión, De Piro, quien tenía fe en él, le afirmó que se planeaba una vida en comunidad. Barbara estaba de acuerdo en teoría, pero como su padre confiaba en que él viviera con ellos no pudo unírseles. Aunque él prometió ayudarles en sus esfuerzos. De Piro ya había sufrido tantas prueba con respecto a su Sociedad, la cual no había nacido todavía, que se contrarió pero no se perturbó.

Planificando el principio

De Piro, Bugeja y Mamo se reunieron en la Bahía de San Pablo e129 de julio en un esfuerzo para discernir y seguir la voluntad de Dios, más tangiblemente. Ellos decidieron informar al Arzobispo más tarde, y concluyeron que era necesario arrendar terrenos donde pudieran enseñar catecismo a los niños.

De Piro estaba preparando tranquilamente para obtener la aprobación y fundar la Sociedad. Hasta entonces, no tenía miembros pero, el 1ro. de agosto de 1909 él redactó un proyecto aproximado respecto a las 'promesas' que harían aquellos que estuvieran con él en el futuro. El siguiente es el texto:

'En el Nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén. Yo prometo ante Dios, la Bendita Virgen María en el cielo, y San Pablo el Apóstol, unirme a la pequeña Sociedad de San Pablo tan pronto como la autorización de la Santa Sede sea concedida.

El propósito de la Sociedad era el de entrenar Misioneros donde fuesen necesarios.

'La Sociedad se basa en el libro de los ejercicios Espirituales de San Ignacio y toma del mismo las Reglas y Constituciones'.

La Fontaine: Un visitante providencial

Cuando De Piro escribió esta 'Promesas' él sintió que había sembrado una semilla que crecería y rendiría fruto. Ahora, después de muchas pruebas, Dios le dio una señal tangible que El aprobaba su proyecto, cuando conoció al Visitante Apostólico Mons. Pedro La Fontaine. Este Prelado mostró que estaba preparado para darle toda la ayuda posible, a diferencia de muchos otros que habían hablado sólo de dificultades. Aún cuando más tarde, La Fontaine fue nombrado Obispo de Cassano, luego Secretario de la Congregación de Ritos Sagrados, y finalmente Cardenal y Patriarca de Venecia, nunca dejó de ayudar a De Piro.

Durante su visita a Malta como delegado Apostólico, el 2 de noviembre de 1909 él fue al Orfelinato Fray Diego donde De Piro era Director. Ellos tuvieron una larga conversación y De Piro depositó su confianza en él, relatándole sus planes. A La Fontaine le gustó mucho el proyecto, y sugirió que De Piro presentara un recurso al Papa. Ese mismo día De Piro pasó toda la información al Padre Jorge Bugeja, y juntos acordaron trabajar en la sugerencia de La Fontaine, como un primer paso concreto.

Recursos al Papa Pío X

En el diario de De Piro, tenemos la nota con fecha 3 de noviembre de 1909, que él escribió; y, preciso como siempre era, conservó una copia.

'Santo Padre:

"Nosotros, los abajo firmantes, a sus pies muy humildemente solicitamos permiso para poner en marcha una Sociedad Religiosa con el propósito de entrenar misioneros que particularmente y sobre todo, irían a los emigrantes malteses en tierras extranjeras."

Ambos, De Piro y el padre Jorge Bugeja afirmaron la petición e13 de noviembre de 1909 y e18 también fue firmada por el padre Juan Mamo, entonces aún diácono. El 11 de noviembre, De Piro, entregó su recurso a La Fontaine, habiendo obtenido la aprobación del Obispo Diocesano de Malta quien, en un lado añadió: 'Commendo pro Gratia.'

Poco imaginó De Piro entonces las dificultades que surgirían a causa de los términos de esta petición. 'A los emigrantes malteses en tierras extranjeras' crearía dudas en cuanto a cuán sinceramente la Sociedad iba a ser misionera en su propósito. ¿Había explicado claramente De Piro lo que realmente pretendía, con esas palabras?

Dos meses pasaron desde que él envió el recurso. 1910 empezó, y se esperaba ansiosamente una respuesta.

Enero de 1910: Bendición del Papa Pío X

Está muy claro que el fundador original de esta obra fue el padre José De Piro, aunque otros nombre aparecen en los primeros documentos oficiales. La Fontaine mantuvo contacto con De Piro, y la respuesta deseada vino del pequeño pueblo de Cassano el 27 de enero de 1910. La carta contenía la bendición del Papa y lo siguiente:

Mi estimado P. José

"Informé al Papa de tu proyecto y presenté tu recurso. El se alegró con tu idea, y me honró confiándome al informarte que con mucho agrado te da a ti y tus amigos su Bendición Apostólica."

Creo que la obra puede ser planificada en los mismos términos que Mons. Cicco - lo usó con los emigrantes italianos. Sería muy bueno si te comunicaras con el Padre Vella, un Jesuita, que pasó un largo tiempo con los malteses en Grecia, y él podría darte buen consejo.

Ruega a Dios por mi, y consíderame como tu sincero y leal servidor.

Pedro, Obispo de Cassano, Vicario Apostólico

 

Una vez más, De Piro había enfermado; esta vez era fiebre tifoidea. La carta que lo hizo tan feliz lo encontró en cama, y la fiebre lo dejó débil. En febrero de 1910, De Piro, Bugeja y Mamo acordaron concluir las preparaciones finales antes de empezar su obra. El 21 de febrero De Piro agradeció a La Fontaine por su carta y le informó acerca de sus acciones, añadiendo: 'Esperemos que no pase mucho tiempo antes de empezar nuestra obra, y probamos dignos de la bendición del Papa. Debido a esa bendición, nos sentimos desde ya completamente responsables'. Esta carta, y muchas escritas más tarde, muestran la confianza que De Piro depositó en la Fontaine.

La pequeña casa de San Pablo en Mdina

Ninguna correspondencia importante sobrevino entre febrero y junio de 1910, pero el trabajo nunca se detuvo, y De Piro, Bugeja y Mamo estaban buscando su primera casa. Mamo ya había sido ordenado sacerdote.

Se encontró una pequeña casa en la calle San Roque N° 5, Mdina, no lejos de la residencia de la madre de De Piro, y se le rentó de Mons. Alfredo Mifsud. Hoy es parte del Convento de las Hermanas de Santa Dorotea.

El 6 de junio de 1910, De Piro y sus compañeros presentaron una petición al Arzobispo Pace para conseguir permiso y abrir la casa en Mdina. El contenido de la carta era similar al recurso enviado al Papa, pero se añadieron dos peticiones: (a) el deseo de abrir la casa como residencia para los miembros; (b) el nombre sería 'La Pequeña Casa de San Pablo'.

El Arzobispo concedió su aprobación ese mismo día, y les pidió ver al Estatuto bajo el cual la casa iba a ser conducida.

El 12 de junio el mismo Arzobispo Pace fue a bendecir las premisas y declarar la casa 'abierta'. El escrito de bienvenida de De Piro contenía lo siguiente:

 

Su Ilustrísima,

Experimentamos hoy un gran consuelo, y por otro lado nos sentimos emba­razados al pedir a su Ilustrísima que bendiga y declare 'abierta' esta muy modesta residencia, preparada para los miembros de la Sociedad Religiosa. Su tarea específica es preparar y entrenar misioneros que irán al exterior particularmente entre emigrantes malteses... En esta ocasión feliz, recordamos a muchos entusiastas del Clero de Malta, y aquí quisiera mencionar a Mons. Francisco Bonnici y Mons Manuel Debono, quienes antes que nosotros, acogieron la idea de una Sociedad similar; por otro tanto, estarán dispuestos a ayudarnos desde el cielo... Sentimo. :rta renuncia en presentar a su Ilustrísima principio tan pobre y humilde, pero e misterio de Belén nos llena de valor, lo que indudablemente consuela a su Ilustrísima.

Confiados por lo tanto en la ayuda de Dios, la Bendita Virgen María en el -lo, y la protección de nuestro Padre San Pablo, solicitamos a su Ilustrísima a bendecir  y declarar 'abierta' la Pequeña Casa de San Pablo .

(firmado)

 Sac. José De Piro

 Sac. Jorge Bugeja

Sac. Juan Mamo

 

De Piro y sus dos ayudantes continuaron con el trabajo de hacer la casa habitable para aquellos llamados por Dios para vivir allí. De Piro no olvidó a su gran benefactor, La Fontaine, y e127 de junio le escribió para felicitarlo, por que habiendo terminado su tiempo de servicio en el pequeño pueblo de Cassano lonio, fue nombrado Secretario de la Congregación de Ritos Sagrados. De Piro estuvo encan­tado de saberlo, conociendo que la obra confiada a él motivaría la presencia de La Fontaine en Roma, donde sería de gran ayuda para la naciente Sociedad. De Piro, en su carta da a su benefactor noticias de sus pasos más recientes:

“... Nuestra residencia hasta ahora sobrepasa a la cueva de Belén en su amenidad. El próximo miércoles, 27 de junio, víspera de la fiesta de nuestro Padre San Pablo y fiesta de su Santo Patrón, como también el de Mons. Pace, nuestra pequeña residencia estará dando la bienvenida aun estudiante y a un catequista... "

Mucho después, el padre Juan Vella comentó que no había ceremonia cuando se unió a la Sociedad, lo cual es cierto. Por otro lado, la casa había sido bendecida por el Arzobispo, y esta fue una ceremonia litúrgica. Vella comenta sobre la localidad de la casa, situada muy cerca a la Catedral. Desde el 30 de junio, De Piro tuvo dos jóvenes miembros viviendo allí, y su vida tomó otra dirección. El dejó la casa de su madre, con todas las comodidades que podía disfrutar en ella y prefirio vivir en su modesta casa, deprovista de lujos. Habló a los dos jóvenes acerca de t pobreza, y deseaba transmitirles la idea que la pobreza debía 'vivirse' y no sólo verse como un ideal abstracto. Los dos jóvenes miembros venían de hogares humilde y modestos, y el padre José sentía que tenía que elevar la pobreza a la práctica de una virtud. La primera vez que los llevó ala cocina, él dijo: 'Con dos chelines y seis peliques hemos montado una cocina'. En resumen, en este primer hogar no había lujo Cuando De Piro fue a vivir allí como un hombre pobre, los dos jóvenes vieron en c1 un modelo para su estilo de vida.

El discurso entregado por Mons. De Piro en la ocasión de la bendición de la primera casa de la Sociedad.

Las primeras dos vocaciones mencionadas por De Piro en sus cartas fueron Juan Vella, quien estudiaría para el Sacerdocio, y José Caruana. Ambos habían sido notificaciones que podrían venir e130 de junio de 1910. Este era un día especial para De Piro, por ser el aniversario litúrgico del martirio del Apóstol Pablo, Patrón de la modesta casa donde nació la Sociedad.

Se predice sufrimiento

Los comienzos de la Sociedad de San Pablo fueron humildes y pobres, pero el ideal era echar raíces profundas. De Piro era entonces un humilde sacerdote y no tenía ambición por una posición más alta o la gloria. La Sociedad había sufrido antes de nacer, y el padre José antes, estaba convencido que el sufrimiento acompañaría a su crecimiento. Sobre todo, él sabía que con la ayuda de Dios saldría adelante con pasos impávidos por el sendero que le guiaba.

Después de haber trabajado junto con él, el padre Jorge B ugeja y el padre Juan Mamo dejaron solo a De Piro. Bugeja quería vivir con los huérfanos en el Hogar San José en Hamrun, y Mamo estaba acosado por muchos problemas y ansiedades cuando emprendió la construcción de la Casa de San Luis en la Parroquia de Tarxien. De Piro, después, admitió que nunca había imaginado que tendría que enfrentar tantas dificultades y que no había esperado tantas pruebas al fomentar una vocación , y ayudarla a madurar con perseverancia hasta el final.

Mientras el tiempo pasaba, De Piro se dio cuenta cuan proféticas habían sido las palabras del Obispo La Fontaine. Eñ la carta que había escrito el día que empezó la Sociedad, él dijo: '...Las noticias de la obra misionera están recién empezando y la bendición del Arzobispo me llenó de alegría. Dios lo bendecirá a Ud. aún más porque comparo el comienzo de su obra con su venida al mundo. Belén está lleno de encanto. Es posible que la modesta Casa de San Pablo, en su humildad, no crezca. Quién sabe - quizás podría ser el vuelo a Egipto... o hasta el Calvario... Pero en esas circunstancias la mano de Dios es obvia, y la Fe rendirá su fruto. Siga mirando adelante, mi padre José; continúe prudente y sabiamente, pero siempre adelante. Fue verdaderamente providencial que tuviéramos la ocasión de intercambiar ideas acerca de su proyecto'.

Los comienzos de la Sociedad fuerón realmente 'Escondidos' y muchos años pasarían antes de hacerse conocida. Mucho después el nombre de la Sociedad aparecería con aquellos de otras Congregaciones y sus direcciones en la Isla. La Sociedad de San Pablo nació en silencio, pobreza y sufrimiento.


 

 

Capitulo V

Una Sociedad Misionera

Vacaciones necesarias para asegurar la vida de la Sociedad

Una vida misionera era todavía una idea remota para aquellos que habían escogido unirse a la pequeña Sociedad de San Pablo, pero De Piro deseaba que esté ideal fuera el más elevado en las mentes de los miembros.

El 26 de marzo de 1911, él escribió a La Fontaine, ofreciéndole condolencias por la muerte de su madre, y añadió: '....Espero que le haga feliz saber que esta mañana yo y los jóvenes miembros que forman nuestra Sociedad para Misioneros, ofrecimos nuestras plegarias por el descanso de la madre amada de su Excelencia. Celebré Misa en nuestra Capilla y los jóvenes miembros ofrecierón su comunión'.

Antes de considerar el trabajo real en las Misiones, De Piro quería edificar la Sociedad y fortalecerla. Necesita vocaciones para preservarlas, y desde 1910 empezó a trabajar para que nosotros se unieran a los dos que habían entrado. El 15 de agosto pudo escribir a La Fontaine:'.... Además de los jóvenes que tengo en nuestra pequeña morada, seis más han solicitado unirse en octubre, cuando empeza­rán estudios...'

Desde entonces, por muchos años De Piro siempre confió en que encontraría corazones generosos que lo ayudaran en su obra de Dios. Sus pensamientos giraron hacia los Jesuitas con la esperanza que ello aceptarían a sus jóvenes miembros y los educarían en su Colegio Universitario en Birkirkara. A De Piro le dio gran alegría cuando se le extendió este favor y escribió a La Fontaine: '... Ellos van a empezar sus estudios en el Colegio San Luis Gonzaga con los Padre Jesuitas, quienes son muy generosos conmigo al aceptarlos sin cobrar...' Pocos años después, e12 de octubre de 1919, el Rector Padre Leanza, escribió a De Piro: '... Estoy feliz de ofrecer este pequeño servicio al Instituto que Ud. tan generosamente fundó, y aceptaré con gusto tres más de sus estudiantes...'

Poseemos muchos resultados y observaciones enviadas a De Piro desde San Luis Gonzaga respecto al estudiante Juan Vella, el primer miembro de la Sociedad.

De Piro estaba muy agradecido hacia otra orden, que ayudó a la Sociedad bastante:, El Monasterio Agustino de San Marcos en Rabat. Mientras el tiempo pasaba; los padres aceptaban estudiantes de la Pequeña Sociedad de San Pablo para Filosofía y Teología. De ellos también tenemos buenos informes enviados por el Decano de estudios a De Piro.

De Piro creía que los estudios académicos no eran suficientes para los jóvenes miembros; destrezas prácticas también eran necesarias, no sólo para los futuros hermanos, sino también para los clérigos. Para este propósito; llamó a expertos que les enseñaran un oficio, y también aprendieron como moldear estatuas. Lo que era más útil aún, aprendieron a hacer compotas, conservas y vino y se hicieron expertos en servicios domésticos.

Medios Financieros

Financieramente, la Sociedad dependía enteramente de De Piro. Durante los primeros años no hubo fondos disponibles, pero todos vivían con fe profunda en la Divina Providencia que nunca los dejó. El padre Manuel Vassallo escribió a su amigo en Roma, el padre Arcángel Bruni, el 23 de noviembre de 1916: '... esta Sociedad que está recién empezando, no tiene recursos; es De Piro quien mantiene, comprometiéndose a cubrir todos los gastos..'.

De Piro nunca se preocupó acerca del dinero, y cuando aceptaba nuevos candidatos en la Sociedad les solicitaba si podían ayudar con sus gastos iniciales. El método de De Piro era resolver los asuntos importantes primero, luego los problemas que pudieran surgir después. Cuando Juan Vella se unió a la Sociedad, De Piro escribió a su madre, que vivía en Bormla, pidiéndole si podía contribuir en alguna forma con su mantenimiento. Ella respondió: '... A Ud. le gustaría saber si puedo ayudar a Juanito ruego que me disculpe por lo que voy a decir. Puedo dar alguna ayuda, aunque sé que no es un pago... Puedo ayudar ofreciendo cinco chelines al mes. Por favor, en su respuesta hágame saber cuánto tiempo tendré que pagar esto ...'

De Piro estaba dispuesto a dar todo lo que tenía a la Sociedad, y su madre siempre estuvo a su lado cuando enfrentaba problemas financieros. Sin embargo, De Piro estaba ansioso en asegurar medios para el futuro de la Sociedad.

En ese tiempo, el Marqués Vicente Bugeja había dejado una herencia a sus herederos de 100,000 libras esterlinas sujetas a ciertas condiciones. Si las condicio­nes no se cumplían, el dinero tendría que ir a las 'buenas obras' públicas y el balance sería dado a la Congregación para la Propagación de la Fe.

De Piro ignoraba cómo se estaba usando esta suma sobresaliente, y le escribió a su Protector, La Fontaine, exponiendo el caso y pidiéndole consejo:

'... Siento que debo ser audaz al pedir el consejo de su Excelencia en este asunto. Deseo preguntarle si debo recurrir a la administración de la Congregación para la Propagación de la Fe, preguntando si ese legado - parte de él - podría ser transferido a la 'pequeña Casa de San Pablo'. Indudablemente en esta etapa inicial, sería de gran ayuda...'

La Fontaine comunicó la solicitud al Arzobispo Pedro Pace, quien a su vez pidió a De Piro que le proveyera la información necesaria para el Prefecto Cardenal de la Sagrada Congregación.

Pero en la cláusula que Bugeja estableció no había posibilidad de que parte del legado fuera; 'sobrante' el caso fue cerrado y ni se hizo mención de él otra vez.

¿Había entendido La Fontaine la motivación misionera de De Piro?

Durante la Visita Apostólica de La Fontaine a Malta, él y De Piro habían discutido la obra misionera planeada para el futuro; aún así parece que el visitante no había entendido completamente la idea que los misioneros de De Piro también fueran enviados a tierras extranjeras donde no hubieran emigrantes malteses. Esa vez, en el curso de sus conversaciones, no se había hecho un plan definido acerca de 'misioneros' en el sentido estricto del término, definiendo dónde serían enviados los futuros misioneros.

Cuando La Fontaine escribió acerca la Sociedad Misionera e130 de junio de 1910 él mencionó cuanto beneficio se iba a derivar de esta Sociedad, añadiendo: 'Los emigrantes malteses dignos, que viven lejos de su tierra nativa van a recibir una gran ayuda.' Pero lo que De Piro tenía en mente era mucho más que eso, él estaba pensando en una verdadera obra misionera en tierras extranjeras, como se prueba por el hecho que la había tratado de obtener ayuda financiera de la herencia de Bugeja a través de la Sagrada Congregación para la Propagación de la Fe. Un año después, el 26 de mayo de 1911, él habló acerca de su deseo que los miembros de la Sociedad fueran preparados parar Misiones Extranjeras. Citamos de la carta que La Fontaine en junio de 1911, cuando ya era Obispo Titular de Caristo y Secretario de la Sagrada Congregación de Ritos, escribió a Mons. Bressan:

 

Honorable Reverendo Monseñor,

Tengo el honor de presentar al Reverendo Padre José De Piro, nacido en una santa Congregación de Sacerdotes y catequistas cuyo objetivo es dedicarse a enseñar en la colonias considerables de malteses que están en Corfú y Trípoli.

El desea obtener una bendición autografiada del Papa para su obra que es verdaderamente digna de elogio. Fue el Papa mismo quien después de mi Visita Apostólica alentó esta obra a través mío.

Le solicitó obtener esto para De Piro, porque lo merece.

Le envío saludos. Su siempre leal servidor,

Pedro La Fontaine

Una copia de esta carta fue enviada a De Piro por La Fontaine mismo; no hay la más ligera mención que la Sociedad era misionera.

Monseñor Bressan estaba cerca al Papa y tenía su oficina en el Vaticano; por eso en dos días el Papa le dio la bendición autografiada requerida. El siguiente es el texto:

A nuestro querido hijo, Padre José De Piro, y a los Sacerdotes y catequistas cuyo objeto es la enseñanza espiritual de los fieles en las colonias de malteses en Corfú Trípoli. Sinceramente los felicitamos y damos nuestra Bendición Apostólica.

PAPA PIO X

11 De junio de 1911

 

La equivocación es obvia. El Papa no había sido informado que no se había ,emprendido el apostolado todavía con inmigrantes malteses, y el Santo Padre n -estaba enterado que faltaban años para que la Sociedad tuviera sus misioneros. Aún

así la ' Bendición' se conserva como un documento precioso - el autógrafo de un Sant

Canonizado impartiendo una bendición espiritual a una Sociedad naciente.

Evadiendo honores mundanos

En su juventud José De Piro se había prometido que no buscaría honores en alta posición y cuando a la edad de 24 años había sido alentado a estudiar en 1 Academia en Roma, él hizo lo que pudo para evitar la posibilidad de una carrera futura. Sus anotaciones personales de 1901 revelan sus sentimientos:

'Solamente hombres de eminente linaje van a la Academia tan jóvenes. Y ;cría pretencioso al buscar favores que me harían elegible para tan alta posición Jesús prefiere a aquellos que desean permanecer escondidos. Cuando El me escogí para ser uno de sus ministros, El me encontró entre pecadores. Aún más entonce: ;i El espera algo de mí debe encontrarme entre sus escogidos, Para que esto suceda lo debo ir y hacerme notorio en la Academia'.

Estas fueron resoluciones hechas en la juventud de José, y él prometió a Dios lo cambiar de opinión cuando llegara a ser sacerdote. El sabía que como sacerdote hijo de una familia noble, él sería estimado, pero quería ganar esta estima por un vida virtuosa. No quería que su 'ego' se inflara; la estima que la gente pudiera sentir hacía él podría provocar esta posibilidad peligrosa. Cuando era joven él habia escrito: 'Cuando pienso en mis pecados me doy cuenta que merezco una buena paliza; cómo podría ser prelado y ocupar posiciones diplomáticas'? Habré obtenido más que o que merezco si alcanzo el Sacerdocio'.

Como sacerdote el padre José De Piro empezó a ganar la estima de la gente lo a causa de su nacimiento, sino porque siempre estaba listo a ayudar a quien necesitara su asistencia. En las Escrituras la Virgen Bendita expresa estas palabra Dios se fija en los humildes y ensalza a los inferiores. Después ello se aclaró paj [osé, quien había rechazado honores mundanos y estaba convencido que no debí buscar ningún cargo dignatario en la Iglesia, y notó cuan difícil era permanecer eescondido.

De Piro quería infundir estos principios y aspiraciones en los corazones mentes de los miembros de la Sociedad poniendo como ejemplo a él mismo. El Arzobispo Pace en 1907, ya había nombrado al P. José De Piro Director del Clero Diocesano para el Instituto San Francisco de Asís. Sin duda que este era un honor, pero sobre todos P. José presumió que ello lo capacitaba para rendir un servicio.

La madre de José desea ver a su hijo Monseñor

Todas las madres desean que sus hijos alcancen éxito en la vida; leemos en el Evangelio como la madre de Santiago y Juan le pidió a Jesús que se dignara dar a sus hijos ministerios importantes en su Reino. La madre de José acariciaba la misma ambición para su hijo. En octubre de 1910, ella se acercó al P. Miguel Angel Pace, capellán del Arzobispo, y pidió sus servicios para que José pudiera ser nombrado Canónigo de la Catedral de Malta. Esa vez, José tenía escasamente 33 años de edad; y sólo unos pocos años habían pasado desde que él se había dedicado al servicio sacerdotal. El padre Miguel Angel conocía demasiado bien cuán celoso y ejemplar era el P. José De Piro, y cortésmente le prometió a la 'Señora Ursulá ; hacer lo que pudiera para ayudarla a realizar su deseo.

El Capellán del Arzobispo mantuvo su promesa. Esa vez, el Decano de la Catedral, Mons. Vicente Vassallo, quien tenía 73 años de edad, había estado enfermo por meses. El Capellán pensó que era inoportuno aconsejar al Arzobispo hizo la propuesta al Decano a que solicite un Coadjutor en la persona del P. José De Piro.

De Piro no estaba enterado de estos planes cuando el Arzobispo hizo la propuesta al Decano e16 de noviembre de 1910. El nombramiento sería una elección importante, porque el Decano estaba sujeto sólo al Archidiácono.

De Piro rehusa la elección

E17 de noviembre el P. Miguel Angel Pace dio la noticia a De Piro, y fue el primero en felicitarlo añadiendo que esta nueva asignación era estrictamente con­fidencial, ya que el nombramiento no era un oficial. Mientras tanto De Piro descubrió que su madre había estado detrás del 'complot', y franca y humildemente le dijo que no aceptaba: 'Madre, tú sabes que siempre te he obedecido, pero te ruego no hablar al Arzobispo de mí pidiéndole que me conceda estas altas dignidades de la Iglesia. Deseo permanecer como sacerdote sin honores; para mí, el sacerdocio es el honor más alto. Si tú deseas que yo sea Monseñor en la Catedral, lo siento no puedo obedecerte'.

El 11 de noviembre De Piro escribió al P. Miguel Angel lo siguiente: 'Le ruego trasmitir mi gratitud al Arzobispo por querer promoverme a estos altos honores. Por favor, hágame el favor de informar al Arzobispo que los honores ofrecidos no son convenientes para mi debido al trabajo que he empezado, y no tengo que mencionar otra razón. Es imposible para mí el aceptarlo.

De Piro como Monseñor de la Catedral Metropolitana

A pesar de la reserva implicada, el plan ya se había desarrollado en una forma más concreta, El Decano de la Catedral sorprendió a De Piro con una visita en enero de 1911, y De Piro fue informado que todo había sido definitivamente concluido. La única formalidad requerida fue la aprobación del Gobernador de Malta, Sir Leslie Rundle. Este último paso ya se había dado en privado, y aunque la carta oficial no había sido escrita, De Piro sabía que el Gobernador había aprobado su nombramiento.

De Piro hace esfuerzos para rehusar

De  Piro era firme en las resoluciones hechas diez años antes. Cortésmente agradeció al Decano Monseñor por haber pensado en él, pero su conciencia le impedía aceptar este nombramiento, I;1 explicó en detalle al Arzobispo añadiendo que se sentía indignado y no capacitado para emprender los deberes del cargo que se le ofrecía. De Piro temía el precedente que pudiera estar creando para los miembros de su Sociedad. Escasos seis meses habían pasado la apertura de la Pequeña Casa de San Pablo para Misioneros en el extranjero. El le explicó al Arzobispo que no deseaba que sus hijos espirituales aspiraban a honores mundanos. S i él aceptaba ser Decano de la Catedral, ¿cómo tendría el valor de presentarse a sus jóvenes miembros y persuadirlos a evadir honores mundanos?

De Piro confiaba en el Arzobispo, pero en su espiritualidad auténtica el sabía que la obediencia a sus superiores era más importante que la práctica de la humildad. El aún deseaba evadir la asignación y escribió a su Arzobispo: 'Confío en que su Ilustrísima vea las razones por las que no puedo aceptar. No deseo ser presionado en este asunto. Sin embargo, dejo la responsabilidad a su conciencia...' Así él hizo el último esfuerzo para rehusar, pero se puso en las manos de su Arzobispo, dispuesto a obedecer sus órdenes.

Dos días después, el 19 de enero de 1911, el Arzobispo respondió en la misma carta que De Piro había escrito:

'Querido P. José Ud. nunca ha buscado posiciones u honores; por lo tanto acepte de las manos de Dios este llamamiento como un acto de obediencia hacía mí. Dios verá el resto. Si Dios empezó la Santa Obra de nuestros misioneros, El mismo verá su progreso y la perfeccionará.

Cuente conmigo siempre, P. José

De Ud.

Pedro, Arzobispo.

 

Esa vez, la madre de De Piro sintió una compleja culpabilidad acerca de ello, y le dijo al Arzobispo que su hijo no estaba listo para aceptar la dignidad de Monseñor. Pero el Arzobispo fue firme en su decisión, sabiendo que el P. José era el más apropiado para la posición que ocuparía.

P. José De Piro aceptó los deseos de Arzobispo, sabiendo que estos manifes­taban la voluntad de Dios, y esperó que concluyeran las formalidades necesarias. El Gobernador, Sir Leslie Rundle, informó oficialmente que debido a la edad y mala salud del Decano, Mons. Vicente Vassallo, era necesario que tuviese un Coadjutor. También añadió que, el Gobernador estaba presentando a José De Piro como Coadjutor con derecho de sucesión. La solicitud al Arzobispo siguió. El mismo día Mons. Vassallo fue informado de la aprobación de De Piro y la 'autorización' concedida. Mons. Vassallo recibió la información de la oficina del Abogado de la Corona, Dr. V. Frendo Azzopardi.

Antes de la promulgación del decreto desde Roma, Mons. Pablo Gauci le informó que había sido aceptado por la Congregación Consistorial como Coadjutor para Decano.

Por decreto del Papa Pío X. El P. José De Piro iba a disfrutar, por derecho, de cualquier cosa referida al cargo del Decano para representarlo y cumplir sus deberes.

Desde entonces, en contra de su deseo interior, De Piro fue llamado Monseñor José De Piro.

Esperanza en su Sociedad - íntimo sufrimiento

El primer aniversario de la Sociedad coincidió con el nuevo nombramiento de De Piro y la Bendición autografiada del Santo Padre. La Sociedad no estaba recibiendo ninguna publicidad, excepto una pocas cartas deseando al fundador una feliz fiesta el 19 de marzo. Una venía del estudiante Juanito Vella, llamándolo. 'Padre, muy amado en Jesucristo, lleno de bondad y amor... otra, firmada por cuatro jóvenes aspirantes a la Sociedad - Juanito Vella, José Caruana, Assweru Grima, Manuel Falzon - en el primer aniversario, le deseaban todo lo mejor para el año y prometían que continuarían recordándolo como su amoroso Padre.

Como un padre con amorosa preocupación por sus hijos, De Piro quería infundir en sus estudiantes y hermanos desde el principio una buena disposición para ayudar a su prójimo. El empezó preparándolos para enseñar catecismo a los niños. La vieja Ciudad de Mdina se benefició con esto; hasta entonces no había disfrutado de un trabajo pastoral organizado. Los miembros de la Sociedad empezaron su apostolado con un grupo de niños. Uno de estos vivió una vida larga, y describió sus memorias de los días en que fue instruido por el hermano José Caruana, uno de los primeros en unirse a la Sociedad y vivir los ideales del fundador.

El hermano José era un muy buen profesor de Catecismo, y es sorprendente que no estudiara para el sacerdocio. Todos admiraron su paciencia y los niños venían de Rabat también; él reunía al grupo en la pequeña casa de la Sociedad. El hermano José tenía como modelo a su Director, el P. José De Piro, tratando de alcanzar la espiritualidad del Fundador. El tenía una forma gentil de corregir a los muchachos, y nunca usaba palabras ásperas sino siempre trataba a sus alumno con amabilidad.

Pero la Pequeña Sociedad de San Pablo tenía que sobrellevar tiempos difíciles y muchas pruebas. Muchos del clero encontraban difícil entender por qué Mons. De Piro estaba fundando una nueva Sociedad religiosa, cuando ya habían tantas Ordenes Religiosas en Malta, algunas de las cuales habían existido por cientos de años. Comentarios negativos llegaron a oídos de Mons. De Piro, en particular desde Rabat, muy cerca a Mdina, donde el Fundador había abierto la primera residencia para sus miembros. Opinaban que era un esfuerzo innecesario. Algunos imaginaron que De Piro estaba facilitando que los candidatos alcanzaran el sacerdocio sin hacer estudios necesarios. Esto ciertamente no era así. De Piro estaba haciendo todos los esfuerzos para dar a los jóvenes miembros un entrenamiento firme y completo y a veces escuchaba comentarios grosero y él era ridiculizado: vamos a tener "misioneros de cocina" ahora ...

Estos y otros comentarios nunca molestaron a De Piro y él perseveraba ignorando el significado negativo implicado. De Piro siempre fue gentil y misericordioso pero firmemente determinado a continuar con a misión que Dios le había confiado. Los obstáculos no pudieron desanimarlo.

Un dolor familiar inesperado estaba esperando a De Piro en 1912. A Malta llegaron noticias que su hermano mayor, Carmelo, se estaba muriendo en Inglaterra. El mismo José y su hermano menor Pío, volaron a Inglaterra para estar con Carmelo en Birmingham. Gino, Capitán en el Regimiento de Liverpool y hermano mayor de José, estaba en Inglaterra y se unió a sus hermanos en el lecho de Carmelo.

Carmelo era un conocido médico y conferencista, en medio de una carrera brillante como Superintendente del Hospital de Salud Oeste en Birmingham. El ya tenía cuarenta años. Se hizo todos los esfuerzos para salvar su vida pero sin resultados. Con resignación pacífica el murió e1 21 de abril de 1912, amorosamente asistido por su joven esposa y hermanos. Dejó una hija única, de solo tres años.

José regresó a Malta para consolar a su madre, privada de otro hijo. Junto con miembros cercanos de la familia ellos aceptaron de las manos de Dios este dolor tan sentido por la pérdida de un hijo y hermano muy amado.

1914: Primer bosquejo del Reglamento

Aunque Mons. De Piro ahora tenía muchas responsabilidades en la Diócesis, la Sociedad nunca fue descuidada. En realidad, fue siempre su principal preocupa­ción. Llegó el tiempo en que la Sociedad tuviera un grupo de Reglas para ser re­conocido y aprobado por la Iglesia, Cuando el Fundador empezó a escribir reglas, tuvo cerca a unos pocos jóvenes candidatos y les explicó lo que estaba escribiendo. Este fue el verdadero comienzo de la Sociedad, y el Fundador deseaba saber las reacciones y lo que pensaban estos jóvenes de las re-las que estaba preparando en reflexión y oración. Mons. De Piro pronto tendría que presentar este Reglamento a las autoridades de la Iglesia.

El bosquejo aproximado del Reglamento fue presentado el 30 de junio de 1914, al finalizar el cuarto año de la existencia de la Sociedad. La vida del Arzobispo Pace llegaba a su fin, y murió el 29 de julio. Fue sucedido por el Dominicano Mons. Angel Portelli. Quien actuaba como Administrador de la Diócesis de Malta cuando la Sede estaba vacante, alesnas decisiones relativas al reglamento presentado e130 de junio fueron tomadas e16 de octubre de 1914.

 

BREVE BOSQUEJO DE LAS REGLAS DEL INSTITUTO PARA
MISIONEROS EN EL EXTERIOR

 

1) El nombre del Instituto será 'La Pequeña Sociedad de San Pablo'.

2) El propósito de la Pequeña Sociedad es hacer conocer el evangelio a personas de un mundo que no tiene conocimiento de ello, y en forma especial ayudar a los malteses, que viven lejos de la Isla. Para obtener esta meta, la Sociedad atenderá Instituciones caritativas.

3) La pequeña Sociedad agrupará a sacerdotes y colocará catequistas, que vivirán juntos en comunidad.

4) Los miembros de la Pequeña Sociedad harán votos de Obediencia, Misiones, Pobreza y Celibato.

5) Ellos usarán una sotana negra, con una banda negra.

6) Luego estas Reglas generales se desarrollarán, cuando se presenten a las autoridades de la Iglesia para su aprobación

 

No fue porque San Pablo era el Santo Patrón de estas Islas, que De Piro llamó a su Sociedad con el nombre de este gran Apóstol, sino porque San Pablo representa el ideal de obra misionera.

Como la primera residencia modesta había sido oficialmente abierta el 30 de junio de 1910, en Mdina, algún tiempo después el Fundador y sus miembros celebraron la fiesta del Apóstol en esa fecha. Sin embargo, no era una fecha apropiada para jóvenes estudiantes, quienes estaban muy preocupados por sus exámenes. Entonces, la festividad del Patrón de la Sociedad fue trasferida x125 de enero, cuando la Iglesia conmemoraba la conversión de San Pablo.

Los votos en la mente y vida del Fundador

El bosquejo de las primeras reglas para la Sociedad Misionera de San Pablo presenta puntos importantes y esenciales en la historia de la Sociedad. La primera y más importante idea del Fundador fue que la Sociedad hiciera trabajo misionero en tierras donde el evangelio no era conocido. Este ideal no tenía límites. Los miembros debían estar dispuestos a ir donde se les necesitara. Además del ideal misionero, el bosquejo revela otro deseodel Fundador para los miembros de su Sociedad, los votos esenciales para todas las Congregaciones Religiosas - Obediencia, Pobreza y Castidad.

A pesar del hecho que De Piro estaba cargado de responsabilidades pesadas pertenecientes a la Comunidad de la Iglesia, es claro que él mismo vivía los votos que él propuso a los miembros de la Sociedad. Los que estaban cerca sabían bien cuan comprometido estaba para vivir estos votos. Aunque De Piro hubiera deseado vivir como religioso en la Sociedad, él permaneció como sacerdote Diocesano. Los obispos de Malta depositaron su confianza en él; de ninguna manera lo hubieran liberado de sus deberes diocesanos para que se pudiera entregar por completo a la Sociedad. Debido a sus responsabilidades en la Diócesis y también para poder tener tiempo libre y asegurar el mantenimiento de los primeros miembros de la Sociedad, De Piro no estaba oficialmente considerado obligado con votos. No obstante, no hay duda que 'los vivía fielmente en su vida, aunque no había hecho su profesión pública'.

Ya que estamos examinado la vida de José, vemos claramente que desde su juventud él no sólo había aspirado al sacerdocio, sino que había estado atraído a una vida religiosa. El había expresado la razón por la que fue atraído al Hogar de San José en Hamrun: 'Mi deseo es vivir en una comunidad de sacerdotes. Me sentiré feliz viviendo con los sacerdotes que ya están dirigiendo el Hogar de San José.

El siempre pensaba mucho cualquier decisión y tenía temores que no podría vivir una vida en comunidad; una de sus dudas era: 'su inseguridad acerca de su salud física.

El voto de Castidad había dado a José mucho sustento. En su juventud, él se había sentido atraído al estado matrimonial. Así, temía tomar una decisión equivocada. ¿Sofocaría la naturaleza en entusiasmo con el que se había dado completamente a Dios; haciendo este ofrecimiento con todo su corazón y alma? El sabía que el celibato exigía una batalla constante y estaba convencido que no conservaría su castidad intacta a menos que se mantuviera lejos de la tentación. El enfatizaba la importancia de atesorar esta virtud por las resoluciones que él mismo se impuso en el año 1901.

"Controlaré mis ojos. Me mantendré lejos de casas donde haya damas jóvenes, sólo si es necesario iré allí, si esta es una acción de amor a Dios o sometimiento a su obediencia. Usaré el Cinturón de Santo Tomás, y diré diariamente la plegaria que va con él . Durante las tentaciones oraré a Jesús y María por su ayuda.

José estaba sirviendo a Dios como sacerdote diocesano; aún así su gran deseo era vivir el voto de pobreza. En el caso de una persona como José, nacido en una familia noble, este deseo adquiere un gran significado. El voto de pobreza no consiste en no tener nada que nos pertenezca. Además, uno puede no tener nada, y desear riqueza; otro, puede ser adinerado y no estar adherido a sus riquezas. Por otro lado, uno puede ser pobre y estar muy apegado a lo poco que posee. José De Piro había amado la virtud de la pobreza desde su juventud, porque, él conocía el desapego de los bienes materiales: ' Aún sin no me apego, el dinero y la riqueza tomaran mucho de mi tiempo, y me harán pensar en ello a menudo...'

En la Casa de San José, será fácil para mi entrenarme también en la virtud de la obediencia, son ser atado por un voto.

Respecto a su amor por la obediencia, esto ya ha sido atestiguado. José De Piro siempre estaba dispuesto a someterse a los deseos de sus superiores, aún cuando esto le costaba mucho sacrificio.

José quería practicar estas virtudes, aún sin profesar los votos abiertamente. El creía que vendiéndose a sí mismo santificaría su sacerdocio. 'A mi muerte tendré el consuelo de haber sufrido un poco por Jesús, Quien sufrió tanto por mí'.

¿Quería él, realmente, una Sociedad obligada por Reglas?

En 1906, un decreto había sido promulgado por la Congregación de Obispos y Regulares según el cual ninguna Congregación Religosa podría ser establecida sin la aprobación de la Santa Sede. De Piro deseaba que los miembros de la Sociedad juraran votos en nombre de la Iglesia; pero, antes del reconocimiento oficial ello no podía efectuarse. Por eso, De Piro escribió al Obispo Portelli e110 de marzo de 1919:

'La Sociedad harán todo lo posible para que los miembros se perfeccionen en el amor a Dios y al prójimo observando las virtudes cristianas, y en particular perfecta obediencia, castidad y pobreza.'

En esta etapa De Piro no tenía legalmente el derecho de mencionar los 'votos', porque la Sociedad estaba esperando la aprobación Eclesiástica. De hecho, en una carta escrita por el P. Manuel Vassallo a De Piro se refiere al hecho de que los clérigos de De Piro no hacían votos, y de acuerdo a las reglas de la Iglesia, ellos estaban sujetos sólo al Obispo.

Aunque la Iglesia no había reconocido los votos de los miembros, De Piro estaba convencido de que Dios había aceptado sus promesas, y que ellas estaban uniendo a sus miembros. De Piro no tenía dudas en los que esperaba de ellos; entonces le explicó el significado de los votos como se expresa en el bosquejo de las Reglas, y él requería de los candidatos su firma de aceptación.

Sabemos que el primer miembro que se unió a la Sociedad dio el voto de obediencia. Dieciocho meses después, el mismo miembro renovó su voto, añadiendo los de castidad, pobreza y de las misiones, con estas palabras:

'Yo, hermano Juan Vella, ante la Virgen María, nuestro Padre, San Pablo, y todos los Santos en el cielo, tomo los votos de Obediencia, Castidad y Pobreza y Misiones en la "Pequeña Sociedad de San Pablo". humildemente le ruego a Diós que acepte este sacrificio y me conceda la gracia de ser fiel a mis votos.

10 - 2 - 1917 Hermano Juan Vella.

El Fundador deseaba entrenara los jóvenes miembros para observar los votos, y aprender cómo renunciar a sí mismos y estar listos para cualquier sacrificio. Una de las mortificaciones era dejar de fumar. El hábito era muy difícil de superarlo rápidamente y por completo, y el hermano Juan Vella había sido fumador desde muy joven. Encontró el sacrificio muy duro; entonces le fue permitido superarlo gradualmente. El deseo del Fundador era que los miembros no fumaran. En las reglas publicadas en 1925 se afirma que el fumarse permitiría solo en ciertas ocasiones; no obstante, se entendería que no se debía fumar así como se debía abandonar las comodidades consideradas no necesarias. La abnegación era la virtud que De Piro deseaba promover entre los miembros de la Sociedad.

La humildad era otra virtud que el fundador enfatizaba y pedía a los miembros reconocer sus fallos aceptando la penitencia en público, lo cual ayudaba al reinciden­te una debilidad que le impedía practicar la virtud, También, señalaba que era una ventaja cuando un superior sabía las debilidades de sus hijos espirituales, para que pudiera guiarlos por el camino de la virtud. En algunas ocasiones, cuando el Fundador se enteraba que no se había cumplido la penitencia, él mismo, aparecía en el Refectorio y comía los alimentos de rodillas, él se infligía a sí mismo la penitencia que no había sido aceptada por el miembro en cuestión, que no había admitido su culpa.

191-1 Más vocaciones

El año 1914 empezó con nuevas esperanzas para Mons. De Piro. El Obispo La Fontaine continuó alentándolo. Hubo tiempos de que De Piro estaba profunda­mente preocupado por el lento progreso de la Sociedad. El deseaba que los nuevos miembros supieran de la preciosa amistad que el Obispo La Fontaine mostraba hacia la Sociedad. El 6 de enero de 1914, De Piro escribió: '... Estoy seguro que le regocijará saber que cada noche en nuestra Capilla, después de nuestro examen de conciencia, rezamos un Ave María ... por nuestro Reverendo Protector y deseo que esto compense nuestro largo silencio...'

Los candidatos se estaban uniendo a la Sociedad; pero no todos vivían en la casa de Mdina. En enero de 1914, habían nueve estudiantes y De Piro los llamaba "nuestros jóvenes estudiante"; porque recién estaban empezando su entrenamiento. Sólo dos de estos eran huéspedes. Uno había empezado el curso de Filosofía en el colegio Agustino en Rabat; el otro era un Catequista. Al final de una carta a La Fontaine De Piro concluyó diciendo...' Esta es una tarea que necesita gran paciencia, pero con la ayuda de Dios lograremos salir adelante...'

De Piro promovía vocaciones, atrayendo a aquellos que él creía llamados a la Sociedad. A veces, ellos se iban hacia otra orden religiosa. Pero esto no le desagradaba. En el caso del hermano Pablo Spiteri, que se había unido ala Sociedad pero después de un tiempo mostró su deseo de unirse a la Marina, De Piro repetía: 'Quiero que seas un sacerdote' - pero Spiteri no prestaba atención a estas palabras. Años después, decidió entrar a la orden de los Agustinos. Cuando le comunicó su decisión a De Piro, recibió esta respuesta: 'Estoy feliz, con tal que estés un una orden Religiosa.'

Frecuentemente, las Hermanas que trabajaban para Mons. De Piro manifes­taron su decepción cuando vieron que algunos de los jóvenes sacerdotes después de su preparación dejaban la Sociedad para hacerse sacerdotes diocesanos. La I Hermana Pacifica Xuereb, una monja de las franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús, en una ocasión trajo a discusión este asunto. La respuesta del fundador no mostró vacila­ción; simplemente dijo:

'No se preocupe, ante Dios lo hice sacerdote, y aún es sacerdote. Es todo lo que importa.'

6 de Octubre, 1914 : Una sotana con una banda negra.

El bosquejo de las Reglas presentado por Mons. De Piro al Obispo Portelli para aprobación fue aceptado, aunque no había sido oficialmente comunicado. El Obispo era aún Administrador Apostólico de la Diócesis de Malta y como tal no se sentía autorizado para conceder la aprobación final de la Sociedad, sus votos, y el asunto de sacerdotes y catequistas. Sin embargo, en palabras simples asintió: "Se darán el permiso de usar la sotana, con tal que los candidatos permanezcan en la casa".

Dos años después, el 24 de marzo de 1917, cuando el primer joven clérigo recibió las Ordenes Menores, Mons. De Piro hizo tomar una fotografía como recuerdo de esta ocasión gozosa. Esta fue la primera fotografía tomada en la modesta residencia de San Pablo. Muestra a diez miembros usando la sotana y trece sin ella Todos están de pie, excepto el Fundador y los dos miembros, Juan Vella y José Caruana. La foto fue tomada en el patio de la casa en Mdina.

Misiones en el sentido estricto de la palabra

Mientras el tiempo pasaba, se hacía más evidente que el propósito de la Sociedad era la vida misionera, en su sentido estricto. El bosquejo de las re-las, afirmaba que la meta de la Sociedad era ayudar a aquellos que necesitaban evangelizadores.

Mons. De Piro hizo todo lo posible por despertar el ardor misionero en los corazones (le sus miembros. El hermano de¡ Fundador, Guido, quien tenía títulos como médico y cirujano, estaba en la Costa de Oro, Africa (ahora Ghana), un país expuesto a la pobreza y enfermedad. El vino a Malta a visitar a la familia, y como era rico en experiencias acerca de la región con oran necesidad de misioneros, José le pidió que hablara a sus jóvenes. Guido, relatando sus experiencias, les dijo que, aunque no era un sacerdote, frecuentemente hablaba a los nativos acerca de Dios y su amor por todos los hombres. Cuando hubo una sequía, Guido había asegurado a los nativos, que Dios los amaba y proveería para sus necesidades. A menudo, dijo, los nativos habían entendido bien y pedían ser bautizados. Estas experiencias misioneras impresionaron a los oyente-,, tal como Mons. De Piro había deseado.

E17 de julio de 1915, una pariente del Arzobispo Mauro Caruana recibió una carta de una amiga, una religiosa, que le sugería se aproximara al Arzobispo para proponerle la apertura de un seminario misionero en la Isla, con el propósito de enviar misioneros a todo el mundo. La hermana estaba pensando en China, un país con millones de personas que nunca habían oído de Cristo. María hizo lo sugerido y se aproximó al Arzobispo Caruana, entregándole la carta que había recibido. El Arzobispo Caruana sabiendo que este había sido el objetivo del Monseñor cuando fundó la primera casa en Mdina, se la hizo llegar, pidiéndole que pensara en el asunto. Ese mismo año, el Arzobispo había confirmado y recomendado como tal a la Sociedad de San Pablo.

 

Las autoridades en Roma no reconocen un ideal misionero

El primer estudiante de la Sociedad estaba terminando sus estudios, y Mons. De Piro pensó que era tiempo de dar el primer paso para obtener aprobación del Papa Benedicto XV para su Sociedad Misionera, hará que el primer miembro pudiera ser ordenado con el título de 'Misionero'. La siguiente es su petición:

Santo Padre

El Canónigo José De Piro, perteneciente a la Diócesis de Malta, Director de la Pequeña Casa San Pablo, un Instituto para Misiones en el exterior, arrodillándose a sus pies humildemente solicita a Su Santidad permiso para presentar con el título

sionero' al joven estudiante, Juan Vella, quien va a recibir las Ordenes Sagradas. Este estudiante ha finalizado el Segundo año del curso de Filosofía, y ha

miembro del Instituto antes mencionado en los últimos cinco años.

El 18 de setiembre de 1915, el Obispo de Malta añadió su recomendación, pidiendo al Papa que accediera a la petición de De Piro.

Aquí De Piro encontró dificultades y obstáculos. En el segundo párrafo de las Reglas de la Sociedad él había afirmado que la Sociedad ayudaría, en forma especial y sobre todos, a los malteses que vivían lejos de su tierra nativa.

Las autoridades en Roma no estaban en favor de la petición de De Piro y la respuesta escrita por R.P. José Bastianini el 8 de febrero de 1916 contiene lo siguiente:

'... Respecto a la petición para el estudiante Juan Vella en cuanto a que sea ordenado con el título de misionero, siento decir que la Congregación de los Sacramentos, viendo que la Pequeña Casa de San Pablo dedica su obra a los malteses que viven lejos de su Isla, y no a otra naciones y tierras paganas, no considera correcto conceder el privilegio solicitado.'

Mons. De Piro no se descorazonó. Cuando se enfrentaba con un obstáculo, él se volvía hacia el gran Protector de la Sociedad, Obispo Pedro La Fontaine, quien era ahora Patriarca de Venecia. De Piro le envió una carta, explicando el caso y asegurándole que no tenía intención de restringir su obra misionera a los malteses solamente. De Piro se confió a La Fontaine:

"... Diciendo "sobre todo", que de ninguna manera quise decir "exclusivamen­te". La Congregación Sagrada tiene una impresión equivocada. ¡Que Dios pudiera conceder a este pequeño Instituto en Malta, el poder de enviar Misioneros a los no creyentes de todo el mundo! Sin embargo, Su Excelencia comprenderá que sería osado de nuestra parte esperar tanto actualmente. Aparte de ello, yo deseaba que la Ordenación fuera "Misionera" para que esta idea eche raíces más fuertes en las mentes de nuestros jóvenes miembros. Usted, que sabe algo de Malta, recordará cuán apegados están los malteses a su Isla nativa. La idea de Misiones en el exterior es algo a lo que ellos tienen que acostumbrarse. Luego añadió: '... Pensé recurrir a Su Excelencia como protector de nuestro Pequeño Instituto, pidiendo su consejo inspirado.' 

Otra solicitud basada en el consejo de La Fontaine

Un mes después, De Piro recibió una carta certificada en respuesta a la suya, del Patriarca, en la que le aconsejaba escribir directamente al Papa, explicando el caso en una forma diplomática. La Fontaine también le dijo que escribiera, mencionando la ayuda del Cardenal Giustini, y añadiendo que la recomendación del Obispo de Malta sería de gran ayuda.

Cuando recibió este consejo, De Piro fue muy cuidadoso al escribir la carta al Papa Benedicto XV. En su petición le indicó los sucesos principales en la vida de la Sociedad y aclaró lo que en el pasado había creado malentendidos. Las siguientes son citas de su petición:

" El Canónigo José De Piro, animado por el Visitante Apostólico, Obispo Pedro La Fontaine, y la bendición del Papa Pío X, en el año 1910 estableció el Instituto para Misioneros en el exterior, y en particular para los malteses que vivían lejos de su Isla....'

El se toma la libertad de indicar que cuando dijo "sobre todo para los malteses" no fue su deseo de excluir a otros. Aunque la obra Misionera del Instituto debe ser entre los no creyentes, el tiempo no está apropiado para mencionar esto. El considera el título de "Misionero" conveniente y preferido sobre cualquier otro. Esto ayudará a inculcar un espíritu misionero en la mente y el corazón de los jóvenes miembros de la Sociedad, y ayudarla a crecer...'

El Arzobispo Mauro Caruana añadió su recomendación el 22 de agosto de 1916.

El estaba de acuerdo en que la Sociedad debía poseer el título privilegiado de Misionera, ya que estaba convencido de su propósito y obra, y deseaba que la Santa Sede aceptara la petición de De Piro. El siguiente es el texto:

'Estoy enterado del buen trabajo hecho en mi Diócesis por la Sociedad de San Pablo, fundada hace 6 años. El Fundador y Rector es Canónigo Decano Coadjutor de la Catedral. Mons. José De Piro es también mi Secretario. Estoy seguro que en el futuro la Sociedad efectuará un bien inmenso entre los malteses que viven lejos de su isla nativa, y también entre otros Católicos, donde la Santa Sede desee que sus miembros vayan. Con gusto, tomo esta oportunidad para recomendar esta petición fervientemente. Estoy seguro que si esta gracia es concedida, como espero que será, la Sociedad de San Pablo ganará fuerza para obtener el propósito para el cual fue fundada.'

Otra petición con palabras similares a las del Patriarca de Venecia, La Fontaine, fue enviada por De Piro al Cardenal Felipe Giustini, Confiándole la solicitud al Papa y la recomendación del Arzobispo Mauro Caruana:

'Aunque no tengo el gusto de conocerlo personalmente, sé que su Eminencia, con su corazón abierto y sacerdotal, mientras disfrute de una posición cercana al Papa, usará su influencia y ayudará que nuestro humilde esfuerzo, aunque escondido, logre dar más grande a Dios y haga bien a las almas.. .Si este humilde esfuerzo no fuera como el grano de mostaza, cobraríamos el suficiente valor para solicitar a su Eminencia convertirse en nuestro Protector oficial... Confiando que su nombre pueda ser asociado con el temprano crecimiento de esta pequeña semilla, pedimos a su Eminencia se digne presentar esta petición a Su Santidad el Papa, junto con la recomendación de nuestro Arzobispo y hacer lo que pueda para que Nuestro Santo Padre nos consuele concediéndonos Su consentimiento...'

7 de Noviembre, 1916 : Rescripto Condicional

La petición con fecha 22 de agosto de 1916, solicitando el privilegio de 'Misionero' para el primer miembro de la Sociedad, fue un paso importante en la Historia de la Sociedad.

De Piro nunca intentó engañar a sus superiores y en la carta al Cardenal Giustini él hizo algunos comentarios referente a la historia de la Sociedad.

'Desde el principio hasta el día de hoy, cada día ha tenido una carga pesada. He tenido decepciones y sufrido humillaciones. Tres estudiantes, en los que había puesto mi fe, abandonaron, y esto me dolió. Por que ellos habían sido considerados prometedores en el Instituto. Por otro lado, la Divina Providencia nunca ha fallado en aligerar mis cargas. No deseo que estos sucesos ensombrezcan a otros que me han dado gran alegría...'

De Piro, realmente, deseaba recibir el consentimiento escrito que solicitaba, v así colocar un fundamento sólido para la realización de su ideal. Las instrucciones recibidas del Cardenal La Fontaine, con la ayuda del Cardenal Giustini, produjeron el resultado esperado, y la tan deseada gracia fue concedida. El 7 de noviembre de 1916, La Congregación de los Sacramentos promulgó el decreto por el primer miembro de la Sociedad podía ser ordenado con el título de Misionero. Sin embargo, en ese Decreto había una condición que confundió a De Piro, y no estaba seguro de la interpretación implicada. Era el caso de buscar consejo legal, y como en otras ocasiones se volvió hacia el buen amigo, el padre Manuel Vassallo, Director del Hogar de San José, pidiéndole que escribiera a una persona entendida para clarificar el punto difícil el padre Arcángel Bruni, quien había estudiado con él en el colegio Capranicense, y estaba instruido en Derecho Canónico. El Decreto promulgado por la Congregación de Sacramentos, concediendo el título requerido, había añadido: 'con tal que el solicitante no carezca de medios de subsistencia en el futuro'.

Este era un asunto importante, porque tocaba el estado jurídico de la Sociedad de San Pablo. ¿ Estaban los miembros considerados 'Religiosos'? y sino, ¿Había una obligación por parte de sus superiores de mantenerlo por el resto de sus vidas?

En este caso de un clérigo joven, no había duda que su familia era pobre y no podía afrontar con sus gastos. El clérigo había alcanzado un 'estado casi religioso' en la Sociedad de Mons. De Piro.

El no era 'Formalmente reconocido un religioso' ya que la Sociedad no había sido reconocida por La Santa Sede, aunque el Arzobispo Pedro Pace había dado su aprobación. La Sociedad sólo podía prometer a sus miembros con tal que existiera. La Sociedad de San Pablo en este momento no tenía ingresos con que contar en el futuro.

P. Manuel consultó a P. Bruni en confianza. La respuesta aclaró el caso, pero no favorecía ni a Mons. De Piro ni al Obispo de Malta. E18 de diciembre el P. Bruni replicó: 'El Obispo de Malta debe garantizar la manutención honesta del Clérigo, porque pertenece ala Diócesis de Malta. Aunque miembro. De Piro, aún es miembro de la Diócesis de Malta. Esta es la opinión de la Congregación de los Sacramentos. Si la Congregación concedió al Clérigo Vella permiso para ser ordenado con el título de "Misionero" esto se hizo a causa de la recomendación del Obispo, y no puede ser al contrario, porque la Sociedad fundada por Mons. De Piro todavía no ha obtenido la Estabilidad Canónica.'

Esta aclaración fue muy decepcionante para Mons. De Piro, porque el paso que él pensó haber dado obteniendo el título de 'Misionero' no había llevado a la Sociedad a ninguna parte. El ideal misionero no había sido reconocido, y la autonomía de la Sociedad no había sido establecida.

El empezó de nuevo, con más celo, en el esfuerzo de obtener para su Sociedad el reconocimiento de la Santa Sede.

Aguardando la aprobación de la Santa Sede

De Piro quería profundamente que su Sociedad fuera autónoma y no parte afiliada a otra: El buscó información acerca de los requisitos necesarios para la aprobación de la Sociedad. P. Manuel había informado al P. Bruni que el trabajo empezado por Mons. De Piro era mantenido enteramente por él. El permiso había sido concedido por el Arzobispo Pace, y el Administrador Apostólico lo había animado a continuar la buena obra empezada y el entonces Arzobispo había concedido su pleno e ilimitado consentimiento. En esta misma carta al P. Bruni, con fecha 23 noviembre de 1916 añadió:

'... Sé que S u Eminencia el Cardenal Prefecto de Propaganda está de acuerdo con el fundamento de esta iniciativa Santa. Para obtener el título de 'Misioneros' ellos están obligados a hacer el voto que los misioneros usualmente hacen. El fundador de esta Santa Congregación desea mucho que este trabajo (que está destinado a hacer mucho bien espiritual, para italianos especialmente y los británicos se beneficiarían de los servicios de un sacerdote Maltés) sea establecido de acuerdo al Derecho Canónico ..

El P. Manuel esperaba una respuesta confidencial del P. Bruni. La respuesta, con fecha 8 de diciembre de 1916, era breve y al grano :

'Para que la Sociedad obtenga la aprobación de Roma, es necesarios conocer:

 a) El propósito de esta Sociedad.

b) El estado financiero.

c) El estado moral y el número de miembros de la Sociedad actualmente. d) Sus estatutos.

e) La recomendación del Obispo Diocesano u Obispos Diocesanos, donde quiera

que estén los miembros de la Sociedad.

Cuando estos puntos se examinen, se tomará la decisión de conceder a la nueva Sociedad la aprobación o no.

Una vez más hubieron contactos confidenciales entre el P. Manuel Vassallo y el P. Arcángel Bruni. Todo fue informado a De Piro y esta vez el Patriarca de Venecia, Pedro La Fontaine, aparece nuevamente como el 'Protector'. De todos los puntos mencionados por Bruni, sólo uno fue mencionado por La Fontaine: El que se refería al estado financiero.

E121 de diciembre de 1916, el P. Manuel hizo la siguiente declaración : 'De Piro estaba preparado para afrontar todos los gastos de la Sociedad incurridos hasta ese entonces, y ello era en forma de donación; él estaba preparado para continuar haciendo lo mismo en el futuro. Desde el tiempo que la Sociedad se fundó, todos los recursos habían sido provistos por el Fundador. Sin embargo, cuando sea posible, él no fallará en asegurar una renta permanente.

De Piro deseaba que con a ayuda de La Fontaine, hubieran fundamentos suficientes para la aprobación desde Roma. De Piro, ahora, no quería que el P. Bruni presentara el caso ante la Santa Sede antes de reunirse con el Cardenal La Fontaine. La Fontaine conocía la historia de la Sociedad; más que eso, él fue quien había alentado a De Piro a realizar su ideal, cuando, como Visitante Apostólico, fue investido con la autoridad de dar su aprobación. Entonces, a través del P. Manuel; Mons. De Piro aconsejó al P. Bruni suspender sus servicios por un tiempo. En privado hubo un intercambio constante de correspondencia, ya que no se resolvieron algunos problemas, Bruni era de la opinión que La Fontaine sería de gran ayuda si enviara un documento escrito dando su aliento y apoyo cuando había sido Visitante Apostólico en Malta. La Santa Sede, como señalo Bruni, podría haber vacilado al confrontar la situación financiera. Sin embargo, el hecho que De Piro había cubierto los gastos, y no había peligro que la Sociedad estuviera cargada de deudas, era positivo.

Mons. De Piro expresó su profunda gratitud hacia el P. Bruni por su interés a favor de la Sociedad en una carta con fecha de 12 de febrero, 1917.

De Piro sabía que no podía tener la aprobación para la Sociedad sin que sus miembros fuesen Sacerdotes. Habiendo recibido el permiso escrito para que el primer clérigo fuera ordenado con el título de' Misionero' , De Piro obtuvo el consentimiento del Obispo de Malta, Mons. Mauro Caruana, e129 de enero de 1917, para las Ordenes Menores . El Obispo deseaba que el Clérigo sería provisto, y él ofreció sus servicios para obtener una dispensa para que Vella fuera ordenado Subdiácono antes de empezar el Tercer Año de Teología; luego Díacono a la mitad del año, y Sacerdote al final del año. La dispensa fue concedida, motivada por la gran necesidad de sacerdotes en la Sociedad. En una Carta del padre Arcángel Bruni a De Piro, él comenta en el documento sobre la Ordenación con el título de 'Misionero' ; el Obispo de Malta tenía completa autoridad, para ejecutar una Ordenación para el sacerdocio, sin restringirlas a las Ordenes Menores, porque el Clérigo Vella era su Subordinado.'

Gozo, tristeza, generosidad y esperanza

Cuando La Fontaine llegó a ser Cardenal, Mons. De Piro escribió el 20 de junio de 1917, expresando felicitaciones en nombre de la Sociedad, y deseándole ayuda de Dios para continuar su buena obra en la Iglesia de Cristo. Mientras tanto, Dios estaba guiando a Mons. De Piro para superar las dificultades cuando sur-¡eran. Un problema lo enfrentó a comienzos del año escolástico de 1917. Concernía a los estudiantes, José Spiteri y Miguel Callus, que estaban estudiando en el Monasterio Agustino en Rabat. Una carta del Decano de estudios, Padre Alfonso Cauchi, informó a Mons. De Piro que el Quinto Año de Literatura Italiana y Latina tenía que ser suspendido por falta de profesores. El consejo del Decano fue que los estudiantes Spiteri y Callus empezaron el curso de Filosofía. De Piro, quien estaba acostumbrado á escuchar el consejo, comunicó este asunto al P. Manuel Vassallo, preguntándole si era factible. El P. Manuel pensó que la propuesta era la única solución en esas circunstancias. Entonces De Piro escribió al Decano diciéndolo que estaría muy complacido si Spiteri y Callus empezaran el curso de Filosofía.

Había sido un gran satisfacción recibir del decano un informe bueno respecto al estudiante Juan, quien había obtenido muy buenos resultados en sus exámenes anuales; su conducta, también fue digna de mencionar y elogiar. Después el 10 de setiembre de 1917, el Obispo Angel Portelli, después del examen de la ordenación, Aprobó a Vella para las órdenes menores.

El año 1918 tuvo un principio doloroso. Mons. De Piro no se encontraba bien, y por algún tiempo se vio obligado a dejar su rebaño. Ellos sinceramente lo extrañaron, como vemos en las cartas escritas :"Estamos ocupados con nuestro trabajo; la paz y quietud reinan en la casa pero usted está lejos de nosotros y sentimos el vacío. Querido Padre, haga lo que pueda para regresar lo más antes posible".

El clérigo Juan Vella estaba a cargo del pequeño Hogar en la calle San Roque, y mantuvo al fundador informado por correspondencia. Los candidatos pudieron visitarlo en el Instituto Fray Diego, donde se estuvo recuperando.

El era un verdadero padre para todos los miembros de la Sociedad, Y aún enfermo él los apoyaba en todas sus necesidades. Su ayuda y caridad se extendía también a sus familias. En ese tiempo, la madre de uno de los miembros estaba en dificultades económicas, tanto que la vocación de su hijo estaba en peligro. De Piro sin demora pagó las deudas pendientes, y así restauró la paz al miembro preocupado.

Otras cartas revelan que una vocación se había hecho incierta, y cuando él tomó la decisión de abandonar la Sociedad esto dejó un sentimiento de tristeza en todos. De Piro continúo por todos los medios en sus cartas, de Instruir y apoyar a su pequeño rebaño, y finalmente una carta con fecha 11 de abril de 1918, anunció su retorno a los miembros de su Sociedad.

Cristo presente en una comunidad creciente.

Ocho años habían pasado desde e130 de junio de 1910. Durante el verano de 1918 Mons. De Piro expresó al -Arzobispo Caruana su deseo de venerar al Sacramento de Bendito en la Capilla de modesta residencia en Mdina. Hasta entonces, los miembros solían participar en la celebración Eucarística en la Catedral cercana.

El 18 de agosto de 1918, el Arzobispo Caruana promulgó el siguiente decreto, concediendo el deseo de Mons. De Piro:

'Por el poder que nos da el Canon 1265, párrafo 2, damos permiso para que el Sacramento Bendito sea guardado en la capilla de la Pequeña Casa de San Pablo para Misioneros en el exterior, con estas condiciones: Que el Sacrificio de la Misa sea celebrado por lo menos una vez a la semana, y que haya luz día y noche ante el Sacramento Bendito. La Llave del Tabernáculo debe ser guardada con seguridad y todo lo prescrito por el Código de la Iglesia respecto a la conservación de la Santa Eucaristía con la veneración debida, debe ser obedecido.

Estas condiciones alegraron a De Piro porque era lo que él mismo deseaba. El estaba siguiendo ansiosamente el progreso de sus primeros Clérigos, uno de los cuales se aproximaba a ser Ministro de la Santa Eucaristía. Juan Vella dio un paso adelante cuando el 21 de diciembre de 1918, en la Iglesia de Santa Catalina de las Hermanas Agustinas en Valletta, recibió la Orden Sagrada de Subdiácono. En menos de cuatro meses e14 de abril de 1919, Juan Vella fue ordenado Diácono en la Catedral de Mdina. Desde entonces, él pedía administrar la Santa Eucaristía en la pequeña casa de la Sociedad y también impartir la bendición.

Esa vez, las esperanzas de Mons. De Piro se encendieron: su obra no sería infructuosa. La aprobación desde Roma vendría más tarde o más temprano. El se acercó al Vicario General de Malta, el Obispo Dominico Angel Portelli, explicando el progreso de la Sociedad y dándole toda la información necesaria para presentar al Cardenal Van Rossum, prefecto de la Sagrada Congregación para la Propagación de la Fe. De Piro, en marzo de 1919, describió Así la situación de la Sociedad:

'Después de diez años de vida en la Sociedad, durante el verano que viene, si Dios quiere, nos regocijaremos al tener el primer sacerdote ordenado. Siguiendo sus pasos hay tres estudiantes que asisten al curso de Filosofía, y ocho en los demás. Algunos de estos son internos. Junto con ellos hay cuatro catequistas, de los cuales uno ha profesado en privado. También hay tres aspirantes que desean ser aceptados.

Necesidad de una casa más grande

El 10 de marzo de 1919, Mons. De Piro escribió al Obispo Portelli: 'La residencia en la que vivimos ahora es muy pequeña; no es conveniente para nuestra Comunidad. Sentimos que debemos buscar otro lugar para vivir.'

Un mes antes que De Piro escribiera esto, Alfonso María Galea había escrito a Mons. De Piro mencionando precisamente este asunto, y ofreciéndole un lugar en el pueblo de Zabbar la cual podía ser usada como un oratorio, y también como una casa. Los Salesianos la habían rehusado, ya que no tenían personal que enviar allá, y  'Is-Sur Pons' (El Sr. Alfonso) - como se le conocía insistió en que Mons. De Piro lo tomase . El también menciono otro oratorio en Birkirkara, que los Salesianos habían dejado. Había una iglesia, y un colegio podía haber sido construido también. El Señor Alfonso sabía, sin embargo, que Mons. De Piro favorecía a una localidad donde había una pequeña iglesia dedicada a Santa Agueda en Rabat, una propiedad acosada de dificultades. La oferta de Zabbar no se realizó, pero era evidente que la Sociedad se estaba haciendo conocida. Alfonso María Galea concluyó su carta así: ... Es mi deseo que la riqueza que Dios ha concedido sea administrada por Mons. Canónigo Decano José De Piro, padre de muchos hijos... muchos... que en el futuro irán como misioneros a Palestina, Mesopotamia y otros lugares...'

La oferta de Birkirkara fue aceptada muchos años después; antes fue ocupada por los Hermanos de la Salle. Fue en 1927 que la idea de Alfonso María Galea se realizó.

De Piro necesitaba una casa apropiada para que los miembros viviesen, y él deseaba tener una Iglesia allí mismo; para servir a los miembros en su vida de oración. Por ese tiempo se encontraron apartamentos en; 'Palazzo Xara' (Palacio Xara), también en Mdina, pero el Fundador deseaba un lugar más apropiado.

El 10 de marzo de 1919 De Piro escribió al Obispo Portelli: 'ya hemos pasado por demasiadas formalidades para adquirir la propiedad adyacente a la pequeña iglesia, la cual el Arzobispo prometió dar al instituto. De esta manera, con la ayuda de Dios, obtendremos el permiso de las autoridades civiles, y poseeremos nuestra propia residencia apropiada para una comunidad.'

El se estaba refiriendo a la iglesia de Santa Agueda en Rabat. Muchos años más pesarían para que este sueño se materialice; sin embargo las formalidades se hacían todo el tiempo.

1919: De Piro ardientemente desea la aprobación de la Iglesia

El Obispo Portelli informó a Mons. De Piro que él había hablado con el Cardenal Van Rossum, quien estaba feliz de saber que su Instituto estaba preparando a sus miembros para Misiones en el Exterior, y otra vez pidió información detallada. El Obispo Portelli comentó a De Piro: 'Pásale al Cardenal todos los detalles que. puedan ayudarte'.

De Piro aceptó esta tarea, interpretándola como otro paso adelante para obtener la aprobación de las Autoridades de la Iglesia. El enfatizó los asuntos importantes: 'Los miembros de la sociedad debían practicar obediencia, castidad y pobreza; ellos debían estar dispuestos a ofrecer su ayuda a todas las personas que no contaban con sacerdotes; otro objetivo de su misión era aceptar la dirección de Institutos caritativos. De Piro añadió: "Aquellos aceptados tienen que poseer las disposiciones y posibilidades para ser entrenados y vivir de acuerdo a los ideales de la Sociedad.'

De Piro no poseía ningún documento de aprobación, pero él presentó al Prefecto de la Congregación todo lo que podía mostrar como evidencia circunstancial. El preguntó si la Sociedad podría considerarse ya 'aprobadá - refiriéndose al tiempo cuando el Cardenal La Fontaine había estado visitando Malta como Delegado Apostólico del Papa, le había concedido su aprobación y había continuado dando su ayuda después de dejar la Isla. ¿Podría la aprobación de La Fontaine ser considerada como 'Decretum Laudis', de acuerdo al Canon 492, párrafo 2 del nuevo Código de ese tiempo?

La pregunta de De Piro era osada, y él mismo tenía dudas respecto a la interpretación que estaba sugiriendo ,porque podría haber implicado que la Sociedad había recibido la aprobación Pontifica antes que de la Diócesis. El Fundador examinó este problema, pero pensaba que podría aprovechar la ayuda que ofreció e Cardenal Van Rossum. Hasta el fin de su vida, De Piro creyó que el éxito esperaba a aquellos que nunca desanimados, perseveran en sus esfuerzos.

Acerca del Cardenal Van Rossum, De Piro escribió:

... En la generosidad de su corazón, él puede hacer uso del poder que posee por sus propios méritos y los que tiene por la posición que merecidamente ocupa en la Santa Sede. Esa es la razón por la que él ayudará amablemente a obtener un documento autorizado por el cual la Sociedad será capaz de declarar su existencia como válida de acuerdo a las leyes de la Iglesia. Si el Cardenal obtiene para nosotros este documento, será una gran contribución para la vida futura de la Sociedad. El habrá cumplido nuestro deseo especialmente fuerte estos días, porque siento la necesidad de esta aprobación ya que tenemos que cumplir formalidades para un nuevo Hogar. La epidemia de enfermedades pulmonares en la isla me hace pensar que Dios desea que mi voluntad esté en favor de esta Sociedad...'

De Piro concluyó con estas palabras llenas de esperanza; 'Siento que he hecho lo que debía; y ahora deseo que cuando obtengamos esta muy deseada gracia, el nombre del cardenal Van Rossum, junto con el de los otros dos Cardenales La Fontaine y Giustini - permanezca para siempre asociado con el crecimiento y desarrollo de la semilla plantada en la viña de Dios'.

Una Sociedad profesando los votos

El 10 de marzo de 1919, Mons. De Piro pasó al Vicario General los documentos escritos para ser enviados a Roma. Después de una lectura cuidadosa, el Vicario General envió estos a Roma el 31 de marzo. El Cardenal Prefecto Van Rossum no demoró mucho en leerlas y decidir en su respuesta al Obispo Portelli: 'Ilustre y muy Reverendo Señor,

 

Le agradezco con todo mi corazón la información que me envió con la carta de fecha 31 de marzo, en la que Ud. explicó el origen y desarrollo del Instituto para Misioneros, fundado por Monseñor José De Piro. El merece todo aprecio.

Estoy feliz de decirle que desde ahora en adelante le aseguro mi apoyo y mi ayuda para el trabajo ya empezado, que está creciendo y rendirá fruto. Antes que nada es necesario saber exactamente cuáles son las intenciones del Fundador acerca de esta Sociedad. En particular debemos saber si es su intención unir a los miembros con los tres votos religiosos, o si él quiere que vivan j untos en una vida de comunidad, sin ser religiosos, sino simplemente miembros de una Sociedad Misionera. Cuando recibamos estas respuestas, yo lo ayudaré con todo mi corazón a formar un estatuto o reglas, de acuerdo alas necesidades de la Sociedad. También lo ayudaré en todo lo que se necesite desde la Santa Sede.

Mientras tanto ahora, ruego a Dios que otorgue las bendiciones más grandes sobre este Instituto en especial y sobre el Reverendo Fundador y Director, Monseñor De Piro, y Su Excelencia.

Quedo de Ud. Su Ilustrísima

Su ayudante devoto

G.M. Card. Van Rossum

Prefecto.

 

Esta carta pronto llegó al Obispo Portelli, quien la pasó a Mons. De Piro. El se regocijó al leerla, porque al fin él sentía que alguien entendía sus ideas, y que todo lo que había estado diciendo y escribiendo no caía en oídos sordos.

En este tiempo al Fundador se le confiaba más trabajo perteneciente a la Diócesis de Malta. Entre 1915 - 1918 él fue Secretario General; después, entre 1919 -1920, se le dió el cargo importante y difícil de Rector del Seminario en Mdina. El se había convertido en una personalidad importante en la Isla. A pesar del hecho que él rehuía honores, había sido seleccionado Miembro de la Sociedad Histórica y Científica en 1917, y Miembro para Turismo en el Ministerio de Educación Pública.

Sin embargo, la Sociedad de San Pablo la cual él sentía que le había sido confiada por Dios, era su mayor preocupación y él notó que la carta del Cardenal Van Rossum había abierto una puerta para él ya que ahora podría discutir abiertamente la cuestión de los tres votos Religiosos y las Misiones. Si para su Sociedad, los votos se hubieran convertido en un problema, De Piro habría estado dispuesto, aún de mala cana a sacrificar la profesión pública de los votos en vez de excluir un sometimiento explícito a la de 'Misiones'. Sin embargo, en los ojos del Fundador los votos eran importantes para alcanzar el objetivo de la Sociedad. Por esta razón, De Piro dio las motivaciones esenciales para incluirlas en las reglas de la Sociedad en la siguiente carta, escrita al Vicario General desde la modesta residencia de la Sociedad en Mdina. La carta está con fecha 30 de abril de 1919:

 

'Su Excelencia:

Recibí la carta de la Sagrada Congregación para la Propagación de la Fe, con fecha de 23 de abril, la cual Ud. muy gentilmente me ha hecho llegar. Antes que nada, le pido que diga al Cardenal Prefecto Van Rossum, de mi parte, cuanto estoy endeudado con él por haberse inclinado tan favorablemente hacia esta obra humilde que recién ha empezado. Dios ciertamente se lo devolverá.

Responderé la pregunta acerca de los miembros de esta Sociedad y por qué ellos deben estar bajo los tres votos Religiosos. Deseo añadir que por un largo tiempo he sido inspirado por Dios a tomar esta decisión por su bien espiritual.

Aparte del bien espiritual que los miembros recibieran al tomar estos votos, hay otras grandes ventajas que seguirían desde la profesión de estos votos:

a) Aquellos que soliciten unirse a la Sociedad serían motivados por la intención

correcta;

b) Aquellos que buscan sólo su interés personal no querrían unirse;

c) Los padres que permitan a sus hijos hacerse miembros de la Sociedad estarán

convencidos del Precioso Sacrificio que están ofreciendo a Dios;

d) La obra de la Sociedad estaría más unificada;

e) Los miembros disfrutarían de paz y serenidad interna.

 

Su Excelencia acepte mi sincero agradecimiento por el apoyo que Ud. está dando a la Sociedad, a la vez que, beso su sagrado anillo, y le pido una bendición.

 

El humilde y obediente servidor de Su Excelencia,

 

J. De Piro,

Decano - Coadiutor

 

La correspondencia anterior es importante, porque nos muestra el interés de las Autoridades de la Iglesia a través de los cuales Dios estaba manifestando Su voluntad respecto a la Sociedad; nos muestra también la importancia que De Piro daba a los Votos que sentía, Dios deseaba que sus hijos espirituales tomarán en su obra para la extensión del Reino de Cristo.

1919 sobresale como un año memorable en la vida del Fundador y su Sociedad. Durante los primeros meses De Piro se estuvo recuperando de una enfermedad, y durante ese período temía una recaída o quizás la muerte, esto le había preocupado, porque la Sociedad estaba aún sin reconocimiento de la Iglesia. El también sufría una dolorosa experiencia de manos de algunos candidatos quienes se habían unido a la Sociedad sólo para beneficiarse de ella, sin ninguna intención de hacerse miembros. Pero los meses de sufrimiento trajeron también algunos rayos de esperanza.

Fue un año feliz, porque el primer hijo espiritual de De Piro ascendió la última escalera hacia el Sacerdocio. Otro joven quien había escogido servir a Dios en la Sociedad tomó sus Votos en privado en la capilla de la casa en la Calle San Roque. Mdina. Su nombre era Manuel Spiteri, y el Fundador le había dado el nombre de Pedro, que más tarde fue cambiado a José. El significado del fundamento espiritual ;obre el que los miembros aspirantes debían edificar su vida se aclaró al escuchar a sus compañeros pronunciar los votos de Obediencia, Castidad y Pobreza. Durante ,se tiempo la Sagrada Congregación para la Propagación de la Fe estuvo examinando la posibilidad que la Sociedad obtuviera lo que De Piro deseaba ardientemente le estaban abriendo nuevos horizontes por lo que, a pesar de las inseguridades Había esperanzas de otros lugares posibles donde la Sociedad estuviera mejor situada. Pero la esperanza más grande era que el Papa Benedicto XV bendijera la obra que De Piro había empezado, no sólo con otra Bendición escrita, sino con el reconocimiento oficial de que la Pequeña Sociedad de San Pablo habría recibido su aprobación Pontificia.


 

CAPITULO VI

APROBACIÓN DIOCESANA DE LA SOCIEDAD DE SAN PABLO

Malta a principios del Siglo XX: Emigración

Malta en ese tiempo estaba bajo el Gobierno Colonial Británico. La mayoría de la población de la Isla sufría la pobreza; las familias tenían que cargar con sus miembros enfermos; los salarios no eran suficientes para vivir ni siquiera modesta­mente. Había resentimiento por la diferencia entre los salarios dados a los trabaja­dores ingleses y aquellos dados a los malteses; la injusticia se sentía claramente. No había un mal sentimiento por parte de los malteses en sus relaciones con los ingleses; sin embargo, ellos esperaban que el Gobierno Colonial ofreciera mejores condiciones para elevar el nivel de vida de los malteses. Este desequilibrio creó en el corazón de los Malteses un ansia de cambio que les concediera la posibilidad de manejar sus propios asuntos - en resumen, - auto gobernarse.

Al terminar la Primera Guerra Mundial, Europa continental estaba tratando, lentamente de estabilizarse después de los estragos de la guerra, pero la pobreza en la isla era muy grande, con poca esperanza de mejorar. La emigración a Corfú, Tripoli, Túnez y el Cairo no trajo la riqueza prometida, ni fue beneficiosa para los que quedaron atrás. Muchos de los que se aventuraron a ir hasta los Estados Unidos, Canadá y Australia, aunque les fue mejor, nunca regresaron a su tierra nativa y consecuentemente las familias fueron desintegradas.

A Mons. De Piro le llegaron noticias de que muchos malteses habían dejado su Isla para el bien. Durante los primeros años de su sacerdocio, y en particular cuando fue Secretario General de la Diócesis, entre 1915 - 1918, muchas quejas de los sacerdotes malteses le estuvieron preocupando, y ellos también sentían la urgencia de emigrar. Frecuentemente, estos sacerdotes se sentían felices en su decisión de dejar la isla para ayudar y brindar apoyo moral a sus compatriotas, que necesitaban guía espiritual de los sacerdotes, a quienes entendía. Estos sacerdotes se sentían tristes cuando la distancia los separaba de estos emigrantes. Era desalen­tador saber que los emigrantes malteses estaban débiles en su Fe. En realidad, algunos emigrantes malteses preferían mantener distancia de sacerdotes que ofrecían su ministerio; en resumen, la situación era fuerte de ansiedad para Mons. De Piro.

El hizo lo que pudo para tratar de encontrar sacerdotes que estuvieran dispuestos a llevar a cabo trabajo pastoral en los Estados Unidos y Australia. Las noticias viajaban lentamente esos días, pero los emigrantes en esas tierras habían oído de la Sociedad de Mons. De Piro, y ya estaban llamándolo su benefactor. G. Fenech, de California, escribió diciendo: 'Ud. no sólo es el benefactor de los malteses en Malta, sino de todos los malteses extendidos por el mundo.'

En 1914, Mons. De Piro no pudo enviar a ninguno de sus miembros; su primer estudiante acababa de empezar el curso de Filosofía. Sin embargo, él prometió hacer lo máximo para encontrar un sacerdote que viajara a vivir con los malteses con necesidad espiritual. El arriba mencionado G. Fenech tenía grandes esperanzas en De Piro, como vemos por lo siguiente:

'Una vez que Ud. ha empezado a buscar un sacerdote para los malteses en California, Ud. debe tener éxito... El añadió: 'Ningún maltés que ha muerto en California ha sido asistido en su lecho de muerte por un sacerdote. Pero ahora, espero que seamos cuidados por Dios'.

De Piro, junto con otro sacerdote, padre Cayetano, había trabajado duro para encontrar un voluntario. Ellos obtuvieron los servicios de un Franciscano, padre Andrés Azzopardi, quien a su llegada en los EE.UU. recibió una bienvenida cordial de los malteses; al día siguientes él tuvo muchos visitantes. El estuvo muy complacido con la recepción, ya que notaba cuánta necesidad tenían sus compatriotas de un sacerdote de su propia tierra quien pudiera entender, guiar y ayudarlos a resolver sus problemas. Las cartas de G. Fenech contenían estos detalles consola­dores respecto al padre Azzopardi, y luego escribió otra vez:

'Su nombre y el del padre Cayetano están impresos en nuestros corazones; es a través de ambos que este sueño se ha hecho realidad. Le agradezco con todo mi corazón de parte de todos los malteses de California, y ustedes estarán presente espiritualmente para siempre en la iglesia que queremos construir en San Francisco, California...'

El futuro - Misioneros en Australia

El nombre de Mons. De Piro también había llegado a Australia, porque en 1916 nos encontramos con una solicitud del padre Guillermo Bonett, un sacerdote maltés que trabajaba en Sidney. El preguntó a De Piro si habían algunos sacerdotes malteses que se ofrecieron a trabajar en Australia. El añadió: '... ellos tienen que hablar en Inglés, porque estarán trabajando también entre obreros que hablan Inglés'. El habló del trabajo de los Franciscanos y Capuchinos, especialmente de cierto padre Jaime Cassar, quien había estado trabajando en Australia por los previos 40 años. El pidió a De Piro que alentara a jóvenes sacerdotes a ir a Australia, donde eran muy necesitados.

De Piro respondió, lamentando que él no podría ser útil por ahora, en una misión que él tenía en su corazón. El dijo: 'Ud. que conoce Malta bien, debe recordar cuán limitado es el espíritu misionero entre nosotros.... No olvide a esta Sociedad en su Misa; está recién empezando y ha sido fundada específicamente para Misiones en el Exterior. A su tiempo recogeremos el fruto de nuestro trabajo y sacrificios. Uno de nuestros estudiantes ha empezado el curso de Teología, otro, pronto, empezará el curso de Filosofía. Hay otros que lo están haciendo muy bien en el Colegio Secundario. ¡Vendrá el tiempo cuando pisemos suelo australiano! Pero, créame, aunque la Sociedad todavía es pequeña, la tarea es dura, y es necesario para mí ejercitar más paciencia. Por eso es que le pido que nos ayude con sus plegarias, y puede ser, el día llegará, cuando tenga con Ud. un misionero de la Pequeña Sociedad de San Pablo'.

La carta arriba muestra otra vez cuán ansioso estaba De Piro para que la Sociedad viviera su ideal de una vida misionera. Esta era el primer y el principal ideal para el futuro de su Sociedad, la cual él confió enteramente a Dios. El había sembrado la semilla; pero, el fruto aparecería sólo después de su muerte.

Mons. De Piro amaba mucho a su tierra nativa, y sentía mucho que sus compatriotas estuvieran emigrando a países grandes. Su primera preocupación fue la realidad que ello tenían que vivir entre extraños que frecuentemente no tenían creencias religiosas, y él sentía que ellos podrían descuidar y quizás perder su Fe. Este pensamiento debe haber sido predominante en su mente cuando en el primer bosquejo de las reglas él enfatizó: 'El propósito de la Pequeña Sociedad de San Pablo es dar ayuda... particularmente a los malteses que viven lejos de su tierra nativa.' Estas palabras habían creado problemas y dificultades, pero, como hemos visto, De Piro nunca quiso excluir de su obra misionera a la gente de otras naciones. Pero era natural que con el flujo abrumador de emigrantes durante los primeros años del siglo XX, su celo pastoral y amor estuvieron centrados, primero y más notablemente, en las necesidades de su propio pueblo.

 

20 de Setiembre. 1919: el primer Sacerdote

Hasta setiembre de 1919; ¡La Sociedad de Mons. De Piro no tenía casi sacerdotes! De Piro deseaba tener un sacerdote de confianza para que diera a los miembros más jóvenes un ejemplo a seguir. Cuando, el 10 de marzo, él habló con el Obispo Dominico, Angel Portelli, las siguientes palabras salieron de su corazón: 'Después de diez años, la Sociedad al fin puede regocijarse por la Ordenación de su primer Sacerdote.'

E120 de setiembre de 1919 fue un día de gran regocijo, porque el P. Juan Vella fue ordenado Sacerdote. Mons. De Piro invitó a los amigos de la Sociedad a regocijarse con el nuevo Sacerdote dando gracias a Dios en la iglesia de Santa Agueda en Rabat, donde el Sacerdote recién ordenado celebró Misa el 22 de setiembre. Ese día el Fundador tomó el nombre de Rector de la Sociedad maltesa para Misiones en el Exterior'.

Sobre las invitaciones enviadas para la ocasión, De Piro agregó las letras S.S.P., que significan Societas Sancti Pauli. Las mismas fueron escritas sobre las fotos conmemorativas distribuidas a los invitados.

Acompañado a la alegría de este suceso, más pruebas y decepciones aguarda­ban a Mons. De Piro.

1920: Ninguna esperanza de Aprobación Pontífica

Una vez más en 1919 se enviaron más explicaciones a la Congregación para la Propagación de la Fe. El mediador era aún el Obispo Angel Portelli, quien estaba preparado para dar todo su apoyo a Mons. De Piro. No tenemos la carta del Obispo Portelli, pero juzgando por la respuesta escrita por el Cardenal Van Rossum, podemos imaginar sus contenidos:

'... Ud. me suministró la información que le había solicitado respecto a Mons. De Piro, quien de verdad merece mucho elogio. Su intención es obligar a los miembros de su Instituto con los tres Votos Religiosos. El también desea obtener el "Decretum Laudis" para que su Congregación Religiosa sea pontíficamente recono­cida. Tengo que informarle que no fue la intención del Cardenal La Fontaine, en el tiempo que fue Visitante Apostólico de esa Diócesis, que su aprobación tuviera algún valor oficial. Esto también aplica a la bendición del Papa Pio X, la cual debe ser estimada, pero no lleva automáticamente la aprobación Pontificia'.

El Cardenal implicaba que era demasiado pronto para que Mons. De Piro obtuviera el tan deseado documento; tenía que ir más lento. El Cardenal agregaba: 'Si un decreto Pontificio es concedido ahora, sería prematuro. Antes que se obtenga el "Decretum Laudis", la Sociedad tiene que crecer como un Instituto Diocesano. Por lo tanto, Mons. De Piro, quien debe ser muy admirado, no debe preocuparse por este punto'.

El propósito original aún no está claro

El Código Eclesiástico de Leyes aprobado en ese tiempo por el Papa Benedicto XV contiene este Canon: 'Obispo, pero no el Vicario Capitular ni el Vicario General, pueden fundar Congregaciones Religiosas. Ellos no pueden, ni tampoco pueden permitir a otros que las funden sin consultar a la Santa Sede'.

Aunque el Cardenal Van Rossum estaba preparado para ayudar a Mons. De Piro, él explicó que una aprobación de la Santa Sede a través de esta Congregación Romana era completamente diferente de un 'Decretum Laudis'. Y por lo tanto, antes que pudiera dar su ayuda práctica, una vez más era necesario que conociera claramente el propósito de la Sociedad de San Pablo. Van Rossum estaba dispuesto a aceptar la Sociedad bajo la protección de la Congregación para la Propagación de la Fe, pero, indicó que en la petición de aprobación no debería haber palabras ambiguas. El Cardenal escribió lo siguiente el 7 de enero de 1920:

'La información enviada por Su Ilustrísima dice que el Instituto sembrará el Evangelio entre aquellos que no tienen maestros - empezando con los malteses alejados de su tierra nativa. Si se afirma que el propósito principal es ayudar a los emigrantes malteses, esto representa un obstáculo. El objetivo principal de los Institutos Misioneros es sembrar las semillas de Fe entre los no creyentes de todo el mundo, o en alguna tierra particular. Esa es la razón por la que hay Institutos Misioneros para Chinos, negros, etc... Por esta razón, Su Ilustrísima debe compro­meterse a que Mons. De Piro reflexione un poco más en las limitaciones a sus ideas. Si, como piensa, él se conforma a estas modificaciones, le enviaré el Estatuto de las Congregaciones Misioneras, sobre el cual podrá planificar sus reglas. Después de hacer esto, Su Ilustrísima recibirá el permiso de la Santa Sede para establecer este Instituto de acuerdo a la Ley Canónica...'

El 13 de enero el Obispo Portelli pasó esta carta a Mons. De Piro, para que se adaptara a las condiciones de acuerdo a las instrucciones recibidas.

1920: Mons. va a Roma

Mons. De Piro no fue fácilmente disuadido o desalentado. Las dificultades y obstáculos no le impedían pensar en otras formas de obtener su deseo. El decidió ir a Roma para reunirse con su amigo, el Cardenal Van Rossum, Prefecto de la Congregación. El no pudo, sin embargo, convencer al Cardenal que concediera a la Sociedad el 'Decretum Laudis'. De Piro había deseado que este decreto fuera el vínculo necesario con la Santa Sede, y habría ayudado a la Sociedad a conseguir su ideal.

La Providencia intervino cuando De Piro se reunió con Mons. Constantini, Secretario del Cardenal La Fontaine. Este encuentro le inspiró a comunicarse con su antiguo Protector, y descubrir si era posible tener éxito, con una ayuda del Cardenal Van Rossum para obtener el 'Decretum Laudis'. E19 de abril de 1920 De Piro escribió una carta y la entregó al Secretario para presentarla al Cardenal La Fontaine, Patriarca de Venecia.

'... Esta es la manera en que considero mi petición El 'Decretum Laudis' daría estabilidad ala Sociedad, la cual está aúnen sus primeras etapas. Sería alentador que los jóvenes miembros enfrenten y superen todas las dificultades que les asalten en el futuro. Unas palabras de Ud. al Cardenal Van Rossum indudablemente, serán de gran valor para la Sociedad. Ud. la ha protegido desde el principio... Estoy adjuntando una foto de nuestra pequeña Sociedad, tomada el 20 de marzo. En ella están los doce internos, y algunos estudiantes, y yo deseo, con la ayuda de Dios que ellos seguirán viniendo ...'

A los cinco días La Fontaine recibió la carta de De Piro, y acusó recibo confinnando su apoyo. El sabía bien cuán difícil era obtener lo que De Piro estaba solicitando; no obstante, él nunca desanimó al Fundador. La Fontaine estaba preparado para hacer cualquier cosa por De Piro, aún intentar lo imposible. Antes de comunicarse con el Cardenal Van Rossum él escribió a De Piro:

'... Deseo que Dios bendiga esta obra maravillosa, la cual es para su gloria y el bienestar de las almas. Cuando regreses a Malta diles a tus queridos hijos, que están en la foto que me enviaste, que oren por mí, y yo los bendigo con todo mi corazón. Diles que no se desalienten al enfrentar las dificultades. Diles que aprendan a conocer a Cristo, y que conozcan y prediquen Su Crucifixión. Si puedo ser de ayuda para ti, puedes siempre contar conmigo'.

De Piro estaba aún en Roma cuando recibió esta carta. Al regresar a Malta se resignó al hecho que las cosas no estaban aún maduras para el 'Decretum Laudis'. Otra vez él delineó una solicitud formal para aprobación de la Iglesia. El escrito revela cómo se estaba desarrollando la Sociedad y cuán cuidadoso era el Fundador al seleccionar las palabras correctas para evitar malentendidos.

El 18 de mayo él escribió lo siguiente al Cardenal Van Rossum:

'... La Sociedad ahora tiene nueve estudiante y tres catequistas, que son internos. Podemos agregar a estos los demás aspirantes. Ellos vienen regularmente con el fin de aprender acerca de la Sociedad y llegar a conocer el espíritu del Instituto, antes de hacerse internos. Tres de los jóvenes internos han tomado, privadamente, los Votos de Pobreza, Castidad y Obediencia, y también de las Misiones; ellos también están preparados para ejercer su profesión. El primer estudiante ordenado fue ordenado Sacerdote el pasado setiembre. El próximo octubre, otros dos empezarán el curso de Teología, cuatro están asistiendo al curso de Filosofía, y otros aún en el curso Primero'.

'La Sociedad no sólo no tiene deudas, sino que tiene algunos fondos, a la muerte del escritor de esta petición, quiera Dios que aún antes, tendrá su propio capital el cual, hasta ahora, ha sido usado para afrontar todos los gastos en que la Sociedad ha incurrido. Se está haciendo los arreglos y acuerdos para comprar el terreno sobre el cual se construirá una residencia apropiada para la Sociedad, no lejos de la pequeña iglesia de Santa Agueda en Rabat. Es la intención del Arzobispo donar esta iglesia a la Sociedad...'

Petición Formal

De Piro añadió a la carta anterior la solicitud para el reconocimiento eclesiás­tico formal.

'... de acuerdo a lo que he afirmado, la Sociedad ha alcanzado la etapa para requerir un status legal. También me mueve el ardiente deseo de los miembros de la Sociedad, y estoy recurriendo a Su Eminencia con cierta confianza, contando con las disposiciones a favor de esta Sociedad que Ud. ha mostrado al principio. Le ruego dignarse obtener para nosotros el Establecimiento Canónico, para que esta Sociedad sea reconocida como Congregación Religiosa y sea conocida por el nombre de "La Sociedad de San Pablo".

Acompañado esta carta estaba la siguiente recomendación del Arzobispo Mauro Caruana:

'Nos sentimos convencidos de la necesidad de este trabajo, fundado por el Muy Reverendo Monseñor José De Piro, Canónigo Decano - Coadíutor de nuestra Catedral. Desde el primer día, empezamos nuestro trabajo en esta Diócesis, bendecimos y hemos hecho todo lo posible para alentar esta empresa. Ahora, de todo corazón, recomendamos a Su Eminencia esta petición, haciéndola nuestra propia solicitud. Toda la información dada es verdadera y exacta....'

Estas dos cartas fueron enviadas a Roma e119 de mayo de 1920. Después que dos meses habían pasado y no llegaba respuesta De Piro escribió a Monseñor Camillo Laurenti, Secretario de la Congregación para la Propagación de la Fe, preguntando que había pasado con esa carta.

Otra vez el problema de alcance misionero

En esta etapa. cuando De Piro estaba seguro que había explicado y pulido todas las dificultades después de su visita a Roma, iba a enfrentar una profunda decepción que casi lo descorazonó. E126 de julio de 1920, él recibió la siguiente carta del Secretario, Monseñor Camillo Laurenti:

 

'Muy Reverendo Señor,

El Monseñor Arzobispo de su Diócesis me ha hablado y escrito acerca de la obra de la 'Sociedad de San Pablo', fundada por Ud., y él parecía muy favorablemente inclinado hacia ella. Durante su visita a Roma Ud. también me reveló sus intenciones respecto a ella. Estaría muy feliz de interesarme en su obra, si fuera destinada para la evangelización entre los no creyentes. Pero yo veo que su Sociedad proveerá asistencia religiosa a los malteses que viven lejos de su tierra nativa. Este en sí mismo es un apostolado útil, y le pido a Dios que lo bendiga; pero tal institución no está dentro de la competencia de esta Congregación Sagrada. Esta Congregación se ocupa de obras designadas para llevar la Fe a los no creyentes. Para su institución, Ud. debe ponerse en contacto con la Sagrada Congregación para Religiosos. Si desea, yo puedo mencionar que su Sociedad está recién empezando. Ruego a Dios que se desarrollen en Malta otras instituciones dedicadas a espaciar el Reino de Dios entre los paganos...'

Ayuda de la Propagación de la Fe, en duda

Con el corazón lleno de tristeza, Mons. De Piro expresó su decepción al responder la carta del Secretario. El lamenta tener que cortar relaciones con la Congregación para la Propagación de la Fe:

'... Justo cuando estas relaciones podrían haber ayudado a que los jóvenes miembros de la Sociedad desarrollen un espíritu misionero. ¿Pudo ser que cuando estuve en Roma no me expliqué bien, o quizás la Sagrada Congregación no entendió mis intenciones? Regresé a Malta con la impresión que mi explicación había sido aceptada. Mi interpretación fue que empezaríamos ofreciendo ayuda espiritual a los malteses alejados de su tierra nativa, pero que no íbamos a excluir a os no creyentes. Este comienzo podría ayudar a que las vocaciones maltesas sean ¡traídas al Instituto; luego, creciendo en número y fuerza, ellos serían capaces de :emprender la obra entre los no creyentes... Si es absolutamente necesario que -recurramos a la Congregación para Religiosos, agradezco la Propagación de la Fe por ofrecerse a recomendarme. Acepto esta recomendación a mi favor, y espero obtener a aprobación Jurídica, tan necesitada '

Sin embargo, antes de perder esta conexión con la Congregación para la Propagación de la Fe De Piro quiso intentar otra vez, a través de la mediación del )padre Arcangel Bruni, quien siempre había prometido su ayuda. El escribió el mismo lía 18 de agosto de 1920 - incluyendo la carta recibida del Secretario, Mons. Laurenti. En este momento crucial De Piro necesitaba ayuda, y él sabía que podía confiar en el P. Bruni.

Esperanzas en una dispensa

Como verdadero amigo, el P. Arcángel Bruni hizo todo para defender la causa de De Piro con el Secretario de Propaganda. Después de un mes, Bruni escribió a De Piro, lamentando lo que tenía que decir:

'           La dificultad que impide a tú Instituto ser reconocido por la Congregación para la Propagación de la Fe aún existe. La razón es que este instituto no está trabajando directamente para la conversión de los no creyentes, ;¡no para malteses que viven lejos de su isla. De acuerdo al nuevo Código de Derecho Canónico, la aprobación tiene que venir de la Congregación para Religiosos....'

Sin embargo, Bruni y Laurenti entendieron bien el caso de De Piro y, ¡preciando su ideal por la obra Misionera, le dieron esperanzas de una dispensa de a ley Canónica. Bruni escribió:

.... El Monseñor Secretario desea hablar con el Cardenal Prefecto de la Congregación (esa vez lejos de Roma). A su regreso deseamos que él hable con el 'lapa, para solicitarle que conceda la exención de este Canon, por aprobación de la Congregación para la Propagación de la Fe...'

Las Congregaciones toman su tiempo en responder a peticiones, y la de Mons. De Piro era una de las muchas que esperaba pacientemente. El año 1920 terminó y aún no se había hecho ningún progreso desde la carta de Bruni, escrita el 16 de setiembre.

Mons. De Piro dedicó horas a orar por su ideal misionero y quería que sus jóvenes miembros estuvieran enterados de ello. El no había recibido una respuesta de Congregación para la Propagacion de la Fe pero mantuvo vivo el espíritu en sus jóvenes miembros, como lo había hecho en el caso de P. Juan Vella, quién había sido ordenado con el Título de Misionero. Había pasado cuatro años desde que este permiso había sido concedido.

El 14 de febrero de 1921, Mons. De Piro escribió respetuosamente pero triste al Papa Benedicto XV: '...La Sociedad no puede regocijarse, porque no había obtenido aún el Status Canónico...' En la siguiente petición al Papa, De Piro expresó su deseo de que los dos jóvenes miembros que habían empezado el curso de Teología y estaban anhelando su Ordenación, fueran ordenados con el título de Misionero. Ellos eran José Spiteri (aún llamado Pedro), y Miguel Callus. El Arzobispo Caruana agregó unas cuantas palabras de recomendación diciendo: 'Con gozo y con todo mi corazón recomiendo esta petición de la Sociedad en la que tenemos gran esperanza'. De Piro oró y esperaba que no siguieran los problemas.

Se abre un camino por la Sagrada Congregación para Religiosos

Aún no era tiempo para que la Sociedad fuera reconocida por la Congregación para la Propagación de la Fe. De Piro había escrito a Bruni e114 de febrero de 1921, preguntándole cuál debería ser el paso siguiente para obtener la aprobación. '...Respecto al Status Canónico, quisiera que me aconsejes si debo llevar mi petición a la Congregación, o sería mejor pedir al Obispo Diocesano que me ayude a obtener la autorización de la Santa Sede...'

P. Arcángel Bruni respondió un mes después, afirmando que él había estado trabajando duro para obtenerlos decretos que había deseado tanto. Estos habían sido concedidos, con dificultad. La dificultad concernía al título de 'misionero' en la ordenación. El decreto para la aprobación de la Sociedad no había sido promulgado por la Congregación para la Propagación de la Fe. Sino por la Congregación para Religiosos, con fecha 4 de febrero 1921. Esta Congregación concedió el permiso al Obispo Diocesano para proceder con la aprobación diocesana de acuerdo a las leyes de la Iglesia. Algunas formalidades estaban pendientes, pero aún antes que la aprobación estuviera formalmente documentada, P. Bruna se apresuró a escribir a De Piro: 'La aprobación del Instituto me ha hecho muy feliz. Este es el primer paso. Confiamos en el Todopoderoso, en su ayuda para que la Sociedad vaya más adelante.

'Aprobación y duelo familiar

De Piro estaba aprendiendo, por experiencia, a reprimir su entusiasmo y dejar que los asuntos continuaran paso a paso. Cuando una carta del P. Arcángel Bruni con los muy deseados decretos le llegó al 11 de marzo de 1921, De Piro quiso reforzar, inmediatamente, los varios puntos enumerados; pero, la ansiedad y la pena retrasaron su carta de agradecimiento al P. Bruni, y el cumplimiento inmediato de su deseo. Bruni, por su parte, estaba preocupado por no recibir noticias de los documentos importantes. Afortunadamente, el hermano del Fundador, P. Santin tuvo ocasión de encontrarse con el P. Bruni, y lo tranquilizó rápidamente.

1920 y 1921 fueron años de dolor y lamentaciones para la familia de Mons. De Piro, y en medio de sus constantes esfuerzos para ayudar a la Sociedad, él estaba íntimamente envuelto en los asuntos familiares.

El 1ro. de junio de 1920, su hermana mayor Teresa había muerto, dejando a su esposo el Marqués Pablo Apap Bologna, y cinco hijos, aún estudiantes, lamentando la pérdida de una muy amada esposa y madre.

Ese mismo año, Guido, un hermano muy apegado a Mons. José, había venido a Malta con su esposa y dos hijas. Durante la Primera Guerra Mundial él se había distinguido por su valentía en las campañas de África Occidental y Oriental, y subsiguientemente él había quedado inválido par el servicio activo. Después de estar seriamente enfermo en Inglaterra, él había venido con su familia a Malta y todos esperaban que un período de descanso en la casa familiar en Qrendi prolongaría su vida. Pocos meses después su estado de salud empeoró, y rodeado por su madre Ursula, su esposa, hijas y hermanos, murió en los brazos de Mons. De Piro en la noche del 24 de marzo de 1921.

Mientras compartía el pesar de la familia y unía su dolor a los sufrimientos de Cristo, losé recurrío a Dios por fortaleza y serenidad, así como se volvía una vez más, a sus responsabilidades por la Sociedad que amaba.

Reglas presentadas al Arzobispo

Habiendo recibido la Aprobación de la Congregación de la Curia Romana, De Piro empezó a trabajar en las formalidades necesarias para la Aprobación Diocesana y su concesión por el Arzobispo Mauro Caruana. En la carta escrita al Arzobispo el 10 de abril de 1921, él concluye con la siguiente petición:

'El Decano, José De Piro, humildemente solicita a su Ilustrísima, que reco­nozca al Instituto nombrado como una Congregación Religiosa'.

Cuando la Congregación para Religiosos dio poder al Arzobispo de Malta para reconocer al Instituto, De Piro presentó las reglas para ser observadas por los miembros de la Sociedad, incluyéndolas en la carta con fecha 10 de abril de 1921. Estas eran las mismas Reglas que habían sido presentadas siete años antes al Obispo Angel Portelli, Administrador Apostólico de Malta. Como son de gran importancia para la Sociedad, aquí se reproducen palabra por palabra:

Reglas de la Sociedad de San Pablo

1) La Sociedad de San Pablo, el Apóstol, es una Congregación de Sacerdotes Misioneros y Catequistas legos, unidos en vida de comunidad.

2) La Sociedad se obliga a alentar a sus miembros para perfeccionarse en el amor de Dios y prójimo, predicando virtudes Cristianas, y en particular, viviendo una vida de perfección en obediencia, castidad y pobreza.

3) Se comprometerá a cuidar de la gente que no tiene obreros evangelizadores en su medio, empezando con los malteses alejados de su Isla nativa; también se comprometerá a cuidar Instituciones Caritativas.

4) Todos los miembros, después del tiempo necesario de prueba, tomarán los votos de Obediencia, Misiones, Pobreza y Castidad.

5) El hábito será una sotana negra con una cinta ancha negra. Después de la primera profesión, los Catequistas recibirán las cuentas del Rosario de la Virgen Bendita, las cuales cogerán sobre cinta delgada alrededor de su cuello. La cruz de los Sacerdotes tendrá a Cristo crucificado.

6) Los Candidatos aceptados deberán tener la aptitud correcta para recibir su formación de acuerdo a los propósitos de la Sociedad.

7) Los miembros romperán relaciones con la Sociedad, si abandonan o son despedidos.

8) El Superior General será escogido de por vida. El será asistido por cuatro consejeros. De acuerdo a las Reglas, él tiene el derecho y el deber de ordenar todas las cosas en una forma tal que ayude a que la Sociedad logre sus propósitos.

 

Acompañado su petición Mons. De Piro, por primera vez, envió un sello de la Sociedad. Es circular, representando una cruz con rayos irradiando de ella. Alrededor están las palabras: 'SOCIETAS SANCTI PAULI', y debajo de la cruz hay una más pequeña, conocida como la cruz de San Juan - la Cruz de Malta.

La repetición de las Reglas prueba que De Piro no quería abandonar la idea que la Sociedad empezara su trabajo entre los emigrantes malteses. Los sucesos probaron que esta iba a ser la meta durante el desarrollo inicial de la Sociedad. La obra en instituciones de caridad (como deseaba el Fundador) fue emprendida primero en Malta; luego, los miembros fueron al exterior entre los malteses, y mucho tiempo después llegó el tiempo para una mayor expansión misionera de acuerdo al signifi­cado estricto del término 'misiones'.

El Fundador, sin embargo, antes de su muerte, tuvo el consuelo de ser testigo de los primeros esfuerzos en el campo del apostolado misionero, cuando el Hermano José Caruana fue enviado a Abisinia, donde permaneció por el resto de su vida. El fue uno de los primeros miembros que se había unido a la Sociedad e130 de junio de 1910.

El deseo de De Piro era que otros se le unieran, y él estaba dispuesto a ir por sí mismo y verlas dificultades encontradas en esa tierra. Pero, como veremos luego: 'El hombre propone, y Dios dispone'.

1921 : El decreto 'Auctoritate Nostra Ordinaria'

Después de siete meses, el 14 de noviembre de 1921, el Arzobispo Mauro Caruana promulgó el decreto reconociendo oficialmente, de acuerdo a la Ley Canónica, ala Sociedad de San Pablo. Esta es una fecha memorable para la Sociedad, porque ahora estaba aprobada por la Iglesia. El decreto, traducido al Inglés es el siguiente:

'Después de haber examinado la solicitud presentada a nosotros por el Reverendo Canónigo Decano José De Piro para que la Sociedad fundada por él sea reconocida por la Iglesia, bajo el título de San Pablo el Apóstol y las Constituciones de acuerdo a las cuales será conducida.... Habiendo visto también los propósitos para los que la mencionada Sociedad fue fundada...'

'De acuerdo a nuestros poderes como Ordinario, estamos autorizados a conocer y declarar fundada, canónicamente aprobada y reconocida por el Derecho Canónico a la Sociedad Piadosa bajo el título de San Pablo el Apóstol'.

'Aprobamos por un período de prueba el Estatuto presentado, y ordenamos al Fundador que nos presente dentro de seis meses, completos, y sin ninguna exclusión,los Estatutos o Constituciones de acuerdo a los cuales esta Sociedad será conducida. Promulgado en el Palacio del Arzobispo en Valletta, el 14 de noviembre de 1921.

Mauro O.S.B.

Arzobispo - Obispo de Malta

Rvdo. P. Vella Mangion

Canciller

Con este decreto, la Sociedad dio un paso adelante. Sin embargo, las dificultades no cesaron, y necesitaba el esfuerzo constante del Fundador para mantenerla viva, confiando siempre en la ayuda de Dios. La Sociedad iba a mudarse pronto a otro local donde los miembros dedicarían sus energías a la obra de Dios.

1924: Reglas y Constituciones aprobadas

En ese tiempo, la Sociedad de San Pablo era la única Sociedad clerical en la isla bajo la j urisdicción del Obispo. Cuando el decreto'AuctoritateNostra Ordinaria' fue promulgado el Arzobispo había puesto la condición que dentro de seis meses se presentaran los Estatutos o Constituciones de la Sociedad, antes que se concediera la aprobación. Se dio un período de prueba antes que el Arzobispo promulgara el segundo decreto, donde las Reglas y Constituciones de la nueva Sociedad fueron aprobadas. Este fue concedido en 1924, cuando el Arzobispo habló elogiando la Sociedad y declaró que las Reglas presentadas por Mons. De Piro eran una guía a la perfección espiritual, como esas dadas en el pasado por hombres santos que habían fundado Ordenes Religiosas. Esta aprobación fue promulgada el 18 de marzo de 1924, más de dos años después de la aprobación Diocesana de la Sociedad. De ahí en adelante, la Sociedad empezó a ser conducida de acuerdo a sus propias Reglas.

Sin embargo, el Arzobispo nuevamente pidió al Fundador más detalles específicos respecto al gobierno de la Sociedad. Estas tuvieron que ser presentadas, y Mons. De Piro se apresuró a dar más detalles. El Arzobispo delegó a un Canónigo de la Catedral que examinara cada artículo de estas Reglas. Todas fueron aceptadas sin dificultad, y, finalmente, el 5 de octubre de 1932, el Obispo Mauro Caruana promulgó un tercer decreto para la Sociedad de San Pablo, aprobando estas Reglas específicas, y expresando su deseo 'que la Sociedad creciera y continuara haciendo el bien'.

Desde el tiempo del primer decreto, la aprobación Diocesana de 1921, Mons. De Piro había llevado una vida difícil y ocupada. El se había sometido a todas las exigencias de sus Superiores, confiando al Señor sus ansiedades respecto a las vocaciones de posibles miembros, pues en 1921, el futuro de la Sociedad parecía incierto. Cuando los miembros ocuparon una parte pequeña del Palacio Xara en Mdina, había sólo un sacerdote, y la Sociedad apenas y difícilmente podría llamarse 'clerical' con aspiraciones misioneras. Había un pequeño número de estudiantes y hermanos, en los que Mons. De Piro había depositado grandes esperanzas, pero, otra vez, cuando las primeras Reglas fueron aprobadas, no todas pudieron ponerse en práctica. La siguiente 'nota' había sido agregada a la aprobación:

'Cuando la Sociedad tenga tres casas y los Sacerdotes profesos sean doce, ellos podrán seleccionar a su propio Superior, pero hasta esta elección, el Obispo nombrará al Superior de la Sociedad, y luego él puede escoger a los Superiores Locales'.

Fue con total confianza en Dios que De Piro había abierto el camino y trabajado enfrentando tantas dificultades para colocar un fundamento sólido para la Sociedad de San Pablo. Esta fue la obra de su vida y la niña de sus ojos. El no vivió lo suficiente para ver el desarrollo completo de su Sociedad, pero algunos de los primeros miembros que él había recibido testificaron de su crecimiento. De entre los miembros de la Sociedad, el segundo sacerdote ordenado más tarde asumió su gobierno, y con gran dedicación promovió su crecimiento. Mons. De Piro dejó estas palabras de guía, las cuales sus hijos espirituales aún oyen resonando en sus oídos:

'Cada uno de Uds. debe amara la Sociedad; Su bienestar debe estar sobretodo lo demás; sea que a ti o a tus hermanos preocupe. Cada hijo de la Sociedad debe hacer lo mejor para ofrecer cada sacrificio que se requiera de él para alcanzar este objetivo.'


 

Capitulo VII

En Palacio Xara y la calle Celsi en Mdina

 

La vieja Ciudad de Mdina fue y siempre será amada por los miembros de la Sociedad Misionera. El Fundador nació allí, él acomodó a sus primeros miembros en una pequeña casa a pocos pasos de la casa donde él nació, y ahora el tiempo había llegado para que la Sociedad se mude, e iba a permanecer en Mdina. La mudanza inminente fue causada por la muerte del dueño de la casa en la calle San Roque, Mons. Alfredo Mifsud, quien dejó su casa a las Hermanas de Santa Dorotea. La primera humilde residencia de la Sociedad había sido testigo de muchos pruebas y muchas alegrías. El Arzobispo Caruana en varias ocasiones había honrado a los miembros de Mons. De Piro con su presencia y en cada visita él había deseado éxito para la Sociedad en el futuro. La mudanza, sin embargo, era inevitable, y Mons. De Piro, quien nunca vaciló al enfrentar problemas, reflexionó mucho en la próxima mudanza.

1921 : La casa en el Palacio Xara

El objetivo esencial de Mons. De Piro era Santa Agueda; en realidad, él ya había celebrado ciertas ceremonias en la pequeña Iglesia. El Catequista Oreste Debono había recibido allí el hábito y se le dió el nombre de Gerardo, y varios de los primeros miembros de la Sociedad tienen recuerdos asociados con esa Iglesia. No había ningún edificio al lado de la iglesia, y se tenía que dejar la construcción para el futuro. Mientras tanto, se utilizaron algunos departamentos en Palacio Xara. Este era un palacio grande, y había pertenecido a familias nobles antes que los Caballeros de San Juan vinieran a Malta. La familia Xara había vivido allí por muchos años, luego pasó a la familia Moscati-Parisio. Miembros de ambas familias habían tenido altas posiciones en la sociedad maltesa durante los siglos pasados.

La dirección de la Sociedad nunca fue 'Palacio Xara', ya que los miembros sólo tenían pocos cuartos, con la entrada en la calle de al lado, Calle San Pablo, No. 10.

De Piro invitó al Arzobispo a que bendijera la casa y su Ilustrísima aprovechó la ocasión para dar la tonsura a dos clerigos en la Sociedad. Estos dos miembros iban a ser muy queridos para el Fundador. Ellos fueron los dos primeros sacerdotes que consagraron toda su vida a Dios y la Sociedad. Uno era Miguel Callus, quien más tarde se convirtió en el primer Superior General de la Sociedad, y el otro, José Spiteri, fue el primer sacerdote que murió en la Sociedad. Después el Arzobispo Mauro Caruana, confirió la tonsura en la pequeña Capilla de Palacio Xara. Dios estaba mostrando al Fundador y a sus hijos espirituales cuanto El bendice la humildad, pobreza y una vida oculta de sacrificio hecho precioso a causa del amor que llena los corazones de aquellos, que como Cristo, buscan cumplir la voluntad del Padre.

Almanaque de la Sociedad Misionera

Durante el primer año en el Palacio Xara, Mons. De Piro hizo imprimir un Almanaque, llamado 'Almanaque San Pablo del Instituto Misionero' La razón obvia era llamar la atención y despertar amor hacia el ideal misionero y promocionar a la Sociedad. De Piro escribió y habló, frecuentemente, acerca del deber de cada Cristiano de amar y ayudar a las misiones, y en muchas ocasiones habló acerca de su Sociedad. Casi todos los artículos publicados en el Almanaque fueron escritos por Mons. De Piro. Fue impreso en el Hogar de San José en Hamrun. Sólo en 1927, cuando la Sociedad aún estaba ocupando los modestos apartamentos en el Palacio Xara, el Fundador consideró oportuno que la Sociedad publicara una dirección en la portada del almanaque:

Superior : Monseñor J. De Piro; Calle San Pablo, 9, Notabile-Mdina

1921 : Visita de un Obispo misionero

El Obispo Jorge Caruana fue nombrado Pastor de la Diócesis de Puerto Rico, y después de su consagración en Roma él vino a Malta. El 15 de noviembre de 1921 visitó el hogar de la Sociedad en el Palacio Xara. Mons. De Piro le habló largamente acerca de la Sociedad y sus ideales, y el Obispo visitante alentó a los jóvenes miembros a cumplir su futura obra misionera en muchas tierras donde se necesitaban sacerdotes. Aquellos presentes estuvieron impresionados por el fervor y la amabi­lidad del Obispo, y antes de partir les dio la Bendición, haciendo su visita memorable para todos.

Seis meses después el Obispo Caruana escribió a Mons. De Piro, expresando su interés en la Sociedad de San Pablo, principalmente por su ideal misionero. La siguiente es una cita:

'Estimado Monseñor,

... Aquí me encuentro sólo, peleando mis batallas. No tengo sacerdotes que me ayuden. Para no aumentar el número de Parroquias sin pastor, he escogido renunciar a tener un Secretario o aún un Vicario General. He escrito al Arzobispo pidiéndole que trate de enviarme alguien de Malta. Dudo si esto será posible... Le aseguro que a menudo oro por Ud. y su noble obra, también por sus hijos en Jesucristo. Estoy adjuntando un pequeño óbolo para el Instituto que Ud. guía tan sabiamente. Somos muy pobres en este país; pero mi admiración por su celo es tan grande, que si fuera posible le donaría todo el dinero del Banco de los Estados Unidos.'

El óbolo enviado por el Obispo Caruana desde Puerto Rico fue distribuido entre los Institutos existentes donde la Sociedad de San Pablo estaba funcionando: El Hogar de San José y el Instituto de Fray Diego.

En el Almanaque de 1923 De Piro mencionó al Obispo Caruana y a su amable ofrecimiento, reproduciendo también su fotografía. De Piro estaba agradecido por la bondad que él había mostrado, y por mencionar a la Sociedad al dirigirse a los Seminaristas Americanos.

Viviendo una vida de pobreza en el palacio de acaudalados

Los locales adjudicados en el Palacio Xara no ofrecían seguridad para la Sociedad de Mons. De Piro; pero, los miembros no podían dejarlos antes de encontrar otro hogar, y las esperanzas en el futuro eran siempre fuertes. El año 1923 empezó con un sacerdote y cuatro estudiantes, junto con unos cuantos hermanos catequistas, que colaboraban en los quehaceres diarios, comprar y otras necesidades domésticas. Mons. De Piro notaba cuan necesario era para él, que tuviera un colaborador cercano en cuyas manos él podría confiar el manejo de la Sociedad; otro sacerdote que pudiera guiar a los jóvenes, el tesoro más precioso que poseía. El deseaba confiarles un sacerdote ferviente que impartiría la enseñanza y el entrenamiento religioso que Dios esperaba de los miembros de la Sociedad. El decidió buscar alguien fuera de su rebaño, porque el único sacerdote que tenía, P. Juan Vella, parecía estar pasando dificultades respecto a su vocación religiosa, y consecuentemente no podían ser confiados los candidatos.

Mientras el tiempo pasaba, la preocupación del Fundador por los emigrantes malteses permaneció, y él, claramente, dijo que el primerpaso en el campo misionero iba a darse entre estos emigrantes. En el Almanaque anual que publicaba, él señalaba cuan grande era la necesidad de sacerdotes deseosos de trabajar en el exterior. El describía el gozo de los malteses en Túnez cuando los visitó el Obispo Angel Portelli, y otro maltés en el año 1922 por la fiesta de San Pablo. El expresó el deseo que su Sociedad diera su parte en la obra apostólica entre los emigrantes malteses en la ciudad de Detroit (EE.UU.), donde su primer Capellán, P. Jorge Caruana, había sido escogido como Obispo.

A pesar del gran entusiasmo de su corazón, De Piro encontraba imposible emprender la obra misionera en otras tierras antes de ver a otros jóvenes camino al sacerdocio. En agosto de 1922, él había pedido permiso al Papa Pío XI para ordenar a su dos clérigos, José Spiteri y Miguel Callus, antes que el tiempo prescrito. El Fundador estuvo inundado de alegría cuando supo que se le concedió esta gracia. Otra sorpresa gozosa aguardaba a De Piro antes de la tan esperada Ordenación.

Un sacerdote gozitano que servía en la Parroquia de Hal Gharghur se presentó, pidiendo ser admitido en la Sociedad. Su nombre era P. Miguel Bartolo, y el presentó su petición escrita e127 de febrero de 1923. Mons. De Piro lo mantuvo más de un año en la casa del Palacio Xara, y después de ese período empezó su noviciado. Esto sacó a luz otro problema. De Piro no tenía un Maestro de novicios. Aparte de esto, la Sociedad estaba atravesando un período financiero difícil. El Palacio Xara no contaba con comodidades. Sólo unas pocas habitaciones de la calle lateral eran ocupadas por la Sociedad; el dormitorio del Fundador era muy pequeño, con sólo un viga en el techo (para dar una idea de su espacio), y no había suficiente lugar para sus libros y sus pertenencias. El dormía en tablas de madera, con un colchón ordinario. Había escogido vivir una vida pobre, cuando a unos pasos habría podido vivir en la comodidad de la casa de su madre, y ser atendido por el personal de servicio que ella empleaba.

El Arzobispo Mauro Caruana estaba enterado que la Sociedad estaba siendo mantenida con los fondos personales de De Piro. Con el consentimiento y la aprobación dados por la Diócesis, la Sociedad fue considerada como Diocesana, y como tal el Arzobispo le dio una contribución de 14 libras para ayudar al aumento de la renta del pequeño apartamento en el Palacio Xara. Esto fue en 1922. Como señal de gratitud y aprecio, De Piro lo incluyó entre otros nombres de benefactores. En verdad los más grandes benefactores fueron su madre, Ursula y él mismo; pero, estos nombres nunca fueron publicados.

Perseverancia: una gracia inusual

Muchos fueron los candidatos que entraron a la Sociedad, y si todos hubieran perseverado De Piro no habría sentido tanto la escases de vocaciones. Sus nombres no se guardaron en los registros de la Sociedad. Los aspirantes a la Sociedad eran enviados al Colegio de San Luis en B'Kara y en el caso de algunos que pasaron algunos años en la Sociedad sus resultados de exámenes aún están retenidos. Unos pocos de estos muchachos simplemente se aprovecharon de la oportunidad de obtener sus estudios 'gratis' hasta que pasaran sus exámenes finales, y después de eso, abandonaron. Mons. De Piro estaba al tanto del truco, pero era demasiado bueno para tomar medidas severas. Un día un sacerdote de profunda espiritualidad, P. Antonio Buhagiar, Párroco de Rabat y Canónigo de la Catedral, le dijo: '¿No ves que la gente te está engañando y robando?' De Piro replicó calmadamente con su típica amabilidad de corazón, parte de su naturaleza: 'No, P. Antonio, no importa si estudian gratis, y luego me dejan. Lo que ellos han aprendido no se perderá, y para mi es suficiente que he hecho algún bien. Con el tiempo ellos recordarán los beneficios que recibieron. Jesús nunca obligó a los Apóstoles que se quedaran con El, entonces ¿cómo puedo yo obligar a estos jóvenes que lo hagan? Los jóvenes aspirantes que dejan la Sociedad seguirán haciendo el bien. Dios sabe... el bien puede venir del mismo hecho que ellos se unieron ala Sociedad y luego la dejaron.' Su propia madre le advirtió cuando vio a varios muchachos entrando y saliendo. 'José', le dijo, 'ellos te usan y te roban'. -'No importa mamá, es una caridad ayudar a que estos jóvenes aprendan algo'.

En todos sus empeños, el propósito de Mons. De Piro era hacer el bien. No era importante si otros, que no estaban sinceramente interesados en la Sociedad, sacaran beneficio. El siguiente incidente muestra su bondad indudable.

En una ocasión, durante el primer año de su Sociedad, él estaba de huésped de las Hermanas Franciscanas en Troina, un pequeño pueblo en Sicilia. Mientras celebraba la Misa, el notó cuan devotamente un pequeño muchacho le asistía, y sorprendido por su actitud, más tarde le habló y le preguntó si le gustaría hacerse sacerdote. Después de eso, Salvador Gianblanco, respondió entusiastamente: 'Oh, ojalá pudiera, pero somos muy pobres, y mi familia no puede pagar mis estudios.' De Piro llamó a su padre y le preguntó si permitiría que su hijo estudiara en el colegio en Nicosia, el pueblo más cercano a Troina. El padre estuvo de acuerdo pero señaló que no podía cubrir los gastos. De Piro le aseguró que él se haría cargo de ese asunto. El muchacho empezó el colegio en Nicosia y luego continuó sus estudios en Catania. El siguió mostrando su deseo por el sacerdocio, y De Piro le pidió que viniera a Malta a empezar sus estudios. Pero su familia puso objeciones. Monseñor De Piro había sido responsable de su manutención, ropa, gastos de viaje y su instrucción. Las Hermanas Franciscanas advirtieron a De Piro que el muchacho probablemente cambiaría de opinión acerca del sacerdocio, en vez de perseverar en su ardiente deseo anterior. En realidad, él abandonó sus estudios y más tarde se casó, consiguiendo empleo en la estación de Ferrocarriles de Catania. Monseñor De Piro no mostró desaprobación y a las Hermanas que le habían advertido replicó: 'Cualquier cosa que haga en el futuro, si se casa o finalmente decide por el sacerdocio, lo que he hecho fue para la gloria de Dios. En cualquier caso, él ha recibido una buena educación. Una vocación a la vida Religiosa exige una llamada de Dios'.

Este incidente prueba cuantos gastos tenía Monseñor De Piro si creía que podría haber posibilidad de una vocación futura. Muchos casos similares no han sido registrados. De Piro era un hombre silencioso y nunca se jactaba de su bondad, o por las buenas acciones que realizaba. Algunos casos nos han llegado oralmente, como el siguiente, lo cual prueba cuán grande y profundo era su espíritu caritativo. Lo siguiente ha sido relatado por Carmelo Borda, de Santa Venera:

'Yo tuve un hijo, y con el consejo de un amigo él sintió que debía hablar con Monseñor De Piro. El mostró inclinación hacia el sacerdocio, y se unía a los jóvenes que también iban a las reuniones semanales en Mdina. Cada mañana de domingo, mi muchacho iba a Mdina y regresaba en la noche. El fue enviado a San Luis para estudiar. Un día recibí una cuenta por la enseñanza que él estaba recibiendo. En ese tiempo yo ganaba 7 libras (cerca de 20US$) al mes, y no podría pagar la cuenta. Fui a hablar con Mons. De Piro: "Mire lo que ha pasado", dije. "No se preocupe de nada; su hijo está registrado con su nombre y no con el mío; pero yo pagaré las cuentas". Le agradecí por ello y desde entonces lo llegué a conocer bien'.

1923: Se necesita un sacerdote como Director Espiritual

Monseñor De Piro confió su preocupación por la Sociedad al Arzobispo Caruana, ya que sus dos clérigos estaban cerca a su ordenación como Diáconos, y él sentía que un Director espiritual se necesitaba para entrenar y guiar a estos jóvenes. El Arzobispo envió al Padre Furci, un Jesuita, a visitar la Casa de la Sociedad. Monseñor De Piro recibió con gusto la idea y escogió el 12 de setiembre de 1923, como fecha para esa visita. En ese tiempo, a los miembros de la Sociedad los estaban ayudando los Carmelitas y algunos aún recuerdan a los tres buenos Padres, P. Carmelo Zahra, P. Alberto Zammit y P. Eliseo Ruggier, que también a menudo oían confesiones. Sin embargo, el jesuita creyó necesario que un Director Espiritual viviera con los miembros de De Piro, y aconsejó al Arzobispo que considerara la mejor solución. El Arzobispo y Monseñor De Piro estudiaron el caso juntos, y el Arzobispo propuso pedir a una Orden Religiosa que enviara a uno de sus Padres para asumir el cargo de Director de los jóvenes candidatos con necesidad de guía espiritual. La solución agradó a Monseñor De Piro, pero a los miembros de Ordenes Religiosas no se les permite vivir lejos de sus monasterios a menos que tengan permiso especial. El primer pensamiento de Monseñor De Piro fue ir a los Carmelitas, quienes ya le habían ayudado mucho, y estaban en la vecindad. Sin embargo, ellos no pudieron ofrecer la clase de ayuda que necesitaba.

Monseñor De Piro entonces recurrió a los Jesuitas, quien tan generosamente le habían dado apoyo y ayuda con sus estudiantes. Ahora ellos no pudieron cumplir esta petición. Entonces, a fines de octubre De Piro recurrió al Provincial Agustino, padre Agustín Felipe Cascun, pidiendo un Religioso con las cualidades de una vida ejemplar, celo y habilidad para trabajar formando a los jóvenes , en resumen, un buen Director Espiritual.

La solicitud fue presentada ante el Concilio Provincial Agustino el 2 de noviembre de 1923. Se le puso a votación, y fue unánimemente aceptada. El Concilio consideró que acceder a la petición sería un honor para el Monasterio Agustino, y al mismo tiempo proveería colaboración fraternal a la recién nacida Sociedad.

La gratitud del Fundador hacia los padres Agustinos duró toda su vida, y la Sociedad nunca olvidará su bondad y generosidad desinteresada para con tantos miembros.

Padre Manuel Bugeja: guía para los novicios de la Sociedad

El Provincial de los Agustinos seleccionó al padre Manuel Bugeja, un ferviente Religioso perteneciente a la comunidad del Monasterio de Rabat. El padre Manuel tenía más de 66 años y había pasado muchos años en Monasterios Agustinos en Italia, donde varias veces había ejercido el cargo de Padre Prior. El había regresado a Malta en diciembre de 1920, y luego el 10 de noviembre de 1923, la Sagrada Congregación de Religiosos concedió permiso temporal para que dejara el Monas­terio y viviera en el Palacio Xara para ayudar a los Clérigos de la Sociedad de Monseñor De Piro. Más tarde, el permiso, concedido por tres años, fue renovado por otro tiempo. El padre Manuel siguió siendo miembro de la orden Agustina, observan­do la regla de acuerdo al espíritu de su Orden.

Con la venida del padre Manuel al Palacio Xara, otra asignación fue razón de bienestar para Monseñor De Piro: la dirección del Hogar de San José en Hamrun le fue confiada. El hogar iba a estar bajo la dirección de la Sociedad, pero la propiedad continuaba perteneciendo a la Diocesis de Malta. Esta oferta hizo feliz al Fundador, aunque su sueño era tener un Hogar perteneciente a la Sociedad, y durante ese año, 1923, este sueño se realizó. Cuando el padre Enrique Bonnici sucedió al padre Carmelo Sammut como sacerdote de la Parroquia de Rabat, el Arzobispo Mauro Caruana promulgó un decreto el 24 de abril de 1923, declarando que la iglesia de Santa Agueda en la Localidad de Hal Bajjada, Rabat, había sido cedida a la Sociedad de San Pablo.

Monseñor De Piro agradeció a Dios por las gracias que la Sociedad había recibido: la Iglesia de Santa Agueda y el padre Agustino como Director Espiritual. El 22 de diciembre de 1923, el padre José Spiteri y el padre Miguel Callus fuerón ordenados Sacerdotes en la Catedral San Juan de Valletta. El padre Spiteri celebró su primera Misa en la Iglesia de Santa Agueda, y los invitados expresaron admiración por la obra y progreso alcanzado por la Sociedad. (No se había hecho aún porque el edificio requería acomodar a los miembros de la Sociedad). El padre Miguel Callus, quien nació en Hamrun, celebró su primera Misa en el Hogar de San José, ya bajo la Dirección de la Sociedad. Estas dos ocasiones denotan el vínculo que Monseñor De Piro había hecho entre la iglesia de Santa Agueda y el Hogar de San José. Durante ambas celebraciones la homilía fue dada por dos Religiosos de la Orden Agustina, un gesto destacado por Monseñor De Piro en reconocimiento de la generosa colaboración extendida a la Sociedad. Los dos religiosos eran, respectiva­mente, el padre Evodio Bonnici y el padre Lorenzo Agius.

Noviciado durante el tiempo del Padre Bugeja

En 1899, cuando el padre Bugeja tenía 42 años, se le había dado su primer cargo en su Orden, como Maestro de Novicios y Director de los Profesos. Ahora como Maestro Novicios, Director Espiritual y Superior de la comunidad de Monse­ñor De Piro, el trajo su abundante experiencia en total dedicación a su nuevo servicio. Los manuscritos encontrados en su habitación después de su muerte prueban cuan bien él se preparó para su misión de guía y formación de los miembros para la vida Religiosa. El tenía dos reglas que adoptó al tratar con los Novicios: Una era un cuestionario para ser respondido, otro era la instrucción acerca de la vida Religiosa, sus obligaciones y la acción de caridad heroica, una preparación apropiada para novicios de una Sociedad Misionera.

Antes que la Sociedad tomara posesión del Hogar de San José en Hamrun, se hacía el noviciado en la Casa en Mdina, bajo la Dirección de Monseñor De Piro. La formación constante se había hecho difícil para él, ya que estaba obligado a ausentarse frecuentemente para cumplir encargos Diocesanos confiados a él, y consecuentemente la presencia permanente de un Director Espiritual no era sólo un beneficio sino que se había convertido en una necesidad. Monseñor de Piro decidió transferir el noviciado al Hogar de San José, y el padre Bugeja le daba informes regulares sobre el progreso de los novicios antes que se diera la aprobación para que el novicio tomara sus primeros votos, el Fundador contaba con la información del padre Bugeja.

Monseñor De Piro apreciaba la ayuda dada por el padre Bugeja, y como gesto de gratitud, cuando el Hermano Francisco Camilleri recibío el hábito religioso, e121 de noviembre de 1924, le pidió dirigirse ala Congregación reunida. Era también el deseo del Fundador tener el nombre de este padre Agustino oficialmente documen­tados en los registros de la Sociedad de San Pablo. Cada vez que un novicio que había estado bajo la dirección del padre Manuel estaba listo par tomar sus primeros votos, después de la firma del novicio y la de los dos testigos, el padre Bugeja añadía la suya y finalmente Monseñor De Piro. Su última firma fue registrada el 10 de enero de 1930, cuando el Hermano Antonio Camilleri renovó sus votos. La tarea del padre Manuel en la Sociedad terminó en 1930 - el año en que incidentalmente vio también el fin de la ocupación de los apartamentos en el Palacio Xara.

El padre Bugeja había hecho mucho por la Sociedad. El introdujo la disciplina, la cual la naturaleza amable y gentil de Monseñor De Piro había mitigado a menudo. El era capaz de suavizar muchas dificultades que surgían mientras los candidatos se preparaban para una vida misionera de sacrificio y obediencia. Cuando el padre Bugeja se retiró de la Sociedad de San Pablo, y regresó a su Comunidad en el Monasterio Agustino de Rabat, él deseaba descansar ya que tenía 73 años. Su siguiente lugar fue San Julian, en el Monasterio de Santa Rita, y finalmente, terminó su vida, a los 80 años, en el Monasterio de Valletta.

Bajo la protección de San Pablo

San Pablo, como el Patrón de la Sociedad, siempre ha protegido a sus miembros. E125 de enero de 1924, fiestas de la Conversión del Santo, Monseñor De Piro se reunió con los miembros para una Misa, celebrada en la capilla de la Casa de Mdina. El recién ordenado Sacerdote, padre José Spiteri, fue escogido para hablar acerca del gran apóstol, El Fundador habló de esta ocasión como sigue: 'Los estudiantes, aspirantes y catequistas regresaron a casa llenos de gozos y felicidad y parecían preparados para ofrecer cualquier sacrificio en gratitud por la gracia que ellos habían recibido: el don de su devoción'.

Monseñor De Piro, siempre listo a ayudar a aquellos que podrían ser llamados por Dios para unirse a la Sociedad, usó el Almanaque anual para publicar información acerca de la Sociedad.

El escribió en la edición de 1927: 'El Instituto Maltés, conocido por el nombre de Compañía de San Pablo, acepta jóvenes y hermanos catequista en la casa del Instituto. Deben tener por lo menos 16 años de edad y no más de 30, disfrutar de buena salud, y estar preparados para trabajar por el amor de Dios. Es esencial la buena conducta, y posiblemente la iniciación en un oficio'.

Con el Almanaque llegando a diversos tipos de gente, Monseñor De Piro estaba haciendo conocerla existencia y actividades de la Sociedad. Los artículos que escribió y sus Exhortaciones a sus hijos espirituales revelan su celo por la propaga­ción del Reino de Cristo y sus esperanzas que algún día la Sociedad llevaría y testificaría la Buena Nueva por el mundo.

Saludos del Arzobispo Caruana

En la ocasión del vigésimo quinto aniversario de Monseñor De Piro como Sacerdote, en 1927, el cual coincidía con la gracia de tener su primer misionero activo, el Arzobispo Mauro Caruana escribió felicitándolo:

Estimado Monseñor De Piro,

Estoy realmente muy complacido de saber que la Sociedad de San Pablo para misioneros en el exterior fundada y promovida por Ud. está avanzando bajo su mirada cuidadosa. Espero que no pase mucho tiempo antes que su apostolado llegue a aquellos que viven en oscuridad e ilusión. Me parece apropiado decir que lo que Ud. ha empezado no demorará mucho en crecer extensamente, porque uno de sus hijos espirituales ya está trabajando en Abisinia.

Todos los principios deben madurar hasta completarse. Ansío dar la Cruz Misionera a aquellos jóvenes magnánimos, que como nuestro padre, el Apóstol Pablo, irán a todas partes del mundo donde la fe y el amor los incitará a hacer conocer el nombre de Jesús, y extenderán el Reino de Dios.

Y ahora, estimado Monseñor, en el 25to Aniversario de su Ordenación, ya que Ud. está presenciando esta obra de Dios debe sentirse correspondido por la obra que ha logrado. Le deseo mucho más: Deseo que la semilla que ha sembrado y regado con el sudor de su frente, pueda crecer y rendir fruto, tal que cuando Ud. Celebre su 50 Aniversario de Sacerdocio, verá el árbol grande -¡ uno verdaderamente grande! Verá muchos brotes de este árbol, plantados en otras tierras, árboles en cuyas ramas pájaros de todas las clases descansen y busquen abrigo; y luego oirá a estos pájaros cantando sin fin, agradeciendo a Dios por haber encontrado en Ud. abrigo, luz y vida.

Que este deseo mío se haga realidad. Con todo mi corazón le bendigo, a su hijos Misioneros, y a los ayudantes que comparten sus labores.

Desde mi Palacio en Valletta, 8 de diciembre de 1927.

Mauro, O. S. B. Arzobispo - Obispo de Malta.

 

Monseñor De Piro laboriosamente había preparado el camino para el futuro. El había sembrado la semilla, injertado la planta pero el fruto iba ser recogido por aquellos que vinieron después de él.

Enlace de memorias tiernas

El Palacio Xara fue considerado como la segunda cuna de la Sociedad, pero en los escritos del Fundador no se le menciona tan amenudo como el Hogar de San José y el Oratorio en B' Kara. Los locales en el Palacio Xara eran inapropiados para cualquier función solemne. Lo candidatos Ordenados celebraban su primera Misa en Santa Agueda o en San José o en el Oratorio de B' Kara. En el Hogar de Mdina había una pequeña Capilla, pero el lugar no era conveniente para recibir invitados. Aún así, esta residencia traía recuerdos felices para los aspirantes y para aquellos que residieron y tomaron sus votos allí.

Francisco Javier Camilleri había recibido el hábito religioso de manos del mismo Fundador e121 de noviembre de 1924; el padre Caetano Bartolo y el Hermano Santi Muscat también habían profesado en esa pequeña capilla.

El Fundador estaba intentando encontrar lugares más apropiados, pero mientras la Sociedad ocupó los apartamentos en el Palacio Xara era lo mejor para mostrar a los miembros que él también tenía incomodidades. Monseñor De Piro había estado cargado de pesadas responsabilidades, y aunque era su costumbre tomar sus comidas con los miembros de la Sociedad sus responsabilidades lo alejaban repetidamente. A menudo caminaba por el pasillo para evitar la somno­lencia mientras rezaba el oficio Divino. Tenía el cabello rizado, pero se aseguraba que el peluquero se lo cortara bien, para evitar cualquier señal de vanidad. Los miembros notaban estos detalles, y aprendieron mucho de su vida con ellos.

Su don de la paciencia lo notaban todos. Su paciencia fue probada en muchas ocasiones, porque él deseaba que sus hijos espirituales obtengan mejores resultados en su vida espiritual y en sus estudios. Aquellos que vivían con él apenas podían adivinar su auto - control al no reprenderlos. El nunca regañaba a nadie por el mal desempeño.

En una ocasión, un estudiante muy asustado enseñó a De Piro el pobre resultado de un examen, y todo lo que dijo el Fundador fue: '¡Bendigamos a Dios por humillarnos!' Sus correcciones eran siempre gentiles y paternales, revelando su pesar. Aquellos que recibían consejos de él se sentían impulsados a hacerlo mejor, movidos por el pesar que el Fundador sufría por los defectos de sus hijos espirituales.

Monseñor De Piro se sentía profundamente apenado cuando un miembro en quien el había depositado su confianza y esperanza, decidía abandonar la Sociedad. Un caso fue el de Juan Vella el primer sacerdote en ser ordenado en la Sociedad; otro, el padre José Aquilina, quien estaba a punto de ser ordenado. Ambos dejaron a Monseñor De Piro , quien a pesar de su gran decepción les aseguró su voluntad de ayudarlos. El cumplió su promesa.

 

1931 : En la calle Celsi

El padre Francisco Javier Camilleri recibió el cargo de Superior de la sociedad . El aún era un sacerdote recién ordenado, pero poco después de su nombramiento, estuvo enfermo y los estudiantes fueron transferidos al Oratorio, en B'Kara, Mientras tanto, el hogar en el palacio Xara tuvo que ser abandonado antes le encontrar una casa mejor. Despues la Calle San Pablo la Sociedad se mudó a la Calle Celsi Nro. 10 (Hoy calle Mesquita). Afortunadamente no permanecieron mucho en esta nueva casa que era muy incómoda. Pronto el nuevo Superior se -recuperó y retornó al cargo hasta febrero de 1933.

E124 de setiembre de 1932, la Sociedad tenía otro sacerdote, el padre Agustín Grech, quien se convirtió en Maestro suplente de Novicios e17 de junio de 1933, en ese tiempo habían cuatro estudiantes preparándose para la ordenación : Antonio Camilleri, Luis Gatt, Jorge Xerri y Antonio Xuereb. El Fraile Agustin Grech, )permaneció a cargo de los estudiantes hasta que se mudaran a Santa Agueda habitaciones junto a la Iglesia habían sido construidas, y los miembros podían. Algunas vivir allí. Al fin los miembros estaban en un 'hogar' que podían llamar suyo.

1932: La fundación del hogar de la Sociedad - Sta. Agueda

La mente del Fundador había estado mucho tiempo en la Iglesia de Santa Agueda. Se había adquirido un terreno a su lado y con su propio dinero había ,comprado más terreno, pero la construcción real estaba retrasada, muchas veces, el Fundador expresó su deseo de ver puesta la piedra de fundamento. El estaba -convencido que había encontrado el lugar correcto donde los jóvenes podrían recibir ;u formación y entrenamiento para su ansiedad, como si cualquier cosa que él deseara -completar nunca sería realizada. Sin embargo, el día feliz vino cuando el 3 de octubre de 1932, el Arzobispo Mauro Caruana colocó la primera piedra. Este fue el comienzo de los que es hoy un gran edificio el hogar central de la Sociedad que está extendida por el mundo, como el Fundador había soñado y orado que fuera.

A principios de 1932 Monseñor De Piro ya se enteró que su salud era delicado y pensó especialmente en el futuro de la Sociedad.

En el testamento hecho e19 de febrero él reconoció que Dios le había confiado a fundación de la Sociedad. El la dotó con el terreno adyacente a la iglesia de San Agueda, con el solo objetivo de levantar un edificio en ese lugar para usarse en educación de los jóvenes miembros de la Sociedad, conduciéndolos hacia los ideales que él deseaba que sus hijos espirituales alcanzaran.

Terminaremos esta primera parte con una cita del último testamento y voluntad de Monseñor José De Piro:

'... Dejo todo el terreno con el edificio sobre él y el adyacente a la iglesia de Sta. Agueda al antes mencionado Instituto. La iglesia de Sta. Agueda, en Rabat - Mdina en la localidad de Hal Bajjada, ha sido cedida por las Autoridades de la Iglesia al Instituto para Misioneros en el Extranjero. Estoy dejando esta propiedad y otras parcelas que la confinan - las - cuales habré adquirido antes de mi muerte - para que se construya un edificio en el lugar para el uso de la mencionada Sociedad de San Pablo, y para alojar a los jóvenes miembros durante su noviciado y durante sus estudios de Filosofía y Teología.


 

 

Segunda Parte

Una Personalidad Sobresaliente en la Historia De Malta

 


 

Capitulo I

Dedicado a la Diocesis

Un persona que ispiraba confianza

El nombramiento del monje Mauro Caruana OSB, como Obispo de Malta (1915) no disminuye el trabajo de Monseñor De Piro. El aún estaba llevando las responsabilidades previas: Director del Instituto de Fray Diego - Monseñor de la Catedral - Fundador de la Sociedad de San Pablo, con todo el trabajo implicado.

Monseñor De Piro fue siempre un sacerdote dedicado al servicio de Dios y cada tarea asignada a él por el Obispo llegaba a ser un servicio para la Diócesis. Como su trabajo era absorbente, sentimos que debemos tratar cada asignación separadamente para poder apreciar los servicios que él rindió a la gente de Malta.

Esta Segunda Parte primeramente tratará de tres obligaciones que muestran la confianza que la habilidad de Monseñor De Piro inspiraba, mientras él llevó a cabo su trabajo para la diócesis de Malta y la estimación que le tenían aquellos con los que estuvo en contacto. Los tres compromisos aceptados por él fueron: Secretario General del Arzobispo Caruana - Rector del Seminario Principal de Malta - Decano del Cabildo de la Catedral de Mdina.

Secretario General del Arzobispo

Como él empezó su trabajo en al Diócesis de Malta, el Arzobispo Mauro Caruana se fijó en Monseñor De Piro, a quien nombró su Secretario General. La cantidad de correspondencia relacionada con esta responsabilidad nos brinda mucha información . El 3 de marzo de 1915 el Arzobispo Mauro Caruana escribió al Gobernador General, Lord Methuen, informándole de su decisión de seleccionar al Obispo Angel Portelli como Vicario General y a Monseñor José De Piro como su Secretario. El Gobernador respondió la carta del Obispo Caruana e15 de marzo.

Monseñor De Piro, con su don de precisión, estaba bien preparado para el puesto de Secretario General del Obispo. Su primera carta como Secretario fue dirigida a Monseñor Vicente Vassallo, Decano de la Catedral Metropolitana, refiriéndose al ingreso Ceremonial del nuevo Obispo en la Catedral, fijado para el lunes, 19 de abril de 1915. Otra carta refiriéndose al evento fue enviada al Secretario del Gobernador.

El trabajo de Monseñor De Piro como Secretario era de naturaleza imperso­nal, ya que era el medio que transmitía las decisiones del Obispo. Un hombre de muchas virtudes ocultas, él estuvo dedicado al servicio del Arzobispo, cuya mano derecha era él, especialmente, ya que el Arzobispo, un monje Benedictino, era un recién llegado a Malta, y en esos días, toda la correspondencia oficial era escrita en Italiano, un idioma con el que el Arzobispo no estaba muy familiarizado.

El Arzobispo Caruana no pudo evitar darse cuenta de las habilidades y profunda espiritualidad de su Secretario. durante los años difíciles de la 1 Guerra Mundial, el Obispo estaba muy deseoso porque los jóvenes sacerdotes, al dejar el Seminario, se pusieran en contacto con sacerdotes experimentados, que los prepara­ran para el apostolado. Para tratar este problema, el Obispo decretó el 19 de julio de 1915, formar una comisión bajo su dirección, y el primero entre los miembros nombrados fue Monseñor De Piro. Esa vez, el Obispo notó que Monseñor De Piro era la persona correcta para hacerse cargo de los jóvenes sacerdotes. Esta era una comisión muy importante y el tiempo requería que fuera revelado del cargo de Secretario General. E15 de julio de 1916, el Obispo escribía a Monseñor José De Piro informándole que Monseñor Luis Camilleri había presentado su renuncia y en consecuencia nombraba a Monseñor José De Piro como Delegado de la Comisión para la Administración del Seminario. Monseñor De Piro estuvo en el cargo de Secretario General del Arzobispo durante tres años, 1915 - 1918.

1918: Nombramiento como Rector del Seminario

La siguiente es la carta escrita por el Obispo a Monseñor De Piro con fecha 30 de setiembre de 1918, expresando su estima y su confianza:

'Estamos al tanto que Ud. es instruido y virtuoso, y merece un gran mérito en la Diócesis, especialmente a través de su cargo como Secretario General, con lo cual no sólo nos ha complacido a Nosotros sino a todos aquellos que necesitaban sus servicios. Por lo tanto, Muy Reverendo Padre José De Piro Navarra, Coadjutor del Decano de la Catedral, hemos decidido nombrar a Ud. Rector del Seminario Principal de San Pablo en Mdina, el Arzobispo Caruana lo nombró Rector del Seminario ya que Fray Vicente Bugeja había renunciado a ese puesto. Monseñor De Piro presentó su renuncia como Secretario General del Arzobispo. Su sucesor como Secretario General fue Monseñor Manuel Vassallo.

Humildemente, Monseñor De Piro expresó gratitud por las palabras llenas de elogio escritas por el Arzobispo en el decreto de nombramiento, y dio gracias a Dios. Sin embargo, el Señor no permitió que la alabanza del mundo le influenciara, porque pronto el fue públicamente humillado por su predecesor.

A principios de octubre de 1918, Monseñor De Piro asumió su nueva responsabilidad en el Seminario. El recordó su tiempo de seminarista en el Colegio Universitario de Capránica. En una carta escrita e125 de octubre de 1918, a Monseñor Carinci, entonces, Rector de Capránica, él dice:

'Este nuevo cargo me trae a la mente el tiempo en Capránica y mi superior, Monseñor Coselli, que era Rector en ese entonces, será mi modelo, recordándome cómo debo actuar... '

Un Padre en todas las formas

Lo que hemos aprendido acerca de Monseñor De Piro como Rector del Seminario de Mdina revela la veneración que los jóvenes seminaristas le tenían. En él encontraron un padre amable, conduciéndolos hacia su ministerio sacerdotal con amor, enseñanza y preparacion para su apostolado futuro. El corregía sus faltas gentilmente, a menudo pagando él mismo por los errores de ellos.

Como buen superior, él los amonestaba por las faltas en un tono suave de voz, nunca demostrando superioridad sino simplemente amonestando como alguien que que sólo busca el bien de cada seminarista. El nunca culpó o reproché a alguien si, debido a un olvido, se pasaba por alto algún deber. Era costumbre para él tener un cubo de agua y una toalla colocados en su habitación diariamente; pero, en una ocasión la toalla no estaba. La persona encargada de su habitación al despertarse en la mañana siguiente, recordó el yerro y corrio con una toalla para excusarse. El Rector sonrió: '¡No importa; no te preocupes; esta mañana sequé mi cara con la sábana!'

Monseñor De Piro enfatizaba el hecho que, para cumplir su deber con Dios y con el hombre, ellos debían ser sacerdotes puros. En él, ellos podían ver un modelo de santidad. Cuando, en ocasiones ellos tocaban su puerta, a menudo lo encontraban rezando el rosario o meditando. En tales ocasiones, pedía al seminarísta que esperara hasta finalizar su plegaria.

Monseñor De Piro tenía la impresión que la plegaria era escuchada siempre. Una vez, uno de los seminaristas se preguntaba por qué el cuadro de San José en la habitación del Rector estaba colgado de cara a la pared. Esto duró por algún tiempo, y un día el seminarista, al entrar a la habitación, no pudo resistir su curiosidad y le preguntó por qué San José mira a  lapared, Larespuesta fue: '¡Está en penitencia!Tien, ¿Qué ha hecho el santoT Preguntó divertido. El Rector respondió: `El se quedará al hasta que yo reciba la gracia que necesito'. Cuando los serninaristas notaron que el cuadro de San José volvió a su forma correcta, ellos sabían que su Rector había recibido la gracia que solicitó. Los seminaristas en el futuro predicarían la Palabra de Dios; por eso, Monseñor De Piro buscaba entrenarlos para que adquieran confianza en sí mismos enviándolos a varios Institutos de niños donde podían hablarles y enseñarles.

A veces, muy naturalmente, estos seminaristas cometían faltas. Cuando se acercaban los examenes, dado el calor del verano, en vez de dar un paseo, se relajaban en la sombra de un campo, conocido 'Is-Saqqajja/ en Rabat para estudiar tranquilamente allí. Un día, Juan Maria, el granjero dueño de este campo, los encontró y mientras recogía frutos en una canasta grande, él, muy amablemente, les dijo que se sacaran una o dos. Los seminaristas lo tomaron a la letra, y hambrientos como estaban, en un minuto dejaron vacía la canasta. A su regreso al Seminario, ellos descubrieron que el granjero se había quejado al Rector. Esto, por supuesto, los impresionó, y muy severamente el Rector los reprendió, indicando que se habían aprovechado de la amabilidad del granjero. Los seminaristas no supieron que decir, yprivadamcote acordaron compensar al granjero. Cuando más tarde los seminaristas regresaron al mismo campo, el granjero se apresuró a decirles: 'Tomen todo lo que quieran, ya que me fue muy bien con el Rector. ¡El me dio el doble del valor de la fruta!'

Es un hecho que Monseñor De Piro cubría la mayoría de los gastos de los seminaristas, (así como también para otros). Un día su madre Ursula fue al Seminario y amablemente le reprochó. Un seminarista le dijo: 'Señora, ¡no desanime a nuestro Rector!' Ella respondió con un guiño: 'Mi hijo me arruinará, siempre me pide dinero para darlo a otros'. El Rector escuchó y sonrió, sabiendo muy bien que ella siempre estaba dispuesta a dar generosamente cualquier cosa que pidiera.

Monseñor De Piro tenía una manera persuasiva de hablar a los seminaristas, porque sus palabras fluían de un corazón lleno de amor por Cristo y sus escogidos. En una ocasión, había llegado el día para que el recién ordenado dejara el Seminario y fuera a trabajar en una Parroquia y un sacerdote mayor estaba con el grupo. A1 salir, ellos se reunieron con el Rector, y el sacerdote se dirigió a Monseñor De Piro: 'Esta es probablemente la última vez que estos seminaristas lo vean, por favor ¿podría Ud. decirles unas palabras, antes que se vayan?' Este fue el consejo del Rector: 'Tengan cuidado con la envidia, por que los malteses especialmente son propensos hacia ella. La envidia es un defecto común del clero maltés. La nuestra es una pequeña isla, donde todos nos conocemos y por lo tanto es fácil volverse envidioso.

El Seminario durante el tiempo de Monseñor De Piro

Monseñor De Piro fue Rector del seminario de Mdina por sólo dos años. De los seminaristas sabemos el método que él adoptó al dirigirlo. De importancia más grande, sin embargo, es un informe que tenemos y que fue escrito por él, el 27 de agosto de 1920, en la forma de una carta al Arzobispo Caruana. fue escrito al fin del año académico, después que los resultados de exámenes fueron públicados y él se expresa claramente afirmando sus impresiones en cuanto al Seminario.

Con el debido respeto, él hace observaciones críticas. Con toda sinceridad él deseaba ver que el Seminario mejorara espiritualmente y de otras maneras. El no deja ningún punto concerniente a las mejoras deseables y este documento importante se conserva en los archivos del Seminario. En un informe de once páginas no hace mención de sí mismo; no obstante, su ,)ersonalidad aparece en forma vívida, revelando su dedicación y los problemas que estaba enfrentando. Todos aquellos que trabajaron con él son mencionados, antes que nadie el Vice Rector, padre Antonio Galea, quien ha introducido en una forma digna de elogio la Teología Ascética, llenando la silla vacante después de la renuncia del padre Dominico, Antonio Gatt.

El Rector sentía que la enseñanza de Filosofía y Teología había hecho buen progreso debido a que el Arzobispo había instalado a un 'Prefecto de estudios' en la persona del Catedrático Enrique Dandría, propuesto por Monseñor De Piro y aceptado por el Arzobispo.

En el informe se mencionan, los nombres de los Catedráticos que habían estado instruyendo en varios cursos religiosos y académicos en 1920.

Fueron los siguientes :

Teología Dogmática                                          Padre Daniel Callus

Teología Moral                                                 Monseñor Antonio Gonzi

Escritura Sagrada                                             Padre Miguel Gonzi

Ley Eclesiástica                                                Monseñor Manuel Vassallo

Arqueología e Historia de la Iglesia                   Padre Carmelo Psaila

Elocuencia Saarada                                          Padre Miguel Barbara

Liturgia                                                 Padre Juan Vella          

Filosofía y Literatura Inglesa                              Padre Enrique Dandría

Literatura Latina                                               Padre Miguel Gonzi

Literatura Italiana                                              Padre Carmelo Psaila

Ciencia Natural                                     Padre Antonio Genovese

 

Los problemas respecto a ciertos estudios y métodos adoptados están clara­mente enumerados y se sugieren previsiones.

Monseñor De Piro se revela como un hombre en contacto con los tiempos. El Dr. Felipe Sciberras estaba dirigiendo a los malteses en su lucha por obtener más libertad de expresión. El gobernador, Lord Plummer (1919 - 1924) trabajó estrechamente con los malteses y por ello era muy popular, se estaba acercando el y tiempo para que se le diera a Malta la nueva Constitución del año 1921, por la cual Malta se gobernaría por sí misma.

Las siguientes son las palabras de Monseñor De Piro: Un nuevo liderazgo político se está proponiendo para nuestra tierra. Tenemos reuniones para jóvenes católicos, y otras de naturaleza social que están progresando. Por lo tanto siento que debo proponer que a los seminaristas se les de lecciones de Sociología de la Iglesia.

El Rector no olvida alas personas que estuvieron colaborando en la dirección del Seminario. Las hermanas Terciarias Franciscanas (hoy Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús trabajaron arduamente en la cocina. Su tarea fue dura y más dificil porque había escasez. Las hermanas hicieron lo posible para proveer comida saludable para los jóvenes estudiantes pero el Tesorero Universitario falló en proveerles los suministros necesarios.

El Tesorero no vivía allí, y la situación después de la I Guerra Mundial era precaria con el costo de vida subiendo diariamente, y el racionamiento de alimentos en la Isla. La ausencia del Tesorero empeoró los asuntos y el Rector llegó a decir que,  si no se encontraba una solución para proveer las necesidades materiales de los estudiantes, sería aconsejable clausurar el Seminario.

Otra profunda ansiedad el Rector era el no tener un Director Espiritual permanente. 'El Director Suplente y Confesor de los seminaristas es Monseñor Francisco Magri, quien está atendiendo sus deberes en la Catedral de Mdina  por las mañanas, cuando esa es la hora en que los seminaristas lo buscan para confesarse en vez de tomarse el tiempo para meditar'. También nombra a otros confesores.

El Rector expresa satisfacción por la colaboración dada por los legos pero desea que el Arzobispo les suba los salarios. El costo de vida había aumentado y ellos no podían arreglárselas. En ese tiempo el mismo Rector estaba recibiendo sólo 15 libras esterlinas anualmente.

Mons. De Piro no estaba encontrando fácil dirigir el Seminario como deseaba, por muchas razones. Los seminaristas, treinta cinco, se quejaban primero, de como se conducían los exámenes. El Rector estuvo de acuerdo con ellos y su deseo era tener reglamentos claros de acuerdo a las leyes de la Iglesia. Otra queja de los estudiantes era respecto a la insuficiente cena, lo cual como ya se notó, era una causa constante de ansiedad para el propio Rector.

El Rector le confió al Arzobispo que el espíritu de rebelión que se estaba extendiendo por el mundo de alguna manera se estaba infiltrando, lentamente en el Seminario. Estos problemas eran una constante fuente de profunda preocupación para el Rector y a causa de eso él no podía obtener los buenos resultados que deseaba. Sin embargo, él sentía que su juicio de los seminaristas debía ser justo, y admitió que en los últimos meses habría sido testigo de sus esfuerzos por mejorar.

Era costumbre que los seminaristas pasaran sus vacaciones de verano vivien­do con sus familiares y ayudando en las parroquias donde ellos vivian. A su regreso al Seminario se solicitaba a todos los sacerdotes párrocos que enviaran un informe al Rector acerca de la conducta y trabajo de los estudiantes. Muchos de los párrocos enviaban pocas notas y observaciones generales las cuales no satisfacían al Rector. El sentía que se desilusionaba de los párrocos, por que dijo: 'cuando los seminaristas están libres, sin supervisión es más fácil descubrir sus inclinaciones; por lo tanto, detalles acerca de su conducta y trabajo ayudarían al Rector para guiarlos en su formación sacerdotal.

'Los seminaristas habían estado acostumbrados a ahorrar diez chelines cada uno, dinero que era guardado por el Rector para propósitos recreacionales. La recreación fuera del Seminario era muy importante, de acuerdo al Rector. Quien enfatizaba el punto: 'Desde que ellos nunca salen del mismo ambiente monótono, estoy decepcionado al notar que ellos se han hecho indiferentes unos con los otros...' El Rector deseaba que el Arzobispo le diera libertad para organizar las salidas que los jóvenes necesitaban.

A pesar de las dificultades, los seminariastas estaban dedicados a sus estudios, pero algo asustados de los exámenes. El Rector expresó su deseo al Arzobispo que premiara a los que obtuvieran los mejores resultados eximiéndolos de presentarse a los exámenes de Curia antes de la Ordenación. Esto los alentaría a estudiar con más entusiasmo. Otras observaciones siguen con sugerencias para facilitar los estudiosos de los seminaristas.

Estos comentarios enviados al Arzobispo por Monseñor De Piro muestran sus sentimientos y denotan cuan profundamente interesado y dedicado estaba él en su obra preparando a los jóvenes para el sacerdocio. El estaba bien enterado de todo lo que ocurría a su alrededor y no deseaba ocultar nada al Arzobispo. Con gran discreción, el Rector da un informe completo, incluyendo sus críticas sobre cada aspecto de la vida en el Seminario, su opinión de los catedráticos, los seminaristas  y cualquiera conectado con el Seminario principal en Mdina.

1920: Monseñor De Piro deja el Seminario

Monseñor De Piro estaba ahora ocupando muchos cargos de importancia y estaba creciendo la estima de los malteses hacia él. En varias ocasiones él sintió que debía aceptar nuevas obligaciones, sin abandonar ninguna de las previas. En el año 1920, Monseñor De Piro no estaba aún implicado en política, aunque muchos estuvieron entusiasmados al oir su opinión respecto a la nueva Constitución para Malta. El era miembro de la Asamblea Nacional, y a causa de sus deberes a menudo estaba ausente del Seminario. Sin embargo, como Fundador, su mayor preocupación era la creciente Sociedad de San Pablo, la misión que Dios dio a su vida.

Al explicar al Arzobispo su dificultad de cumplir su deber como Rector del Seminario, él menciona sólo su responsabilidad hacia su Sociedad, la cual, sentía que la descuidaba. Lo siguiente es lo que escribió e127 de agosto de 1920:

'Yo, que abajo firmo, José De Piro, Decano Coadjutor, he concluido el Segundo Año como Rector del Seminario. Tengo también a mi cargo la guía del Instituto para Misioneros en el exterior, que está aún en su infancia. Está creciendo y mientras el tiempo pasa siento que debo dedicarme más y más a esta obra. Por esta razón, si su Ilustrísima está de acuerdo, deseo ser relevado de mi cargo como Rector del Seminario. Es mi deseo dedicarme al desarrollo de este Instituto'.

El Arzobispo Caruana no dio una respuesta inmediata. Era necesario encontrar un sucesor apropiado como Rector del Seminario. Su elección fue Monseñor José Apap Bologna, un pariente de Monseñor De Piro. Este último fue informado del nuevo nombramiento por el padre Manuel Vassalló . Secretario del Arzobispo, en una carta con fecha 19 de octubre de 1920: 'Por medio de esta carta, deseo darte la noticia que Monseñor José Apap B ologna ha sido nombrado Rector del Seminario Principal. Debido a tus muchas obligaciones solicitaste ser relevado de . este cargo... Monseñor Apap Bologna asumirá el cargo desde el próximo  primero de noviembre...'

No había duda de la necesidad sentida por Monseñor De Piro para dedicar más tiempo a la Sociedad que había fundado. Durante sus últimos meses en el Seminario estaba intercambiando correspondencia importante con la Sede y el Arzobispo en un esfuerzo de obtener la aprobación eclesiástica oficial para la Sociedad de San Pablo.

1915: La ceremonia de Instalación del Obispo de Malta

La ceremonia de 'Instalación' de un nuevo Obispo de Malta tuvo lugar antes de su solemne 'Entrada' en la ciudad de Mdina. 

El nuevo Obispo, Mauro Caruana, delegó a Monseñor De Piro que ejecutara la ceremonia de'Instalación' el domingo, 14 de marzo de 1915, a las 4:00 de la tarde. El documento conservado en los archivos de la Curia del Arzobispado da los detalles de la delegación a Monseñor De Piro como abogado del Obispo Mauro Caruana. La escritura legal fue leída y publicada en el salón Capitular y firmada ante los Testigos. Desde el Salón la procesión, conducida por los miembros del Cabildo entró en la Catedral, donde el Canciller, Monseñor Pablo Vella Mangión, leyó desde el púlpito la Bula Papal, por la cual el Arzobispo Caruana había sido elegido Obispo de la Diócesis de Malta. Monseñor De Piro administró el juramento de lealtad ante el Archidiácono, Monseñor Vicente Caruana Gatto, esa vez el dignatario más alto del Cabildo. Monseñor De Piro se instaló posteriormente en la silla episcopal y, después de ascender las gradas del trono, él se puso las vestiduras pontificiales antes de entonar el 'Te Deum' seguido por la antífona de San Pablo. El beso de paz y la promesa de lealtad por parte de los miembros del Cabildo cerraron la ceremonia. 

1920: De coadjutor a Deán

El cargo de Deán había existido por cientos de años porque había sido instituido en conexión con la Catedral de Malta, históricamente ya desde el Conde  Roger el Normando. Las autoridades civiles también tenían el derecho de aprobar la eleccion de este dignatario. Mientras el tiempo pasaba, muchos cambios tuvieron lugar al nombrar al candidato escogido.

Aunque ese era un honor no buscado por él, Monseñor De Piro había sido nombrado en 1911, y permaneció por el resto de su vida, como Monseñor de la Catedral Metropolitana de Malta. Siendo nombrado Coadjutor del Deán,  Monseñor Vicente Vassallo, él estaba enterado que a tiempo él lo sucedería en ese alto cargo. Monsenor Vicente Vassallo murió e115 de noviembre de 1920, a los 85 años de edad Monseñor De Piro llegó a Deán por derecho de sucesión. Su instalación en la Catedral  de Malta tuvo lugar con la debida solemnidad e1 24 de noviembre de  1920, precedida  por su entrada en la ciudad de Mdina en un carruaje tirado por caballos.


Esta vez, los miembros del Cabildo se preocupaban en cuanto a quien se deberia dar la precedencia: el Archidiácono o Deán. Presidente del Cabildo era el  Dean, pero primer dignatario era el Archidiácono. El recién elegido Archidiácono fue Monsenor José Apap Bologna, doblemente relacionado con Monseñor De Piro  por los matrimonios de su hermano y hermana con Teresa e Igino, hermanos de De Piro. Este parentesco creó una situación delicada. Sin embargo, Monseñor De Piro sentia que era su deber proteger derechos tradicionales, y el 8 de abril de 1922, escribio al Arzobispo Caruana: 'El Deán es reconocido como Presidente del Cabildo,y tiene precediencia sobre todos los dignatarios pertenecientes al Cabildo. Además, cuando las vitaciones oficiales se limitaban a un miembro del Cabildo, es el Deán  quien es inviado. Actualmente yo soy el Deán y siento que es mi deber defender mi posicion y mis derechos'.

La diferencia de opinión entre De Piro y Apap Bologna continuó por largo tiempo hasta que, finalmente, el Archidiácono tomó precedencia sobre el Cabildo de la Catedral. Esta precedencia ha permanecido hasta hoy.

El Colegio de la Catedral

Por varios siglos había existido en la vecindad de la Catedral un colegio gratis  para ninos y se le dirigía con gran interés. En 1921, se hacían planes para remodelarlo en un intento de obtener mejores resultados. Bajo la presidencia de Monseñor De Piro, el Cabildo de la Catedral, delineó un plan que fue presentado al Arzobispo Caruana. 

Los beneficios s proyectados se deben a la Congregación Capitular que se reunió e110 de octubre de 1921:

1. Originalmente el Colegio era para el beneficio de los acólitos, quienes daban sus servicios en la Catedral. Funcionaba en habitaciones sobre la sacristía de la Catedral, y luego, cuando el Seminario fue transferido a Floriana, las clases tenían lugar en el edificio que había sido el Seminario previamente. El nuevo planes para que el colegio acepte otros escolares así como a los acólitos. Toda la instrucción será gratis. Otros ocho artículos siguen respecto al programa de estudios, salarios y gastos. -

Monseñor Antonio Vella 'penitenciario', presentó el sílabo a Monseñor De Piro, quien respondió en una carta, con fecha 22 de setiembre de 1922, concordando con los planes y añadiendo su firma. Sin embargo él tenía una observación. El no era contrario a que se enseñara Historia de Inglaterra, pero añadió: 'No es apropiado que se omita la enseñanza de la Historia de Malta. En mi opinión, esta puede darse fácilmente en la clase donde se enseña Italiano... Pienso que el libro de Lettrid u otro de Debono sería apropiado'.

Luego veremos que cuan patriota era Monseñor De Piro. Uno no puede expresar amor por su país si descuida aprender su historia. El, por lo tanto, quería que el Obispo de la Iglesia diera a la Historia de Malta el lugar que merecía.

Monseñor De Piro, que llamaba al colegio'nuestro colegio', tuvo comentarios adicionales para tomar medidas necesarias. El escribió a Monseñor Antonio Vella (penitenciario) como sigue: 'En su informe se omite otro punto: Ud. no fijó reuniones con los delegados responsables por la dirección del colegio. Deberían tenerse reuniones por lo menos una vez cada tres meses, y otras cuando haya necesidad. No hay duda que los directores necesitan reunirse y también necesitan contacto con el personal docente. Sino tenemos estabilidad y buen liderazao, nuestro proyecto fallará en poco tiempo, así como otros que no han tenido éxito'.

Todos deseaban que el colegio floreciera, pero los fondos estaban escasos y la Catedral no podía añadirse más cargas. La Iglesia había estado haciendo todos los esfuerzos para promover la enseñanza ofreciendo educación gratuita a los niños más pobres de nuestra Isla.

Monseñor De Piro representó al Cabildo de la Catedral en la planificación de la Constitución de Malta en 192 1. Toda la correspondencia se guarda en los Archivos de la Catedral. Ya que él era Presidente del Cabildo, su nombre aparece a menudo, y él frecuentemente enviaba circulares a los miembros del Cabildo. Notaremos luego el rol que él jugó como patriota Católico, y el sentido del deber con que llevaba a cabo sus responsabilidades. Cuando se veía obligado a ausentarse de las reuniones del Cabildo, él informaba debidamente, dando también sus opiniones respecto a casos en debate. Cuando recibió quejas en cuanto a que las discusiones en el Cabildo eran divulgadas, él propuso que los documentos en borrador con la agenda no deberían repartirse.

Monseñor De Piro era franco y cuidadoso y por estas cualidades se ganó la estima y admiración de cualquiera que tratara con él. Su alta posición no lo hizo presumido, aunque el título en ese tiempo tenía gran importancia, y era otorgado a personalidades escogidas. A causa de su previsión y benevolencia, la gente de Malta se benefició de todas las maneras. Su presencia dignificada inspiraba confianza e hizo todo el bien posible a todos los de su alrededor - como Cristo, su Maestro. Además lo bueno que logró no era sólo espiritual.

 


 

Capitulo II

Padre de las ninas huerfanas en el Istituto de Fray Diego en Hamrun

Dedicación a aquellos que están en necesidad

Monseñor De Piro no vio distinción entre los necesitados de Malta y aquellos de otros países, para quienes él podría ser gran ayuda. En las reglas de la Sociedad de San Pablo él afirma que los miembros también cuidarían de los Institutos de Caridad. Desde el principio de su vida sacerdotal, José De Piro se había dedicado a trabajar por los necesitados. El cumplió este compromiso no sólo a través de la Sociedad, sino personalmente, ayudando a los hogares de niños y niñas en Malta y Gozo. El no tenía deseo de honores del mundo a cargos del alto rango otorgados a él por la Iglesia a causa de su habilidad y sus méritos. A pesar de su delicada salud, se dedicó enteramente a los Hogares para niños, y nunca se quejó, no importa cuan atareado estaba. Por el contrario, toda esta obra era para él una fuente de paz interior y felicidad, por que su vida estaba centrada en Cristo, ya que trataba de imitar a El fielmente.

El Obispo de Malta pidió a José De Piro que se hiciera cargo del Instituto de Niñas, Fray Diego, en Ilamrun, en 1917, y de Jesús Nazareno en Zejtun en 1922. Después en 1927, se le confió, también, el de San Francisco de Paula en B'Kara.

Al mismo tiempo que él luchaba por alcanzar su ideal - el establecimiento y crecimiento de la Sociedad de la cual él era el fundador - se las ingeniaba para ayudar los dos hogares de muchachos. En 1922, llegó a ser Director de ambos: el Instituto de San José en Santa Venera, y otro establecido por los párrocos de Gozo en Ghajnsielem.

El contribuyó financieramente al bienestar de la Sociedad de San Pablo y de los cinco hogares a su cuidado. El les dió su fortuna así como su salud. En su relativamente corta vida - Monseñor De Piro trabajó en Malta veintiocho años, entre 1905 y 1933 veintiséis de otros años fueron dedicados a los huérfanos que tanto amaba. Monseñor De Piro era un padre para muchos niños abandonados, no sólo en los Hogares de Caridad que cuidaba, sino, en realidad, su corazón estaba con cualquier niño pobre que podía encontrar. Al comienzo de este siglo, muchos eran los niños golpeados por la pobreza que podían verse vagando por las villas y cerca a los pueblos. No sabemos cuánto contribuyó Monseñor De Piro al bienestar de estos desafortunados, per el era muy reservado acerca de sus buenas acciones. El hasta se perturbaba si su madre llegaba a saber alguna se sus bondadosas acciones.

Afortunadamente, conocemos un significativo incidente relatado por Lorenzo Grixti, el fiel criado de Ursula. Una noche, Monseñor De Piro estaba -egresando a Mdina en tren, que en ese tiempo corría - entre Valletta y Mdina. El se )ajó en el terminal de Mdina y mientras subía por la colina, fue asaltado por dos iombres. Probablemente ellos reconocían quien era porque se escaparon en la )scuridad. El llegó a su casa en un estado de fuerte impresión y le relató a Lorenzo io que había pasado, y Lorenzo decidió que en el futuro iría a reunirse con Monseñor De Piro en la estación de ferrocarril en Mdina.

Una noche, con una antorcha en la mano - no había iluminación en el camino le la colina Lorenzo lo esperaba y no pudo creer cuando vio a un muchacho vestido ,on pantalones desgastado siguiendo a Monseñor De Piro. Al ver la cara asombrada le Lorenzo, Monseñor dijo: 'Encontré este pequeño sólo en el embarcadero del merto, por eso lo he traído conmigo'. Los tres subieron por la colina, y al llegar a casa le Monseñor, con la ayuda de Lorenzo, lavó y dio de comer al niño, y lo llevó a dormir m unos de sus colchones dobles con algunas de sus ropas de cama, cómodamente .nstalado en una esquina de su propia habitación. Su madre Ursula, supo lo que había ;ucedido, y se aseguró que a su hijo no le faltara nada para que pasara una noche ranquila después de un día de trabajo. Monseñor no hizo ninguna observación en :1 momento, pero en la primera oportunidad reprendió a Lorenzo diciéndole: :.orenzo, por favor, no le digas a mi madre lo que pasa en mi habitación. Lorenzo nmediatamente replicó': "¿ y a quien más podía ir sino a su madre para que le diera )tro colchón y la cama suficiente? ' Monseñor simplemente dijo: 'En ocasiones ,imilares por favor guarda silencio'.

Lorenzo no supo si el muchacho, al final, regresó con sus padres o si se unió i otros niños de su edad en unos de los I logares para Muchachos.

El tratamiento dado a este niño revela los sentimientos y reacciones de Monseñor De Piro cuando se enfrentaba con la pobreza y el sufrimiento. El no fue e1 fundador de las Instituciones a su cuidado sino el Director; sin embargo, sentía que su trabajo como administrador no era suficiente. Era, con buena razón, que los niños en estos Hogares lo veían como amoroso padre que los amaba, ayudaba y que estaba preparado para sacrificarse por ellos.

El celo fructífero de un Hermano lego Franciscano

Monseñor De Piro inició su obra apostólica en los hogares para los niños necesitados cuando era un secerdote ordinario, y el Instituto de Fray Diego fue el primero confiado a él.

En 1860, Fray Diego, un hermano Menor Franciscano, había empezado a trabajar por el bien de chicas jóvenes que habían desviado su camino. Las dificultades y oposición que enfrentó no desanimaron a este Hermano celoso, quien, visiblemente Tuiado y sostenido por Dios, continuó el trabajo empezado. No fue hasta 1886 que finalmente estableció la fundación de un Hogar de Caridad para muchachas en [iamrun. Providencialmente, Dios guió a las Hermanas Franciscanas del Sagrado 2orazón a que tomaran la dirección de la buena obra en el Instituto, y numerosos )enefactores apoyaron, primero entre ellos el Marqués Scicluna, conocido como 'Ic­-Cisk” (un apodo que demostraba riqueza como Atahualpa). Fray Diego murió el 14 le mayo de 1902, rodeado de las Hermanas Franciscanas y de aquello que él había ;alvado de la miseria espiritual y temporal.

La Orden Franciscano de Menores hicieron todo el esfuerzo para continuar la )uena obra de Fray Diego, y se hicieron de muchas deudas con las que el Instituto -staba agobiado. Sin embargo, puesto que los años pasaban, el padre Provincial iecidió que como el Hogar albergaba, niñas, no era apropiado que su Orden se hiciera ,arao. Y e12 de agosto de 1907, se firmó una escritura legal ante el Notario Francisco 3chembri Zarb, por la que el Instituto era entregado al Obispo de Malta Pedro Pablo ?ace y sus sucesores. Por esta escritura el Instituto Fray Diego llegó a ser diocesano.

2 de agosto de 1907: El primer Instituto Diocesano

Cuando el Obispo llegó a saber de la decisión del Provincial de ceder al Instituto a la Diócesis, él se enfrentó con el problema de a quién nombrar como Director. El confió su perplejidad al padre Jorge Bugeja, quien estaba a cargo del Instituto de San José en Santa Venera. Este último propuso al padre José De Piro que siempre había mostrado interés en el trabajo emprendido por el Instituto de San José. Aparte de esto, el padre Jorge había pedido al padre José. Que se hiciera cargo de su Instituto por un mes cuando él viaje al exterior, y De Piro demostró ser digno y capaz durante su ausencia. El Obispo estuvo de acuerdo con la sugerencia del padre Jorge y posteriormente José De Piro obedientemente aceptó el nombramiento. El aún no tenía treinta años de edad y estaba dedicado al trabajo apostólico en la parroquia de Qrendi.

En la carta de nombramiento, con fecha 2 de agosto de 1907, se lee lo que sigue:...' Como debemos proveer un Director bueno y entusiasta para hacerse cargo del Instituto y como sabemos cuán prudente, ferviente y activo es Ud. con gran confianza le nombramos para este cargo, con las facultades necesarias. Estamos seguros que bajo su dirección, con la ayuda generosa de los fieles, y con la ayuda de las hermanas Franciscanas Terciarias, el Instituto prosperara. Las hermanas, bajo la protección de su Patriarca Seráfico trabajarán sin invadir ninguna tarea, como lo han hecho hasta ahora, y enseñarán a las muchachas confiadas al cuidado de este Instituto'.

Primeramente las hermanas se sintieron desconcertadas cuando supieron de la elección de tal Director. Ellas no conocían a De Piro bien, pero sabían de su familia y temían que a causa de su noble origen, se iban a sentir tímidas en su presencia. Pero cuando él se dirigió a ellas la primera vez, todos sus temores se desvanecieron. El estaba lejos de ser inaccesible, y las hermanas vieron con deleite cuan fácilmente él se igualaba al nivel de los niños.

Por su inexperiencia en un trabajo similar, el padre José no sabía a quien recurrir por consejo, Fue su madre, Ursula, quien se convirtió en su compañera inseparable de la misma manera que 'Mamá Margarita' había alentado y apoyado a Don Bosco en su misión de caridad.

El Instituto que él amó primero

Cuando el padre José De Piro se hizo cargo del Instituto de Fray Diego, todavía no tenía otras responsabilidades; entonces podía visitar a las niñas, frecuentemente, y discutir con las hermanas acerca de lo que se necesitaba. Sin embargo, aún cuando después él estuvo ocupado con otros deberes, nunca descuidó sus visitas al Instituto. El estuvo encantado cuando las hermanas le informaron que habían instalado un teléfono - 'Ahora que estamos mucho más cerca; si yo levanto el receptor, y Ud. Levanta el suyo, podré escucharte no solo a ti sino también a las niñas mientras practican el canto Gregoriano - y así puedo registrar su progreso'.

Las niñas no lo veían como un superior; para ellas era alguien que sinceramen­te las amaba. Era una escena familiar verlo en alguna ocasión festiva, llevando a una de las chiquitinas en los brazos con otras pequeñas siguiéndolo alegremente. Cuando él fue elevando a la dignidad de Monseñor de la Catedral, siguió siendo la misma persona y nunca fue al Instituto con sus túnicas rojas. Su acercamiento hacia las niñas fue siempre amigable, y tan pronto como entraba el Hogar, el susurro era : 'Nuestro Padre esta aquí'.

Métodos de Educación

El trabajo de Monseñor De Piro como Director no consistía meramente, en supervisar a las Hermanas y a las niñas. El era excesivamente - indulgente; creía firmemente que su deber era asegurar una fuerte formación de carácter para cada una. Como Cristo, Monseñor no imponía el castigo, su deseo era que la misma culpable reconociera su falta. Cuando encontraba a una niña en penitencia fuera de su clase, él averiguaba su falta e iba donde la niña a decirle: Estoy seguro que prometerás no hacerlo otra vez. El siempre les recordaba alas Hermanas 'Nunca levanten la voz a las niñas; ganarán más con paciencia y amabilidad'. Cuando las Hermanas se quejaban de la conducta, como un padre compasivo, Monseñor les decía: 'Agradezcamos a Dios que estas niñas estén aquí con nosotros y no en otro lugar. El añadía: 'nunca dejen a las niñas solas vigílenlas y hagan todo lo posible para que no se den a la flojera.

El deseaba que las muchachas aprendieran que el domingo era un día especial, y no un día ordinario. Para fijar esto en su mente, él pidió a las Hermanas que les dieran su mejor vestido para usar, tal que se dieran cuenta que el domingo era un día santo dedicado al Señor.

El Director compartió la preparación de las muchachas para su primera Comunión, indicándoles la importancia de ese día y examinándolas cuidadosamente antes de la gran ocasión.

El Instituto albergaba niñas de varias edades y, el Director sabía que la educación para las menores debía ser proporcional a su edad. A menudo llamaba a las mayores aparte, y enfatizaba la bondad mutua. El trataba de hacerles entender que el gran error de siempre era la falta de amor al prójimo. Al no observar el gran mandamiento del amor, uno ofendía con los pensamientos, palabras y maltrato a sus iguales y a la autoridad. Uno de los principios de De Piro era nunca perder la esperanza sino, mostrar aprecio por cualquier esfuerzo, sin importar lo pequeño que fuera. Cuando visitaba a las niñas en su clase y observaba como diligentemente estaban estudiando, él expresaba su aprecio con palabras de aliento. Durante estas visitas, quando el notaba a una muchacha mayor preocupada o triste, no sana de hogar antes de haberle dado su atención y ayuda.

En su humildad y entrega, él pidió a las Hermanas que no le dieran señales especiales de consideración, y cuando encontró flores en su habitación, pidió a una hermana que las llevara ante el Sacramento Bendito. Si le traían a la mesa un postre ) golosina especial él decía: 'Den esto a las niñas'.

Esparcimiento y felicidad

Monseñor De Piro daba mucha importancia a las actividades recreacionales, considerándolas un factor importante en la educación, y usó su iniciativa para inventar diversión y entrenamientos para hacer felices a las niñas. Organizaba juegos con premios y recompensas, tal que las niñas crecieran viviendo una vida feliz haciendo su deber y luego vivieran como mujeres realizadas.

Siempre mantuvo su palabra cuando había prometido un premio por una buena conducta. En Navidad y Pascua Florida, él invitaba a las niñas una comida 'estiva especial, y a menudo en la fiesta de San José hacía lo mismo. En esas ocasiones, invitaba al Obispo, parientes y amigos, y las niñas cantaban y recitaban. .a muchacha escogida para leer el discurso, aunque algo tímida se sentía muy orgullosa de su logro. Monseñor De Piro no estaba a favor de entrenar a las niñas )ara actuar en un escenario; él prefería que evitaran eso en el futuro. Sin embargo, deseaba que las cosas se hicieran bien siempre; por eso, cuando asistía a los ensayos ;1 daba alguna observación a la hermana encargada para asegurarse que se alcanzaran os niveles más altos.

La providencia había sido generosa con Monseñor De Piro; en consecuencia, sentía que su deber era dar mucho, y ser un buen padre para las niñas del Instituto. ?1 no se avergonzaba de recurrir a su madre y familia por ayuda sustancial. A menudo :)s hogares y el dinero de sus parientes contribuyeron para alegrar a las niñas. A él : gustaba llevarlas de paseo a la casa familiar en Qrendi, donde ellas podían juguetear en los terrenos. Hacia el final del día, él reunía a las niñas para orar en la capilla de Nuestra Señora de la Misericordia. Frecuentemente las llevaba a la playa, la casa de su hermano (padre Santi) en la Playa de San Pablo. Nunca olvidaba llevarlas allí el día de la fiesta de su madre -Santa Ursula - y cada niña antes departir recibía pasteles extra de las manos de su madre. Monseñor De Piro disfrutaba de esta ocasión tanto como las niñas, y se regocijaba al ver a su madre colaborando también ara alegrarlas en su día de fiesta. Además De Piro rentó una casa en Marsaxlokk ara que las niñas disfrutaran cerca del mar; él quería que ellas sintieran que nunca ; les olvida.

Aparte de los cursos académicos usuales: cocina, costura, confección de vestidos bordados y otros, también se les enseñaba habilidades prácticas para preparar a las niñas para su vida futura en el mundo. Con el fin de alentarlas a hacer todo su esfuerzo, se ofrecían premios a aquellas que obtuvieran los mejores resultados en cualquier curso.

En la Noche Buena, antes de la Misa de Media noche, Monseñor estaba allí para jugar con las niñas y distribuir regalos a todos, del gran árbol de Navidad.

Aunque el perfume se consideraba un artículo de lujo, Monseñor pensaba que las muchachas mayores no debían privarse de este regalo. En una de sus visitas a Túnez, él trajo jabón y perfume como regalos para distribuirlo a las muchachas. Margarita Buhagiar, quien pasó su niñez en Fray Diego, recuerda a Monseñor De Piro trayendo presentes cuando regresaba del exterior.

Monseñor De Piro irradiaba paz y gozo y las niñas nunca olvidaron que cuando la enfermedad retenía a alguna en el hospital, él iba de visita y aliviaba su soledad con palabras de aliento; sus visitas eran más frecuentes si la enfermedad parecía ser seria.

Confianza en la ayuda de Nuestra Bendita Señora

Monseñor De Piro estaba convencido de la verdad -'Ayúdate y entonces Dios te ayudará' El no descuidaba ningún medio humano a su disposición para lograr las grandes aspiraciones que se formaban en su mente; al mismo tiempo, él sabía que estaría indefenso sin la ayuda de Dios Todopoderoso. El tenía gran devoción por Nuestra Bendita Señora, él depositó su confianza en ella y le confió a las niñas del Instituto.

Su madre una vez les dijo a las niñas que fue el 8 de mayo de 1898, fiesta de Nuestra Señora de Pompeya que su hijo había recibido la llamada al sacerdocio y estaba seguro que debía dedicar su vida a Dios. Como esta fecha es memorable, el 8 de mayo era celebrado de gran manera en Fray Diego. La presencia de Monseñor De Piro alegraba a las niñas; después cuando llegó a ser Director del Instituto de San José en Santa Venera, llamó a los miembros de la Sociedad, y a los niños para unirse en oración - el rezo de las Suplicas. A las niñas se les pedía que escribieran las gracias que deseaban obtener a través de la intercesión de María, y después de recoger sus peticiones, Monseñor los colocaba en el altar durante las celebraciones de su misa del medio día.

Su amor por la Virgen María era constante; cada vez que entraba al Instituto, se arrodillaba ante la Imagen en el salón, y rezaba tres Aves Marías. Entre sus varias tareas se detenía un minuto para pedir a María que bendijera su trabajo.

Un sacerdote que lo conocía observó que el caminar yendo o viniendo de Fray Diego y el Hogar de San José, se le veía con las cuentas del rosario en su mano, absorto en la oración.

A través de toda su vida él recomendó a niños y niñas, confiados a su cuidado en los Institutos, que recurrieron a la Virgen Bendita, su madre celestial.

Conduciendo a las niñas a elevar sus pensamientos y corazones a Dios

Monseñor De Piro sabía que las Hermanas hacían todo lo posible por ayudar a las niñas en la oración; él mismo se unía todos los jueves para la adoración de una hora ante el Sacramento Bendito. El estaba ansioso de que las niñas aprendieran a cantar con devoción durante los oficios religiosos; entonces arregló para que una Hermana se encargase de acompañar a las niñas al Convento del Sagrado Corazón donde podían recibir entrenamiento apropiado.

En una ocasión el Arzobispo Caruana fue invitado al Instituto para presidir un oficio religioso y la hermana Cleofe Bondin estaba tocando el órgano, acompañan­do el canto Gregoriano. Ella se equivocaba y el Arzobispo Benedictino le pidió que dejara de tocar. Monseñor De Piro para que la Hermana no se descorazonase, más tarde le dijo: 'Tropezamos hoy; lo haremos bien la próxima vez'. El encontró un experto para que ayudara a la Hermana. Cuando a la vez siguiente el Arzobispo vino a administrar el Sacramento de la Confirmación, la Hermana tocó bien y el Arzobispo después del Oficio la felicitó. Monseñor mostró exterior­mente su gran satisfacción al ver el logro de la Hermana.

Monseñor fue cuidadoso para asegurar que un número suficiente de sacerdotes estuvieran disponibles para oír las confesiones de la Comunidad y de las niñas - especialmente antes de las celebraciones. Cuando fue elegido Director, el Papa Pío X había publicado disposiciones por las cuales los pequeños podían recibir la Sagrada Comunión si tenían la suficiente instrucción. Monseñor De Piro alentaba a las pequeñas a escuchar cuidadosamente las lecciones de la Hermana mientras ella las preparaba, y él dio a cada una, una cruz y un retrato del Santo Padre. En ese tiempo él presenciaba la adoración diaria del Sacramento Bendito, y alternadamente las Hermanas y niñas compartían periodos de adoración.

Aunque todavía pequeñas, las niñas escuchaban atentamente las muchas reflexiones de Monseñor sobre Dios, y los deberes de un cristiano en el mundo. Más tarde una muchacha de Fray Diego recordaría estas palabras de él: 'Debemos recordar que tenemos que morir y ante Dios lo que cuenta no es empezar bien - sino perseverar hasta el fin'.

Ursula : Madre de los pobres

En los archivos de correspondencia de las Hermanas Franciscanas, encon­tramos una copia de la carta escrita por la hermana María Rosalía en nombre de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de Malta, agradeciendo a la Señora Ursula De Piro por toda la ayuda que les había dado. Naturalmente la hermana menciona a su hijo, Monseñor De Piro, pero el elogio va directamente a su madre. La carta expresa la gratuidad de la hermana por el gran amor demostrado por esta dama generosa.

A menudo 'La señora Kika' - como ella era conocida - iba al Instituto a conversar con las muchachas y ayudarlas con su trabajo. El Instituto Fray Diego no fue el único hogar que se benefició de su generosidad: muchas de las mejoras en los diversos Institutos se debieran a la generosidad de Ursula y a su amor. Su hijo fue el primero en alentarla a gastar su dinero en esta manera provechosa.

Una persona completa en todo aspecto

Cuando Monseñor se acercaba al final de su vida, él estaba a cargo de cinco Institutos, y sintió la necesidad de evitar crearles problemas a sus sucesores. En su testamento secreto, escrito e18 de febrero de 1932, escribió lo siguiente respecto a las diversas administraciones: '... respecto a los Institutos de Caridad y otras buenas obras, tengo libros para cada una de las administraciones.'

Como Monseñor De Piro tenía una oficina en cada Instituto, amoblada probablemente por él; por eso afirma lo siguiente en su testamento; 'Yo, mediante la presente declaro que en cada Instituto dirigido por mí no hay mobiliario, cuadros, ropas u objetos sagrados que sean de mi propiedad. El hecho que aquellos objetos se encuentren en ese lugar significa que los he dejado como una donación para ese Instituto en particular.'

Fray Diego se había convertido en un Instituto Diocesano; por lo tanto, periódicamente la Curia enviaba una persona para examinar los libros del Instituto. Alfonso María Galea que a menudo fue enviado a verificar estos libros, nunca encontró falta, porque todo estaba explicado con gran claridad y precisión.

Estas cualidades de Monseñor De Piro eran evidentes en todo lo que hacía : en administración así como en sus esfuerzos por el bienestar de aquellos a su cargo. El Sr. Alfonso María Galea hizo observaciones importantes y significativas respecto a la Santa vida de Monseñor De Piro después de revisar los libros de administración estamos citando varias de ellas:

En 1915: 'Monseñor De Piro me ha dado la oportunidad de admirar la Providencia de Dios. Este Director Administrativo me mueve a apreciar y admirar su confianza en la providencia. El recurre a Dios como un hijo a su padre y se siente seguro que Dios oirá su oración.

El 10 de febrero de 1916:1e pregunté a Monseñor De Piro que esperaba como remuneración por el trabajo de administración confiado a él. El mismo me ofrecía sus servicios sin cobrar, sólo por el amor de Dios, añadiendo que también en el futuro él no tenía intención de pedir ningún pago.

El 8 de marzo de 1920: 'El Canónigo, Monseñor De Piro Navarra en una forma muy generosa ha renunciado a cualquier pago deseando que estos se den al Instituto Fray Diego, para el cual está trabajando con mucho amor. Las cuentas de ingresos y gastos testificaban el amor de la gente hacia la persona que merece mucho elogio por su precisa administración.'

Abnegación por amor al prójimo

Aparte de sus servicios administrativos, Monseñor De Piro financiaba al Instituto personalmente y enterado del difícil trabajo cumplido por las Hermanas, él trataba en cada ocasión de atraer la atención y gratitud de la gente hacia ellas, feliz de permanecer él en último término. El Marqués Scicluna era un gran benefactor de Fray Diego; fue su generosidad la que hizo posible construir locales suficientemente grandes para alojar numerosos niños. Con mucha frecuencia, él invitaba a las Hermanas y niñas a cenar para mostrar su estima por la buena obra hecha. En estas ocasiones, Monseñor De Piro, aunque cordialmente invitado, se mantenía alejado para permitir que las Hermanas sean las invitadas importantes.

Monseñor De Piro no permitía que las Hermanas hicieran gastos por él. Una vez la Superiora insistió en pedir una 'carroza' para llevarlo a su casa en Mdina. Pero, aunque era tarde, él la convenció que llegaría a casa también en el ómnibus de Mdina. Cuando él comía en el Instituto, insistía en participar de lo que se les servía alas niñas y no tomar nada extra. Antes de irse, sintiendo que había quitado una comida de las bocas del pobre, hacía una ofrenda echándola en la caja de San Antonio.

Cuando el Instituto estuvo sufriendo por falta de fondos y esto fue de su conocimiento hizo todo lo posible para resolver este problema. Durante la I Guerra Mundial, la Superiora se endeudó para comprar pan y alimentar a las niñas. Tan pronto como el Director supo esto, inmediatamente saldó todas las deudas pendientes.

Sólo unas pocas personas saben en realidad cuan caritativo era Monseñor De Piro, porque él nunca quiso aparecer como el 'donador'. Muy a menudo él pedía a una de las Hermanas que hicieran paquetes de ropa para dar a las familias más pobres que conocía. Luego ella debía decirle lo que había gastado y él le advertía que no mencionara su nombre a nadie.

Cuando De Piro se hizo cargo de Fray Diego, encontró gran pobreza allí; las niñas corrían con los pies descalzos, como la mayoría de niños en Malta, y no era posible que las Hermanas cubrieran algunos gastos. El padre José llamó a un zapatero y ordenó un par de zapatos para cada niña.

El amor le hace solicitar limosna

Monseñor De Piro dio todo lo que tenía a los pobres, y así disponiendo de los bienes materiales otorgados a él por la Divina Providencia, él acumuló tesoros en el cielo. Cuando estaba ayudando a los necesitados, su fe le ayudaba a ver la imagen de Cristo en cada pobre. El era un hombre de origen noble, Deán de la Catedral, respetado por todos los que lo conocían; así que cuando él no tenía bienes materiales, no se sentía avergonzado de pedir limosna para ayudar a los necesitados.

Sus esfuerzos y sacrificios por colectar dinero fueron profundamente apreciados por las Hermanas en Fray Diego, así como por los residentes de otros Institutos. Monseñor De Piro caminaba por ciertas calles donde la gente bondadosa, saliendo por que él estaba allí, le ofrecían limosnas.

Cuando habían grandes dificultades, él no se avergonzaba de pedirle a su madre lo que necesitaba, ya que se le había acabado lo que tenía por darlo a la caridad. Ursula De Piro lo llamaba: '¡Mi pobre hijo!'. Ella se preocupaba por su salud, y se quejaba que él no iba a casa frecuentemente. Era sólo cuando la visitaba que él tenía una comida completa; de lo contrario, ella estaba convencida que él sufría de desnutrición. Debido a su generosidad, a menudo se encontraba sin dinero y rogaba a alguien que les diera lo suficiente para el pasaje en ómnibus o tren.

Monseñor De Piro quería que las niñas mostraran gratitud hacia aquellos que ayudaban al Instituto; él les hablaba de esta virtud y las instruía a orar por sus benefactores. A menudo pedía alas niñas que ofrecieran pequeños sacrificios por las intenciones de sus generosos amigos.

El mismo era siempre muy agradecido y nunca descuidó en expresar su gratitud. Cuando organizaba una fiesta en Fray Diego, el disfrutaba invitando a los donantes y a la nobleza, quienes contribuían generosamente.

El no hacía diferencias entre el regalo grande y pequeño, porque consideraba la generosidad de corazón que movía al dador. Una vez una hermana observó la diferencia en el tamaño y calidad de las ofrendas, y él respondió: 'Una gran cosa y una pequeña cosa son lo mismo ante Dios; unos pueden dar más, otros no tenían los medios necesarios. No se descuiden en agradecer a todos.

El Director estuvo muy complacido cuando la esposa de un inglés dejó una herencia en su testamento para ser compartida por los Institutos de caridad en Malta.

El mismo no olvidó a Fray Diego en su testamento, escrito en 1932,... 'También dejo en herencia al Instituto Fray Diego, Hamrun, un Bono de los Fondos Públicos por el valor de 100 libras esterlinas. Actualmente estos fondos dan un interés de no menor de cuatro libras (cerca de 12 US$) al año. Este interés debe ser usado para el árbol de Navidad de las niñas en el Instituto. Además hay una obligación para que se celebre una Misa rezada anualmente el 13 de enero por el fundador sus sucesores en la Dirección, los sacerdotes y hermanas que trabajan para el Instituto, los benefactores y aquellos que son y los que serán bienvenidos a este mismo Instituto'.

Después de dejar el Instituto

Las niñas criadas en el hogar nunca fueron destinadas a pasar el resto de sus vidas allí. Monseñor fue hábil en entrenarlas y educarlas como si estuvieran en su propia familia preparándolas para enfrentar el mundo con sus muchos problemas, cuando fuera tiempo de dejar el Instituto.

El Director conocía demasiado bien la pobreza de algunas familias y en otros casos las muchachas no tenían familias donde ir. Entonces él entregaba una suma mensual de dinero a la Superiora, pidiéndole que la pusiera aparte para las muchachas cuando fuese el tiempo que dejarían el Instituto. Como buen padre él estaba preocupado por su futuro; él trataba de encontrar trabajo apropiado para ellas y verlas adaptadas en su nuevo ambiente.

Su corazón amable y generoso estuvo lastimado varias veces, cuando las muchachas que habían recibido de él no se ponían en contacto con él después de partir. El deseaba mantener contacto y darles ayuda cuando necesitaran. Elena Muscat, después de salir se había comprometido y con gran respeto lo invitó a bendecir su matrimonio. Como Cristo se había quejado por diez leprosos que había curado. Cuando sólo uno regresó a agradecerle, Monseñor dijo ala muchacha: 'Estoy muy feliz de que hayas venido aquí hoy ninguna de las muchachas me ha invitado alguna vez; este es el primer matrimonio que me han pedido bendecir.

En su 25to. Aniversario como Director de Fray Diego, él escogió un día e invitó a las muchachas que una vez habían sido 'sus niñas'. Desde los primeros años de su dirección él había introducido la costumbre de llevar libros con los nombres y detalles de cada niña del instituto. En esta ocasión él estuvo feliz de encontrarse con ellas otra vez, con una familia u ocupadas en el trabajo. El expresó su interés en cada una y añadió: 'Si alguna vez necesitan algo, vengan a mí, nunca piensen que porque nos han dejado no deberían regresar a pedir lo que pudieran necesitar'.

Muchos son los ejemplos de su amabilidad que las muchachas recuerdan. Una relata: 'Un día cuando estaba lloviendo, Monseñor De Piro salió del Instituto con su paraguas y en una de las calles de Hamrun vio a una dama anciana, acompañada de sus dos nietas que iban al Instituto, sin paraguas. El la ayudó compartiendo su paraguas, luego él mismo acompañó a las dos niñas al Instituto'.

Después que Elena Muscat dejó el Instituto, pasó tiempos difíciles cuando su esposo estaba sin trabajo. Ella relata cuando pidió una ayuda a Monseñor De Piro recomendando a su esposo y tratando de conseguirle un buen trabajo. La muchacha concluye diciendo: 'No recibimos más que bondades de Monseñor De Piro'.

Carmela Mallia relata: 'Sólo Dios sabe cuan paciente y amable fue Monseñor Piro con nosotras. Nos amaba más que un padre. Después de dejar el Instituto, in largo tiempo de sufrimiento moral. Nunca podía encontrar paz. No podía r y escasamente comía lo suficiente. Esa vez yo tenía un niño de 4 años (hoy 51 ) y una hija de 2 (ahora tiene 49, hermana Franciscana). Yo recuerdo que instituto para hablar con Señor De Piro. Me dijeron que él estaba lejos y no a diariamente por Fray Diego porque estaba a cargo de otros tres Institutos de )sé. La Hermana me aconsejó ir al Instituto de San José de Santa Venera, donde contraría. Cuando llegué allí él bendijo a mis hijos y yo fui a confesión. Señor notó que me era difícil expresarme, y me animó a relatar mis ,mas .... Antes de dejar el confesionario él dijo: 'El próximo domingo ofreceré .La misa que celebraré por tus intenciones'. Después de este encuentro, con la misericordia de Dios, yo recobré la paz de mi mente y todas mis preocupaciones desaparecieron. 'Esto ocurrió dos o tres años antes que Monseñor muriera.

Gratitud hacia un padre amoroso

Las Hermanas sentían que era su deber enseñar a las niñas como expresar su gratitud por el amor que el Director les mostraba. En ciertas ocasiones las niñas escribían sus buenos deseos en tarjetas que ellas mismas habían pintado, y las ofrecían personalmente a Monseñor De Piro en la fiesta de San José y el 2 de noviembre, su cumpleaños. Monseñor atesoraba esos deseos más de lo que las niñas n imaginar, y los guardaba junto con papeles de mucha importancia. A su turno, las Hermanas Franciscanas deseaban expresar su profundo  aprecio por todo lo bueno que habían recibido de las manos de Monseñor De Piro y en el 25to Aniversario de su Dirección ellas organizaron un programa de actividades. La recepción para todos los que habían sido criados en el Instituto fue el evento central y se le obsequió un hermoso encaje hecho a mano por las Hermanas y las . Debía ser usado como el alba que él llevaba al celebrar la Misa de Fiesta. El 3 encantado; pero, añadió: 'Acepto usarlo el día de fiesta, pero no lo guardaré para mi porque es el fruto del trabajo y dinero perteneciente al Instituto y las niñas'.

Ayuda ofrecida a las Hermanas Franciscanas

Cuando Sir David Campbell fue nombrado Gobernador de Malta, en 1932, Monseñor De Piro le extendió una invitación de bienvenida y se preparó una modesta recepción en Fray Diego. De Piro deseaba que la hermana Cleofe Bondin pronunciara el discurso, pero la Hermana se negó y sugirió que alguien que estuviera mas capacitado lo hiciera ya que ella creía que su ingles no era fluido lo suficiente. Monseñor calmadamente insistió que ella lo intentara, animándola. La Hermana ció porque sabía que Monseñor era firme en sus decisiones. A su regreso él aró dos discursos preparados; uno era el de la Hermana y el otro había sido escrito por un sacerdote. Monseñor le dijo a la hermana, que él escogería el suyo porque, en principio, lo que concernía al Instituto debía ser cumplido por los del Instituto y no por las personas de fuera. Luego, con orgullo le dijo a la hermana Cleofé que su discurso había aparecido en el periódico del Gobierno.

Monseñor De Piro quería ayudara las Hermanas a superar el desánimo cuando los planes salían mal y olvidar las heridas inevitables de la vida diaria con las niñas. En el Instituto de Fray Diego - como en los demás lugares - las niñas tenían sus reyertas. Cuando esto ocurría entre las pequeñas, las Hermanas podían controlarlo; pero, cuando las muchachas más grandes y fuertes se exaltaban, controlarlas era más difícil y a menudo la Hermana que trataba de sepáralas llevaba la peor parte. Cuando el Director oyó de estas riñas él se abstuvo de reprender a las culpables, pero con sentido de humor él decía a la hermana implicada: 'Esta vez ¡Realmente lo Seguimos'.

El siempre estaba dispuesto a ayudar a las Hermanas en su trato con las niñas y sugirió las actitudes que ellas deberían asumir. Sus modales y palabras fueron una gran ayuda en la ardua tarea de educar a las niñas encargadas.

Para las Hermanas : Un padre y Superior General.

La hermana Margarita del Sagrado Corazón no fue la Fundadora de las Hermanas Franciscanas de Malta, pero trabajó tan duro al principio y enfrentó tan valerosamente la lucha penosa de los primeros años de vida de la Congregación, que merece el título de Fundadora. E16 de setiembre de 1918 escribió a Monseñor De Piro: '...Reitero mi agradecimiento de corazón no solo por lo pasado sino por lo que deseo. Dios mediante, Ud. hará en el futuro por el bien de nuestra querida Comuni­dad. Esta Comunidad lo considera como su 'Superior General' y este es también el profundo sentimiento de su humilde servidora e hija, hermana Margarita..'.

Mayores palabras de aprecio no pudieron haberse expresado por la hermana Margarita a Monseñor De Piro. E16 de abril de 1920, ella pidió su ayuda para obtener de Roma la aprobación de su Congregación. Con gran interés y dedicación, él manejó sus muchos problemas, y por su bondad las Hermanas siempre estarán agradecidas.

Monseñor De Piro, por su parte, sentía un profundo agradecimiento por el trabajo que había cumplido con la ayuda de las Hermanas y en la ocasión de su 25to, él se expresó con estas palabras:

'¡Tengo un gran motivo para agradecer a Dios! Tengo que agradecerle por la gracia que El me concedió de trabajar con ustedes para educar a las niñas que El ha confiado a nuestro cuidado'.


 

 

Capitulo II

El Hogar para ninos en Santa Venera

 

De Piro y Monseñor Bonnici

Durante el último año del siglo XIX, el Canónigo Bonnici fue muy admirado, por la obra social que había cumplido en Malta, y José de Piro compartía la estima de los malteses por este sacerdote santo y humilde. Mientras ^in era un joven estudiante en Roma, el sueño de una nueva sociedad de sacerdotes misioneros iba gradualmente tomando forma en la mente y en el corazón de José y su aspiración era cumplir trabajo pastoral durante su futura vida sacerdotal. En su 'diario' él afirma : 'Desde el primer año en la Universidad, abrigué el deseo de que un día me podría retirar al Hogar de San José de Hamrun y ayudar al Canónigo Bonnici, fundador de ese Hogar. Cuando fui a Malta por las vacaciones de verano (1899), me sorprendió encontrar que el Canónigo Bonnici había dejado la casa que fundó y que estaba siendo dirigida por dos sacerdotes, padre Manuel Vassallo y padre Jorge Bugeja.

En la vecindad de la Iglesia ' Tas - Samra '

Así como el Franciscano Fray Diego había dedicado su vida a las niñas huérfanas, Monseñor Bonnici - conocido como padre Franciscano - deseaba hacer lo mismo por los niños huérfanos. Este pensamiento había ocupado su mente por mucho tiempo, pero él era un sacerdote pobre; su padre era médico y sus siete hermanos menores aunque habían recibido una buena educación eran pobres. A pasar de las dificultades su familia lo apoyó. Este fraterno apoyo, sin embargo, no bastaba para ayudarlo a realizar su sueño. Las palabras del Obispo Buhagiar lo hicieron decidirse a dar el primer paso: 'Ve y renta una casa grande en mi nombre; recibe a todos los niños huérfanos que puedan tener cabida; hazte cargo de ellos y edúcalos para que aprendan un oficio. Por ahora, toma estas cien libras esterlinas; esto es todo lo que puedo darte. Confía en Dios, El te apoyará.

Con esta pequeña suma y después de superar muchas dificultades, él encontró una casa en Hamrun en una localidad cercana a la iglesia conocida como ' Tas­Samra'. Era el 27 de agosto de 1888 y P. Francisco tenía 36 años de edad. La casa fue dedicada a San José y pronto se llenó de muchachos traídos de las calles. Familiares pobres golpeados por enfermedades serias, agradecieron a Dios por el sacerdote de gran corazón que daba a sus hijos lo que ellos no tenían. Muchos muchachos fueron salvados de los males de este mundo - un mundo que muy frecuentemente se aprovechado de la pobreza para llevar a la juventud al vicio.

El 'Palacio Rojo' y 'Villa Santa Venera'

La casa cercana a 'Tas-Samrá era demasiado pequeña para alojar más niños y la puerta principal siempre estaba abierta para las personas que pedían a Monseñor Bonnici que acogiera otros niños necesitados. El oró mucho y reflexionó sobre lo que podía hacer. Finalmente el 13 de mayo de 1893 pudo adquirir en arriendo del Gobierno una casa grande conocida como el 'Palacio Rojo' en los limites de Hamrun. El nombre de San José había sido vinculado con éste, antes que el Monseñor lo tomara a su cargo.

Este fue el principio de un nuevo 'Hogar de San José', y el Monseñor suministró a los niños no sólo alimento material sino que también les enseñó a ser fervientes cristianos. Poco después, él abrió otra casa llamada 'Villa SantaVenera' con la esperanza de albergar bebes abandonados; pero, a pesar de esfuerzos heroicos, la escasez de fondos le obligó a cerrarla.

Con el fin de conmover los corazones generosos de los malteses, Monseñor Bonnici editaba un periódico llamado 'El carpintero de Nazareth', en el que publicaba artículos referidos ala vida y necesidades de sus huérfanos. Muy pronto sin embargo, Dios permitió que este apóstol celoso fuera probado con una enfermedad, y en 1898 él pidió renunciar. El deseaba dejar el Hogar con un sacerdote encargado, pero nadie estaba disponible; entonces confió la administración al hermano Luigi Poggi, quien había mostrado su dedicación siete años que había trabajado para el hogar.

La ausencia de Bonnici fue muy pronto sentida y las dificultades acosaron al Hogar. Sin embargo, providencialmente, la buena obra fue continuada hasta que se encontrara un nuevo Director y entretanto el hermano Poggi hizo su mayor esfuerzo para equilibrar gastos y cuidar a los muchachos.

De Piro y el padre Manuel Vassallo, el segundo Director

El padre Manuel Vassallo fue el segundo Director del Hogar de San José (1899 - 1905) Cuando se hizo cargo de los muchachos, otro sacerdote lo ayudaba - padre Jorge Bugeja. José De Piro, durante sus vacaciones de verano en 1899, visitó el 'Hogar y se reunió el nuevo director, llevándole mensajes de la Universidad de Capránica donde también él había estudiado.

Cuando De Piro regresó a Roma, ellos mantuvieron correspondencia y una amistad estrecha y duradera creció entre José, Manuel y Jorge. El padre Manuel confiaba al joven estudiante - de 21 años - sus gozos y ansiedades respecto al Hogar de San José. '... Los niños están bien y ¡ tienen un apetito que me asusta'.... y en la misma carta él agradece a José por la generosa contribución que había enviado para el Hogar.

De Piro nunca olvidó enviar ayuda financiera adjunta en las cartas que escribía y notamos los sentimientos hacia el joven estudiante: '...No sé como agradecerte por

todo lo que has hecho por el Hogar de San José; siempre te estaremos agradecidos...'

Al principio del año 1900, el padre Manuel Vassallo comunicó su satisfacción a José: '... Agradezco a Dios por las bendiciones concedidas a este Hogar. Estuve gratamente sorprendido el día de la fiesta del Naufragio de San Pablo cuando nuestros muchachos recibieron una invitación para que su banda toque en Valletta. La multitud les dio una ovación estática, y les obsequió todo lo que pudieron - tortas, comida, refrescos... esta fue la primera vez que los niños aparecieran en público; luego durante el Carnaval se les pidió que tocaran en el Seminario, y lo hicieron muy bien. La providencia está ayudándome en una forma extraordinaria y hasta ahora ¡No debo ni un cuarto de penique'.

La banda de los muchachos tocó en muchas ocasiones en las islas de Malta y Gozo y entre los músicos de la banda tenemos el nombre de Antonio Muscat Azzopardi, un muchacho del Hogar. Luego con la ayuda de Monseñor De Piro él fue capaz de desarrollar su talento musical.

Problemas difíciles golpean el Hogar de San José

El Hogar de San José a menudo pasó por periodos difíciles. El padre Manuel Vassallo se encontraba sin la ayuda que él requería para seguir y enseñar a los muchachos y varias cartas a De Piro le hablan acerca del tiempo difícil que estaba atravesando. En una carta escrita durante el verano de 1900. El dice: "... Querido amigo, te pido que ores mucho por este Hogar; estamos pasando una crisis. Necesitamos salvar ¡cuarenta y un niños! Ruega a San José que me envíe hermanos buenos y generosos..." El padre Manuel no estaba pensando en hermanos legos religiosos, sino en hombres celosos que se sintieran inspirados a trabajar por el Hogar. Previamente, hermanos de la 'Congregación de los Hermanos de la Caridad', fundada por el Monseñor Bonnici, habían dado su ayuda; pero el hermano Poggi y otro hermano, los únicos miembros que habían perseverado, tuvieron un momento de desaliento en 1900, y así se disolvió la Congregación. '... ya que esta desgracia me golpeó, no puedo pensar en nada. Estoy orando a nuestro Santo Patrón, pero hasta ahora no me ha oído. El futuro parece siniestro porque si no tengo ningún Hermano me veré obligado a cerrar el Hogar'.

En otra carta con fecha 21 de julio de 19001e dice: 'Aún sigo atravesando un tiempo difícil, pero deseo que pronto los asuntos mejoren, un hermano ha venido pero 'uno' no será suficiente. Que San José envíe otros...'

Para empeorar las cosas, el padre Jorge Bugeja, gran colaborador del padre Vassallo después de un viaje a Roma, tenía una herida en su pierna. '... Ruega por mi ' escribió el padre Manuel, 'y por este Hogar, pidiéndole a Dios que aleje al demonio, quien parece estar haciendo todo lo posible para perturbar...'

Cariño por el Hogar de San José

Como leímos en la Parte I, el deseo de vivir con los sacerdote en el Hogar de San José había estado siempre presente en la mente de José De Piro mientras era estudiante en Roma. Los problemas que acosaban al hogar no fueron un impedimen­to para él y consideró ir allí a su regreso a Malta.

En Malta estaba preocupado por la seguridad de su hermano Gino. Esa vez Gino era un oficial en el Regimiento Real de Liverpool, y durante la Guerra de Sudáfrica - cogido en el Sitio de Ladysmith - él estaba en peligro inminente de perder su vida. José, con todos los miembros de la familia, oraron para que se salvara. Su plegaria fue escuchada y en acción de gracias él compró una estatua del Sagrado Corazón la cual regaló al Hogar de San José. El padre Manuel le agradeció y agregó cuan grande había sido la gracia obtenida para los pocos de aquellos sitiados en Ladysmith que regresaron a ver a sus seres queridos y su tierra nativa.

Las cartas originales o copias de la correspondencia con el padre Manuel Vassallo no se han encontrado, pero sabemos que el Director y el padre Jorge estaban enterados de su deseo de unirse a ellos en el Hogar.

Sabemos las pruebas que José soportó en Roma como estudiante (1900 - 1902) cuando su delicada salud le causó pensamientos conflictivos. En su 'diario' leemos: 'En febrero de 1901 hice un retiro espiritual preparándome para el Subdiaconado, y en diciembre del mismo año hice otro, antes de recibir el Diaconado. En el curso de estos dos retiros, seguí pensando constantemente si debería ir a vivir en el Hogar de San José.

La Academia o el Hogar de San José

Mientras seguía sus estudios, José nunca se arrepintió de su vocación sacerdotal, pero él no estaba seguro de la dirección que sus tareas apostólicas tomarían en el futuro. El estaba atraído a un camino, y su familia a otro porque ellos deseaban que él entrara a la Academia Eclesiástica abierta, entonces, a los nobles con estudios serios. El presidente de la Academia consultó con Monseñor Coselli, Rector de Capránica y juntos decidieron que De Piro debía seguir esa línea. José estuvo pasando momentos dolorosos de indecisión. El se sentía atraído hacia un apostolado pastoral, humilde y él sentía y sabía que asistiendo a la Academía tendría que aspirar a posiciones altas. Sus comentarios en su 'diario' revelan sus disposicio­nes interiores: 'La enseñanza de Jesús nos muestra que a El le atraen aquellos que desean ocultarse. Cuando El quiso escogerme como su Ministro, El me encontró entre los pecadores. Por lo tanto, aún más ahora, si Dios quiere algo de mi, El debe encontrarme entre los escogidos. No es necesario que yo trate de parecer superior a otros e ir a la Academia lo cual me hará ser mejor conocido'.

Aparte de estas consideraciones evangélicas, De Piro sinceramente creía que él no estaba bien para la Academia. Sería por dos razones: 1. 'Si yo pienso en mis pecados, encuentro que merezco una buena paliza, y ninguna posición diplomática o prelaturas. 2. No soy excepcionalmente inteligente. Hasta ahora he avanzado lo mejor que he podido... Por lo tanto cuando considero mis capacidades, y los exámenes difíciles que tendré que pasar, veo muy pocas posibilidades de obtener grados académicos más altos. Quizás lo haría mejor en Derecho Canónico'.

De Piro decidió que no era la voluntad de Dios que él entrara a la Academia. Sus motivaciones eran firmes. 'Cuando yo recibo la Santa Comunión, una de las grandes gracias que pido a Dios que me conceda es que El me ayude a conocer su voluntad. Por lo tanto, yo creo que eta negativa (de ir a la Academia) esta fundada en razones inspiradas por El.

José pensó que al rehusar asistir a la Academia él estaba escapando de posiciones altas en la Diócesis o en otro lugar. Si su Obispo no encontraba objeción, en su regreso a Malta, el iría a vivir en el Hogar de San José. El admitió que tan pronto como el presidente de la Academia fue informado a través del Rector del Capránica de su negativa a aceptar la oferta, se sintió lleno de gozo y escribió: 'He escogido la corona de espinas con Jesús y no una de rosas'. Su deseo de trabajar en el Hogar de San José disipó todo pensamiento acerca de la Academia.

José había buscado consejo de su Director espiritual, padre Pedro Gualandi, y cuando había considerado los pro y contras de las razones de José para trabajar en el Hogar de San José, el padre Jesuita encontró positiva la actitud de José. De Piro sentía que en el Hogar él tenía la gran posibilidad de vivir con el padre Manuel Vassallo y el padre Jorge, y aunque él sabía que podía encontrar dificultades, estas no lo asustaron. El estaba preparado para aceptarlas como penitencia por sus pecados especialmente por sus faltas hacia los vecinos añadía él. De Piro pertenecía a una familia noble poseedora de propiedades y riquezas; él no quiso crecer apegado a bienes materiales o pasar parte del día pensando en diferentes asuntos. El viviría en pobreza - aún sin el voto - y obediencia, en una vida compartida con otros sacerdotes. Viviendo en el Hogar él podría cumplir su ministerio pastoral. 'A la hora de la muerte me sentiré feliz con el pensamiento de haber sufrido un poco por Jesús, quien sufrió tanto por mí.     -

Había otra razón por laque De Piro quería ir al Hogar de San José, pero cuando el padre Gualandi la oyó, no pareció impresionarle 'Tengo una idea en mi mente, que me hace sentir que Dios quiere establecer en Malta una Congregación de sacerdotes, bajo el patronazgo de San Pablo, y esta Congregación, después de fortalecerse en Malta, se extenderá a otras tierras'.

Este era un gran ideal y sus directores espirituales le aconsejaron no pensar en ello en ese tiempo. De acuerdo a las palabras de De Piro él dejó de pensar en eso entonces. Su delicada salud era otra preocupación: ¿Le impedía vivir una vida de sacrificio?

Cuando el padre José De Piro regresó a Malta e130 de marzo de 1902, para celebrar su primera Misa Solemne, humildemente expuso sus motivos por los que no deseaba asistir a la Academia al Arzobispo Pedro Pace, quien entendió, y el caso fue definitivamente arreglado.

Esperanzas y decepción

Sabemos la prueba tan grande que el padre José De Piro aceptó de las manos de Dios cuando concluyó sus estudios en Capránica, cuando la enfermedad parecía sofocar sus aspiraciones más profundas de una vida apostólica y su anhelo interior de fundar una Sociedad Misionera de Sacerdotes.

Cuando él retornó a Malta, después de su exitoso tratamiento en Suiza, enfrentó otra prueba. Después de la correspondencia esperanzadora con el padre Vassallo, el Canónigo eludía encontrarse con él personalmente y tomar una decisión práctica de venir a vivir en el Hogar de San José. Fue un tiempo crítico para el padre Manuel Vassallo, y como se estaba aproximando al fin de su administración en el Hogar, él era cauteloso antes de tomar cualquier decisión que pudiera avergonzar a su sucesor.

De Piro y el padre Jorge Bugeja, tercer Director

En 1905, el padre Jorge Bugeja sucedió a padre Manuel Vassallo como tercer Director y se hizo cargo de la propiedad del Hogar de San José en contrato perpetuo con el Gobierno. Fue un año de duelo para el Hogar a causa de la muerte del Fundador, Monseñor Francisco Bonnici. El padre José De Piro sintió profundamen­te la pérdida de su amigo santo Fundador y ahora mantuvo comunicación con el padre Jorge, quien lo siguió en su deseo creciente de fundar una Sociedad de Misioneros. Sin embargo, las circunstancias le aclamaron a José que no era la voluntad de Dios que el Hogar de San José fuera el lugar de nacimiento de la Sociedad que él proyectaba. Los lazos con el Hogar serían fuertes durante los años venideros, que en 1922, la Sociedad naciente de San Pablo fue llamada a hacerse cargo de los niños en el Hogar.

Los Hermanos de la Salle y el Hogar de San José

Ningún 'hermano' había perseverado en ayudar en la enseñanza y cuidado de los niños en el Hogar. Entonces, el padre Jorge, 1905, preguntó a los Hermanos si ellos aceptarían ser prefectos y ayudarlo. Los Hermanos vinieron y permanecieron allí hasta que Monseñor José De Piro se convirtió en el cuarto Director en 1922, sucediendo al padre Jorge Bugeja. Los Hermanos de la Salle eran infatigables al enseñar a los muchachos y seguirlos en la Capilla, en las comidas y durante las horas de estudio, y su presencia aseguró el futuro del Hogar.

La Sociedad de San Pablo y los Hermanos de la Salle

La Sociedad fundada por Monseñor De Piro estaba en sus primeros pasos con gran dificultad, y el Fundador alentaba a los miembros para que dieran sus servicios donde se necesitan. El padre Jorge, siempre cerca de Monseñor De Piro, recurría a él cuando los Hermanos tenían que ausentarse del Hogar. Citamos una de sus diversas anotaciones:

Reverendo Monseñor,

El próximo sábado nuestros Hermanos salen a su retiro. Como es usual, ¿puede Ud. ser tan amable para mandar a sus soldados a cambiar guardia? Espero que sí ...

padre Jorge Bugeja

Director del Hogar de San José

Una vez durante las vacaciones de verano, el padre Jorge pidió a De Piro que enviara tres miembros de la Sociedad. De Piro aceptó de todo corazón y luego recibió este informe favorable:

'Los tres miembros de la Sociedad se han portado muy bien. Espero que hagan mucho bien. Los tres mostraron buena voluntad al trabajar por Dios y el prójimo. Ellos están llenos de celo y bien dispuestos a sacrificarse por otros. Por lo tanto, querido Monseñor, oremos y pidamos a otros que oren para que Dios les dé perseverancia en sus buenas disposiciones y que su número aumente también. Por mi parte, deseo a todos los miembros de la Sociedad - y aún más al Fundador - un alto lugar en el cielo. Antes de ello, sin embargo, debe haber problemas, ansiedades y sacrificios porque tal fue la vida de nuestro Señor Jesucristo y de los santos...'

Esta carta escrita en Italiano es de fecha 13 de agosto de 1917; al día siguiente, el hermano Pablo escribió una carta de agradecimiento en Francés con expresiones similares de elogio para los miembros de la Sociedad. Este aprecio trajo alegría a Monseñor De Piro.

El padre Jorge deseaba expresar su amistad y mostrar a De Piro cuanto él deseaba compartir su buena obra. El había estado presente durante las primeras etapas de la Sociedad, y en cierto sentido puede ser considerado como uno de los fundadores. Monseñor De Piro siempre estuvo agradecido por la cercanía y amistad del padre Jorge.

El padre Jorge Bugeja - Su trabajo y sacrificios

El padre Jorge estaba totalmente dedicado al Hogar de San José y sólo Dios sabe el trabajo que él cumplió y los sacrificios que hizo para cuidar a los niños quienes con el pase de los años, habian aumentado en número. Durante los tiempos difíciles de la I Guerra Mundial,para      alimentar a los niños que amaba y cuidaba él suplicó limosna donde quiera que la gente bondadosa viniera en su ayuda. Con dos muchachos a su lado, él se parába, en la entrada del Arsenal, colectando lo que los obreros podían  ofrecer; a él iba a los almacenes de cobre en Valletta a recibir cualquier contribución. Muchos días en el calor del sol de la tarde, se le veía regresando al Instituto a pie, cansado y bañado en sudor

Un jueves 23 de n de 1922, el padre Jorge murió repentinamente, justo después de la Consagracion, mientras estaba celebrando la Misa. El fue asistido por el sacerdote que ay Jaba en el Hogar, y sus últimas palabras fueron:

gar ciertamente había perdido

'En tus manos, Señor  enconmiendo mí espíritu ¡El Hogar ciertamente un padre bondadoso.

Ese mismo dia, Monsenor De Piro recibió la siguiente carta oficial:

Mi esitimado Monseñor

Dios ha creido justo llamar a su lado al padre Jorge Bugeja, Director del Hogar de San Jose, conocido tambien como “Instituto del Canonigo Bonnici.  Dios le pagara todos los sacrificios que hizo por los ninos abandonados .El Insituto  debe tener alguien qué lo dirija. Por lo tanto, con esta carta le nombramos a Ud. q lo cuide - con todas las facultades necesarias, Ud. será el Director del Hogar hasta el nombramiento definitivo de su Superior...

Mauro, O.S.B.

Arzobispo,Obispo de Malta.

El nombramiento definitivo iba a ser ¡ para el mismo Monseñor De Piro !

De Piro y el problema de la  emigración con los muchachos

A pesar de sus numerosas obligaciones, Monseñor De Piro aceptó el nombramiento para continuar la buena obra del padre Jorge. En las primeras semanas despues del llamamiento llego una carta de los EE.UU. con fecha 4 de diciembre de 1922, escrita por Costantino, Gatt, quien previamente había vivido en Tarxien  y era miembro del MUSEUM (Insituto Seglar para la ensenanza de la Doctrina Cristiana).   “Si  tiene Ud. Muchachos que hayan cumplido la edad de 17 años, y si tiene éxito en obtener su pasaje de Bugeja o de Papaffi, dígales que estoy preparado para -darles la bienvenida y cuidarlos. Haré todo lo que pueda para conseguirles trabajo; pero ellos deben estar decididos a trabajar...'

Esta carta - que contenía una contribución de $28 (dólares) de los malteses en San Francisco - fue leída por el nuevo Director quien discutió la propuesta primero con los muchachos mayores que parecían interesados. El pasaje era el gran problema, y Monseñor De Piro consultó al Honorable padre Enrique Dandría, miembro del Parlamento, y luego al Primer Ministro, para saber si el Gobierno ofrecería ayuda financiera y ayudaría a los muchachos a conseguir trabajo lejos de la isla. No sabemos si hubo respuesta del Primer Ministro, pero el proyecto no se materializó.

La Sociedad de San Pablo reemplaza a los Hermanos de la Salle

La Sociedad de San Pablo había sido aprobada por la Diócesis el 14 de noviembre de 1921. El 10 de abril de 1921, el Fundador había afirmado que la Sociedad cuidaría de los Institutos de Caridad, aún así hasta ahora no hubiera tenido alguno a su cargo.

Los Hermanos habían cumplido una misión digna de elogio entre los niños del Hogar; pero las vocaciones habían disminuido como resultado de la 1 Guerra Mundial, y los niños estaban aumentando. Los Hermanos se vieron obligados a dejar su apostolado en el Hogar de San José, y hacia el fin del año de 1922, los miembros de la Sociedad de San Pablo los reemplazaron.

Monseñor De Piro estaba familiarizado con el Hogar, pues en más de una vez había sido invitado a hacerse cargo durante la ausencia del padre Jorge. Dirigir un hogar similar eficazmente era un trabajo a tiempo completo para cualquiera. Monseñor depositó toda su confianza en la ayuda de Dios e hizo lo posible para cuidar de las necesidades espirituales y materiales de los niños. Durante su administración, la capilla fue embellecida, los locales se engrandecieron para alojar a los niños necesitados y el arriendo anual fue reducido. A menudo el corazón de De Piro estaba entristecido cuando era obligado a rechazar muchachos por falta de espacio para alojarlos.

La correspondencia entre el Director y el Canónigo Salvador Manduca durante los años 1924 - 1928 se refiere a un acuerdo sobre terrenos adyacentes perteneciente al Hogar y al Canónigo. El 10 de diciembre de 1926, se concedió permiso para instalar electricidad en el Hogar. Por los detalles contenidos en los archivos financieros parece que los emigrantes malteses, enviaban ayuda sustancial al Hogar; otras contribuciones venían de la nobleza, profesionales y compañías de Malta. Con estos fondos fueron posibles las mejoras necesarias en el gran estable­cimiento. Monseñor De Piro siempre se cuidaba de no endeudar al Hogar y los Libros eran regularmente firmados por él.

198

Cuando la Sociedad estaba creciendo en número, el Fundador decidió abrir un Noviciado para los hermanos Catequistas bajo el patronazgo de María Asunta' La Asunción de Nuestra Bendita Madre.

El día de premiación, al terminar el año escolástico 1928 - 1929, Monseñor se dirigió al auditorio expresando su satisfacción: '... Es ciertamente un gran consuelo para nosotros notar el progreso del Hogar, y nuestro consuelo es más grande cuando vemos lo bueno que se está logrando no sólo espiritualmente sino también en asuntos temporales... Cada año los muchachos progresan considerablemente, : decimos esto por los resultados de los últimos exámenes...' Luego se dirigió a su colaboradores: 'Estoy convencido que ustedes están preparados para continuar su esfuerzos por este Instituto y la educación de los niños. Así estarán logrando algo grandioso para la Sociedad y en manera especial por nuestra isla...'

Por los infantes pequeños muchachos y ancianos

El corazón noble del Monseñor no se satisfacía con cuidar sólo de niños de 8 a 18 años de edad. El sentía la necesidad de atender a niños menores y los de edad avanzada que pudieran estar en abandono. En consecuencia su admiración estuve dedicada también a estos proyectos.

Su primer proyecto fue planear cómo y dónde cuidar de los infantes y niños menores. El bosquejó varias cartas antes de enviar la petición al Arzobispo Mauro Curaran. Afortunadamente, tenemos la solicitud original, porque el Obispo respon­dió la carta recibida de De Piro. El había pedido que se construyera una nueva sección para albergar bebés , los cuales, al crecer pasarían al hogar de muchachos. Otra sección sería construida para las viudas y solteras y la última para los pobres sin parientes que los cuiden. En su solicitud De Piro pidió permiso para hacer uso de la suma de dinero colectado para este propósito - 3,000 libras, que en ese tiempo era considerable.

El Obispo apreció la empresa caritativa que Monseñor De Piro deseaba emprender y el 11 de setiembre de 1930 concedió el permiso requerido. Dios no concedió a Monseñor De Piro el tiempo suficiente para ver sus proyectos realizados. Un hogar para niños de tres años y más fue abierto y para mujeres jóvenes - quienes luego se convertirían en las Hermanas Misioneras de Jesús de Nazareth - se comprometieron a cuidarlos. El hogar para los pequeños siguió su obra caritativa por muchos años después de la muerte de De Piro y en 1950 se transfirió a Zejtun, en locales más grandes y apropiados. Las mismas hermanas misioneras continuaron ;cuidando a los pequeños y siempre tuvieron en la memoria a Monseñor De Piro.

Justicia y caridad con los trabajadores

La Divina Providencia finalmente trajo a De Piro al Hogar de San José; enforma muy diferente a sus expectativas de su juventud. Todos los que vivieron con él observaron su corazón bondadoso y su precisión en todo asunto. Durante las primeras semanas después que asumió la dirección dormía en la enfermería que estaba cerca a la puerta principal. Sin embargo, él no deseaba que los miembros de su Sociedad sintieran que él era indispensable: entonces nombró al padre José Spiteri uno de los primeros miembros de la Sociedad como su Asistente Superior, dándole poder para firmar en su nombre. La tarea de pagar a los trabajadores fue confiada al padre Cayetano Bartolo y Monseñor deseaba que los salarios mensuales fueran pagados puntualmente al cocinero, portero, director de la banda, impresor, encuader­nador, sastre y carpintero. En ese tiempo los salarios en Malta eran muy bajos por eso De Piro añadía usualmente un poco más de lo debido a los que eran muy pobres. No habían pensiones del Gobierno entonces, pero Monseñor daba una pensión a los retirados del Hogar de San José, se pueden encontrar los nombres de los pensionistas en los 'documentos de instrucción' que él daba a sus asistentes en el Hogar. Sedaba una pensión a la esposa de un trabajador, quien debe haber muerto dejando a su esposa en necesidad.

Cuando alguno de sus empleados enfermaba, De Piro lo visitaba en el Hospital o en su casa y veía si necesitaba alguna ayuda, para proveer lo que fuera necesario. A veces enviaba un médico para atender a un enfermo pobre.

Prudencia, dignidad y generosidad

Monseñor De Piro deseaba que los miembros de su Sociedad, que vivían en el hogar fueran prudentes y no se familiaricen demasiado con los asilados. El los instruía respecto a su conducta con los empleados y los niños del Hogar. Habían personas de afuera enseñando allí también, y De Piro recomendaba que ellos debían ser dirigidos cuando fuera necesario solamente. El no descuidaba ninguna adverten­cia para asegurar una dirección tranquila de la gran familia - como la realidad de que un buen cocinero debía saber el menú del día siguiente. Una vez a la semana el Asistente Superior daba al Director un informe completo respecto al Hogar. La responsabilidad principal de los miembros de la Sociedad era la educación de los niños y enfatizó el respeto y la dignidad que debía acompañar los tratos con sus menores encargados. Cuando se notaba una falla o defecto en un muchacho, De Piro encargaba el asunto al hermano José Caruana quien sabía bien como manejar la situación. El portero de la puerta principal estaba obligado a no hablar con nadie demasiado, y a ver que ningún niño dejara el Hogar sin autorización.

La precisión y generosidad de De Piro se revelan en los libros y registros que también muestran los diversos cargos que de año en año eran confiados a sus colaboradores. La distribución de responsabilidades estaba escrita por el mismo Monseñor. En varios registros están anotados con los nombres de los benefactores, y De Piro sentía su deber en agradecer públicamente aquellos que contribuían con el Hogar, confiado a él por la Diócesis. De Piro pagaba a los empleados de sus propios ingresos. El Hogar se mantenía por la generosidad de los malteses, quienes no olvidaban otros en necesidad. Varios registros son interesantes: - El 21 de julio de 1928, se envió una ofrenda a Monseñor De Piro para un pobre hombre sin trabajo, su esposa y familia - para salvarlos de ser expulsados de su casa. E18 de febrero de 1930, se extendió ayuda a 'Wismayer' de Msida, recomendado por su párroco.

El Director y los muchachos       •

Monseñor De Piro creía que los niños del Hogar de San José tenían todo el derecho de disfrutar como otros más afortunados. En ocasiones especiales él les daba dinero, como e122 de mayo de 1930, cuando distribuyó una pequeña suma a cada niño 'para que pudieran disfrutar la feria en honor de 'San José'. El no tenía el tiempo que deseaba para dedicarlo a sus niños. Para alegrarlos, él pensó en juegos y pasatiempos interesantes así como conciertos y comedias en los días de carnaval. Aquellos que conocieron a De Piro han relatado mucho acerca de las actividades recreativas que preparaba para niños. El estaba dispuesto a bromear con ellos, como en una ocasión él hizo de fotógrafo poniendo su capa sobre un banquillo y girando con la capa sobre su cabeza como los fotógrafos de esos días, pretendiendo tomar su foto. A menudo él acompañaba a todo el grupo ala casa de su hermano, padre Santin, en la Playa de San Pablo, para que disfrutaran de un paseo por el mar.

Inesperadamente este su hermano sacerdote murió la noche del 19 de julio de 1929 y su pérdida fue otro profundo pesar para Monseñor De Piro. Las huérfanas de Fray Diego y los niños del Hogar de San José nunca pudieron olvidar el recibimiento generoso que recibían del padre Santín, similar al de un tío amable para con sus pequeñas sobrinas y sobrinos.

También en este Hogar, Monseñor De Piro insistió que se le sirviera el mismo alimento de los niños, y a menudo se privaba de necesidades personales, para ofrecer una contribución al Hogar. Un día fue el sastre por una nueva sotana. Cuando el sastre le pidió que se quitara la que estaba usando para tomar las medidas, De Piro recordó que sus pantalones estaban llenos de parches, y el sastre dijo: 'En realidad, Ud. necesita no sólo una sotana sino también un par de pantalones'. Sin embargo, De Piro insistió: 'Los pantalones remendados no se ven debajo de mi sotana, y con el dinero de un par de pantalones, se puede mantener a un niño en el Hogar por tres días'. Ese día, Monseñor De Piro ¡ sólo ordenó una sotana !

El Hogar de San José hacia el final de la vida de De Piro

A pesar de sus generosos esfuerzos, De Piro sabía que muchos problemas había que enfrentar y resolver. La situación financiera del Hogar estaba mejorando, y las condiciones eran mejores que los primeros años. Esto se debía a la buena dirección del padre Jorge Bugeja y Monseñor De Piro.

A la muerte de Monseñor De Piro, el Hogar de San José disfrutaba de un ingreso anual de 1,000 libras, que venían de diferentes fuentes. Aparte de la ayuda financiera, el Hogar ofrecía su propia contribución en la impresión y encuadernación.

Monseñor De Piro dejó 130 niños entre 7 y 18 años de edad en el Hogar. El padre José Spiteri había sido una gran ayuda para él, porque era él quien realmente dirigía el Hogar, aunque Monseñor De Piro era el Director. El padre José no era el único sacerdote; había otro miembro de la Sociedad, el padre Cayetano Bartolo, y seis hermanos - catequistas.

El objetivo principal del Hogar era cuidar y educar muchachos que de lo contrario estarían expuestos a la maldad del mundo. Los locales habían sido construidos para que los religiosos vivieran en un edificio separado del de los niños; los superiores pensaron que fuera un buen plan. Una separación de acuerdo a la edad podía ser útil en el caso de los muchachos, y se hizo la sugerencia de confiar la cocina a las Hermanas con talentos culinarios. Estas y otras posibles mejoras se discutieron ansiosamente en un esfuerzo constante para ayudar a los muchachos.

Otro problema era la Sección para niños menores, que había sido abierta al lado del Hogar y que aún estaba en sus etapas iniciales. Las Hermanas de Jesús de Nazareth merecen elogio por su dedicación. Sin embargo, desde el principio parecía que no habría futuro para esta sección, porque los locales no eran apropiados para este propósito.

Lo que sigue es una breve información respecto al Hogar de San José en ese tiempo. Fue y permanecerá como un hogar Católico de Caridad, bendecido por Dios, porque los que trabajan allí no están interesados en hacer dinero. Los últimos años de De Piro fueron dedicados a continuarla buenaobra de aquellos que lo precedieron. Entonces y ahora, se ofrece a los muchachos la oportunidad de forzar y construir un buen carácter, aprender un oficio, educar su mente y corazón como Católicos leales para el propio beneficio de su tierra nativa.

 


 

Capitulo IV

Un Hogar Diocesano para los ninos huerfanos de Gozo

El sueño de un Arzobispo realizado

El Arzobispo Pedro Pace se convirtió en Arzobispo de Malta 1889 - 1914, después de un largo periodo en Gozo. Su deseo había sido tener una sucursal del Hogar de San José en Gozo, donde según su opinión se necesitaba mucho. Las negociaciones preliminares empezaron, y se discutieron con el padre Jorge Bugeja quien era entonces Director del Hogar en Hamrun. Después de la muerte del Arzobispo en 1914, la negociaciones se suspendieron hasta 1920.

En Gozo, el Agustino Juan N. Camilleri sucedió al Obispo Pace, y de 1889 hasta el año 1924 fue el líder de la Diócesis. El 9 de noviembre de 1920, él dio permiso para reanudar los planes respecto al orfanato.

El 17 de noviembre de 1923, los párrocos de Gozo se reunieron, y cuando en 1924 un joven Obispo Monseñor Miguel Gonzi, fue designado a la Diócesis ellos le presentaron su petición explicando sus planes. Ellos solicitaban un subsidio de 1,000 libras, al Gobierno y se comprometían a mantener 20 niños huérfanos por cuatro años en un Orfanato que deseaban abrir en Ghajnsielem. En la petición, ellos solicitaron al Obispo que considerara el Hogar como 'Orfanato Parroquial Diocesano'.

El Obispo Gonzi aceptó la petición y el 6 de noviembre de 1924, publicó un decreto que contenía los artículos básicos del Estatuto. Veinticinco párrocos firmaron el contrato, obligándose, colectiva e individualmente, a hacer el bien con su propia propiedad privada para restituir al Gobierno, si fracasaban en mantener el acuerdo hecho.

Estatuto Básico

Los siguientes son los artículos del Estatuto publicado por el Obispo Gonzi el 6 de noviembre de 1924:

 

1.         El orfanato se llamará 'Orfanato Diocesano' y estará sujeto al Obispo de Gozo.

2.         El Gobierno Civil no tendrá autoridad sobre el Orfanato. El deber del Gobierno es ver que el artículo mencionado en el contrato del 17 de noviembre de 1923, se observe, a saber: que 20 muchachos serán aceptados con pensión completa y alojamiento como se ha establecido, por 4 años.

3.         Si el orfanato se cierra, todo en este movible o no, será propiedad del Obispo

de Gozo, para disponer de acuerdo a las necesidades de la Diócesis.
4.         Todos los Directores serán seleccionados por los Párrocos y aprobados

por el Obispo Diocesano.

5.         Todo niño será aceptado en el Orfanato por una petición del Obispo, con el

consentimiento de los Párrocos o quien los representara.

6.         El Obispo presidirá las reuniones de los Párrocos o quien los represente en la

Dirección del Instituto. El Obispo puede nombrar a su delegado.

El Obispo Gonzi se reservó el derecho de introducir o alterar cualquier artículo en el Estatuto de acuerdo a cualquier contingencia que pudiera surgir. Este derecho pasaría a los subsiguientes Obispos de Gozo.

Afiliación al 'Instituto Bonnici'

Con el Estatuto y la escritura firmada e117 de noviembre de 1923, los líderes de las parroquias de Gozo seleccionaron al padre José llili como su secretario, dándole poder para escribir en su nombre.

El Gobierno se reservaba el derecho de velar por la educación de los niños y la educación de su salud; no hubieron problemas respecto al acuerdo de donar 1,000 libras.

El gran problema sin embargo fue: '¿Quién emprendería la dirección del Orfanato'?' La idea de los párrocos era afiliar el Orfanato de Gozo al Hogar de San José - conocido también como el 'Instituto Bonnici en Malta. El padre José Hili como secretario escribió una carta larga a Monseñor De Píro en la Navidad de 1924. En ella, entre otros asuntos, le informó a Monseñor De Piro acerca del nuevo Orfanato que sería abierto por iniciativa de los párrocos de Gozo con la aprobación del Obispo Gonzi. El subsidio de 1,000 libras fue mencionado así como el arriendo de una casa en Ghajnsielem a 26 libras por año, él agregó 'En la última reunión de 15 de diciembre el Arcipreste de Xewkija dijo que usted, estaría de acuerdo en afiliar esta obra caritativa a su hogar de San José y que se haría cargo de la dirección del lugar. Naturalmente la idea fue aprobada en general. Monseñor Arcipreste llili (mi hermano) y el padre Maurizio Cauchi, Arcipreste de Xaghra fueron designados para visitarle y discutir el asunto. Para ahorrar tiempo, le pregunto en su nombre si Ud. está listo a aceptarla dirección y administración de este Orfanato, y si es así, ¿cuáles serían sus condiciones? Si es posible, le sugiero que venera a Gozo y discuta el asunto con el Obispo y los párrocos. Hágame saber si puede hacerlo tal que yo pueda informar a los que estarán presentes. Espero que Ud. acepte esta solicitud de los párrocos...

Monseñor De Piro dio al asunto mucha atención y tomó su tiempo para orar antes de responder. Otra carta, fecha 7 de enero de 1925 - proponiendo la misma solución - llegó a Monseñor De Piro. Entretanto el padre José Hili se reunió con el Primer Ministro, Ugo Misfud, quien afirmó que el Gobierno no encontraría objeción si el Orfanato se afiliaría al Hogar de San José en Malta, y no habría dificultad respecto al subsidio prometido.

Durante un mes, Monseñor De Piro pidió al Obispo de Gozo información precisa y e130 de enero recibió una copia del contrato hecho ante el notario Camilleri el 13 de diciembre de 1924.

Al recibir una carta escrita por Monseñor De Piro con fecha 31 de enero de 1925, el padre José Hili respondió el 3 de febrero añadiendo otros detalles. Ese mismo día, Monseñor De Piro aceptó el ofrecimiento y presentó una petición al Arzobispo Caruana, dando explicación respecto al requerimiento de los párrocos de Gozo. La carta de Monseñor De Piro muestra sabiduría y previsión y se reproduce abajo:

Su Ilustrísima

El Canónigo Deán José De Piro como Superior del Hogar de San José - también llamado 'Instituto Bonnici' - y como superior de la Sociedad de San Pablo, humildemente inclinado a sus pies, desea explicar el asunto aquí presentado a su Ilustrísima... El Secretario de los párrocos de Gozo me ha informado que el nuevo Obispo y los párrocos han sentido la necesidad de un Orfanato en la Diócesis. Ellos han aceptado con alegría la idea de que el Hogar de San José de Malta tenga una sucursal en Gozo. Este ya había sido el deseo del Arzobispo Pedro Pace, quien ha dejado una memoria digna de elogio, pero el proyecto nunca se realizó durante su vida.

Hoy las circunstancias han cambiado: el Hogar de San José, Malta, se está desarrollando bajo el cuidado de los miembros de la Sociedad de San Pablo, que trabajan allí. En Gozo, el nuevo Obispo, Monseñor Gonzi y también los párrocos, están listos para asumir esta obra de caridad; ellos ya han trabajado mucho para lograr su meta. El Gobierno Civil ha prometido colaborar, ofreciendo la suma de 1,000 libras. Todo nos anima a emprender esta buena obra.

Por lo tanto, siempre confiando en la ayuda de la Divina Providencia, con el valor que ellos me da, humildemente pido a su Ilustrísima queme autorice a empezar esta tercera sucursal y llamarla. 'Hogar de San José: Sección Gozo'...

E19 de febrero de 1925, el Arzobispo Caruana concedió su aprobación, pero aconsejó a Monseñor De Piro discutir el asunto con el Obispo Gonzi de Gozo. El encuentro tuvo lugar y Monseñor De Piro pidió una copia del Estatuto y de la escritura. El Obispo Gonzi se la dio el 17 de febrero de 1925.

Negociaciones entre el Obispo Gonzi y Monseñor De Piro

Monseñor De Piro estaba preparando el camino para la afiliación del Hogar de Gozo al Hogar de San José en Malta. Hasta este tiempo él no había sido informado del decreto publicado por el Obispo Gonzi, e16 de noviembre de 1924, y ahora notó que la Diócesis de Gozo había hecho planes antes de escogerlo como Director. El Obispo Gonzi, por carta, informó a Monseñor De Piro que un nuevo decreto sería necesario del Obispo Caruana:

'.. Como lo veo, el procedimiento debe ser como sigue: Ud, como Director del Hogar de San José, debe solicitar al Obispo de Malta que le conceda el poder de afiliar el nuevo Orfanato de Gozo que ya ha sido planeado y tiene sus propias reglas - al Hogar de San José. Entonces, con el permiso del Arzobispo Caruana, su primer decreto puede cancelar y hacerse uno nuevo. Entonces el Estatuto puede alterarse, de acuerdo a las nuevas circunstancias del Instituto...'

En la misma carta, el Obispo Gonzí dijo que iría a Malta cuando el Obispo Caruana retorne del exterior; una reunión personal para el acuerdo en el asunto.

Monseñor De Piro escribió al Obispo Gonzi e124 de febrero, diciendo que en su opinión, no era necesario un nuevo decreto del Obispo de Malta. De Piro deseaba que el Obispo de Gozo aclarara que pasaría en el futuro si el Orfanato no permanecería afiliado al Hogar en Malta, o si no permaneciera en las manos de la Sociedad de San Pablo.

De Piro: La única solución

El orfanato de Gozo, hasta cierto punto, dependía más de los párrocos que del Obispo. Ellos no querían crear problemas y estuvieron de acuerdo en aceptar las propuestas de De Piro, porque si el hubiera rehusado aceptar la dirección del Orfanato ellos no tendrían otra alternativa. E14 de marzo de 1925, el padre José Hili se reunió con Monseñor De Piro en Malta y le aseguró que ellos, los párrocos, estaban dispuestos a romper los vínculos con el Gobierno si él aceptaba la dirección del Orfanato. El confirmó lo mismo en una carta con fecha 16 de marzo, añadiendo que el Obispo Gonzi estaba también dispuesto a alterar cualquier condición en el Estatuto, para no demorar y ya abrir el Orfanato. El único deseo de los párrocos era ver el Orfanato abierto lo más pronto posible. Monseñor De Piro estuvo feliz con que el Obispo y los párrocos estuvieron dispuestos a aceptar sus deseos, porque estaba determinado a no retroceder en su decisión. En una carta de fecha 21 de marzo, él aclaró el hecho de que el Orfanato de Gozo iba a ser afiliado al de San José con las mismas reglas, y por lo tanto el estatuto publicado por el Obispo Gonzi era inaceptable. El no podía consentir reglas hechas por otros, porque como Superior de la Sociedad de San Pablo él sabía que enfrentaría problemas en el futuro. Una Comunidad Religiosa necesita su autonomía en dirección y administración, y después de 18 años de experiencia como Director de caridad Monseñor De Piro deseaba dirigir el Orfanato ayudado por la experiencia de años previos. La Sociedad de San Pablo cuidaría de los muchachos; por esta razón ni una palabra fue alterada en su petición al Arzobispo Caruana, con fecha 3 de febrero de 1925. El decreto posterior del Arzobispo estuvo completamente de acuerdo con los deseos de De Piro. La correspondencia que resultó parte de la Diócesis de Gozo buscó asegurar la autoridad de la Diócesis y conservar algunos artículos del Estatuto. Sin embargo, hasta el Obispo Gonzi estaba tan entusiasmado con que Monseñor De Piro asumiera la dirección del Orfanato que estuvo dispuesto a olvidar sus planes anteriores.

El invitó al Monseñor a quedarse con él en Gozo y visitar la localidad y el futuro hogar de los huérfanos. Un importante encuentro entre el Obispo y Monseñor De Piro tuvo lucrar - probablemente a principios de abril 1925. Las reuniones pueden aclarar las situaciones mejor que la correspondencia; pero, para exactitud histórica las reuniones de consecuencia deben tener minutos debidamente registrados, desafortunadamente, no existe registro de esta reunión de dos hombres grandes y santos.

El Decreto de afiliación

El Decreto del Obispo fue publicado el 18 de abril de 1925, y el original se conservó en la curia de Gozo. Una copia de este documento importante - escrito en Italiano - fue enviada a Monseñor De Piro.

 

MIGUEL GONZI

 

POR LA GRACIA DE DIOS Y LA SEDE APOSTOLICA OBISPO DE GOZO
DIRECTAMENTE DEPENDIENTEMENTE DE LA SANTA SEDE

 

Considerando: la petición - hecha por el Reverendo Monseñor Canónigo Deán José De Piro en su rol doble como Superior del Hogar de San José, que es el Instituto del Canónigo Bonnici de Hamrun y como Superior de la Sociedad de San Pablo - presenta a la curia Principal del Obispo de Malta, con el fin de obtener del mismo Obispo de Malta la autoridad para abrir una sucursal del Hogar de San José, en Gozo.

Considerando: también el decreto de su ilustrísima, Monseñor Caruana, Arzobispo de Malta publicado por el mencionado Obispo concediendo a Monseñor De Piro - una persona digna de elogio - la autoridad para abrir esta sucursal.

Teniendo en cuenta que nosotros por un decreto con fecha 6 de noviembre de 1924, habíamos abierto canónicamente, el Orfanato en nuestra Diócesis de Gozo y lo habíamos llamado 'Orfanato Diocesano ', comprometiéndonos por los Estatutos fundamentales y reservando para nosotros y nuestros sucesores el poder de añadir, moderar o alternarlos.

Hemos llegado a la conclusión que el desarrollo del mencionado Orfanato será mejor asegurado afirmándolo al Hogar de San José y confiándolo a manos experi­mentadas.

Después del consejo de las Parroquias de la Diócesis, estamos otorgando por este Decreto, al Superior notable del Hogarde San José y de la Sociedad de San Pablo, el Orfanato Diocesano de Gozo. En las manos del ya mencionado Monseñor en calidad de su doble rol, transferimos nuestros derechos y las obligaciones que pertenecían a nosotros y a las parroquias de Gozo por el Decreto mencionado y por las escrituras públicas firmadas en presencia del Notario G. Camilleri el 17 de noviembre de 1924 y el 5 de marzo de 1925. Ponemos una condición:

Si la sucursal del Hogar de San José en Gozo dejara de ser parte del Hogar de San José (en Malta) o dejara de ser responsabilidad de la Sociedad de San Pablo, todos los derechos adquiridos concernientes a la propiedad de esta Sección pasarían al Obispo de la Diócesis de Gozo.

Publicado en el palacio del Obispo - Victoria Gozo - 19 de abril de 1925.

Miguel, Obispo de Gozo

 

Canónigo Penit. M'Ang. Xerri.

Canciller

Inauguración después de un inesperado retroceso

En el Almanaque de San Pablo de 1926, Monseñor De Piro publicó el evento feliz a través del cual - con la ayuda dada por los Obispos Caruana y Gonzi -"la Sociedad de San Pablo había entrado en la Diócesis de Gozo. Monseñor De Piro escribió: 'Es un gran consuelo para todos los que pertenecen a la Sociedad de las Misiones, ver su campo de apostolado extendiéndose y deben apreciar grandemente este favor que Dios en su bondad le ha concedido'.

Sin embargo, Monseñor De Piro tuvo un contratiempo personal en el orfanato de Gozo, que él aceptó serenamente como algo permitido por Dios. Después de la publicación del Decreto del Obispo se fijó el día de la inauguración: se escogió e18 de mayo, un día doblemente significativo para Monseñor De Piro. La Liturgia conmemoraba la fiesta de San Miguel el Arcángel, día de la fiesta del Obispo Gonzi, y para Monseñor la fecha era un recordatorio del día feliz de 1898 cuando durante la 'suplica' a Nuestra Señora de Pompeya, en la Iglesia de los Jesuitas en Valletta, él recibió la llamada final al sacerdocio. Cuando estaba todo planeado, lo inesperado ocurrió.

El edificio destinado para el Orfanato era viejo y necesitaba restauración. Monseñor De Piro fue a Gozo para estar en el lugar y hacer preparaciones para la inauguración, que iba a tener lugar en forma tranquila. El se escogió una pequeña habitación en el último piso, y lo equipó con lo esencial. Por el 25 de abril, pocos días después de su llegada, visitó al Obispo Gonzi. Al regresar al Orfanato, fue a su cuarto a tomar una siesta; pero, cuando despertó, algunas partes del piso cayeron y él fue a caer 4 metros, encontrándose en la habitación del carbón. Rápidamente, todos corrieron hacia el lugar indicado por el ruido de albañilería que cayó, creyendo encontrar a Monseñor De Piro enterrado bajo los escombros. Afortunadamente, aunque él estaba herido, no tenía fracturas, pero por muchos días no pudo caminar por las contusiones.

Este incidente preocupó al Obispo Gonzi y a los párrocos, pero De Piro lo aceptó de las manos de Dios. El respondió aun sacerdote que lo visitó para preguntar como se sentía: 'Ocasionalmente Dios nos recuerda ¡que tenemos que morir! '

No parecía posible que la Inauguración tuviera lugar el 8 de mayo sin Monseñor De Piro, el Superior y organizador; pero él quiso consultar con el Obispo Gonzi antes de tomar una decisión.

La siguiente es una carta con fecha 30 de abril de 1925, escrita por Monseñor De Piro desde Ghajnsielem al padre Miguel Callus:

 

Estimado padre Miguel:

Agradezco a Dios por visitarnos, en medio de nuestro regocijo, con algunos retrocesos. Después de todo. El es muy capaz de usar este accidente por el bien de la obra que está naciendo. Hoy tengo menos dolor que ayer, pero me siento muy cansado. Dudo que pueda estar presente para nuestro día de fiesta en Hamrun. Entonces depende de Ud. el preparar todo de acuerdo a como crea que yo mismo celebraría el día. El domingo siguiente, como se acordó con el Obispo Gonzi, quien me llamó esta mañana, decidiremos si la Inauguración se realizaría en la fecha fijada: 8 de mayo. De cualquier modo, prepare 200 tarjetas de invitación, como la que incluyo, y envíelas aquí lo más pronto posible. Cuando la fecha se decida, las despacharemos. Todos están bien y nos han recibido muy calurosamente. Ahora depende de nosotros conservar esta atmósfera de benevolencia. Con todo mi corazón le bendigo, al padre José y los demás.

Afectuosamente en Cristo
Monseñor J. De Piro

El día festivo mencionado por Monseñor De Piro era la fiesta titular de San José, la cual era celebrada en el Hogar de Hamrun cada año, el tercer domingo después de Pascua Florida - ese año e13 de mayo. No fue posible para Monseñor De Piro estar presente ese año como era su costumbre.

Como se esperaba, la fecha de Inauguración del Orfanato fue postergada para el 21 de mayo de 1925 - Día de la Ascención. Se extendieron invitaciones a las autoridades civiles y de la Iglesia. Las invitaciones especiales fueron para el Gobernador, Sir Walter N. Congreve, y para el Obispo de Gozo. Entre las personalidades estaban los Ministros del Gabinete, Miembros del Parlamento, Monseñores de la Catedral de Gozo y los párrocos. Monseñor De Piro dio la bienvenida a los invitados en la puerta del Hogar.

Los siguientes son puntos relevantes en el discurso de bienvenida a Sir Walter Congreve:

Monseñor De Piro agradeció a su Excelencia y le extendió una calurosa bienvenida en nombre de todos los presentes. El afirmó que no era gozitano, pero tenía relaciones amistosas con la gente de la misma isla, especialmente con el Obispo y los párrocos. Su estadía prolongada en el Hogar apunto de ser abierto le había dado la oportunidad de apreciar aún más el corazón amistoso de la gente.

El se refirió al Hogar de San José en Malta del cual el Orfanato en Gozo sería una sucursal y describió lo que este Hogar realizaría. Los niños iban a ser educados como buenos cristianos; recibirían una educación cultural básica y estarían preparados para ser en el futuro no sólo trabajadores honestos en su isla, sino en cualquier otro lugar.

Monseñor De Piro entonces invitó al Gobernador a declarar el Hogar inaugurado'. Sir Walter Congreve lo hizo y respondió al discurso con pocas palabras afirmando que este nuevo Hogar era una sucursal del Hogar de San José en Malta.

Siguió un discurso en Italiano al Obispo Gonzi en el que Monseñor De Piro agradeció a todos los que habían ayudado a establecer el Hogar, en particular los párrocos de Gozo. Los siguientes son extractos del discurso:

'... Habiendo recibido el permiso para abrir este Orfanato en Gozo -era nuestro deber fijar el día para la Inauguración del Hogar destinado a albergar niños pobres abandonados. Como símbolo de estima por su Excelencia hemos escogidos el día que la Iglesia dedica a la Aparición de San Miguel el Arcangel.

Sin embargo, a la vez que Dios aceptaba nuestra buena voluntad, el quiso tomar la Inauguración de hoy en sus propias manos. El hizo esto sin duda para purificar aún más nuestra intención y elevar nuestras mentes y corazones hacia el cielo ...'

Siguieron palabras de estima y gratitud hacia el Obispo y Monseñor De Piro agradeció a su Excelencia en nombre del Hogar en Malta y la Sociedad de San Pablo.

El invocó la protección de San Miguel para el futuro de los huérfanos - -representados ese día por los tres niños ya aceptados quienes estaban presentes entre los invitados importantes.

Al final de su discurso, Monseñor De Piro invitó al Obispo Gonzi a bendecir al Hogar, ahora 'abiertó . Los invitados oraron en la capilla que había sido preparada y dedicada a San José. El coro entonó la antífona de San José y el Obispo siguió con el Te Deum... en acción de gracias a Dios por la gracia concedida a todos los que ansiosamente habían dedicado tiempo y energía para tener un Hogar para los huérfanos.

Para la ocasión, Monseñor De Piro había llamado a la Banda de San José del Hogar en Hamrun, para que la música se agregara a la alegría del día. Como a menudo sucede en ocasiones similares, multitudes de todo Gozo se reunieron en Ghajnsielem. La casa era demasiado pequeña y no podía ofrecer hospitalidad a muchos; pero cuando los invitados principales se hubieron retirado, se abrieron las puertas para todos.

Después de la Inauguración, los miembros de la Sociedad de San Pablo se hicieron cargo de los huérfanos, afrontando las dificultades que acompañan a todos los comienzos. Fue la misma tarea de amor y dedicación extendiéndose del Hogar de San José en Malta a la isla hermana de Gozo. El Gobernador Congreve dio la mano a los primeros tres niños, y a otros que se les unirían pronto. Monseñor De Piro notó cuántos benefactores bondadosos le habían ayudado a él y a su Sociedad. El consideró a los niños quienes fueron aceptados, porque con sus plegarias ellos también atraían bendiciones del cielo para ayudar a los miembros de la Sociedad a que llevaran a cabo su misión.

El subsidio

Monseñor De Piro había entendido que el subsidio de 1,000 libras ya había sido concedido y que no habría dificultad en retirarlo del Banco Anglo-Maltés. El Orfanato, no obstante, había estado abierto por más de un año y el subsidio no había llegado a Monseñor De Piro. El Obispo Gonzi había hablado con el Ministro del Tesoro, Enrique Mizzi, quien estaba ansioso por arreglar el asunto antes de terminar su período. El subsidio demoró meses en llegar al Orfanato, en parte debido a la burocracia de las oficinas del Gobierno, y también porque los párrocos se habían demorado en las firmas requeridas para el poder concedido al padre José Hili. Finalmente, el 19 de octubre de 1916, se firmó el contrato en presencia del notario del Gobierno, J. Borg Cardona y el subsidio de 1,000 fue entregado. Una carta con fecha 28 de octubre de 1928 vino del Tesorero del Gobierno: '... El Ministro del Tesoro me ha indicado informarle respecto a las 1,000 libras. Ellos tienen sólo una condición: e16 de marzo de cada año - durante los cuatro años estipulados - por los cuales el subsidio ha sido concedido - se requiere amablemente que Ud. informe al Ministro que el número de niños mantenidos en el Orfanato no es menor de 20. El también desea ser informado, si es que el número es menor de 20, la razón por la que no se alcanzó esa cantidad'.

La siguiente fue la respuesta de De Piro al Gobierno de Malta;'... Agradezco a los Miembros del Gobierno, de la Casa de Representantes, y al Senado por el subsidio financiero que ellos han tenido la bondad de conceder para realizar esta obra, por nuestra parte les aseguramos que con nuestra buena voluntad y la ayuda de Dios daremos más de los que ha sido estipulado como condición. No intentamos quedar­nos aquí sólo cuatro años, ni deseamos tener sólo 20 niños...'

Las primeras tareas para los miembros de la Sociedad de San Pablo

Monseñor De Piro estuvo muy feliz por la extensión de la Sociedad - pero era aún pequeña en cantidad y el Fundador tenía dificultad respecto a la escasez de sacerdotes. El escogió un sacerdote joven para el Orfanato de Gozo; luego él se convertiría en Secretario del primer Concilio de la Sociedad y años después en el primer Superior General; padre Miguel Callus. El era responsable del manejo y administración, pero oficialmente Monseñor De Piro era el Superior que trataba con las autoridades cuando se tenían que tomar acuerdos o decisiones.

Sabemos por la correspondencia cuáles eran los sentimientos del Comisionado de Gozo. Una carta con fecha 16 de febrero de 1927 fue escrita por el padre Miguel al Comisionado, pidiendo que el Hogar en Gozo pudiera compartir el privilegio disfrutado por el Hogar de San José en Malta, a saber - recibir medicinas gratuitamente para los niños de la sucursal de Gozo también. El recibió la siguiente respuesta:

'Siento que sería mejor si Monseñor De Piro hiciera el requerimiento. El puede enviar una solicitud al Controlador de Instituciones Caritativas en Malta, pidiendo tener el privilegio del que disfruta el Hogar de San José en Malta para la Sucursal en Gozo..'

Sin embargo, para propósitos de administración ordinarios, el padre Miguel Callus firmaba como 'Asistente Superior'.

Monseñor De Piro tenía una habitación reservada en el Hogar de Gozo, pero no permanecía el tiempo deseado con los muchachos.

El sabía que el padre Miguel no podía manejar todo solo; entonces él escogió - a uno de sus muchachos en Malta, Vicente Galea, quien muy niño había perdido a sus padres, y había sido llevado al Hogar de Hamrun. Ahora ya tenía 14 años y había estado en Gozo cuando Monseñor tuvo el accidente. El había sido una gran ayuda para el Monseñor - cuidándolo y administrándole el masaje recetado para sus piernas golpeadas. Vicente se quedó en le Hogar de Gozo por dos años, y fue de gran ayuda para los muchachos. En 1927, partió y regresó al Hogar en Hamrun, y pidió a Monseñor De Piro que lo aceptara en la Sociedad de San Pablo. En junio de 1928, recibió el hábito de la Sociedad, y más tarde se convirtió en un hermano lego ferviente y catequista con el nombre de Hermano Venancio.

Vicente fue reemplazado por un estudiante, Francisco Javier Camilleri, quien, en 1928 empezó el curso de Teología en el Seminario de Gozo.

La Banda de San José en Ghajnsielem

El 18 de setiembre de 1926, la Sociedad de San Pablo se regocijó con la Ordenación de un nuevo sacerdote - padre Carmelo Azzopardi. En poco tiempo él sucedió al padre Miguel Callus, quien regresó al Hogar en Malta. El era el segundo Asistente Superior y permaneció en Gozo hasta la muerte de Monseñor De Piro.

 

Monseñor hizo todo esfuerzo para enviar a miembros de la Sociedad, pero a veces habían decepciones. En una ocasión un novicio no estaba feliz en Gozo y regresó a su casa. Luego, el 1931, pidió ser re-admitido, con la condición que no se le enviara a Gozo, pero Monseñor De Piro no podía aceptar tales condiciones.

Durante el período del padre Carmelo Azzopardi como Asistente Superior, se fundó un grupo musical en Ghajnsielem, llamado !Grupo Musical de San José!. Está ¡Banda! aún toca en el pueblo, y esto es de acuerdo con la idea original de Monseñor De Piro y los muchachos del Orfanato. Habían pasado tres años desde el comienzo del Orfanato, un día en 1928, los muchachos vieron a Monseñor De Piro subiendo por la colina rumbo al Instituto llevando un gran paquete. ¿Qué puede ser?... Su curiosidad fue satisfecha cuando Monseñor abrió la gran caja y los niños aplaudieron cuando salieron instrumentos musicales - uno tras otro.

La única banda de la isla estaba en Rabat (la capital) y la gente de Ghajnsielem estuvo por siempre agradecida a Monseñor De Piro porque fue debido a su iniciativa, determinación y valor que la Banda se desarrolló gradualmen­te. Un Director de Banda joven y prometedor fue solicitado para enseñara los niños, Antonio Muscat Azzopardi. El aceptó, aunque tenía otros compromisos. El sentía que no podía dedicarse el tiempo que los niños necesitaban. Entonces, en 1930 él recomendó otro director de la banda de Rabat, Miguel Farrugía. El era un hombre de muy buenas cualidades, que se dedicó de todo corazón al entrenamiento de los niños. Entretanto, Monseñor había enviado otro ayudante al Orfanato, Hermano Rosario Buhagiar, quien tenía mucho talento musical también. El tocaba el clarinete, y el Director de Banda lo encontró útil para enseñar a los niños.

El Director de Banda Miguel Farrugia tocaba en la Banda del Ejército y era solista en el 'Grupo del Rey'. Más tarde su hijo, José, llegó a ser Director de la banda lo encontró útil para enseñar a los niños.

Con el tiempo los muchachos estuvieron bien entrenados y pudieron tocar en público. El 17 de mayo de 1931, en el sexto aniversario de la inauguración del Orfanato, la Banda tocó una composición de su mismo Director de Banda, Farrugia, una composición dedicada como sigue: 'Homenaje a nuestro Superior Monseñor J. De Piro'. Monseñor estuvo tan emocionado que se dirigió al Director y a los muchachos - deseando a la Banda una larga vida.'

Esta Banda, de hecho, ¡tuvo una larga vida! Los músicos crecieron en número y los muchachos se comprometieron a tocar en Ghajnsielem para las varias 'fiestas' del pueblo. Monseñor De Piro aún estaba vivo cuando la Banda fue invitada a tocar fuera del pueblo en Rabat, Gozo. E15 de julio de 1931, por ocasión de la bendición de las nuevas campanas de Santa María de Savina, tocaron tan bien que el año siguiente, 1932, recibieron otras invitaciones del pueblo de Rabat. También fueron invitados a tocar para los enfermos en el Hospital en Chambra.

Entrenando a los muchachos

El Obispo Gonzi y los párrocos de Gozo mostraban gran interés en el progreso del Hogar, y aunque nunca hubo interferencia de su parte, ocasionalmente visitaban a los muchachos.

Como Director, Monseñor De Piro deseaba ver que los muchachos crecieran y fueran ciudadanos útiles a su isla. La enseñanza escolar no era suficiente; era necesario que aprendieran un oficio también. "Quizás", él pensó, "los muchachos podrían ir al Hogar en Malta". Cuando él sugirió esto, sin embargo, encontró que ellos no deseaban dejar su isla, el problema era encontrar profesores que les enseñara en Gozo. Antes de terminar 1926, él abrió un laboratorio donde los muchachos aprenderían sastrería. En 1927, Monseñor decidió que deberían aprender otros oficios: Carpintería y zapatería. El Hogar no estaba en condiciones de cargarse con más gastos, y se sugirió recurrir al Gobierno. De Piro escribió al Ministro de Comercio e Industrias e13 de enero de 1927, con gentil diplomacia: "... Ya sé que el Gobierno ha demostrado sus buenas intenciones hacia esta nueva Institución conce­diéndole un subsidio por la manutención de 20 niños por 4 años. Ahora estoy solicitando otro subsidio de 8 libras al mes las cuales será suficientes - porque confío que otros benefactores ayudarán. Este subsidio servirá no sólo para el taller de sastrería, ya abierto, sino que ayudará a añadir - carpintería y zapatería..."

El 11 de enero, se recibió un reconocimiento del Secretario del Ministro, afirmando que la solicitud sería presentada al Gobierno. Cuatro meses después, el 19 de mayo de 1927, Monseñor De Piro fue informado que se le había concedido un subsidio de 60 libra al año en vez de las 96 que había solicitado, Fueron incluidas en el presupuesto general, y e12 de setiembre de 1927, Monseñor escribió al Ministro recordándole la concesión prometida, que no había sido recibida. E15 de setiembre un anuncio oficial afirmó que el subsidio prometido estaba próximo.

Con este segundo subsidio, Monseñor sintió que el Orfanato de Gozo tendría cierta seguridad financiera para el futuro. En muy poco tiempo la cantidad de niños había aumentado de tres a veintitrés, y el edificio no podía alojar más. Con los tres laboratorios operando, el Hogar se había convertido en un colegio técnico y Monseñor De Piro sintió que los sacrificios hechos eran bien remunerados.

Durante este tiempo, el Hermano Rosario Buhagiar permaneció en el Hogar, mientras que FranciscoJavier Camilleri, el clérigo, compartía el trabajo y continuaba sus estudios Teológicos. En 1928, Monseñor De Piro aceptó su requerimiento de tomar los votos perpetuos, y él fue ordenado e126 de Octubre de 1930, por el Obispo Gonzi. Esta fue otra ocasión de gran alegría para la Sociedad de San Pablo.

Se necesita otro terreno

Cuatro años habían pasado desde el comienzo del Hogar de Gozo y nunca faltaban problemas, pero la confianza en Dios y la ayuda de generosos benefactores ayudaron a superar muchas dificultades durante esos primeros años. Otra decisión importante enfrentó el Director; el lugar era demasiado pequeño para admitir a más recién llegados y se necesitaba más espacio para los internos. En 1930, Monseñor De Piro decidió hacer otra solicitud al Gobierno, y esta vez él escribió al Departamento de Obras Públicas preguntando por un terreno ubicado entre el Orfanato y Chambra¡. Su plan era construir una nueva sección para el Orfanato, y aunque le faltaban fondos, él confiaba en la Divina Providencia y en la gente bondadosa que ofrecía la ayuda necesaria. De acuerdo a suplan, él declaró que el primer paso sería bajar al nivel del terreno montuoso y así proveer un campo de recreó par los muchachos. Las piedras removidas serían usadas en parte como pared protectora. En otra parte de la tierra propuesta, él pensaba en tener una cocina - que no serviría sólo para cocinar las comidas diarias, sino que estaría abierta para los muchachos interesados en proveer alimentos.

R. Castillo, Superintendente de Obras Públicas informó a Monseñor De Piro por dos cartas, con fecha 17 y 18 de marzo de 1930, que a su aplicación había sido enviada a la Comisión que podría disponer de Fort Chambra¡.

Durante los siguientes tres años las negociaciones prosiguieron; la corres­pondencia y las visitas a las Oficinas de Gobierno fueron frecuentes hasta el 15 de febrero de 1933, cuando Monseñor De Piro recibió una carta de Tesorería concedién­dole al Hogar en Gozo una gran parte de terreno en la tarifa de 2.15 chelines.

Problemas referentes al Hogar acosan a Monseñor De Piro en sus último meses de vida.

El nuevo edificio estaba en proceso de seria consideración, pero desafortu­nadamente parte del terreno pertenecía a un agricultor, quien en ese tiempo no tenía intención de abandonar sus derechos en favor del Instituto. Hubieron reuniones y se escribieron cartas al Obispo Gonzi y al Juez Cremona pidiendo apoyo y consejo. Con la esperanza que al pasar el tiempo el agricultor cediera el terreno, se decidió no molestarlo; además, él se había quejado de que los muchachos habían hecho observaciones desagradables mientras él estaba trabajando allí. Se probó que esto no era cierto, pero el Obispo Gonzi pidió a Monseñor que investigara el asunto. Este estado de cosas creó tensión; pero, a pesar de las muchas dificultades, Monseñor De Piro estaba determinado a hacer todo lo posible por el bienestar de los muchachos. También consideró ofrecer a los miembros de la Sociedad un lugar de descanso en la isla, y como el Orfanato no era propiedad de la Sociedad, él rentó una casa donde los miembros podrían quedarse en las vacaciones de verano. Los locales eran grandes y una habitación se convirtió en una capilla donde se guardaba el Sacramento Bendito.

El mes de setiembre de 1933 trajo la muerte inesperada de Monseñor De Piro quien fue sucedido por Monseñor Alberto Pantalleresco como Director del Hogar de San José. Delegado por el Arzobispo Caruana como Superior de la Sociedad de San Pablo, Monseñor Pantalleresco sentía que la escasez de miembros impedía la continuación de su administración y el 2 de octubre de 1935, la Sociedad de San Pablo, bajo su presidencia dejó el Orfanato de Ghajnsielem. Luego, el Arzobispo Caruanapor Decreto con fecha 18 de octubre de 1935, eliminó la afiliación del Hogar de Gozo al Hogar de Malta. De acuerdo a la cláusula en el Decreto del Obispo Gonzi con fecha 18 de abril de 1925, el orfanato en Gozo regresó a manos del Obispo de Gozo, quien confió la dirección al Clero Diocesano.

El proyecto de Monseñor De Piro de construir y extender los límites nunca se realizó, y el Hogar ha permanecido igual, excepto por algunas alteraciones en el interior. Se construyó un nuevo edificio enfrente; su propósito principal era - y aún es - una prensa como sección del Orfanato. La casa tomada en arriendo por Monseñor De Piro para la Sociedad también fue dejada.

El Orfanato había recibido una base sólida de Monseñor De Piro, quien dejó la posibilidad de desarrollo adicional para el futuro. El Fundador y su Sociedad permanecerán asociados por siempre con los primeros años de su vida - entrelazados con sucesos alegres y penosos que todo Cristiano debe enfrentar al comenzar.

La obra caritativa continúa, sostenida por el amor de Cristo a sus niños necesitados. Los Directores de nuestro tiempo son movidos por el mismo espíritu que animó a Monseñor De Piro y a los miembros de la Sociedad de San Pablo durante los primeros difíciles diez años de la vida del Orfanato de Gozo.

 


 

 

Capitulo V

El Oratorio en Birkirkara

El Notario Casolani - el Fundador

Birkirkara es una de las villas más antiguas en Malta, habiendo sido parroquia por muchos años; la parroquia fue dedicada primero a la Asunción, luego a Santa Elena. Veinte años antes del nacimiento de Monseñor De Piro, se emprendió una obra caritativa en la piadosa Iglesia de 'Nuestra Señora tal-Herba' (Nuestra Señora le las Ruinas). Con la ayuda del Arzobispo Gaetano Paceforno, la Sociedad de Doctrina Cristiana fue formada, la cual dio nacimiento luego a Institutos y grupos que aplicaron a sí mismos, la enseñanza de principios y vida Cristiana.

En el siglo XX, se creó el primer Instituto para enseñar Doctrina Cristiana en in Oratorio situado en la parte oriental de Birkirkara. Luego este Oratorio sería asociado con la Sociedad de San Pablo. Nunca se cruzó en la mente de Monseñor :)e Piro que el mismo día cuando se abrió la pequeña residencia de la Sociedad :n Mdina, el apostolado del Oratorio también fue inaugurado; diecisiete años después se convertiría en actividad apostólica de su Sociedad. Debe notarse que durante el período 1910 - 1927, Monseñor De Piro no tuvo nada que ver con el :)oratorio.

El Fundador del Oratorio fue el Notario Casolani, quien financió la .construcción, y se puso la primera piedra e125 de marzo de 1910. En cuatro meses ;e terminó y se inauguró oficialmente, e131 de julio del mismo año. La Capilla fue dedicada a María Auxiliadora y el Fundador puso una losa de mármol en la iglesia con la inscripción: 'Sínite Parvulos Venire Ad. Me'. Cuando en 1927, el Fundador Casolani donó la propiedad a Monseñor De Piro, se introdujo una condición en la escritura: que la losa no sería movida, cambiada ni regalada.

Oratorio:       Domingo Savio 1910 - 1912;

San Juan de la Salle 1912 - 1918

El Oratorio se llamó 'Oratorio Domingo Savio' y fue confiado a los Salesianos, pero en 1912 ellos lo dejaron porque estaban escasos de miembros. Entonces se encargó a los Hermanos de la Salle, los cuales lo dedicaron a San Juan Bautista de la Salle, su Fundador. La población lo conocía, generalmente, como el Oratorio de Birkirkara.

El Oratorio era el medio de impartir una buena educación cristiana a niños de familias pobres, proporcionándoles también entretenimiento a menudo. En 1918 los Hermanos de la Salle se vieron obligados a dejar el Oratorio porque hacían falta Hermanos, y el Canónigo Miguel Sammut fue incansable en ayudar al Fundador a continuar la buena obra después que ellos se fueron.

Aunque personas caritativas colaboraban con diversos ofrecimientos, des­pués de la I Guerra Mundial, los fondos estaban bajos y se hizo una solicitud de ayuda al Gobernador de Malta, Lord Methuen. La ayuda necesaria llegó, y de 1918 a 1927, la Divina Providencia bendijo la confianza y esfuerzos del notario Casolani y el padre Miguel Sammut, ya que ellos generosamente se dedicaron a los niños de Birkirkara.

En 1925, el Fundador escribió a Monseñor De Piro: '... Aunque no he tenido la fortuna de conocerlo todavía, sé que está de vuelta; espero que su viaje al exterior haya sido beneficioso para su salud, tan preciosa para aquellos que se dedican a las obras de caridad en estas islas...'

El Notario Casolani y su colaborador, el Canónigo Sammut, notaron que se acercaba el tiempo para solicitar que la Sociedad de San Pablo se hiciera cargo de la dirección del Oratorio. Esa vez, Monseñor De Piro estaba en una posición difícil: él tenía problemas con la residencia de la Sociedad en Mdina, los Hogares de San José en Malta y Gozo necesitaban atención y su delicada salud no le permitía dedicarse - como él deseaba - a esos cometidos. El se tomó tiempo para orar y estudiar la posibilidad de aceptar el Oratorio para su Sociedad. El solicitó a Casolani informa­ción detallada: condiciones para la transferencia, gravámenes, etc. Cuando Casolani tuvo en sus manos documentos importantes con el inventario del interior del Oratorio, invitó a Monseñor De Piro a su casa en la Calle San Cristobal, Valletta. En esta reunión, Casolani expresó sus deseos y esperó la reacción de De Piro. No sabemos exactamente que pasó entre los dos santos hombres ese día; sin embargo, por la solicitud que Monseñor De Piro hizo al Arzobispo Caruana conocemos el contenido de la escritura de donación hecha por Notario Casolani y su esposa Julia a la Sociedad de San Pablo.

Petición a las Autoridades de la Iglesia

La Sociedad de San Pablo era aún un Instituto Diocesano; por lo tanto, De Piro no estaba en una posición de aceptar la oferta de Casolani sin consultar al Arzobispo. El 4 de noviembre de 1926, Monseñor De Piro presentó la petición en la Curia del Arzobispo, explicando la oferta de Casolani, describiendo que el apostolado iba a permanecer igual como en los previos dieciséis años. El también expresó la obligación de celebrar Misas. De Piro estaba dispuesto a aceptar el Oratorio y las condiciones, con tal que las Autoridades de la Iglesia dieran su aprobación.

El Arzobispo pasó la petición a Monseñor Luis Camilleri, Vicario General de la Diócesis, quien después de la debida consideración pensó que las condiciones eran aceptables. El aconsejó al Arzobispo que nombrara un delegado para firmar la escritura. El Arzobispo siguió el consejo del Vicario General, y delegó al Canónigo Miguel Sammut para representar a la Diócesis. E17 de febrero de 1927, Monseñor recibió una copia de la escritura.

1927: Donación a Monseñor De Piro en nombre de la Sociedad de San Pablo

 

Con el fin de reducir gastos, el Canónigo Sammut solicitó al Ministerio de
Impuestos la Exención del tributo en el contrato de donación, explicando que el Oratorio sería usado para propósitos educacionales con una base caritativa. Las tres personas implicadas en el contrato fueron el Notario Casolani, Monseñor De Piro y el Canónigo Miguel Sammut. El contrato se firmó el 4 de abril de 1927 en la residencia de Casolani en Valletta. Monseñor De Piro aceptó la donación a favor de la Sociedad de San Pablo, y el Notario Casolani y su esposa actuaron como donantes. La Sociedad aceptó la completa responsabilidad para el mantenimiento del Oratorio.Cualquier actividad para aumentar fondos sería a favor de la Sociedad o del Oratorio y no para el beneficio de otra institución.

Monseñor De Piro admiraba mucho al Notario Casolani y después escribió lo siguiente: 'Dios en su gran providencia quiso reservar esta buena obra para la Sociedad Misionera, y así el año 1927, el Notario Casolani, movido por su gran generosidad, dio el Oratorio a nuestra Sociedad y no pudimos sino aceptar con alegría este generoso ofrecimiento'.

Votos y Obligaciones

Al aceptar el Oratorio, Monseñor De Piro prometió que con el tiempo, cuando los miembros de la Sociedad fueran más numerosos, él y sus sucesores suministra­rían el número necesario de sacerdotes y catequistas para la misión apostótolica del Oratorio. Una obligación fue impuesta por el Notario Casolani: debían celebrarse dos Misas anualmente; con los niños recibiendo la Comunión, y esto en perpetuidad por el descanso de las almas del Fundador y su esposa. Estas Misas se celebrarían el domingo para que los niños estuvieran presentes- una en abril, la otra en octubre. Otras dos Misas Cantadas se celebrarían en la Capilla del Oratorio en noviembre y diciembre. El Director del Oratorio debía dar a cada niño una galleta dulce - por cuenta del Notario Casolani.

Monseñor De Piro y el Notario Casolani se aseguraron que la escritura de donación estuviera en orden para evitar problemas de mal entendidos en el futuro. Se estableció que, si la Sociedad de San Pablo se cerraba, el terreno y las construc­ciones sobre este se transferirían al Arzobispo de Malta. Poco después de la muerte del Notario Casolani, De Piro, e124 de marzo de 1930, hizo que constara en las Actas del Concilio de la Sociedad, porque era necesario que los futuros Directores de la Sociedad de San Pablo estuvieran bien informados de los deberes y obligaciones asumidos.

1927: Muerte del Canónigo Miguel Sammut

Cuando se firmó la escritura de donación, el Canónigo Sammut terminó su dirección. El estuvo feliz de que el sueño de Casolani se había realizado, porque siempre había querido que una Congregación Religiosa se hiciera cargo de la dirección del Oratorio. 

Fue el mismo Monseñor De Piro quien anunció la santa muerte del celoso Canónigo el 11 de noviembre de 1927.

Tarea educativa de De Piro

Para su mantenimiento el Oratorio dependía de la generosidad de los benefactores, y con el futuro en mente, Monseñor De Piro trató de conseguir donaciones del Gobierno. La siguiente es la petición que presentó al Ministerio de la Tesorería en junio de 1927:

'... En la ocasión de firmar el acta de donación, el propósito del Oratorio fue explícitamente expresado, 'obra por el bien del público', por esta razón fui exonerado por el Gobierno del impuesto a donaciones y deberes de timbre. Para atraer a los niños al Oratorio, se organizan juegos con premios. Aparte del espacioso patio de recreo, una de las grandes atracciones es el pequeño teatro, donde a veces los niños disfrutan una obra cómica u otro programa. Estos son muy apreciados, y al mismo tiempo se les mantiene lejos de las travesuras...'.

Monseñor De Piro explicó que, a menudo, el espectáculo era abierto para los padres, quienes pagaban una pequeña entrada de uno a dos peniques. De Piro sentía que ellos deberían estar exentos de los impuestos del Gobierno, ya que la pequeña cantidad de ganancia - si había alguna - se guardaba enteramente para el Oratorio, a diferencia de otros entretenimientos con fines de lucro....

De Piro y Casolani unidos por los mismos ideales

Monseñor De Piro y el Notario Casolani se hicieron muy amigos, porque compartían los mismos ideales. Ambos eran generosos y ayudaban al Oratorio y ambos eran incansables al mendigar a favor de los niños que cuidaban. Monseñor De Piro no sólo era el Fundador de la Sociedad de San Pablo, sino también Superior del Oratorio. Su nombre aparece en todas las peticiones. Poco después de asumirla responsabilidad del Oratorio, él envió a uno de sus jóvenes sacerdotes, quien había sido ordenado por el Arzobispo Caruana el 18 de setiembre de 1926. El Notario Casolino tuvo mucho cuidado en que los domingos se celebrara una Misa en la Capilla del Oratorio, y padre Carmelo Azzopardi siempre fue puntual. Desafortuna­damente, un domingo no pudo ir y no fue reemplazado. Esto molestó a Casolani mucho y se quejó a Monseñor De Piro, diciendo que esperaba que no sucediera otra vez. Monseñor De Piro expresó su pesar por lo ocurrido y manifestó su gran deseo que la Misa fuera celebrada todos los domingos y días de fiesta.

Viendo cuánto se había apegado, Casolani ala Sociedad de San Pablo, cuando se reunían, lo animaba a buscar vocaciones para la Sociedad. Para fomentar el crecimiento de la Sociedad, Casolani aceptó con gusto ofrecer una beca para promover los esfuerzos vocacionales de la Sociedad.

Lo siguiente viene a nosotros como la última carta que hemos encontrado, escrita por él a Monseñor De Piro, con fecha 29 de setiembre de 1929: '...Fue una agradable sorpresa saber que la Sociedad de San Pablo y el Oratorio en Birkirkara empezaron su vida al mismo tiempo. No considero que esta sea una mera coincidencia, sino una señal de que la Sociedad de San Pablo, entre sus actividades, estaba destinada a hacerse cargo de la dirección del Oratorio...'.

Colegio Santa María

Al principio, Casolani había sentido cierta preocupación por el Oratorio; representaba para él la obra de su vida, mientras, él pensó, que Monseñor De Piro la podría considerar como otra de sus actividades caritativas. El pronto reafirmó, porque los hechos lo probaron, cuan amado era el Oratorio en el corazón de Monseñor De Piro. Luego el mismo Casolani escribió a De Piro: '¡Esta obra está en los corazones de ambos!'

El plan de Monseñor De Piro era hacer del Oratorio no sólo un centro para instrucción catequistica de los niños de Birkirkara; sino también un lugar de entrenamiento para aquellos escogidos por Dios para entrar a la Sociedad de San Pablo, como sacerdotes y catequistas. En una reunión del 4 de agosto de 1928, Monseñor De Piro habló con sus dos asistentes, padre José Spiteri y padre Miguel Callus, mencionándoles la apertura de un noviciado para catequistas bajo el patronazgo de la Asunción de Nuestra Bendita Señora. De acuerdo a la ley Canónica, el noviciado sólo podía ser situado en Mdina o en el Hogar de San José, Santa Venera, hasta que la Sociedad fue establecida en Santa Agueda, Rabat. En una reunión posterior del Concilio, el 11 de agosto de 1928, Monseñor De Piro explicó a los miembros que parecía necesario tener un colegio de entrenamiento para los que aspiraban a pertenecer a la Sociedad. Las siguientes son las palabras de las actas: 'El Superior ha afirmado que nuestra Sociedad tiene la gran necesidad de un Colegio de Entrenamiento, donde los jóvenes aspirantes a la Sociedad puedan ser aceptados como estudiantes. El asunto fue cuidadosamente examinado desde todo ángulo y se pensó que la propuesta sería una gran ventaja para la Sociedad. Se decidió que una Escuela de Entrenamiento sería abierta en el Oratorio'.

La Escuela de Entrenamiento fue abierta hacia el final de 1928. Entonces era necesario enviar a otro sacerdote para reemplazar al padre Carmelo Azzopardi quien había pedido visitar a su familia en Bona, Túnez.

Muchos niños asistieron a este colegio, que estuvo bajo la dirección del padre Miguel Callus. Estuvo abierto por seis años, y la Sociedad de San Pablo cosechó sus frutos cuando los jóvenes se le unieron después de haber empezado su educación en la Escuela de Adiestramiento.

Monseñor De Piro estaba feliz con la nueva vida dada al Oratorio a través de los miembros de la Sociedad – uno de los cuales era enviado diariamente. En ocasiones especiales, el mismo Monseñor De Piro celebró la Misa en la Capilla'del Oratorio.

1930: El Notario Casolani muere

El 3 de febrero de 1930, después de una enfermedad de pocos días, el Notario Casolani murió en su residencia de Valletta. Monseñor De Piro, su Sociedad, amigos que admiraban al celoso Notario y los niños del Oratorio lamentaron la pérdida de un benefactor tan profundamente apreciado y amado. Monseñor mismo acompañó al cortejo fúnebre al Cementerio Addolorata, donde tuvo lugar el servicio de entierro. El 13 de febrero, Monseñor De Piro celebró una Misa solemne de Réquiem en el Oratorio por el descanso de su alma, ayudado por dos Sacerdotes de la Sociedad. La desconsolada viuda del Notario, Julia estuvo presente, y niños del Hogar de San José y del Oratorio llenaron la Capilla. Monseñor De Piro recordó al Notario fallecido como el más grande benefactor de la Sociedad: 'Entre los numerosos benefactores de la Sociedad de San Pablo, no hay duda que el Notario Miguel Casolani ocupó el primer lugar...'

Una semana después, e120 de febrero de 1930, era el 20mo aniversario de la fundación del Oratorio. No hubo manifestaciones de conmemoración por el aniver­sario, ya que las dos personas más importantes en la historia del Oratorio habían muerto: el Canónigo Miguel Sammut y el Notario M.L. Casolani. Dios los había usado como instrumento para colocar el fundamento de un apostolado de amor y sacrificio. Sin embargo, debido a su inspiración, la obra no acabó, sino que iba a prosperar en las manos de Monseñor De Piro y su Sociedad. Fue en ese tiempo que Monseñor sintió que debía aclarar la responsabilidad asumida por la Sociedad para enseñar Catecismo en la Parroquia de Birkirkara.

1931: La primera reunión académica en la Escuela del Oratorio

Monseñor De Piro organizó la primera reunión en la Escuela de Adiestra­miento durante el año 1931, cuando la Iglesia estaba celebrando el XV aniversario del Concilio de Efeso, que había declarado como Dogma de la Fe Divina 'La Maternidad de María'. El encuentro fue en honor de 'Santa María', la Patrona de la Sociedad. En esa ocasión se tomó la resolución de pedir al Obispo de Malta que presentara al Santo padre Pío XI el deseo de la Sociedad de que se aclarase un dogma respecto a Nuestra Bendita Señora -- Madre de Dios.

Más tarde, en la Festividad de Cristo el Rey, el Arzobispo Caruana durante la celebración solemne formuló lo siguiente:

'Malta Católica, reunida alrededor de su Obispo para adorar a Cristo el Rey solicita al infalible Padre de todos los Creyentes que confirme la creencia de muchos siglos, y defina como Dogma de la Fe la Asunción de María al cielo'.

Este dogma, proclamado el 1ro de noviembre de 1950 por Pío XII, causó regocijo en todo el mundo cristiano.

Enseñanza en el Oratorio y el M.U.S.E.U.M. (Sociedad de la Doctrina Cristiana)

Parece que las obligaciones asumidas por Monseñor De Piro respecto al Oratorio mantuvieron a la Sociedad de San Pablo como el responsable por cualquier decisión oportuna, concerniente a la enseñanza de Catecismo.

Ese tiempo, una nueva Sociedad 'Tal-Papidi', conocida como 'Tal­M.U.S.E.U.M.' fue creada por el padre Jorge Preca, en la parroquia vecina de Hamrun. El propósito era promover integridad en la vida cristiana enseñando catecismo, especialmente a los niños.

Con el fin de evitar confusiones en su apostolado, los miembros del M.U.S.E.U.M. se acercaron a Monseñor De Piro como Superior de la Sociedad de San Pablo, para preguntarle si tenía alguna objeción si ellos enseñaban a niños menores de 12 años. Naturalmente eso tenía que discutirse con el Arzobispo. Monseñor De Piro y el párroco de Birkirkara le solicitaron permitir que la nueva Sociedad enseñara catecismo en Birkirkara. Después de varias reuniones, discusio­nes y alteraciones en la redacción de la petición, el Arzobispo dijo que no estaba a favor de publicar un decreto, pero expresó su deseo de que los tres sacerdotes responsables de instruir a los niños en su Fe debían llegar a un acuerdo mutuo.

Acuerdo entre el Canónigo Bonnici, Monseñor De Piro y el padre Jorge Preca

El 11 de junio de 1930, en el Hogar se San José, Santa Venera se sostuvo una reunión entre el Canónigo Carmelo Bonnici como Párroco de Birkirkara, Monseñor De Piro como Superior de la Sociedad de San Pablo y el Director del Oratorio, y el padre Jorge Preca como Director y Fundador de la Sociedad conocida como Tal­M.U.S.E.U.M.

Después de formular condiciones claras, ellos acordaron que para los propó­sitos de enseñar catecismo, ellos se dividirían Birkirkara en secciones asignadas al Oratorio, la Iglesia de San Pablo, y el centro para el M.U.S.E.U.M. El sacerdote responsable de cada sección prometió aceptar las condiciones.

Una cuna para vocaciones

El lazo entre el Oratorio y la Sociedad de San Pablo fue de gran importancia; la Escuela de Adiestramiento se convirtió en la cuna de vocaciones que florecieron, se criaron y crecieron con la fuerza de una llamada religiosa y misionera de Cristo.

Fue un gran consuelo para Monseñor De Piro, cuando en setiembre de 1931, dos muchachos, después de prepararse en la Escuela del Oratorio, estaban listos a mudarse a la casa de Medina para empezar su noviciado. Algunos años después de la muerte De Piro, los misioneros, Jorge Xerri y Juan Xuereb, fueron ordenados sacerdotes.

Un miembro de la Sociedad que aún no estaba ordenado ayudaba al padre Miguel Callus, el Director local del Oratorio, y cuando fue tiempo para que Agustin Grech recibiera las Ordenes Menores, el Arzobispo Caruana fue invitado al nuevo hogar de la Sociedad - el Oratorio. Luego el clérico recibió la tonsura en la Residencia del Arzobispo en Mdina el 3 de octubre de 1931, y, el 6 de octubre su Ordenación en el Oratorio de Birkirkara. Fue un día de oran alegría para Monseñor De Piro y la Sociedad de San Pablo. Después de la Ordenación, el Arzobispo se mezcló con los invitados mostrando su aprecio por el progreso de la Sociedad; su presencia y palabras fueron de gran aliento y profunda satisfacción para todos los presentes.

Monseñor De Piro como Fundador pasó toda su vida anhelando más sacerdo­tes. Cada paso que un joven clérigo daba hacia el altar significaba para él un rayo de esperanza por la dedicación a Dios a través del sacerdocio cercano. El no pudo cumplir su deseo de enviar varios sacerdotes al Oratorio y a otros centros de apostolado, porque siempre estuvo escaso de sacerdotes, y esto requirió de su parte un acto de resignación hecho generosamente en total aceptación de los designios de Dios. El hizo la siguiente reflexión cuando uno de sus hijos espirituales estaba cerca a su Ordenación: 'La aparición de un nuevo miembro en la familia trae gran regocijo, y es una costumbre ese día que todos los miembros se unan en una celebración. La misma cosa sucede en nuestra familia Religiosa al ver que un nuevo sacerdote se une a la vida de la Sociedad; pero el gozo es aún más grande para nosotros, cuando se necesitan tantos sacerdotes para trabajar en la viña de Cristo...'

Dios no concedió un crecimiento notable a la Sociedad durante la vida del Fundador, pero las semillas sembradas con amor, con tal cuidado y sacrificio produjeron abundante fruto después de su muerte.

Una última mirada al Oratorio de Birkirkara

A pesar de la información que hemos obtenido, no sabemos lo suficiente acerca de la dedicación de Monseñor De Piro al Oratorio; él tuvo muchos problemas para mantener contacto con los Departamentos de Gobierno, recomendando la exención de tributos pesados, ya que el Oratorio sería considerado 'un servicio social' para nuestra isla. El promovió que se hicieran mejoras en el Oratorio a todo nivel; de hecho, en una reunión de Consejo se concedió permiso al Director local de comprar una 'cámara de cine' para entretener a los niños. La Sociedad prestó al Oratorio 32 libras para ser devueltas con 5 libras al año. Muy a menudo Monseñor De Piro se convertía en 'mendigo' superando su timidez con el fin de reunir fondos para el Oratorio; su Sociedad y los Hogares a su cuidado.

De Piro deseaba que la educación de los niños incluyera también recreaciones culturales, pero era cuidadoso respecto a la elección. No encontró dificultad cuando extraños solicitaban usar el Oratorio para propósitos de mérito; de hecho, cuando Oscar Vella, secretario del FGCM, escribió a Monseñor De Piro preguntando si los miembros podían hacer uso del Oratorio para ciertos días de estudio, Monseñor estuvo muy complacido de ayudar a una buena causa.

I hemos visto cuán profundamente interesado estaba él en la formación de los muchachos que se unían a la Sociedad. Las actas del Concilio muestran cuan frecuentemente él admitía muchachos al 'Colegio Santa María' A veces, aun muchachos que más tarde dejaron la Sociedad fueron admitidos, porque Monseñor pensaba que el entrenamiento recibido les ayudaría en el futuro.

Poco antes de su muerte, tantos muchachos pedían ser aceptados que no alcanzaba espacio en la escuela del Oratorio. En ese tiempo el proyecto de Santa Agueda estaba muy bien. Entonces el Concilio decidió no rehusar posibles vocacio­nes, sino en vez de pedirles que asistan a la escuela de entrenamiento, se formó un grupo en Santa Agueda.

De Piro recibió gran ayuda de benefactores generosos, pero él mismo dio todo lo que tenía al Oratorio y a todos los que cuidaba. Uno de sus hijos espirituales escribió después de su muerte: 'Aunque hemos practicado gran economía, y vivido en pobreza, durante su vida nunca nos faltó lo indispensable en la vida. La Escuela de Birkirkara y de Santa Agueda estaban progresando con la fuerza de sus fondos personales. Nuestras mentes estaban tranquilas sabiendo que cualquier cosa que faltara, ropa, alimentos u otros, él proveería para nosotros'.

Después de la muerte de Monseñor De Piro el Oratorio pasó tiempos difíciles y la escuela de Adiestramiento fue clausurada. Sin embargo, Dios estuvo a lado de la Sociedad de San Pablo; ahora, como entonces, está dando el servicio apostólico que el Notario Casolani indicó en 1910 y la Sociedad asumió en 1927.

 

 


 

Capitulo VI

Un laboratorio en Valletta para ninas necessitadas

1927: El proyecto

Es bien sabido con cuánta entrega Monseñor De Piro se dedicó a la Sociedad Misionera de San Pablo, a diversas instituciones caritativas y otras tareas confiadas a él por la Diócesis de Malta. Pero quizás, su dedicación a las necesidades de muchachas pobres, desempleadas es casi olvidada. Mientras más se conoce la vida de Monseñor De Piro más sorprende descubrir que no habían límites para sus empresas caritativas. A pesar de sus muchos deberes, él usaba su iniciativa para nuevos proyectos, cuando él sentía que esto ayudaría a alguien en necesidad. Por razones fuera de su control, la asistencia de bienestar social que vamos a mencionar en este capítulo no duró mucho, y no fue resumida durante los años después de su muerte, que fue tan inesperada.

En 1927 él se reunió con los oficiales del Departamento de Gobierno, con el fin de buscar un lugar apropiado en Valletta para abrir un Laboratorio donde se pudiera ayudar a muchachas pobres. E117 de diciembre escribió una carta al Tesorero del Gobierno pidiendo una aprobación escrita para garantizar un permiso ya conce­dido verbalmente.

'Me arriesgaré a preguntar si me es posible tener una pieza o dos en un edificio del Gobierna He sido informado que hay una pequeña casa -propiedad del Gobierno - cerca de 'Barracca Baja', (nombre de un jardín público) y me parece que se puede hacer uso de ella; si no está enteramente desocupada, quizás se puede hacer algún arreglo'.

El escribió otra vez e128 de enero de 1928 y fue informado que la cosa había sido cerrada a las ofertas, y el tiempo establecido había terminado.

1928: Bajo la protección del Sagrado Corazón de Jesús

Monseñor De Piro no podía emprender este proyecto enteramente por su cuenta a causa de los gastos implicados. Su deseo era hacer todo lo posible para ayudar a las muchachas pobres especialmente aquellas que salían de los Institutos. El quería que ellas se formen bien, moral y técnicamente, para poder vivir en el mundo y tener la oportunidad de ganarse el sustento.

Las dificultades que enfrentaba ahora eran dobles: el Tesorero y el Ministerio de Educación. A comienzos de 1928 el Ministerio del Tesoro adelantó ayuda ofreciendo un préstamo de un par de habitaciones en el Albergue de Francia para que Monseñor De Piro pudiera empezar su trabajo. De Piro rehusó el ofrecimiento y esperaba una solución mejor. El rentó un cuarto en la calle Santo Domingo, Valletta, y la apertura oficial del Laboratorio tuvo lugar el l l de abril de 1928. Luego también rentó una casa - Calle San Cristóbal 101 - con vista al puerto Marsamuscetto. Como la renta era alta, Monseñor De Piro pidió permiso de la Tesorería para realizar una lotería - y reunir la suma necesaria. Se concedió el permiso por un mes, pero el dinero sacado de la lotería fue una suma pobre en realidad, y los benefactores potenciales no estaban entusiasmados en la empresa por ser nueva aún. Monseñor De Piro, pidió la extensión del permiso por un año y en su carta de solicitud, con fecha 29 de setiembre de 1928, añadió que hasta ahora, sólo estaba recibiendo ayuda de Dios.

Sorprende ciertamente como Monseñor De Piro, enfrentando tantas dificul­tades y con tanto en sus manos, tuvo el valor de empezar otra empresa. El estaba preocupado por el futuro de muchas muchachas que tenía en los institutos, y estaba pensando en el tiempo cuando ellas se fueran, cuando él deseaba encontrar una ocupación para ellas; así, no tendrían que sufrir física y moralmente - expuestas indefensas a un mundo frío y explotador. En un aviso de marzo de 1929 él explicó el propósito del Laboratorio: 'El propósito del Laboratorio es ofrecer ayuda a muchachas sin empleo, especialmente aquellas que, al dejar el amparo de los diversos Institutos caritativos a mi cuidado, serán así capaces de encontrar un medio apropiado de subsistencia. Estas niñas están creciendo y educándose en estos Institutos, con la ayuda generosa de amables benefactores y la vida y sacrificio de los encargados. Sobre todo, son educadas en el temor de Dios. Sin embargo, a menudo cuando dejan el Instituto, no encuentran lo que necesitan más: alguien más experi­mentado y deseoso de guiarlas durante las primeras etapas de su nueva vida en un mundo desconocido para ellas. Es necesario que una mano más fuerte esté dispuesta a ayudarlas y guiarlas cuando encare problemas que nunca hayan tenido antes'.

Monseñor De Piro estaba enterado de algunos problemas que él enfrentaría y tendría que resolver; él sabía que un centro similar no existía en Malta, y entendía que el deseo de éxito en su iniciativa sería mirado como presunción de su parte. Sin embargo, discerniendo ante Dios que su empresa era tan necesaria, él decidió dedicar sus esfuerzos a ofrecer una ayuda alas mujeres jóvenes y desprotegidas. El puso sus esfuerzos y el Laboratorio bajo la protección del Sagrado Corazón de Jesús.

Decidió organizar un concierto musical, cuyos beneficios aumentarían los escasos fondos del Laboratorio.

El día escogido fue sábado, 30 de marzo de 1929, y damas bondadosas que deseaban ayudar en este proyecto caritativo prepararon un buen programa para entretener al público. Por esta ocasión, Monseñor De Piro, con la recomendación del Rector de la Real Universidad de Malta, recibió permiso para usar el Salón de la Universidad en la calle San Cristóbal, no lejos del Laboratorio. De Piro publicó el siguiente aviso: 'El Laboratorio - para evitar la discordia implicada en pedir limosna en vez de eso han decidido solicitar ayuda con las notas melódicas del próximo Concierto'. Entradas 1/6d (un chelín y seis peniques) disponibles... etc...'

El concierto fue dirigido por la Compañía Goldoni quienes ofrecieron sus servicios gratuitos a petición de Monseñor De Piro, tal que se pudieran reunir fondos para el Laboratorio.

 

María Asunta Borg: benefactora - luego, fuente de vejación

La persona que, más que otras, ayudó a Monseñor De Piro en el trabajo del Laboratorio fue María Asunta Borg, de apellido materno Fabri, quien vivía separada de su esposo. Monseñor De Piro estaba a cargo de la Administración y Dirección del Laboratorio y María Asunta generosamente ofreció una suma de dinero y aceptó enseñar a las muchachas. Ella vivía en el laboratorio mismo, y ella y Monseñor ofrecían sus servicios sin esperar remuneración. Para evitar la posibilidad de reclamos de herederos o terceras personas asociadas con el Laboratorio, De Piro y Borg hicieron una declaración afirmando que los muebles, materiales de trabajo y cualquier cosa encontrada en los locales formaban una entidad autónoma. Esta declaración tiene fecha: 23 de febrero de 1930.

Se enseñó costura y otras artes femeninas a las muchacas, y por tres años - 1928 al 1931 - el Laboratorio trabajó tranquilamente, y varias chicas no sólo encontraron ayuda económica sino asistencia moral. Desafortunadamente empeza­ron a aparecer señales de desacuerdo cuando María Asunta quiso admitir a mucha­chas que tenían reputación dudosa.

El objetivo principal de Monseñor De Piro al abrir el Laboratorio había sido ayudar a las muchachas que salían de los Institutos que estaban bajo su dirección. Borg pensaba que el Laboratorio estaba enteramente en sus manos y en su propia responsabilidad. Sin embargo, Monseñor De Piro era el único Director con el poder de hasta despedir a Borg y reemplazarla en caso necesario. Monseñor De Piro no estaba ahí simplemente para vigilar la administración en nombre de la Iglesia, sino para ver que el Laboratorio funcionara de acuerdo a sus propósitos. El Director espiritual de Borg, Monseñor Enrique Dandría, le aconsejó obedecer a De Piro en asuntos concernientes al Laboratorio, y, donde hubiera un asunto de conciencia, consultara con su Director Espiritual. Por casi tres años, Borg  había vivido en los locales del Laboratorio, pero en noviembre de 1930 Monseñor De Piro le ordenó salir y residir en Hamrun. Borg obedeció de mala gana, y por tres meses estuvo tranquila, aunque no se resignaba a la situación; ella consideraba que el Laboratorio no estaba operando como ella deseaba y que ella no podía colaborar en su dirección en esas condiciones. En febrero de 1931, ella firmó lo que ella consideraba sus derechos con Monseñor Dandría, quien le aconsejó consultar al Arzobispo Caruana. En vez de seguir su consejo, ella fue donde Monseñor De Piro diciéndole que sentía su deber el pedir consejo a su Director Espiritual respecto a las dificultades en el Laboratorio.

Monseñor De Piro estaba disgustado por esta interferencia; tal situación era nueva para él después de todos los años de su dirección de cinco Institutos, y le dijo a Boro que si no colaboraba pacíficamente, él estaba preparado para reemplazarla. Borg sintió que Monseñor no había sido delicado en sus maneras: por otro lado, Monseñor Dandría estaba disgustado porque ella no obedeció su consejo, y a principios de marzo de 1931, Borg finalmente fue donde el Arzobispo. El Arzobispo Caruana la escuchó amablemente y prometió que discutiría el asunto directamente con Monseñor De Piro, y hablaría con ella otra vez.

Dificultades no superadas

La conducta de Borg había molestado a Monseñor De Piro, y el 11 de marzo de 1931, él la llamó y le dijo, francamente, que había perdido confianza en su colaboración y en consecuencia había decidido que ella no tendría nada más que ver con el Laboratorio. El explicó el caso al Arzobispo, afirmando que ya no consideraba a María Asunta Borg como colaboradora, y la consideraba fuera del Laboratorio.

Borg no estaba dispuesta a resignarse ala situación inmediatamente, preguntó a De Piro si podría trabajar en Hamrun. Monseñor creyó prudente no aconsejarla y le dijo que consultara a alguien más. Ella consultó a Monseñor Dandría quien le dijo claramente que ella había sido removida y que el Arzobispo había aprobado la decisión de Monseñor De Piro. Había una salida de acuerdo al consejo del Obispo; ella podría empezar otra organización caritativa bajo la dirección de otra persona responsable. Monseñor Dandría le aconsejó que informe al Arzobispo y a De Piro de sus intenciones. Así lo hizo y en su carta a Monseñor De Piro añadió: 'Estoy segura que usted entenderá que yo tenía muchos problemas afligiendo mi conciencia...'

La falta de acuerdo entre Monseñor De Piro y María Asunta Borg causó una ruptura en la buena obra del Laboratorio, y un nuevo sistema parecía oportuno. Entonces después de orar, las circunstancias hicieron que De Piro cerrara el Laboratorio oficialmente. Borg no empezó nada por su propia iniciativa, sino ofreció sus servicios a las Hermanas dedicadas a servicios sociales.

El 14 de agosto de 1931, Monseñor De Piro y María Asunta Borg hicieron una declaración: 'Que todo lo establecido e123 de febrero de 1930, era ahora considerado nulo y no válido. 'A pesar de su desacuerdo con Boro, De Piro deseaba mostrar que aún la estimaba; la invitó a inspeccionarlos registros, y ambos estuvieron de acuerdo. Había una pequeña suma de dinero -- 18.11 libras, y estaba el mobiliario en el Laboratorio también, pero ni De Piro ni Borg reclamaron algo para sí mismos. Era su deseo que las circunstancias en el futuro serían favorables para la reapertura del Laboratorio. Monseñor mostró su buena voluntad hacia Borg dándole el mobiliario y la pequeña suma, afirmando que ella podía ver los libros de administración cuando quisiera y añadir cualquier gasto en que se hubiera incurrido y no fuera arreglado.

Había una pequeña capilla en el Laboratorio, un regalo del hermano de Monseñor, el padre Santino De Piro, quien había muerto el 19 de julio de 1929. Se decidió que todo lo perteneciente a la capilla iba a permanecer en manos de De Piro si él deseaba disponer de ellos para alguna buena obra.

De Piro continúa haciendo proyectos

A pesar de la buena voluntad y gran generosidad de ambas partes, este triste incidente se había producido por opiniones en conflicto. Había faltado apoyo moral y el consejo dado no había promovido la comprensión mutua. Las pesadas dificultades financieras se superaron, porque los fondos cubrieron los gastos, pero la existencia de opiniones en conflicto había causado un desacuerdo. De Piro era una persona firme y decidida, y cuando vio que no era posible trabajar j untos en armonía, decidió que Borg debía salir. Aún así, el no se sintió derrotado por el fracaso aparente, y estaba convencido que Dios guiaría las circunstancias haciendo posible proveer ayuda eficiente para las niñas necesitadas. Concierto sentimiento de remordimiento, siguió orando y pensando en lo que podría hacerse. Su experiencia con María Asunta Borg no había dado resultados fructíferos, y se dio cuenta que no sería sabio trabajar sólo con una persona.

Sus pensamientos se volvieron hacia una devota mujer, quien había reunido a su alrededor una cantidad de generosas jóvenes, y quien se había sentido llamada por Dios para fundar una Congregación Religiosa: su nombre -- María Josefina Curmi. Fue sólo un corto tiempo antes de su muerte que el Arzobispo Caruana le avisó que los obstáculos principales con respecto a la fundación de las Hermanas Misioneras de Jesús de Nazareth había sido superadas. Ella murío e127 de diciembre de 1931, y Monseñor De Piro asumió toda la responsabilidad de ayudar a la Congregación naciente, después de haber sido consejero espiritual y amigo de confianza de la Fundadora por muchos años.

Esta nueva responsabilidad fue asumida poco después que el Laboratorio había sido cerrado. Las Hermanas confiaron a Monseñor De Piro la tarea de bosquejar sus Constituciones, y al describir su apostolado encontramos lo siguiente: 'estrechamente vinculado a su objetivo principal está su trabajo de ayudar a las muchachas que salgan de los Institutos de Caridad'.

Más tarde, cuando Monseñor De Píro hizo su testamento (en 1932) incitaba a sus sucesores a continuar ayudando a las Hermanas Misioneras de Jesús de Nazareth en sus esfuerzos de ayudara muchachas que pudieran estar en peligro moral y físico.

Sin duda, estos incidentes son páginas hermosas en la vida de Monseñor De Piro, que revelan su ardiente deseo de hacer el bien con la sensibilidad de un gran benefactor. Sobre todo él amaba a los pobres y necesitados, quienes frecuentemente sentían que eran olvidados y abandonados.

 


 

Capitulo VII

Patriotismo sincero y genuino

1919: Una llamada a la Asamblea Nacional

E123 de setiembre de 1918, el doctor Felipe Sciberras formó una Comisión para una nueva Constitución. El recurrió a todos los malteses, invitando a todas las Asociaciones en Malta y Gozo - independientemente de partidos políticos - a que nombraran representantes. Se extendió la invitación al clero, nobleza, Cámara de Abogados, Asociación Médica, empresarios, periodistas, trabajadores, colegios, bandas y personal de teatro. Cuatro Monseñores representando al cabildo de la Catedral de Malta fueron nombrados: encabezando la lista estaba el nombre de Monseñor José De Piro. Su hermano, el Barón Igino De Piro, era uno de los miembros representando a la nobleza.

Los delegados eran 270, e iban a ser designados bajo el título de -'Asamblea Nacional'. El Dr. Sciberras pidió al Dr. Enrique Mizzi, presidente del club' Giovane Malta' que les prestase los locales del club en Valletta para las reuniones.

En la primera reunión - el 25 de febrero de 1919 -'La Asamblea Nacional' llegó a existir. La Constitución propuesta por el Gobierno Británico no fue aceptada y el Dr. Sciberras sugirió un texto mejorado. Una moción del grupo liderado por Monseñor Ignacio Panzavecchia propuso 'autonomía' para tratar de los problemas locales.

Las negociaciones iniciales entre Malta e Inglaterra fueron decepcionantes; Inglaterra creyó que un nuevo Gobernador podría resolver el problema, pero esto, por el contrario, fue una sugerencia que creó inquietud y sospecha entre los malteses.

La Asamblea Nacional se reunió por segunda vez e17 de junio de 1919, en el 'Club Giovane Malta'. Muchos trabajadores habían sido despedidos del Arsenal, y Valletta estaba llena de gente preocupada e insatisfecha. Una multitud se reunió fuera del 'Club Giovane Malta' donde era la reunión, y hubo una premonición de disturbios. De hecho los desórdenes ennegrecieron ese día.

La multitud perdió todo el control: ventanas de tiendas fueron quebradas, muebles y mercancías fueron arrojadas a las calles por las ventanas y balcones. Los Pabellones Nacionales de la Gran Bretaña fueron incendiados, las oficinas de impresión de la 'Crónica de Malta' fueron dañadas y así también el 'Club de la Unión' La fuerza policial de Malta no trató de mantener el orden en esa turba violenta; por eso, el Ejército Britanico fue llamado a restaurar el orden de los malteses que estaban desarmados; estaban usando palos y arrojando piedras, pero los británicos abrieron fuego a la multitud. Desafortunadamente en el desorden, cuatro malteses fueron asesinados y dos murieron por sus lesiones. Muchos malteses fueron heridos y un inglés fue golpeado y murió un mes después.

Entretanto, la Asamblea seguía discutiendo asuntos, sin percatarse de los graves sucesos en las calles, aunque era de conocimiento común que los malteses estaban preparados para levantarse.

Los términos propuestos por Inglaterra estaban siendo estudiados, y se observó que aunque parecía haber una salida para que se consideren nuestros derechos, los términos no eran satisfactorios. En realidad no satisficieron las aspiraciones nacionales y lícitas del pueblo maltés, como se expresó en la Asamblea Nacional.

El Notario Salvador Borg Olivier propuso que las peticiones del 25 de febrero fueran confirmadas y se sugirió que una comisión, de entre los miembros presentes fuera escogida para delinear un plan de Constitución. Se decidió tener un represen­tante de cada una de las secciones para formar una Comisión central. Sólo 15 miembros fueran escogidos, y José De Piro fue el Delegado escogido por el Cabildo de la Catedral de Malta; al mismo tiempo él representaría al clero de la isla. El delegado del Comité Patriótico fue también un sacerdote - Monseñor Panzavecchia.

Ese histórico 7 de junio, la reunión de la Asamblea se abrió a las 4.00 p.m. y continuó por tres horas completas. Las personas sabían que los miembros de la Asamblea Nacional estaban haciendo lo posible para obtener reconocimientos de sus derechos, pero apenas la Asamblea tuvo una propuesta definitiva de un plan para la Constitución, la reunión fue interrumpida abruptamente cuando una muchedumbre invadió el salón, llevando aun hombre que había sido herido por los ingleses. Hasta ese momento la Asamblea había estado ajena al alboroto de fuera y de cuan serias las consecuencias. Tenía que tomarse una decisión rápida e hizo historia ese día fatídico, el cual quedaría indeleble en la historia de Malta.

Con aran decisión, Monseñor De Piro intervino apoyando a las demandas del pueblo maltés, pidiendo al presidente, Dr. Sciberras, que adoptara la propuesta hecha por la moción del notario Salvador Borg Olivier: 'Llevar a cabo por medio de una Comisión un plan de una nueva Constitución'. El Dr. Sciberras aceptó la propuesta de De Piro la cual fue presentada a la Asamblea y aprobada unánimemente.

1919: Rol desempeñado por Monseñor De Piro el 7 de junio

Lo que motivó la última breve intervención de Monseñor De Piro en la Asamblea, ese 7 de junio, estuvo basado a un amor sincero por su país y por todos los ciudadanos malteses. El fue uno de los pocos que no dudó enfrentar el peligro, cuando otros evadían arriesgarse. Su actitud en esta ocasión prueba su integridad.

Luego él compareció dos veces ante la Comisión nombrada para inquirir acerca de los eventos del 7 de junio. En ambas ocasiones, la evidencia respecto a sus acciones fue dada sin alusiones a su propio rol, sino más bien dejando que el mérito vaya a otros; cuando está claro que sin liderazgo ninguna decisión se habría tomado. Los documentos importantes donde se registran estos sucesos se encuentran en los Archivos del Palacio en Valletta.

La Pesquisa Judicial empezó el 18 de agosto de 1919 y terminó el 19 de setiembre, después de 27 sesiones. Monseñor De Piro apareció en la 4ta sesión e121 de agosto, y durante la sexta sesión del 26 de agosto. La evidencia que dio la primera vez fue repetida en la segunda, y nada se agregó.

El 21 de agosto, los siguientes testigos aparecieron: Abogado A. Caruana Gatto, el Honorable José Zammit, Monseñor De Piro, el honorable José Vassallo.

El Presidente administró el juramento a Monseñor José De Piro, luego dijo: 'Su nombre ha sido mencionado por muchos testigos. Por favor ¿puede decirme lo que vio el sábado 7 de junio y domingo 8 de junio?'

De Piro respondió: 'Yo estaba presente en la reunión de la Asamblea Nacional como Delegado del Cabildo de la Catedral. Después que la discusión había durado una hora y media, alguien entró al salón del club 'GiovaneMalta' donde la Asamblea tenía la reunión. La persona que entró nos mostró un pañuelo manchado de sangre y dijo: "Vean lo que ellos nos han hecho; ¡deben protegernos, ustedes deben protegernos"!

Era la sangre de un joven llamado Pablo Zammit, al que Monseñor De Piro se refería; que había sido herido por un soldado. En la misma sesión el mismo Pablo Zammit afirmó que fue llevado al 'Giovane Malta' donde se le dio primeros auxilios.

Monseñor De Piro siguio diciendo: 'Después de esto, se restauró el orden y terminó la reunión. Se me pidió encontrar algunos otros miembros de la Asamblea para tratar de restaurar la paz en la gente. Yo acepté la petición'.

Es cierto que nadie envidiaba a Monseñor De Piro por su rol como mediador porque era un momento de crisis en la Asamblea, como se afirmó en el informe de la Pesquisa Judicial, impreso en setiembre de 1919, después que la Comisión había cerrado las sesiones. El informe declara: 'Después de la propuesta del Dr. Caruana Gatto, algunos miembros vinieron adelante ofreciendo ir a calmar las multitudes. Hasta cierto punto ellos se sentían responsables por la reunión del gentío en Valletta. Después que se superaron las dificultades, se formó una delegación; la mayoría de los miembros aprovecharon la primera oportunidad para salir del club. Como a menudo sucede en ocasiones similares cuando los problemas crecen y hay sangre derramada, es más fácil escaparse de las complicaciones'.

La delegación incluía a los siguientes: Abogado A. Caruana Gatto, Monseñor José De Piro, abogado Serafino Vella, padre Enrique Dandria, Consejal J. Vassallo, Salvador Zammit Hammet.

Monseñor De Piro añadió : 'Eramos seis o siete. Tratamos de localizar por  teléfono al Sr. Robertson, el Teniente Gobernador, y fuimos informados que él estaba en la oficina del Comisario de Policía. Llamamos al Asistente para que nos dé protección policial y acompañarnos ala Estación de Policia ¡pero ninguna ayuda fue enviada! El mayor Hunter Blair afirmó en la Pesquisa Judicial: 'Yo estaba oficialmente a cargo de la Administración del Gobierno durante el mes de mayo hasta el 10 de junio'.

Caruana Gatto afirmó: 'Estuvimos en la calle Sta. Lucía y pensamos en cruzar la carretera para ir a las Cortes, ya que queriamos ver al Funcionario de Gobierno y al Teniente Gobernador, Sr. Robertson'.

Monseñor De Piro continuó: 'Fuimos por nuestra cuenta y tratamos de entrar ala Corte por la puerta trasera en Calle Estrecha luego podríamos llegara la Estación de Policía; pero no tuvimos éxito.

Este fue un acto que requería valor porque estaba sin protección policial. Hubieron muertos y heridos en la carretera, y una muchedumbre ingobernable'.

Monseñor De Piro continuó su testimonio: 'Intentamos otra vez y de Calle Estrecha fuimos a Calle San Juan pero al llegar a la Calle Real oírnos un disparo. Entonces regresamos al Club 'Giovane Malta' luego supimos que esos habían sido disparos accidentales de soldados en la Estación de Policía.

El General de División Hunter Blair recibío la siguiente información: Un mensaje telefónico del Teniente Gobernador quien estaba en la estación de Policía me informó que la Delegación deseaba verme en mi casa. Yo dije Estoy preparado para recibirlos'. Luego recibí otro mensaje telefónico diciéndome que la delegación estaba en camino. Sin embargo los delegados no pudieron abrirse paso entre la muchedumbre y regresaron a la Estación de Policía'.

Monseñor De Piro continuó: 'En el club 'Giovane Malta' encontramos al Comisario Asistente esperándonos y nos acompañó a la Estación de Policía'.

El Ten. Gobernador Sr. Robertson estaba en la Corte; entonces ellos fueron por la Calle Sta. Lucía y la Calle Real para entrar a las Cortes, Monseñor De Piro omitió en su testimonio lo que ocurrió allí. El abogado Caruana Gatto relata "'... La primera vez que tratamos de entrar a las Cortes, la gente fue poco amistosa especialmente hacia Monseñor De Piro y gritaban :'Ustedes tienen la culpa de todo esto'. Monseñor De Piro respondió: Bien, bien. Nosotros estamos tratando de salvarlos y ustedes nos culpan'.

Al final de su testimonio, se le hicieron muchas preguntas a Monseñor De Piro. Una de ellas fue: '¿Alguien le echó maldiciones?' Monseñor De Piro respondió todas las preguntas, pero no dio importancia a la anterior.

El no quería dañar su pueblo, sintiendo que la impaciente multitud no estuvo incitando un ataque al clero. Las palabras, dichas coléricamente por personas en una multitud frustrada y dirigidas a él como sacerdote fueron ignoradas y omitidas en su testimonio. S in embargo, más tarde, e19 de junio, hubieron señales evidentes de anti­clericalismo en el populacho. La ecuanimidad de De Piro en su testimonio, revela su integridad.

La tarea de los mensajeros de la paz empezó. Ellos fueron mediadores entre los oficiales británicos quienes estaban inquietos por lo que habría y podía aún ocurrir, y el pueblo maltés, furioso con los británicos por haberse disparado encontra de la multitud desarmada.

Monseñor de De Piro continuó: 'Hablamos con el Teniente Gobernador, pidiéndole que retirara las tropas de las calles, y garantizamos que la gente se pacificaría. Robertson no estaba completamente convencido, y varias veces nos hizo la misma pregunta: "¿Eramos de verdad capaces de garantizar un resultado pacífico? " Nosotros respondimos que era necesario conseguir permiso para dirigirnos ala multitud desde una de las ventanas del Tribunal. Esto fue concedido.... El abogado Caruana Gatto habló con la gente, relatando lo que había pasado entre ellos y el Ten. Gobernador; les pidió que se dispersaran, ayudándolos así como mediadores a mantener su palabra al Ten. Gobernador. La multitud mostró señales de cooperación y pensamos que habíamos tenido éxito en nuestra tarea. Esto, sin embargo, no fue así todavía. La gente primero insistió en que los soldados dejaran los tribunales. Esta petición fue pasada al Sr. Robertson, quien prometió ordenar a todos los soldados que regresaran a sus cuarteles      La muchedumbre acalorada exigía más que eso y en voz alta reclamaba que se les hiciera justicia'.

En su testimonio, el padre Enrique Dandría, uno de los miembros de la delegación dijo: 'Les prometimos que quienquiera que hubiera sido culpable del derramamiento de sangre ese día sería castigado'.

Caruana Gatto afirmó lo mismo: 'Hablamos ala multitud y les aseguramos que los responsables de los errores cometidos ese día serían castigados. Aconsejamos a la gente que se dispersara. Monseñor De Piro el abogado Vella y yo mismo, pensamos que ellos estaban insatisfechos y la multitud empezó a dispersarse, cuando desafortunadamente, en ese momento llegó un grupo de soldados de Infan­tería, y la multitud nuevamente se exasperó'.

De Piro agregó que tomó dos horas y media calmar al gentío por que los soldados de Infantería parecían dirigirse a los Tribunales. Los silbidos y burlas se hicieron turbulentos y se temió que los disparos empezaran otra vez si la gente perdía el control. Afortunadamente esto no sucedió. De Piro afirmó que la Delega­ción permaneció allí hasta que los soldados dejaron los Tribunales. Esta afirmación concuerda con el testimonio del padre Enrique; 'pedimos a la gante que prometieran no molestar a los soldados y les dijimos a estos que no hicieran caso de los silbidos mientras salían de los tribunales. Ellos se tranquilizaron ante nuestras palabras y nosotros los acompañamos hasta la Iglesia de San Juan'.

8 de junio : Criminales se mezclaron con patriotas

El día siguiente - domingo 8 de junio - vino a ser un día lleno de turbulencia y tiempo de gran ansiedad para Monseñor De Piro. Los malteses estaban aún agitados y como usualmente sucede cuando hay tumultos los criminales se aprovechan de la situación para sus propios intereses y no respetan al país. De Piro indica en su testimonio, sus propios esfuerzos para insistir que el Abogado Caruana Gatto continúe su obra de paz.

Las declaraciones de Caruana Gatto, Hunter Blair y el Coronel Francía revelan a Monseñor De Piro como su lider. Caruana Gatto afirma: 'El domingo en la mañana yo no me sentía bien. A las 8.30 am. Monseñor De Piro vino y dijo: "Ayer asumimos la tarea de calmar a la gente. ¡Es nuestro deber ver que podemos hacer para detener este desorden! Debemos hacer algo hoy mismo".

El abocado Caruana Gatto estaba preparado para hacer su parte; creyó necesario tener el apoyo de Monseñor De Piro, porque su presencia le hacía sentirse lo suficientemente fuerte para enfrentar a la indomable multitud. Esa misma mañana hubieron incidentes serios: un soldado inglés había sido gravemente herido, la imprenta de la 'Crónica de Malta' había sido atacada y hubieron gritos abusivos en frente del Casino maltes.

Monseñor De Piro dice: 'La mañana del domingo fui con el abogado Caruana Gatto y el Dr. Serafino Vella donde el Dr. Sciberras en Floriana quien regresó ce nosotros a Valletta y pedimos ver al General Hunter Blair, quien era el oficial que administraba el Gobierno. Deseábamos advertirle que habrían problemas, ya que había gran agitación entre los malteses. Corría un rumor que un soldado británico había sido asesinado y queríamos evitar la pérdida del control. No pudo recordar exactamente lo que le dijimos al General Hunter Blair; yo estaba muy trastornad igual que el resto. El General se dirigió a la multitud desde el balcón del Palacio. L gente clamó por una Pesquisa Judicial y el General prometió autorizarlá.

El Presidente de la Pesquisa Judicial preguntó a Monseñor De Piro si él había; pedido al General que hablara a la gente desde el balcón del Palacio. De Piro respondió: "Fue el mismo General quien se ofreció a hablar". La multitud exigía que no se permitiera a las tropas dejar la isla antes de la Pesquisa Judicial. El Genera prometió ver eso. También hablamos con el General quién prometió que las persona: envueltas en los acontecimientos no dejarían la isla hasta que terminase e interrogatorio".

Por el testimonio dado, es obvio que los asuntos fueron muy serios. En el informe final, se comenta la causa del alboroto: 'Antes de la guerra, la cantidad de trabajadores empleados en el Arsenal era por 4, 600 y durante la guerra subió hasta 12,000. Se comprendía que ese número no podría continuar. Se esperaban despedi­dos y el mercado de empleo local era insuficiente para la cantidad de desempleados'.

Monseñor De Piro defendía la causa de los malteses y en su testimonie añadió: 'Hablé con el General respecto a los despedidos del Arsenal por que la gente estaba afirmando que cerca de 2,000 trabajadores habían sido despedidos y yo personalmente sentía que ello era injusto para los malteses quienes habían trabajad válidamente cuatro años durante la guerra, el General respondió que mi afirmación no era correcta pues solo 500 habían sido despedidos'.

La tarde del domingo trajo consigo más turbulencia, y el Ten. Gobernador Robertson se comunicó nuevamente con los mediadores, pidiendo ayuda. Aquí el abogado Caruana Gatto dijo: ' El domingo en la tarde recibí un mensaje del Sr, Robertson diciendo que deseaba verme. Fui a la oficina de la Policía en el edificio de la Corte y me reuní con el Sr. Robertson quien me dijo que deseaba que estuviera con él cuando hablara a la gente porque sabía que las multitudes seguían agitadas. Le dije que mi sola presencia sería inútil y tendrían que estar conmigo Monseñor De Piro y el abogado Serafino Vella. Era necesario que la gente viera los mismos rostros que había visto antes'.

Cuando el abogado Caruana Gatto fue al 'Club La Valletta, encontró una agitación más grande: había un tiroteo y a los malteses les arrojaban peniques. El abogado Caruana Gatto se reunió con Vella, y juntos fueron hacía Robertson quien estaba en la casa del General. Monseñor De Piro entró y les dijo que la muchedumbre se hacía incontrolable y los que estaban en la casa de Francía, enfrente del Teatro Real estaban siendo atacados. Monseñor De Piro dijo: 'Debemos ir y decir a la gente que paren este alboroto agresivo; sólo retrasará y arruinará nuestra buena causa'.

Monseñor De Piro minimizó su parte en la 'causa' cuando relata lo que pasó: 'Se me pidió unirme al abogado Caruana Gatto y al abogado Serafino Vella por la misma razón: calmar a la gente. Acepté y juntos fuimos cerca al área del Teatro'. Aquí Monseñor De Piro omite lo que había presenciado; el abogado Caruana Gatto nos dice: 'Monseñor De Piro, el abogado Vella y yo nos paramos en el pórtico del Teatro y desde allí presenciamos el asalto de la Casa de Francíá .

Gente con palos en sus manos estaba tratando de derribar la puerta principal de la casa. El abogado Caruana Gatto comenta relevantemente: 'Debo decir que ese día la multitud no estaba compuesta de la misma gente del día anterior. Yo ví muchas caras que me eran familiares en el Tribunal de Criminales'.

El Presidente de la Pesquisa Judicial preguntó a Monseñor De Piro si él había hablado con la gente esa tarde. 'No; sólo el abogado Caruana Gatto trató de hablar y luego cuando su voz ya no era audible a causa del ruido ensordecedor, y él quería dejar el lugar, me pidió que dijera a la gente si podían acercarse más para poder oirnos. ¿No les dijo Ud. que lo que hacían estaba errado? De Piro respondió: 'Yo deseaba decir algo; pero lo único que dije es que se acercaran'.

En ese momento ocurrió un incidente desagradable, del cual tenemos el testimonio del abogado Caruana Gatto. Parece que Monseñor prefirió guardar silencio acerca de los que pasó. 'Primero la turba abandonó el ataque sobre la Casa de Francía y se juntó alrededor nuestro. Les dije que atacar esa casa no tenía nada que ver con la política, y les pedí que se detuvieran si querían que nuestras demandas políticas tuvieran un resultado exitoso. Sin embargo el elemento criminal ganó el dominio. Ellos empezaron a burlarse de nosotros, maldiciendo y robando dinero de nuestros bolsillos y regresaron a la Casa de Francía para derribar la puerta trasera. Les advertimos que si seguían así el ejército intervendría otra vez, y habría derramamiento de sangre. Nuestras palabras sin embargo, no tuvieron efectos'.

Monseñor De Piro no quiso referirse a este pillaje y dijo simplemente: 'Nos dimos cuenta que lo que hacíamos no era de provecho; los dos caballeros (Caruana Gatto y Vella) y yo decidimos dejar el lugar. El abogado Caruana Gatto enfermó y fue a guardar reposo'.

Aunque la delegación de la Asamblea Nacional estaba compuesta de seis personas, solo tres seguían los sucesos continuamente y exponiéndose al peligro: Monseñor De Piro y los dos abogados, Caruana Gatto y Serafino Vella. Esta no fue la única tarea asumida por Monseñor De Piro, porque ese mismo día - 8 de junio - se formó un Comité "por los malteses que murieron y fueron heridos e17 y 8 de junio". De Piro fue el único sacerdote miembro de este Comité, el cual siguió reuniéndose hasta enero de 1926, ofreciendo ayuda a las familias de las víctimas y a los malteses que habían sido heridos.

El siguiente fue el motivo que provocó el asalto de la Casa de Francía: El coronel Francía era Presidente de la cámara de Comercio y también un conocido importador de grano. El era amigo de los ingléses lo cual fue interpretado como una negligencia por la pobreza de los malteses. Su casa sufrió gran daño, fue saqueada y robada. ha siguiente es una cita del testimonio del coronel Juan Luis Francía: 'Permanecimos en el sótano por dos horas y durante este tiempo, no vimos nada pero el ruido y los gritos nos hicieron dar cuenta que todo en la casa estaba siendo destrozado y la muchedumbre estaba contra la casa... Muchos de los muebles fueron arrojados por las ventanas al patio.... telas, lienzos desaparecidos, joyas, diamantes, oro, plata, todo simplemente desapareció. Hubieron tres cajas fuertes que no fueron tocadas, excepto una, la cual aún tenía las marcas que muestran que cuando trataron de abrirla, la dañaron'.

9 de junio : De Piro defiende al Arzobispo

Lorenzo Grixti el fiel criado de la familia De Piro, da su testimonio, sin distinguir las fechas precisas de los sucesos y relatando todo como si hubiera ocurrido en un corto tiempo. 'Vimos una gran muchedumbre enfrente del Teatro, pero su atención estaba dirigida a la casa de Francía. Uno podía oir gritos, destrucción de materiales y a veces los muebles que eran arrojados por las ventanas así como un piano. Los sucesos que ocurrieron e19 de junio nos muestran cuanto se esforzó Monseñor De Piro para impedir que el tumulto creciera. Lorenzo Grixti menciona al Arzobispo Caruana, Obispo Portelli y Monseñor De Piro. Algunos malteses estaban planeando atacar la residencia del Arzobispo en Valletta. Corría el rumor que el Arzobispo Caruana mostraba parcialidad hacia los ingleses y la opinión lo condenó injusta­mente por no apoyar lo suficiente a los malteses. La noche del domingo hubieron rumores respecto a que la gente incitaba a los agitadores con odio diciendo: 'Volaremos el palacio del Arzobispo y todo lo que contiene con dinamita'. Esta amenaza fue sabida por el Obispo Dominicano Angel Portelli, así como por Monseñor De Piro. La mañana del lunes, Monseñor De Piro fue a Valletta a continuar su misión de paz.  Fue directamente a la residencia del Obispo donde encontró al Obispo Portelli y al Arzobispo Caruana quien ya había pedido a los soldados de la Infantería que se retiraran de los locales. La presencia de estos, armados con rifles había enfurecido a la multitud. Monseñor De Piro encontró una turba enfrente de Palacio. El pidió a Lorenzo que se quedara entre la gente escuchando lo que decían y luego le informara. Poco después Lorenzo contó que las amenazas se hacían intensas - dirigidas hacia el Arzobispo. Dentro del Palacio, la atmósfera era tensa mientras el Arzobispo rodeado de unos cuantos sacerdotes escuchaba el tumulto de afuera. Un hombre se colgó de la campana de la puerta principal golpeándola con toda su fuerza.

El Obispo Portelli y Monseñor De Piro salieron y enfrentraron a la multitud: '¿Qué quieren hijos míos?' Preguntó De Piro. Algunos dijeron:'¡ Queremos incendiar la Curia!' De Piro respondió: 'Todo lo que hay aquí - ¿No es de ustedes? - Vamos              cálmense .... y ahora en paz vayan a sus casas'.

El tono amable del Obispo Portelli y de Monseñor De Piro - dos personas que habían hecho tanto por los malteses - trajo cierto sosiego a los más cólericos y el Arzobispo Caruana autorizó al Obispo Portelli que hablara a la gente en su nombre.

El 1ro de setiembre de 1919, Monseñor Panzavecchia afirmó ante la Comisión en la Pesquisa Judicial que el Obispo Portelli habló en la plaza de Palacio, y luego desde el balcón de San Juan. Los presentes se habían calmado por lo que él dijo. El siguiente es un estrato del discurso del Obispo Portelli: '.... No escuchen a los que están incitando a crear problemas. Sigan a los líderes de la Asamblea Nacional: Dr. Felipe Sciberras, abogado Caruana Gatto y Monseñor De Piro. Estos son líderes dignos de su confianza  '

La tarea de Monseñor De Piro es correctamente mencionada por un escritor de nuestro tiempo, en el famoso suceso del 7 de junio de 1919. Este suceso revela a Monseñor De Piro como un verdadero patriota y el escritor lo enfatiza mencionando 'La tarea fructifera de Monseñor De Piro'.

El intento de Malta por alcanzar liberarse de la interferencia extranjera se materializaba lentamente, De Piro era estimado por las autoridades inglesas; en él ellos reconocían al mediador ideal que tenía verdadera sangre maltesa corriendo por sus venas. Como patriota maltés con profundo amor por su país, De Piro fue de la opinión que debíamos tener libertad para gobernarnos por nosotros mismos. Su contribución fue valiosa en un tiempo cuando habría sido facil que agitadores u hombres ambiciosos se aprovecharon de la situación para sus propios intereses egoístas. Sus amables y tranquilizadoras palabras unieron a los malteses y los britanicos estuvieron dispuestos a entender lo que se esperaba de ellos.

La tarea de De Piro así, como la de aquellos que compartían los mismos ideales por el bien de su país, fue una gran ayuda en la aprobación de una Constitución por la cual los malteses se gobernarían solos. La misión de Monseñor De Píro el 7 junio marcó un paso adelante dado por un verdadero cristiano convencido que, como miembro activo de la Asamblea Nacional, sus esfuerzos para ayudar a su pueblo conducirían a que Malta obtuviera lo que merecía.

Parece apropiado enfatizar este hecho por una declaración publicada ocho años después:

"El padre José De Piro un sacerdote a quien nadie puede acusar de falta alguna en un ejemplo de integridad, dedicación y santidad, es un patriota que estuvo envuelto en sucesos angustiosos como los desórdenes y muertes del 7 de junio de 1919. En esa ocasión él estuvo en medio de los disparos y cerca de los heridos. De Piro es para la Iglesia y para su tierra nativa un sacerdote ejemplar y un patriota ideal. Todos deben amarlo y admirarlo".

Miembros y reuniones de la Comisión Central

Los miembros de la Comisión aprobados por la Asamblea Nacional e17 de junio de 1919, son los siguientes:

 

Dr. Felipe Sciberras

Presidente

Abogado Enrique Mizzi

Secretario y Delegado por el Cabildo Diocesano de Gozo

Dr. Andrés Pullicino

Delegado de los Diputados del Pueblo

Monseñor José De Piro

Delegado del Cabildo Diocesano de Malta

Monseñor Ignacio Panzavecchia

Delegado por el Comité Patriótico

Marqués Pablo Apap Bologna

Delegado de la Nobleza

Abogado Maximiliano Debono

Delegado por los Defensores

Dr. Manuel Said

Delegado por los Doctores

Notario E. Pelligrini Petit

Delegado por los Notarios

Arquitecto F. M. Caruana

Delegado por los Arquitectos

rocurador Legal Augusto Germán

Delegado de los Procuradores Legales

Químico A. Gera De Petri

Delegado de los Químicos

Conde Eduardo Sant Fournier

Delegado de la Cámara de Comercio

José Hamilton

Delegado de los Obreros del Arsenal

Procurador Legal G. Muscat Azzopardi

Delegado de los Periodista.

Para las primeras once reuniones, se escogió la casa Briffa Brincat en la calle Mercantes 83; las últimas tres tuvieron lugar en el 'Club Giovane Malta'.

El Clero en política; Religión en la Constitución

En la segunda reunión de la Comisión, Monseñor De Piro, como delegado por el clero de Malta, presentó un 'Memorándum' importante respecto a la presencia y deberes de los clérigos en asuntos de Gobierno.

S e publicaron otros documentos importantes del salón Capitular de la Catedral, en los que los miembros del Cabildo expresaron sus deseos, enfatizando que la religión de Malta, Gozo y tierras dependientes debía ser la Fe de la Iglesia Católica Romana.

Antes que se redactaran los Articulos finales hubo mucha discusión y se propusieron enmiendas en la Comisión y Sub - Comisión.

Después que la Comisión se hubo reunido siete veces, la Asamblea Nacional se juntó y esta tercera reunión tuvo lugar e18 de agosto de 1919 en villa Gourgión, la villa de la familia en Lija. Ciento cuarenta y tres miembros estuvieron presentes y se delineó un plan definido para la Constitución.

  Monseñor De Piro reveló sabiduría en su cooperación en todas las sesiones; siempre era discreto y pesaba cada palabra, que decía y escribía : El buscaba dar la interpretación correcta a las sugerencias que le confiaban aquellos a los que él representaba. Las escrituras del Cabildo Metropolitano de Malta dan alta evidencia de la integridad de su conducta y Monseñor De Piro en su excepcional precisión tuvo cuidado de que toda sugerencia, enmienda y decisión estuviera documentada.

Educación y consuelo para los enfermos

Monseñor De Piro se sentía agobiado con la responsabilidad de asegurar que la legislación en Malta verdaderamente sería de una tierra cristiana, donde se profesara y practicara la Fe Católica. En las diversas intervenciones y cartas que de él tenemos, esto es muy evidente.

En los siguientes extractos de una de sus cartas vemos sus conceptos sobre educación y cuidado de los enfermos, conceptos que tienen valor duradero:

  En los Colegios, no sólo es necesaria la cultura intelectual, sino también el entrenamiento cuidadoso del corazón es esencial. Esto es educación y debe ser una extensión de lo quedan los padres cristianos consientes. No es suficiente estar alerta a que no haya ofensa en contra de la Religión en la enseñanza impartida, sino que es necesario que toda enseñanza esté en armonía con nuestras creencias católica. Es necesario que quien enseñe esté inspirado por la misma Fe Católica. Debemos esperar que la atmósfera entera de Colegio dé evidencia de un ambiente verdaderamente católico      '

 

  En hospitales los enfermos necesitan no sólo consuelo material sino también levantamiento espiritual. Ellos tienen derecho de recibir atención constante de gente que comparte sus mismos sentimientos, de gente que comparte su religión quienes serán de ayuda a los pacientes al orar por la fortaleza confortadora de Dios. Tal asistencia ayudará a los doctores quienes como católicos están en la obligación de dar no sólo tratamiento médico a los pacientes sino de ver que ellos tengan el alivio de nuestra Religión. Muy a menudo los doctores pueden lograr todo esto con palabras inspiradas por su Fe'.

'Sin embargo, si una enfermedad requiere la atención de un especialista renombrado no católico él debe ser llamado para el beneficio de la persona enferma '

El problema del Idioma.

Durante el proyecto para la Constitución, el problema del idioma estuvo a menudo en debate. Los idiomas mencionados fueron - Italiano, Inglés y Maltés. Monseñor De Piro, aparte de salvaguardar la Fe Católica, a menudo expresó su opinión respecto al uso de los idiomas. No obstante él no quiso dar énfasis a sus sentimientos sobre este asunto que consideraba como no de principal importancia y no una causa de división entre el pueblo maltés.

Las discusiones en el Parlamento se apuntaban en Ingles e Italiano los dos idiomas culturales y el Maltés apenas se usaba. Después de mucho debate en la Comisión, la Asamblea Nacional en la cuarta reunión votó y aprobó el uso del Maltés en el Parlamento.

Un paso adelante con esperanzas de un mejor resultado futuro

La última reunión de la Asamblea Nacional tuvo lugar e127 de mayo de 1921, en villa De Piro Gourgión, Lija:

El 30 de abril de 1921, se proclamó la nueva Constitución. Fue preparada conjuntamente por Malta e Inglaterra. El pueblo fue representado por 17 miembros en el Senado, 32 en la Asamblea Legislativa. El Gobierno británico había redactado artículos por los cuales los malteses aún estaban atados a Inglaterra. Habían asuntos con que los malteses no estaban satisfechos; sin embargo, la Constitución de 1921 fue un primer paso hacia los mejores tiempos.

Monseñor De Piro se había ganado la admiración del clero, así como de los feligreses en Malta, por la forma en que había trabajado para que la práctica de la Fe Católica fuera prominente en la Constitución. En cada ocasión, como verdadero sacerdote de Cristo, Monseñor De Piro se había empeñado en traer paz y unidad entre su pueblo, mostrando su aprecio por las tradiciones religiosas y la herencia cultural del pueblo de Malta.

1930: Mediador entre Strickland y la Iglesia

Monseñor De Piro apareció varias veces en la escena política de Malta, pero nunca tomó parte en actividad propagandística para ningún partido. Su corto período en el Senado lo muestra como un hombre y un sacerdote siempre listo a ayudar a cualquiera en necesidad. Su reputación y la estimación que disfrutaba le facilitaron traer paz a su pueblo, sea cual fuera el servicio particular que hubiese prestado. Fue otra vez un mensajero de la paz durante un período de agitación, descrito entonces como "La guerra más dura conocida en contra de la Iglesia y el Clero."

La Constitución de 1921 había dado a los malteses el poder del autogobierno, y se había hecho algún progreso. Después de tres Primeros Ministros Nacionalistas: José Howard - Francisco Buhagiar - Ugo Mifsud - año 1927, el partido Constitucional con la ayuda del Partido Laborista asumió el poder con Lord Strickland como Primer Ministro. Desafortunadamente él atacó la presencia de sacerdotes en la Asamblea Legislativa y se irritó muchísimo cuando dos senadores, representantes del Arzobis­po, votaron en contra y bloquearon su presupuesto en julio de 1928. La Iglesia fue ferozmente atacada y los dos representantes del clero decidieron no aparecer en el Senado hasta estar seguros de la libertad de votar como su conciencia les dictaba.

Como los ataques en el Parlamento y en el Senado crecían en intensidad, la Santa Sede con la aprobación del Gobierno de Malta e Inglaterra, envió un Delegado Apostólico, el Arzobispo de Tyana, Pascual Robinson.

Durante su estadía en Malta, a principios de mayo de 1929, Monseñor Robinson se entrevistó con muchas personas respecto a las actividades del clero maltés en política. Cuando se reunió con Monseñor De Piro, mostró su aprecio aceptando una invitación al Hogar de San José en Sta. Venera, donde habló cortésmente con todos los presentes.

En su informe, Monseñor Robinson afirmó que no le parecía que el clero de Malta estuviera interfiriendo en la política local de forma perjudicial para la Iglesia. Ellos estaban actuando de acuerdo a los derechos concedidos por la Constitución de Malta, y de acuerdo a lo que el Código de la Iglesia permite. En este punto, Strickland exigió un Concordato entre la Iglesia y el Gobierno de Malta, implicando que el Concordato decretaría proscribir al Clero del Senado y de la Cámara de Diputados. Monseñor Robinson no accedió a esta petición; él no había sido autorizado a discutir un Concordato.

El año siguiente, debían realizarse las Elecciones Generales. El 27 de abril de 1930, una Carta Pastoral de los Obispos Caruana y Gonzi fue publicada, en Italiano y Maltés. Se pronunció que Strickland era injusto y se prohibió al electorado votar por él. Uno de sus candidatos que se presentaba para la elección era el Barón Igino De Piro, hermano de Monseñor De Piro, quien sumisamente obedeció la Pastoral de los Obispos y retiró su candidatura.

Puesto que Strickland y sus partidarios eran condenados, los malteses perdieron su libertad de votar, y, Gran Bretaña juzgó la situación como desfavorable para una e lección general justa. La Constitución fue suspendida y la isla vino a estar nuevamente bajo la autoridad Británica. Lord Strickland y sus Ministros quedaron sin autoridad o poder; sólo aconsejaban al Gobierno Británico sobre asuntos correspondientes al bienestar de Malta.

Entre 1930 y 1932 una vez más Monseñor De Piro fue el mediador en esta situación. El tuvo muchas reuniones con Strickland y los miembros de su partido, y nada de lo que pasó entre ellos fue abiertamente divulgado. Con gran prudencia y tacto, explicó a Strickland que el clero no estaba en contra suya y que él y su partido estaba en posición de ganar todo, buscando la reconciliación con la Iglesia.

El comentario más refinado acerca de Monseñor De Piro en el caso Strickland está en "La Crónica Diaria de Malta" del 19 de setiembre de 1933. Aunque era un periódico del partido, no se menciona el nombre de Strickland, y el escritor habla sólo del conflicto entre la Iglesia y el Gobierno de Malta el siguiente extracto fue publicado dos días después de la muerte de Monseñor De Piro:

'Monseñor De Piro -Un Tributo a su Memoria'

'...Por poco más de un año... desde la apertura del presente Parlamento... él fue uno de los representante en el Senado. Una tarea, que creemos, él debe haber emprendido por ese sentido del deber y generosidad total que eran predominantes en su carácter; porque él luchó manteniéndose fuera de contiendas políticas. Aún así ha habido una ocasión notable y muy reciente, cuando él tomó parte notable y benéfica en el campo político, aunque era muy poco mencio­nado. Fue él, en realidad, el principal responsable a través de su iniciativa, en poner punto final a la desafortunada disputa político -religiosa que causó tanto daño a la isla; fue él quien restauró las relaciones entre la Iglesia y el Estado a su condición normal y tradicional de paz y cooperación cordial. Nadie era mejor para la tarea... nadie disfrutaba de un mayor grado de confianza por ambas partes, ni poseía las cualidades necesarias para emprender la delicada misión y llevarla a un fin feliz. No sólo por eso, sin embargo, estamos todos en la Iglesia y Estado profundamente conmovidos por su repentina y prematura muerte: lloramos la pérdida de alguien que fue en verdad un pilar de ambos, Iglesia y Estado'.

De hecho, después de unos cuantos meses, debido al acercamiento sabio y delicado de Monseñor De Piro, Lord Strickland se reconcilió con la Iglesia. Malta nunca olvidará el rol de Monseñor De Piro en esa difícil y dolorosa situación.

1932: Senador en el Tercer Parlamento

Por consejo de la Comisión Real, enviada a Malta en 1931, Inglaterra hizo algunas reformas, y declaró, el 25 de abril de 1932, que la Constitución de 1921 estaba )ira vez vigente para la isla. Entonces hubieron elecciones. El Partido Nacionalista asumio el poder y el Tercer Parlamento fue abierto por Sir Ugo Mifsud como Primer Ministro. Las sesiones tuvieron lugar entre el 17 de octubre de 1932 y e123 de julio le 1933. El Arzobispo Caruana nombró a dos de sus representantes - Monseñor )e Piro y Monseñor Enrique Bonnici - a pesar de la oposición que aún existía por )arte de Lord Strickland. La elección de Monseñor De Piro fue aprobada por  Strickland y grata para el Presidente del Senado, Conde Luigi Preziosi, un oftalmólogo 'famoso. El propuso a Monseñor De Piro como Capellán del Parlamento, y todos los miembros estuvieron de acuerdo; entonces De Piro expresó su agradecimiento por su :confianza.

El Hermano José Caruana, misionero de la Sociedad de San Pablo en África -felicitó a su 'padre' (como lo llamaba) por ser escogido, al mismo tiempo añadiendo que estaba apenado por lo que había leído en el diario. 'Leí en el "Malta" que Ud. se ha convertido en Senador; y algunos malos colegas le insultaron. Lo siento mucho por ;1d. creo que realmente ellos no lo conocen'.

Monseñor De Piro no hablaba a menudo durante las sesiones, pero estaba dispuesto a hacerlo cuando estaban en juego los principios. El 18 de noviembre de 1932, él, de todo corazón, expresó su aprobación a una moción propuesta por el Notario Salvador Borg Olivier, acerca de la abrogación de la Ley de 'Manos Muertas'. Esta ley, pasada unos cuantos años previamente, estaba perjudicando la manutención de las numerosas Instituciones caritativas de la isla, cuyo bienestar dependía mucho de la Divina Providencia, manifestada a menudo por la generosidad Je los feligreses.

La presencia de Monseñor De Piro en el Senado fue un honor para la Iglesia y el pueblo de Malta. El probó que estaba allí sólo como ministro de Dios, ayudando a los miembros del Parlamento a seguir los principios correctos y mantener la Fe Católica m su lugar legítimo de la Constitución.

1933: Fuerte defensor de la moralidad.

Monseñor De Piro será recordado como Senador por una intervención im­portante en la sesión del 21 de febrero de 1933. La Moral de la isla estaba en debate, y se había propuesto una moción para legalizar la edad de las mosas de taberna. La atmósfera era tensa porque el Dr. Carmelo Mifsud Bonnici, Ministro de la Fuerza Policial, en su intervención, había atacado violentamente a Strickland y a su partido respecto a sucesos que habían ocurrido durante su función. Monseñor De Piro se dirigió al Presidente con las siguientes palabras:

'Sr. Presidente, siento mucho que el asunto de la moral - tan cercano al corazón de todos nosotros - y por el que deberíamos estar trabajando mano a mano - haya sido llevado al Campo Político. Respecto a las cuestiones políticas que son confusas y que no conozco bien - siento que no puedo hablar – pero siento que es mi deber hablar acerca de la moción que tenemos ante nosotros. Me aflige que mi primer discurso en esta Casa tenga que ser acerca de este asunto. Quisiera trasmitir a los Honorables Miembros del Senado mi gran deseo de ver por toda señal de inmoralidad, removida de nuestra isla'. La aprobación fue expresada por el Honorable M.A. Borg.

Monseñor De Piro continúo: 'Tenemos que pensar no sólo en nuestras infortunadas muchachas, sino también en tantos hombres jóvenes. Nuestro deseo es verlos crecer moral y físicamente saludables, para poder encarar en el futuro las durezas de la vida - que todos nosotros tenemos que atravesar.

Señor Presidente: habiendo oído las razones expuestas por el honorable Ministro de la Fuerza Policial, no quiero entraren el asunto de la edad de las muchachas que sirven en las tabernas. Por mi parte siento que debe vencerse todos los obstáculos hasta que alejemos a estas jóvenes mujeres de estos bares - que son un peligro común para todos'.

Lord Strickland de la Oposición expresó su aprobación.

'Sr. Presidente': Monseñor De Piro continuó, 'después de oír las razones expresadas por el Honorable Ministro de la Fuerza Policial, aprecié por sus palabras sus buenas intenciones que fueron claramente expresadas'.

El Dr. Carmelo Mifsud Bonnici agradeció a De Piro por esta apreciación.

'Por lo tanto siento que merezco el apoyo de todos para continuar trabajando por la moral pública en nuestro país; por este propósito haré lo más que pueda hoy y pido al Honorable Ministro que haga lo mismo para asegurar que las leyes que regulan estas tabernas sean estrictamente cumplidas por el Departamento de la Fuerza Policial. Creo que ésta responsabilidad cae en él solo, antes que en otros.

Sr. Presidente, confío que el Hon. Ministro de la Fuerza Policial - con fuerza de voluntad - usará toda su energía juvenil en esta causa'.

El Dr. Mifsud Bonnici intervino -'Le prometo a Ud. seguir haciendo todo lo que pueda'.

De Piro siguió: `Le pido usar su energía y su inteligencia excepcional con prudencia y sabiduría en este asunto delicado, que es tan urgente, Sr. Presidente. Como Ministro y jefe de la Fuerza Policial, él puede ejercer su autoridad tal que podamos ver a la isla libre de esta plaga social, que se ha desarrollado en una forma difícil de entender. Este mal existe bajo el nombre de 'barmaidismo - cabaretismo - tabarinismo'. Todos debemos unirnos en una lucha para disminuir - por lo menos - esta plaga .

'Sr. Presidente, yo no espero que la naturaleza humana cambie; aún así, con seguridad, podemos disminuir los malos efectos resultantes de esta triste condición, esto es lo que confío al Hon. Ministro de la Fuerza Policial: él tiene el poder y la posibilidad en sus manos. Estoy seguro que todos están convencidos que nosotros, el clero, estamos haciendo todo lo posible. Sin embargo, Sr. Presidente,- en una familia - ¿De qué vale el esfuerzo de la madre, si no es apoyado por el padre?':-(re/ censura de películas) 'Respecto al asunto concerniente a Monseñor Gauci: no estoy preparado para responder o dar alguna explicación. He sido informado que él siempre ha cumplido su deber, y ha sido una ayuda para los censores. Aparte de esto - como el Honorable Lord Strickland y el Hon. Ministro de la Fuerza Policial bien han observado - estas películas son tan inapropiadas que, no importa cuan censurada estén, la perversidad que contienen no pueden ser totalmente removida. Además siento que debemos evitar el conectar estos asuntos con el nombre de un sacerdote. Hay razones en pro y en contra de tal caso. Pienso que el Gobierno no debería escuchar la opinión del Arzobispo para directivas precisas' .

La gente se sorprendió por el entusiasmo manifestado por Monseñor De Piro al dirigirse a los miembros de esa Asamblea, compuesta de Senadores instruidos y distinguidos. En su discurso no hubo indicación de partidos Políticos, aunque había estado preparado para criticar y proponer sugerencias de tal manera que todos fueran satisfechos - el Gobierno y la Oposición. Con inspiración evangélica, él se había probado como un verdadero diplomático; en una diplomacia digna de elogio y relevante.

Sus palabras habían animado a otros Senadores a expresar con valeroso entusiasmo sugerencias par elevar el nivel moral de Malta. El clero maltés fue enaltecido por su franqueza en defensa y apoyo de la moral. En la primera reunión del Cabildo, Monseñor Cortis se dirigió a la asamblea:

'Caballeros, yo propongo que Monseñor De Piro sea debidamente apreciado por su discurso -- como Representante del Clero -- en el Senado, el 21 de febrero. El defendió la moral de esta isla y el buen nombre de las infortunadas muchachas. El también apreció en su discurso los esfuerzos del clero de Malta para mantener la moralidad'.

Los Monseñores presentes en la reunión se unieron a Monseñor Cortis para ofrecer a De Piro sus felicitaciones. Monseñor De Piro les agradeció y expresó sus sentimientos:

'Caballeros, mi sentido agradecimiento al Reverendo Cabildo por el elogio expresado hacia mis esfuerzos; yo aprecio esta alabanza aún más, conociendo por experiencia que el Cabildo no expresa fácilmente palabras de este tipo... Sé que estoy entre colegas amados, quienes son tan bien mis hermanos en el sacerdocio. Por lo tanto, sé que no se sorprenderán si les digo que realmente sentí que Dios me guiaba para hablar esa noche en el Senado. Como mi compañero Monseñor Bonnici, no estuvo presente debido a una indisposición, sentí que era mi deber expresarme por primera vez en el Senado. La moción de Lord Strickland era un voto de no-confianza en el Ministro de la Fuerza Policial en materia de moralidad. Me sentí respaldado por el apoyo de todo el clero de Malta. Por otro lado tuve que enfrentar y encarar a los Ministros, quienes en verdad son muy sabios y capaces; tuve también una rígida oposición liberada por Strickland. En el extremo del salón, el público presente estaba atento escuchando un debate ilustrativo. En sí mismo, el asunto fue difícil. Personalmente me siento profundamente afligido por el daño que esos bares han causado. He tenido que enfrentar casos tristes conectados con los Institutos que administro, pero a pesar de mis fuertes sentimientos, por la gracia de Dios, no expresé ni una palabra que pudiera ofender a alguien - de lo que luego me habría arrepentido. Les agradezco por su elogio - pero permítame, en primer lugar agradecer a Dios por su ayuda'.

Monseñor De Piro aprovechó esta ocasión para leer a los Monseñores presentes una carta enviada por el Ministro de la Fuerza Policial, agradeciéndole por las palabras expresadas en el Senado y prometiendo que cumpliría su deber en la mejor forma posible para elevar el nivel moral de estas Islas aún más.

El periódico,' Lehen is-Sewwá ,(La Voz de la Verdad), con fecha 25 de febrero de 1933, alabó a Monseñor De Piro y estuvo de acuerdo en que la 'Moral' no debería ser una cuestión política. "Todos los partidos deben considerar su deber el proteger el moral de nuestra tierra'.

 

Precio del Patriotismo de De Piro

El concepto de Patriotismo presentó muchas dificultades para el autor de esta, biografía, pero Monseñor De Piro muestra claramente lo que ello significaba. El amaba sinceramente a su tierra nativa y contribuyó en forma efectiva, para que Malta pudiera embarcarse en el camino de la independencia. El Patriotismo no fue una causa d visión con sus hermanos malteses; por el contrario, lo acercó a todos ellos. I ;conocía el derecho de que cada individuo debe tener su propia opinión, y consideraba i deber unir a aquellos, cuyas ideas en conflicto estaban causando extrañeza y ruptura ; relaciones entre ellos. El no manifestó parcialidad hacia ningún partido político sin je, libremente, expresó sus ideas, apoyando cualquier idea que en su opinión era justa. Mientras expresaba sus conceptos - con que aparentemente estaban en desacuerdo, De Piro probaba que básicamente los partidos políticos estaban de acuerdo en los principios esenciales. Los Nacionalistas y los partidarios de Strickland, agrios oponentes, sentían que debían apreciar las palabras de De Piro en el Senado, y le agradecieron por sus intervenciones. El no aprobó temas equivocados o sombríos de partidario, pero por otro lado nunca hirió a nadie con sus palabras, ni siquiera a los que estaban en desacuerdo con sus declaraciones.

Los malteses confiaron en De Piro como el defensor de sus derechos por sus palabras y obras. El atraía a la gente y al hacerlo, los acercaba a Dios y entre ellos mismos. Como un maltés que amaba a sus hermanos, él no se ofendió cuando fue insultado por alguien, por que sabía que las palabras dichas con ira por un individuo no comunicaban los sentimientos de la mayoría. Nunca fue hostil hacia aquellos que no escuchaban sus palabras, porque entendía cuan infeliz y miserable puede ser un individuo cuando se siente explotado, y con esta condición de la mente él puede fácilmente volverse en contra de alguien que desea su bien.

El sentido Patriótico de Monseñor De Piro fue iluminado por su amor hacia los necesitados y los pobres, tan frecuentemente expuestos a la explicación. El tuvo su propia amarga experiencia en muchachas que salían de los Institutos a su cargo, convertirse en víctimas del abuso cayendo en la prostitución por una ración miserable.

El Gobierno británico reconoció en Monseñor De Piro un amor sincero y genuino por su país nativo y en parte a través de él, gradualmente comprendió el deseo legítimo del los malteses por la libertad. El disfrutó de la confianza del Gobierno británico, pero no era servil y nunca esperó nada de ellos. Fue por esta cualidad que las Autoridades británicas vieron en él a la persona correcta como mediador entre ellos y los malteses. Monseñor De Piro los trató con toda justicia, en un tiempo cuando algunos malteses de cólera y fanatismo desafortunadamente no se comportaron honradamente, e hicieron uso de la situación para sus propios intereses criminales o violentos.

En la peor de las circunstancias, Monseñor De Piro fielmente sirvió a la causa de Malta aunque nunca olvidó lo debido a los británicos. De Piro sabía muy bien que le faltaba la habilidad de un abogado o de un líder político para hablar por los derechos del pueblo, pero ya que estaba por sobre el partidismo, los líderes del pueblo reconocían en él a su propio apoyo. Su presencia j unto con el abogado Caruana Gatto, cuando hablaron a la muchedumbre desenfrenada e17 de junio, mostró claramente su servicio desinteresado por el bien de Malta. De Piro no podía ofrecer apoyo moral a alguien que tratara de engañar con palabras o hechos. Su Patriotismo estaba basado en sus profundas convicciones como Cristiano y su vida como sacerdote ejemplar. Al representar al Clero en el Senado, él hizo un gran esfuerzo par expresar que la prosperidad de Malta reside en el firme vínculo de Fe que une al pueblo con Cristo y su Iglesia. El trabajó para una Constitución Cristiana así como para una Fe viviente, que animaría y penetraría en la vida de los malteses - en el Parlamento, en los colegios, hospitales, y donde hubiera gente. S u Patriotismo nos muestra cuánto eleva nuestra Fe a la naturaleza humana acercándonos a Dios y a nuestro prójimo cuando servimos y comprendemos las necesidades de cada uno.

El Patriotismo es un aspecto de la santidad de Monseñor De Piro - una santidad que no era pretenciosa y que, por lo tanto, era modesta. Como él mismo afirmó ante el Cabildo de la Catedral, él estaba convencido que Dios lo apoyaba, guiándolo en todas las ocasiones. ¡El tenía buenas razones para rendir su acción de gracias a Dios!


 

 

Capitulo VIII

Un mensajero de paz para disipar fricciones en Gudja

Los rumores hablaron de 'interdicción'

Debido a una secuela de incidentes lamentables que tuvieron luz-lar en Gudja, la Parroquia fue cerrada por algún tiempo. Una vez más, Monseñor De Piro fue escogido para ser mensajero de la paz de Dios. Los rumores exageraron fricciones existentes, y casi parecía como si un interdicto hubiera ocurrido en la Villa, pero es seguro que no hubo interdicto por parte de alguna persona o de la Villa de Gudja. Ha sido difícil recoger los hechos - después de sesenta años - acerca de las circunstancias reales y ver los casos en su verdadera perspectiva; nada se publicó acerca de este asunto.

No obstante, hay evidencia documentada oficial en la Curia del Arzobispo de Malta - aparte del Decreto que nombraba a Monseñor De Piro para remediar el apuro de la Villa - mostrando cuan serio se había convertido el caso. Los libros oficiales de la Parroquia de Gudja ofrece un indicio de los sucesos y la consiguiente extrañeza entre el Arzobispo y los aldeanos. También indican la presencia de Monseñor De Piro y el padre Juan Vella por cerca de un mes.

El autor de esta biografía pudo investigar en privado las opiniones de personas dignas de confianza, y los miembros de la Sociedad de San Pablo entrevistaron al padre Juan Vella, quien, hasta donde pudo recordar ,proveyó alguna información.

Dos facciones: Aguila y Estrella

Los problemas y la agitación habían estado creciendo en la pequeña Villa de Gudja por algún tiempo. Entre 1904 y 1916, el Párroco fue el padre Alfonso María Gane¡, conocido como el "Gozitano". (un habitante de la otra isla de Malta que se llama Gozo). El era un sacerdote santo, pero fue calumniado y por consiguiente removido a su cargo. E19 de enero de 1917, otro Párroco, fue escogido, José Spiteri, en contra de quien, se hicieron falsas y graves acusaciones.

Antes que el padre José Spiteri se convirtiera en Párroco, habían existido en la Villa dos Confraternidades conocidas como la Hermandad de Nuestra Señora de la "Cintura" y la otra, la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario. En 1919 las Hermandades habrieron dos clubes: el primero - Nuestra Señora de la Cintura - que se llamó "El Club Aguila" y pocos meses después se abrió el segundo club y tomó el nombre de "El Club Estrella". Los dos Clubes tenían sus festividades particulares: La Hermandad de Nuestra Señora de la "Cintura"; celebraba una fiesta en honor de "Nuestra Señora de Rosal" en mayo, mientras la otra Hermandad celebraba a "Nuestra Señora del Rosario" el primer domingo de octubre. Sólo se usaba una estatua en la celebración de la fiesta respectiva, pero por el año 1920, el Club Estrella decidió tener una estatua propia.

Desafortunadamente, existía gran rivalidad y las desavenencias crecían entre las dos facciones; esto fue causa de tensión creciente entre la gente de la Villa. Los disturbios y la agitación eran comunes en tiempo de la cosecha la cual coincidía con la celebración de la fiesta de Nuestra Señora del Rosal y el padre José Spiteri se sentía impotente para controlar la inquietud. Hacia el fin de 1921, él envió su renuncia al Arzobispo. Después de su renuncia, no se encontró a nadie para tomar la responsabilidad de la Parroquia, y durante el año 1922, la Parroquia estuvo al cuidado del padre Nicolas Aquilina, un sacerdote de Siggiewi, conocido como el "Vicario - cura". El hizo lo que pudo para restaurar la paz entre las dos facciones, pero sin éxito.

La nueva estatua

Cuando se solicitó la nueva estatua, no se había hecho una petición oficial para obtener el permiso de las Autoridades de la Iglesia, y a mitad de mayo de 1922, fue terminada. Entretanto, el Arzobispo había pasado semanas de ansiedad en un esfuerzo de encontrar un sacerdote apropiado que aceptara hacerse cargo de la Parroquia de Gudja. Las dos facciones no le daban importancia a la autoridad del Obispo y continuaron sus conflictos partidistas.

Para celebrar la llegada de la nueva estatua, el Club organizó una procesión que empezaba en el Palacio Bettina y terminaba en la Parroquia. Para el grupo Estrella, la ocasión era similar a su día de fiesta, Nuestra Señora del Rosal, y mientras la estatua se acercaba a la iglesia, ellos esperaban que se cantaran la letanía de la Virgen Bendita y la antífona. Sin embrago, la procesión había sido retrasada deliberadamente y llegó a la iglesia a las  11 pm. Debido a la hora, el padre Nicolas Aquilina no permitió ningún canto, pero dio inmediatamente la Bendición Eucarística. Esto enfureció a la multitud, que asaltó la sacristía, amenazando al padre Nicolas con palabras duras y puños cerrados. Alguien llamó a la Policía, y varios hombres fueron arrestados. Otros descargaron toda su furia sobre el padre Nicolas, sospechando que él había llamado a la Policía.

La Parroquia se cierra

Ante esta explosión de violencia, el padre Alberto Cassar, un sacerdote de Luqa, quien había venido a ayudar al padre Nicolas en esta ocasión, removió el Bendito Sacramento de la iglesia a la Parroquia de Ghaxaq. El padre Nicolas perdonó a sus agresores abiertamente pero dejó inmediatamente la Parroquia. Debido a este estallido desenfrenado, la Parroquia permaneció cerrada; no se administró ningún sacramento y no sonaban las campanas; esta fue una penitencia sufrida por los aldeanos quienes también perdieron los servicios de su sacerdote; parecía que esta condición duraría indefinidamente. La Misa del domingo era siempre celebrada por dos sacer­dotes de Imqabba, y se llamó otro sacerdote para servicios fúnebres, para los que se abría la iglesia. El mes de junio de 1922 fue una triste historia para la Parroquia de Gudja.

Más cerca a una solución provisional

Esta situación desafortunada en Gudja siguió por varios días y los lugareños estaban muy tristes. El Arzobispo Mauro Caruana pensó que Monseñor De Piro sería la persona ideal para remediar la situación crítica y abrir el camino para que la Parroquia fuera usada diariamente otra vez. Se había cerrado precisamente un mes cuando, el 11 de julio, el Arzobispo publicó el siguiente Decreto:

'Por este nuestro Decreto, nombramos y escogemos al Ilustre y Reveren­do Monseñor Deán José De Piro como nuestro delegado especial, para hacerse cargo de los deberes parroquiales de la Villa de Gudja, la cual está actualmente sin párroco. Le damos todos los poderes correspondientes a un ministerio parroquial. Este nombramiento será prolongado por un período indefinido'.

Dado desde el Palacio del Arzobispo en la ciudad de Valletta,

Mauro, O. S. B.

Arzobispo Obispo de Malta

Padre Pablo Vella Mangión Canciller

Acto de reparación y reapertura de la Parroquia

Monseñor De Piro llegó a Gudja el jueves 13 de julio de 1922. Llevó con él al padre Juan Vella y al hermano José Caruana, el primer sacerdote y hermano de la Sociedad de San Pablo. El fiel Lorenzo Grixti también los acompañó. El padre Juan relata que salieron de Mdina a las 4 am. En un vagoncillo tirado por una mula. Monseñor De Piro y los que lo que acompañaban iban a quedarse en la residencia del párroco. El deseo de Monseñor era reabrir la iglesia con solemnidad, y que esta ceremonia fuera un acto de expiación por el trato violento sufrido por el padre Nicolas Aquilina y las ofensas hechas al Arzobispo. A su llegada en Gudja, ellos fueron directamente a la iglesia de la Anunciación, situada en el centro de la Villa. Al abrir la iglesia, tocaron la campana anunciando la celebración de Misa. No se había oído el sonido de una campana por un mes entero, y los lugareños sorprendidos se reunieron pronto alrededor de la iglesia para ver que estaba pasando. Ante la gran multitud Monseñor De Piro habló invitándoles a conservar la calma; él probablemente les dio la noticia que la parroquia sería reabierta. La gente de Gudja estuvo aliviada y feliz de ver en medio de ellos una persona tan conocida por su bondad. Ellos no cabían de contento cuando les anunció que en la tarde un sacerdote, a quien ellos conocían muy bien, estaría con ellos en una procesión con el Sacramento Bendito, empezando en la iglesia de la Asunción y yendo por las calles de su Villa hasta la Parroquia. El sacerdote que iba a estar con ellos era el padre Pablo Mallia, Arcipreste de Mosta, y nativo de la Villa. Esa mañana, todos los que pudieron encontrar un lugar en la pequeña iglesia, participaron devotamente en la Misa, celebrada por el padre Juan Vella.

No hubo demora entre la llegada de Monseñor De Piro y la reapertura de la iglesia. Esa misma tarde, el Arcipreste padre Pablo Mallia presidió la procesión. No fue una procesión ordinaria, y muchos sacerdotes de la Parroquia de Mosta y otras participaron en ella. Este acto de reparación fue hecho por solemnidad y acompañado de un profundo sentimiento por parte de los aldeanos. El padre Pablo Mallia nos ha dado un documento escrito de este día memorable. 'La reapertura de la Parroquia causó un regocijo interior que no podía ser expresado en palabras. Fue un acto de Fe y Amor que seguramente permanecerá grabado en el corazón de cada uno de los lugareños'.

El añadió: 'Es realmente un caso de bién como resultado de un mal. Dios hace uso de la malicia del diablo, tal que la fe, santidad y devoción de los fieles puedan ser más fuertes. Cuando se pasaba el Bendito Sacramento, podíamos ver caras brillantes de felicidad. Las banderas habían sido puestas en los tejados, los balcones estaban adornados con tapices de damasco, flores estaban esparcidas por las calles donde pasaría el Sacramento Bendito. Los sacerdotes, quienes pudieron asistir, y el pueblo de Gudja formaron la procesión; el Sacramento Bendito fue seguido devotamente por niños, mujeres, ancianos y enfermos'.

El comentario final del padre Pablo Mallia: 'Nuestro pueblo muestra cuánto ama a su fe; ellos necesitan sólo nuestra paciencia y cuidado antes que recojamos los frutos de esa fe'.

Después que la procesión había entrado a la parroquia, fue llenada de feligreses, y en la presencia de Monseñor De Piro, el Arcipreste hizo un discurso apropiado para la ocasión. El reflexionó en las palabras de Jesús a su Padre Celestial (San Juan 17:11): 'Santísimo Padre, protégelos con tu nombre que tú me has dado, que ellos sean uno, así como nosotros somos uno'.

Después de la Bendición Eucarística, el Arcipreste Mallia añadió unas cuantas palabras. El hizo una comparación entre un rebaño sin pastor, y otro, cuidado por un pastor. Los feligreses parecieron entender su mensaje, y todos mostraron gratitud hacia aquellos que habían ayudado a devolver la alegría a la Villa. Parecía que cada feligrés de Gudja se sentía avergonzado por no haber tenido el valor de acercarse al Arzobispo y rogar su perdón. La gente prometió que el siguiente sábado recibirían la Santa Comunión en reparación por su mala conducta.

El Arcipreste Mallia --cuya familia aún vive en Gudja --la llamó una "Villa infortunada" y dijo que era absolutamente necesario para el párroco nombrado saber cuan contenido estaba el espíritu partidista, que había sido mostrado entre la gente.

Misión pastoral de paz de Monseñor De Piro

Desde el 13 de julio 1922, Monseñor De Piro pasó un mes apostólico excep­cional. El ejecutó el ministerio de Párroco. El domingo, 16 de julio, él unió en matrimonio a Juan Maria Farrugia y Virginia Muscat, y luego durante el mes, él bautizó a los recién nacidos y presidió funerales.

No sólo por estos servicios fue que la misión pastoral de Monseñor De Piro permaneció como memoria viviente, sino que su integridad, prudencia y bondad ganó los corazones del pueblo de Gudja. El grupo conocido como "Nuestra Señora del Rosal" estaban muy preocupados, porque varios de sus miembros aún estaban bajo arresto por haber agredido al padre Nicolas Aquilina. Aunque habían sido liberados no se había hecho mención del perdón. La causa principal de su cólera era el hecho que aún pensaban que el padre Nicolas había llamado a la polícia inútilmente.

Monseñor De Piro notaba cuan preocupadas estaban las familias de los arrestados, y con el apoyo del Arzobispo, encontró una forma de ayudarlos. Tuvo reuniones con Autoridades del Gobierno y los persuadió de conceder un perdón general, después del cual él reunió a las familias, calmó sus temores, y les dijo que no habrían procedimientos judiciales. Monseñor De Piro presentó el caso como si el perdón concedido se hubiera debido a los esfuerzos del Arzobispo Caruana; él se dio cuenta que en la delicada situación de los aldeanos, era necesario edificar su confianza con el Arzobispo.

Desafortunadamente, la animosidad entre los dos grupos no había desapareci­do. El grupo de oposición expandió el rumor que los reos no habían obtenido el perdón, y que los procedimientos judiciales empezarían; la justicia no perdonaría tan fácilmen­te. Ellos afirmaron que las promesas hechas eran sólo para tranquilizar a las familias preocupadas. Las amenazas también eran abundantes -- que la propiedad del otro grupo sería incendiada. El padre Juan Vella quien constantemente se mezclaba con el pueblo, informó a Monseñor De Piro lo que estaba sucediendo -- e inmediatamente los Presidentes de ambos grupos fueron convocados. Calmada y seriamente, Monseñor les dijo que no permitiría que sus palabras fueran torcidas y mal interpretadas. Esta era una ocasión rara cuando él usó palabras fuertes expresadas en tono severo. "Yo siempre he dicho la verdad. Una vez les dije que no habrían procedimientos judiciales, ¡significa que no habrá!"; Ellos inclinaron sus cabezas y entendieron sus palabras.

De Piro les dijo a los Presidentes que era necesario una carta de excusas al Arzobispo, para que oficialmente, en nombre del pueblo de Gudja, ellos pudieran expresar su gratitud por todo lo que se había hecho para ayudarlos, y su arrepentimiento por el daño que había causado su conducta. También se quería una promesa de que estos errores no se repetirían.

La carta fue escrita el 19 de julio por José Cutajar, José Spiteri y Angel Pace, en nombre del pueblo de Gudja y particularmente de los arrestados. Al mostrar arrepentimiento por todo lo que había sucedido también expresaron su gratitud por haber cancelado el caso en las Cortes. Ellos prometieron hacer todo para evitar facciones partidarias y convencer a otros a no hacer lo mismo.

Durante la misión apostólica de Monseñor De Piro en Gudja, nada sobresaliente pasó. Un día, cuando la Villa estiba tranquila y todo era normal otra vez, la madre de Juan Vella llegó desde Cospicua en un estado muy nervioso, porque según le habían dicho, su hijo estaba en peligro. Ella preguntó a Monseñor De Piro y dijo: '¿Qué están haciendo en este peligroso lugar?-Si', respondió él con un guiño: '¡Ya hemos tenido disparos!' Muy alarmada, ella interrumpió: '¿Qué? ¿Le han disparado a Ud.?' 'Sí, !hubieran muchos petardos en la Fiesta! 'Después de tranquilizarse, ella se dio cuenta de que su hijo no corría ningún peligro.

En otra ocasión, un mendigo tocó la puerta del párroco, pidiendo limosna. El Hermano José, quien abrió la puerta, le dijo al mendigo que se fuera, diciendo '¡Qué Dios le ayude!' De Piro oyó estas palabras, y llamó al Hermano José -'¿Qué das a entender diciendo "Dios le ayude"? --Ve inmediatamente y llámalo, porque él debe sentir que, viniendo a la parroquia, ha venido a un padre; y debemos ayudarlo'. El mendigo fue llamado, y recibió la limosna debidamente.

De Piro y el nuevo Párroco

La tercera semana de la estadía de Monseñor De Piro en Gudja, las Autoridades de la Iglesia decidieron sobre la selección de un nuevo Párroco, y la elección cayó en un sacerdote de Ghaxaq, el padre Nicolas Abdilla. El padre Nicolas se tomó su tiempo antes de hacerse cargo de la nueva parroquia. La fiesta titular de la Asunción se aproximaba, para la cual ambos grupos contribuían; sin embargo el padre Nicolas prefirió mantenerse fuera, porque no sabía exactamente la situación real en la Villa. Entonces, ese año, Monseñor De Piro tomó en sus manos la celebración de la fiesta cuando todos honraban a María como Santa Patrona de su Villa. Los dos miembros de la Sociedad de San Pablo, que recogían colectas, recibieron generosas contribuciones en dinero y otras ofrendas.

Monseñor De Piro invitó al Arzobispo para el día de la fiesta; él aceptó y habló a los aldeanos, enfatizando la necesidad de una verdadera unión entre ellos y concluyó diciendo: 'Quiero que ustedes sean verdaderos hijos e hijas de "Santa María" '.

Después del día de fiesta, el padre Nicolas Abdilla, quien había aceptado el nombramiento oficial, empezó el ministerio como Párroco, y antes del 20 de agosto, Monseñor De Piro dejó Gudja.

Finalmente se restaurara la paz

El Arzobispo Mauro Caruana delegó a Monseñor De Piro para que instale solemnemente al padre Nicolas Abdilla como Párroco de Gudja el domingo, 8 de octubre. Entonces De Piro, quien había resuelto la triste situación de Gudja, apareció otra vez entre ellos después que se restauró la paz. Los aldeanos hubieran querido que él se quedara, pero sabían que no era posible a causa de sus muchas obligaciones. Aún así, ellos atesoraron su recuerdo, el cual permaneció vivo, especialmente entre ellos implicados en los serios y difíciles problemas de la Villa.

Cuando, un año después, el padre Nicolas invitó a Monseñor De Piro a predicar el sermón por la fiesta de la Asunción, los feligreses se regocijaron. Estamos enterados de la gran veneración que Monseñor abrigaba por Nuestra Señora, a quien él siempre se refería como Madre de Misericordia y Esperanza`, y hemos notado su particular devoción hacia Ella bajo el título de 'Asunsión'. El nunca olvidó la Villa de Gudja, dedicada en forma especial a "Nuestra Señora en el cielo'-'Santa María'-como los malteses siempre la invocan el 15 de agosto.

El año anterior-1922 - los aldeanos de Gudja lo habían conocido con una simple casaca negra, sin vestigio de formalidad ceremonial; pero, el 15 de agosto de 1923, él vino a ellos con su túnica púrpura apropiada para la solemnidad de la ocasión. Con júbilo interno y acción de gracias a María, él participó en las festividades, y con sus palabras inspiradas ayudó a los aldeanos a crecer en devoción a María Madre Celestial.


 

 

Capitulo IX
Co-fundador entusiasta de las hermanas misioneras


Asociación de un grupo de apostólicas mujeres jóvenes con Monseñor De Piro

Las Hermanas Terciarias Franciscanas, conocidas hoy como las Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús, que trabajaron con Monseñor De Piro en el Hogar de Fray Diego, no fueron las únicas Hermanas que recibieron gran ayuda de él. Conocemos otro grupo de jóvenes mujeres, más tarde conocidas como las Hermanas Misioneras de Jesús de Nazaret, quienes estuvieron estrechamente asociadas con Monseñor De Piro. Ellas empezaron a trabajar juntas en 1913, pero no estaban oreganizadas ni desarrolladas aún, y la ayuda que pidieron a Monseñor De Piro fue por estar acosadas de dificultades. No obstante, fue su deseo hacer todo lo posible ayudar a la Fundadora y a las demás a compartir sus ideales. El ayudó a que el grupo creciera y fuera una Congregacion Religiosa cuyo ideal era una obra de caridad dedicada principalmente al cuidado de niños abandonados.

Monseñor De Piro tomó la responsabilidad de guiarlas durante el difícil período del principio, nunca desanimado por la carga recaída sobre él. El primer hogar fue abierto en Zejtun por María Josefina Curmi, la Fundadora. Ella se mudó a varias casas y si Monseñor De Piro no hubiera intervenido después de su muerte, sus compañeras habrían perdido la propiedad que pertenecía a la naciente Congregación.

Fue Monseñor De Piro quien ofreció a estas mujeres caritativas una extensión de su buena obra en el Hogar de San José, Sta. Venera, donde ellas cuidaban a los niños más pequeños. El también preparó el camino para que ellas se hicieran cargo del Hogar de San Francisco de Paula en Birkirkara, un refugio para niñas huérfanas.

El puede ser considerado como Co-Fundador con las Hermanas; sus proyectos las llevaron al campo misionero, pero sobre todo él removió los obstáculos que pudieran haberlas privado de su reconocimiento como Congregación Religiosa.

El principio de la obra de María Josefina Curmi

María Josefina Curmi fue la Fundadora de las Hermanas Misioneras de Jesús de Nazaret, pero ella no vivió para ver la Congregación Religiosa aprobada por la Iglesia. Ella nació e116 de octubre de 1864, en Valletta, y vivió con su familia en Zejtun donde su padre, Pablo Curmi, era Alcalde.

En mayo de 1933, el Arzobispo Caruana recibió toda la información concer­niente a ella, su apostolado y sus compañeras -- escrita por Monseñor De Piro - en un extenso documento. 'El principio de esta obra Apostólica se debe a María Josefina Curmi, hija de una familia muy religiosa. Ella se había reunido con seis muchachas quienes también eran irreprochables, para ayudarla en la obra de un orfanato para niñas necesitadas'.

Seguiremos ahora lo más cerca posible los esfuerzos infatigables de Monseñor De Piro para ayudar a la Fundadora y sus compañeras a cumplir la voluntad de Dios en la fundación de su Congregación.

La primera compañera de la Srta.. Curmi fue Vicentina De Gabriele, quien, al conocerla, se sintió irresistiblemente atraída a los ideales de la Fundadora y nunca se extravió.

Antes de 1913, la Srta.. Curmi había pedido a De Piro que fuera su Director Espiritual, y él continuó guiándola al establecer la primera casa en Zejtun. El era su consejero hasta que ella y sus compañeras se mudaron a la casa de la Plaza Brittania en Zejtun. Esta segunda residencia fue también pobre, y todas ellas dormían en una habitación, hasta que, por la bondad del Marqués y Marquesa Testaferrata Bonnici, se les dio el Palacio de Nuestra Señora del Buen Consejo. Esa vez, parece que Monseñor De Piro dejó de ser el Director Espiritual de la Fundadora.

1922: Director del Instituto de Jesús de Nazaret

En 1922, la Srta. Curmi pidió a Monseñor De Piro que guiara al Instituto, al cual ella llamó 'Jesús de Nazaret'. Su Director anterior, padre Pablo Zammit, había muerto. En su informe al Arzobispo, De Piro escribe: '...No acepté entonces, pero lo hice cuando Su Ilustrísima me lo pidió...'. Desde entonces, la Srta.. Curmi visitaba a su Director en el Hogar de San José y como Director del grupo, él iba a menudo al Palacio del Buen Consejo. El notó cuan bien trabajaba Vicentina De Gabriele con la Srta. Curmi, y estas mujeres entusiastas eran conocidas como 'hermanas', aunque no eran religiosas. Monseñor les dirigía así y él escribió: '...La idea de una Congregación Religiosa fue una semilla sembrada por Dios en el corazón de la Srta. Curmi, y a causa de su ardiente deseo, yo tomé el interés en esta obra desde el principio. El hecho es que esta obra ha venido a mis manos por el deseo de la Srta. Curmi y la voluntad del Arzobispo....'

A pesar del aprecio del Arzobispo por la buena obra que el grupo cumplía, él afirmó a Monseñor De Piro que no podían esperar a convertirse en una Congregación Religiosa. Estas palabras fueron muy descorazonadoras para la Srta. Curmi y aunque ella rara vez escribía, en esta ocasión, 28 de diciembre de 1924, envió una carta al Arzobispo: '...Las palabras que he recibido a través de Monseñor De Piro me han dolido, así como al Monseñor también. Ya que él respeta lo que Ud. dice, su celo en ayudar a nuestra nueva Fundación se ha enfriado. Esta es una prueba permitida por Dios, sin embargo, recurro a Ud. para pedirle que permita a Monseñor De Piro continuar la obra que él ha empezado con nosotras. Durante estas festividades solemnes, aguardo una palabra consoladora de Dios, a través de Ud. su representante....'

El Arzobispo manifestó su aprobación de la buena obra que la Srta. Curmi y sus compañeras estaban haciendo y con palabras amables consoló a la piadosa Fundadora. S in embargo, era el designio de Dios que la ansiada aprobación fuera un anhelo de toda la vida, porque sólo al final de su vida el Arzobispo Caruana le dio una señal de esperanza que su Instituto recibiría la aprobación Eclesiástica.

La Srta.Curmi se puso confiadamente en las manos de Monseñor De Piro quien no sólo era su Director Espiritual sino que consideraba como suyos los problemas del Instituto de Jesús de Nazaret, y las guió sabiamente hasta el fin de su vida.

1925: Un hogar para niños pequeños en Sta. Venera

Nuevas responsabilidades se acumulaban para Monseñor De Piro. Era el Director del Instituto de Jesús de Nazaret, y a la muerte del padre Bugeja, el 23 de noviembre de 1922, se le pidió que tomara provisionalmente la dirección del Hogar de San José -- un servicio que él ejecutó hasta su muerte. Su amor y comprensión por los niños le hicieron considerar un nuevo proyecto: abrir hogar para los niños más pequeños en un bloque separado del Instituto de San José, y aquí recurrió a la ayuda de la Srta. Curmi y sus colaboradoras. Ellas aceptaron este ofrecimiento y un pequeño grupo vino a Santa Venera a cuidar a los pequeños.

Monseñor De Piro estaba ahora a cargo de tres hogares bajo el patronazgo de San José: en Sta. Venera, en Ghajnsielem, Gozo y la nueva empresa -- abierta para niños de tres a siete años de edad en una sección adyacente al Hogar de los niños mayores. Monseñor quería fomentar la devoción a San José y al mismo tiempo pedir ayuda financiera para los Hogares. Entonces publicó un folleto con este propósito en mente.

El 30 de julio de 1925. la Srta. Curmi firmó una declaración aceptando el cuidado de un nuevo Hogar y confiándolo a las mujeres que trabajaban con ella. Cuando se abría, Vicentina De Gabriele fue escogida para hacerse cargo y Monseñor De Piro escribe:'... Vicentina De Gabriele fue Superiora en nuestra sección para niños pequeños en el Hogar de San José, desde su fundación hasta seis años después....' Ambas secciones del Hogar de San José compartían la misma dirección y administración, pero la Hermanas dependían de su Superiora en todo; ella por su parte, dependía de su Superiora Mayor en Zejtun.

En el Hogar de Zejtun sólo se cuidaban a niñas, y en su informe, Monseñor añade: '....Como ya expliqué verbalmente a su Ilustrísima, en el futuro, cuando el edificio permite la separación necesaria, bebés recién nacidos -- niñas y niños -- serán cuidados en Zejtun hasta la edad de tres años. Luego los varones se mudarán a la sección de los pequeños en el Hogar de San José en Sta. Venera,-- Hamrun...'

Desde el 30 de julio de 1925, cuando Josefina Curmi había firmado la declaración aceptando el Hogar en Sta. Venera, sus compañeras se sintieron más seguras, y se adaptaron a seguir el espíritu y reglas de la Sociedad de San Pablo, Ellas enviaron la siguiente solicitud al Arzobispo: 'Como no tenemos un Estatuto propio estamos escogiendo como modelo para nuestra vida las reglas de la Sociedad de San Pablo ya que son apropiadas para nosotras'. Esta carta fue firmada por la Srta. Curmi y las seis mujeres que habían estado con ella desde 1913.

Un ideal misionero abre el camino para la aprobación oficial

En 1934, la aprobación Diocesana con el Decreto del 6 de abril reveló a todos el propósito de la nueva Congregación: 'Trabajar por los pobres en tierras misioneras'. Esta obra iba a ser la meta principal -- 'Ellas se dedicarían a ello por sobre todas las cosas'.

La razón principal que movió a Monseñor De Piro a proponer este trabajo misionero para las Hermanas de Jesús de Nazaret como 'Su meta principal' --nunca se conocerá. Ciertamente él la encontró presente en los ideales de la Srta. Curmi y sus compañeras, pero la Fundadora había muerto antes que se completaran las reglas de su Congregación. El Hermano Caruana, trabajador incansable en Somalia había hecho el ideal misionero aún más vibrante en el corazón de Monseñor De Piro, y durante sus encuentros, el Fundador de la Sociedad de San Pablo y la Fundadora de las Hermanas de Jesús de Nazaret deben haber compartido profundas aspiraciones misioneras.

En enero de 1928, el padre Capuchino Angel Mizzi, enterado del ardor misionero de las compañeras de la Srta. Curmi, había escrito a Monseñor Alfonso Hili: '...Monseñor De Piro ahora está dirigiendo la buena obra de la Su-a. Curmi de Zejtun. Hay catequistas mujeres que estarían felices de usar un hábito religioso...estas primeras catequistas del grupo de la Srta. Curmi podrían unirse a aquellas que Ud. desee enviar, tal que formen el primer grupo de la Congregación de Misioneras. Ya que esta Congregación sigue el mismo espíritu de la Sociedad de San Pablo, podría ser una rama femenina de la misma Sociedad....'

Monseñor Hili dirigió esta carta a Monseñor De Piro e17 de febrero de 1928, pidiéndole que lo mantuviera informado de cualquier solución próxima. Monseñor le dio dos cartas a la Srta. Curmi; sin embargo, no se logró nada concreto ese año. No obstante, la idea de una misión había entrado en los corazones de las compañeras de la Srta. Curmi.

En su lealtad y respeto hacia las Autoridades de la Iglesia, la Srta. Curmi inconscientemente creó dificultades. En 1924 ella compró un terreno en la vecindad de Zejtun, por el cual debía pagar el precio cerca de 628 libras. La cantidad le fue prestada por el Caballero Antonio Cassar Torreggiani a condición de pagarle dentro de cuatro años -- siendo el interés de 3%.

El 17 de setiembre ella solicitó permiso al Arzobispo para construir sobre el terreno un Instituto que se llamaría Jesús de Nazaret para alojar a 150 niñas huérfanas.

La solicitud fue hecha por Alfonso María Galea en nombre de la Srta. Curmi; ella prometía que tan pronto hubiera pagado las deudas por la compra del terreno, ella lo entregaría al Arzobispo de Malta con todas las construcciones en él sin pedir compensación.

Esta solicitud fue presentada en la Curia del Arzobispado el 22 de setiembre de 1924, y después de la consideración debida, la petición de la Srta. Curmi fue aprobada en general por la obra digna de elogio que ella deseaba cumplir. El 9 de febrero de 1925, el Arzobispo Mauro Caruana envió su bendición con las siguientes palabras :'Bendecimos su obra con todo nuestro corazón, y le damos el permiso necesario. Requerimos que la Srta. Curmi nos presente, cada seis meses, todos los ingresos y egresos'.

El Caballero Antonio Cassar Torreggiani olvidó su préstamo y canceló la escritura de devolución. La única obligación era que el Instituto ofreciera un pequeño recuerdo cada año. Después de su muerte debía ofrecerse una Misa anual por el reposo de su alma y al alma de su esposa.

La primera piedra para el edificio fue colocada en 1925, y desde entonces Monseñor De Piro se hizo el responsable de todo el trabajo perteneciente a la construcción. El trató con los Departamentos de Gobierno, un número de benefactores y varios agentes con el fin de adquirir todo lo necesario. Los documentos importantes fueron entregados a las Hermanas, y las cartas que contenían donaciones fueron enviadas directamente a la Srta. Curmi. Los fondos eran escasos, y el tormento de la pobreza se sentía mucho a causa de los pocos medios. En un punto el edificio fue interrumpido por falta de fondos. Alfonso María Galea hizo todo para dar a la Srta. Curmi la ayuda posible, e hizo una solicitud al público por ayuda financiera. Esta vino y se reanudó la construcción hasta que finalmente en 19301o esencial se completó y el Arzobispo fue invitado a bendecir el edificio y celebrar su primera Misa.

El 16 de julio de 1930, el día de la inauguración del Instituto, Monseñor De Piro estuvo aliviado y consolado y, como Director, él hizo un discurso de corazón revelando a los presentes detalles de los sacrificios aceptados generosamente por la Srta. Curmi y sus compañeras.' ...Estábamos seguros que nuestros sacrificios rendirían buen fruto, y nuestra caja vacía de fondos nos hizo mirar al cielo ...Nuestra plegaria fue escuchada. Después de la pequeña interrupción --!para nosotros pareció muy larga! --vimos otra vez el bullicio de los trabajadores y oímos sus herramientas ...Ahora todo esto es pasado; hemos resuelto innumerables problemas y nos sentimos felices.. ..Alabemos a Dios, quien estuvo trabajando con nosotros . El sabía nuestras necesidades y siempre estuvo de nuestro lado, ayudándonos a salir adelante en nuestra empresa. Si hubiéra­mos estado solos -- nuestros esfuerzos habrían sido en vano...'

'La ceremonia de hoy es un primer paso en el largo camino que aún tenemos que pisar. Esta casa es una residencia protegida, y la obra que hemos completado nos anima a seguir perseverando ...Este es un paso adelante hacia el ideal que aún está muy lejos. ..pero los generosos corazones de nuestros benefactores nos aseguran que alcanzaremos el fin de nuestro viaje y la cima a la que Dios nos está pidiendo que ascendamos...'

De ahí en adelante, Monseñor De Piro intensificó sus esfuerzos para obtener el reconocimiento de la Iglesia, tal que las Hermanas estuvieran unidas en su propia congregación religiosa. En 1928, habían grandes esperanzas, ya que el mismo Arzobispo confiaba en que la Santa Sede no encontrara obstáculos. Existían dificulta­des en Roma, pero Monseñor De Piro hacía lo máximo para facilitar el camino a la aprobación.

La Fundadora deseaba que las Hermanas fueran llamadas "Hermanas Nazarenas", pero Monseñor De Piro sugirío que era preferible "Hermanas de Jesús de Nazaret.

Fue necesario definir claramente el objetivo de esta nueva Fundación, y Monseñor De Piro escribió a las Autoridades de Roma: '...Habiendo pasado mucho tiempo trabajando con estas dedicadas mujeres, he tenido en forma más clara cuan indispensable es una hermana en la obra misionera. Hay gran valor en la presencia de Hermanas que ayuden a los misioneros y les faciliten llevar una vida digna y decorosa que les convenga'. De Piro fue inspirado a presentar a las Autoridades de la Iglesia el carisma especial de las Hermanas de Jesús de Nazaret. Sus contactos constantes en Africa lo impulsaban a visualizar a las compañeras de la Srta. Curmi como apropiadas para ayudar a que la Sociedad de San Pablo alcanzara su particular propósito.

El consultó con la Fundadora, la Sta. Curmi y sus otras compañeras respecto al ideal misionero con el que podrían colaborar con su Sociedad. El aclaró el hecho que la Congregación de Roma no se opondría a conceder la aprobación a un grupo Religioso que poseía un carisma misionero. De Piro tuvo incalculable trabajo para adaptar el mismo Estatuto de la Sociedad de San Pablo a los ideales de las Hermanas. Hacia el fin de su vida, él presentó a la Congregación de Religiosos una copia de las Reglas de la Sociedad y, como la Srta. Curmi y sus Hermanas habían adoptado esas reglas por los anteriores ocho años, Monseñor De Piro propuso a la Congregación de Religiosos que el grupo de mujeres jóvenes fuera aprobado y reorganizado bajo el nombre de "Misioneras de Jesús de Nazaret". Lo que ya estaba vivo en las mentes, corazones y vidas de las Hermanas tenía que ser oficialmente reconocido por la Congregación de Religiosos en Roma.

El hábito para la Comunidad de 'Jesús de Nazaret'

La Fundadora, María Josefina Curmi, había diseñado un hábito colorido y elaborado, el cual la Congregación de Religiosos había encontrado inaceptable. El 30 de agosto de 1933, dos semanas antes de la muerte de De Piro, el Arzobispo Caruana escribió al prefecto de la Congregación de Religiosos en Roma: 'Después de haber hablado con Monseñor De Piro, el me presentó el plan que estoy adjuntando. Incluye el cambio en el hábito y varios aspectos de las Reglas con importantes revelaciones....'

Respecto al hábito, él añadió: 'El modelo de hábito ha permanecido igual -- no creo necesario enviar una fotografía. Los colores han sido eliminados, y todo es negro; también hay una banda roja que realmente no me gusta'.

Más tarde la banda también fue eliminada y el hábito entero fue negro y simple.

Monseñor De Piro fue cuidadoso en aclarar a sus Superiores en Malta y Roma la relación entre la Sociedad de San Pablo y las Hermanas de Jesús de Nazaret. Habría total separación entre las dos Congregaciones, y las Hermanas tendrían total inde­pendencia en todos los asuntos --temporales y espirituales.

El Instituto de San Francisco de Paula en Birkirkara

Cierta Señorita Josefa Psaila, quiso abrir una pequeña casa bajo el patronazgo de San Francisco de Paula para niñas huérfanas . Este Instituto estaba bajo la tutela de la Iglesia de Malta, y Monseñor De Piro fue escogido como su Director Diocesano en 1927. El primer paso que dio fue prever un mejor alojamiento para las 20 niñas reunidas en la casa.

No hay documento respecto a esta Institución de Caridad, pero sabemos que mientras De Piro estaba luchando para obtener aprobación eclesiástica para las Hermanas de Jesús de Nazaret, también estaba haciendo lo posible para confiarles el Hogar de huérfanos en Birkirkara.

María Josefina Curmi había muerto. Entonces, Monseñor trató con Vicentina De Gabriele y Angelina Caruana. El abogado Dr. Luis Galea, hijo de Alfonso María Galea, estaba ayudando a las Hermanas, pero era inevitable un juicio para obtener la casa en Birkirkara la cual era propiedad de un matrimonio. La esposa, Georgina Brincat, que ayudó a la Srta. Psaila, dio su consentimiento, pero el esposo, cuando fue llamado a la Corte, no apareció. Las negociaciones se detuvieron, y las Hermanas no pudieron hacer la obra caritativa en vida de Monseñor De Piro. Fue recién el 17 de diciembre de 1938, que las primeras Hermanas Misioneras de Jesús de Nazaret hicieron cargo a los huérfanos en el Instituto de San Francisco de Paula en Birkirkara.

Proyectos para las Hermanas de Jesús de Nazaret

Debido a la completa confianza que la Fundadora puso en Monseñor De Piro, él se sentía plenamente responsable de guiar al Instituto. El tenía grandes proyectos para las Hermanas. En la Constitución de la Congregación, hay un artículo por el cual se afirma su especial carisma. 'El objetivo especial de la Congregación en Malta y en todo, especialmente en tierras de misión, es cuidar de niños abandonados, excluyendo recién nacidos. Segundo, estrechamente unido a su objetivo principal, es su trabajo de ayudar a las muchachas jóvenes que salgan de los Institutos de Caridad. También cuidarán de las viudas y ancianos'.

Durante los últimos meses de su vida, en un informe al Arzobispo. Monseñor explicó cual había sido su trabajo en asociación con las Hermanas de Jesús de Nazaret. El describió en detalle la obra caritativa que ellas cumplían con generosidad y abnegación, y mencionó sus proyectos futuros para ellas. Al final de su informe él se sintió impelido a dejar las siguientes recomendaciones a los futuros Directores de la Congregación: 'Recomiendo seriamente a mis sucesores hacer todo su esfuerzo para atesorar los beneficios sociales de estas buenas obras. Ellos no deberían apartar a las Hermanas su propósito original, sino ayudarlas a trabajar por las necesidades de los pobres -huérfanos y los expuestos al abuso'.

1931: La Fundadora muere -- días de ansiedad

La muerte de la Fundadora fue repentina e inesperada. Después del día de Navidad, 1931, ella se sintió extrañamente cansada, tanto que a la mañana siguiente, domingo, sus Hermanas insistieron en que ella no debía salir de la casa para ir a Misa. Durante el día su estado empeoró, y cuando menos se esperaba, ella expiró. Era e127 de diciembre de 1931, María Josefina Curmi tenía 67 años de edad.

El año 1932 empezó, trayendo ansiedad a las dedicadas Hermanas, ahora privadas de su santa Fundadora. El Arzobispo, convencido por las palabras de De Piro, estaba haciendo lo posible para que el grupo tenga su propia Congregación. Habían 10 miembros, pero indudablemente, con la aprobación otras vendrían. Vicentina De Gabriele, que había sido compañera constante de la Fundadora, estaba bien preparada para asumir la responsabilidad de la Congregación.

Para superar las dificultades que continuaban antes de conseguir la aprobación final, Monseñor De Piro persistió en el nombre que él consideraba apropiado para el celoso grupo: 'Misioneras de Jesús de Nazaret'.

Dios había pedido un sacrificio final a la generosa Fundadora de las Hermanas: ella las dejó en la tierra sin recibir la gracia de ver la aprobación de su Congregación o la inauguración del hábito religioso --que el Arzobispo Caruana había concedido permiso provisional para usar, --pero hasta su muerte, ninguna Hermana lo había usado.

En Zejtun surge un problema

Después de la muerte de la Srta. Curmi, hubieron reclamos hechos por sus herederos, respecto a posesiones en el Hogar que ella y sus compañeras ocupaban. Monseñor De Piro era de la opinión que nada debía tocarse; entonces, contrató un abogado para la defensa del Instituto. El abogado estaba de acuerdo con el Monseñor pero un juicio era inevitable.

Monseñor De Piro no vivió para ver el final del caso ni oir la sentencia dada por el Juez el 14 de enero de 1935, confirmada en la Corte de Apelaciones e112 de febrero de 1936:

'Todo lo que está en el Instituto de Jesús de Nazaret y estuvo el día del deceso de la Srta. María Josefina Curmi, es de propiedad de dicho Instituto, como una Corporación que tiene su propia personalidad jurídica'.

1933: El nacimiento de una Congregación Misionera:

Monseñor De Piro estaba convencido que Dios deseaba usarlo como Su instrumento para obtener la aprobación de las Hermanas Misioneras de Jesús de Nazaret --como expresó en su testamento: 'En la formación de la Institución canónica de las Hermanas Misioneras de Jesús de Nazaret, fue la voluntad de Dios hacer uso de mi humilde trabajo'.

Como hemos leído, el Arzobispo Caruana propuso primero que ellas fueran reconocidas por la Congregación de los Religiosos en Roma, como un Instituto sin votos públicos. De Piro, sin embargo, porque sentía que era la voluntad de Dios, había insistido que las compañeras de la Srta. Curmi fueran reconocidas como una Congregación Religiosa con votos públicos de castidad, pobreza y obediencia.

Finalmente, el Arzobispo declaró que de acuerdo con la convicción de De Piro y pidió formalmente al Prefecto de la Congregación de Religiosos reconocer como una Congregación devotos públicos a las jóvenes mujeres del Instituto de Jesús de Nazaret. Esta ansiada aprobación fue concedida el 28 de octubre de 1933.

Esta buena noticia fue comunicada al Arzobispo Caruana en una carta de Monseñor La Puma, Secretario de la Congregación de Religiosos; por esta carta el Arzobispo estaba autorizado a publicar el Decreto.

Monseñor De Piro inicialmente había estado seguro que el final se tendría la aprobación, y en su testamento dejó un pequeño legado perpetuo para las vocaciones de la futura congregación:

'Yo dejo a la Congregación de las Hermanas Misioneras de Jesús de Nazaret, que se reunieron a la Srta. Josefina Curini al principio, la suma de 100 libras.... para que el interés se retire cada año y se entregue a la Superiora General de estas Hermanas  para ayudar a incrementar la dote de una muchacha pobre que desea entrar a esta Congregación'.

Cuando el Arzobispo fue autorizado a publicar el Decreto, Monseñor De Piro había muerto hacía un mes y medio. Su trabajo por la Congregación de Jesús de Nazaret nunca fue olvidado. El Decreto, con fecha 6 de abril de 1934, incluye brevemente todos los artículos preparados por Monseñor De Piro y la Srta. Curmi juntos. Desde ese día el Instituto por derecho fue llamado: Hermanas Misioneras de Jesús de Nazaret.

El Arzobispo afirmó que su obra misionera se realizaría en estrecha colabora­ción con el apostolado misionero de la Sociedad de San Pablo, fundada por Monseñor De Piro.


 

 

Capitulo X
Un predicador
ferviente de la palabra de dios

Obstáculo de juventud se superan

En el Capítulo III, Parte 1, nos hemos referido al tiempo cuando De Piro se enfermó y al tratamiento en Davos, Suiza, que había sido necesario y beneficioso. Sus cuerdas vocales habían sufrido y por un tiempo se sintió obstaculizado de asumir la responsabilidad de predicar. Su recuperación, seguida de un largo descanso en la casa familiar de Qrendi (1904-1907), lo había ayudado a recuperar la confianza. Sin embargo aún estaba inseguro acerca de sus limitaciones en este aspecto, y cuando Monseñor Manuel Debono, Director de Obras Misioneras, le pidió que emprendiera la predicación en parroquias de Malta, él sintió que debía rehusar.

Sin embargo, por 1911, cuando De Piro llegó a ser Monseñor de la Catedral de Malta, nada le impidió el apostolado de predicar. Cada domingo daba una homilía, y tenía gran demanda ya que la gente encontraba en él los dones de un director espiritual. El era especialmente invitado a hablar a aquellos que se habían entregado a Dios y frecuentemente predicaba y dirigía retiros para Religiosos.

Se le solicitó que diera los cursos de Ejercicios Espirituales durante la Cuaresma y el Adviento, los cuales tuvieron muy buena asistencia y terminaron con la Bendición Papal: Monseñor había conseguido la facultad de dispensar este privilegio del Papa Benedicto  XV.

El habló en muchas ocasiones solemnes: la clausura del Congreso Eucarístico Internacional: las celebraciones de los centenarios de San Francisco de Asís y San Antonio de Padua; el centenario de la fundación de la Tercera Orden de los Francis­canos; panegíricos de "Fiestas", en los pueblos y villas, en honor de los Santos Patrones.

Sus obligaciones implicaban hablar en público en muchas ocasiones. En la fundación de la Sociedad de San Pablo y cuando se colocó la primera piedra del edificio de Santa Agueda, él pronunció un discurso; entre los presentes estuvieron el Arzobispo Pedro Pablo Pace y el Arzobispo Mauro Caruana. Era usual para él hablar a los miembros de los Institutos que dirigía en una forma simple como notamos en varios de sus discursos que poseemos, entre los que está su elocuente discurso en la inauguración del Instituto de las Hermanas de Jesús de Nazaret.

Un registro escrito de la Palabra de Dios que él predicó

Antes de comunicar la Palabra de Dios, Monseñor De Piro se preparaba cuidadosamente de acuerdo al espíritu de la ocasión celebrada. El escribía sus sermones y panegíricos; sin embargo, muchas copias deben haber sido guardadas por los párrocos de la villa o pueblo para uso personal, y en muchos casos se han perdido. Afortunadamente, leyéndolos, recogemos un resplandor de la profunda espiritualidad que animaba la vida entera y obra de Monseñor De Piro.

Los retiros tratan de varios asuntos religiosos; él evidentemente preparaba todo el bosquejo y basaba sus reflexiones personales en textos de la Biblia y de libros espirituales conocidos -- la 'Imitación de Cristo' por Kempis y otros. Muchas de las homilías fueron registradas por él palabra por palabra, con indicaciones al comienzo de la página, denotando donde se daban, la ocasión y la fecha precisa.

Generalmente él anotaba sus pensamiento en Italiano, el idioma más familiar para él, a veces escribía un sermón en Inglés, y unos cuantos en Maltés. El estaba en contacto constante con el pueblo; entonces para propósitos prácticos, lo que él preparaba en otro lenguaje era traducido al Maltés al dirigirse a la Congregación.

La predicación de De Piro era siempre pastoral y cada sermón trataba de acercar a los oyentes más a Dios. A veces entraba simple pero profundamente en Teología, siempre refiriéndose a la Palabra de Dios, y en forma especial a la enseñanza y vida de Cristo en los Evangelios. A menudo se refería a la historia de la Iglesia y, cuando se celebraba la vida de un santo, él ilustraba incidentes detallados tomados de la vida de ese santo.

Cinco temas importantes se repiten constantemente en su predicación: Jesucris­to --la Bendita Vir María --los Santos --Vida Religiosa --Vida Cristiana.

¿Quién nos puede separar de Cristo?

En cualquier ocasión o tema que Monseñor De Piro estaba predicando, Cristo era siempre en centro de sus palabras, las cuales fluían espontáneamente de un corazón lleno de amor por su Maestro. Hemos seleccionado unas cuantas de sus reflexiones.

Al tratar de la vida de un mártir, en la fiesta de San Calcedonio, celebrada en el Seminario de Floriana, empezó su sermón citando las palabras de San Pablo, '¿Quién nos puede separar del amor de Cristo?'. Este era su texto favorito. Estaba profundamente convencido que cualquier prueba, persecución y sufrimiento, nada nos separaría del amor de Cristo. 'La persecución a menudo no toma la forma de una espada lista para herirnos, sino viendo en --nuestra vida, nos encontramos atraídos por engañosos placeres del mundo, y somos tentados; nuestras propias inclinaciones no siempre nos ayudan a superar el mal, y frecuentemente estas insinuaciones reemplazan a Jesús en nuestras vidas'. De Piro enfatiza que 'Cristo es nuestra Fe, y nada nos debe inducir a apartamos de El ..Jesucristo vino al mundo a salvara pecadores, y entre estos, yo soy uno de los primeros'.

En una homilía, De Piro comentó sobre la parábola del hijo pródigo: Nosotros también buscamos la estima y placeres del mundo, anhelamos poder y libertad, y como jovencitos, queremos nuestra parte de la cosas buenas y abandonamos a Dios. En una vida pecadora de placer, la imagen de Dios se desvanece; pero no debemos desesperar, sabemos que El, nuestro Padre amoroso, está allí para recibirnos con los brazos abiertos

Muchos de los pensamientos que expresa De Piro muestran que Dios está lleno de amor por todos nosotros. El enfatiza esta realidad en su predicación, especialmente en las fiestas en honor del Sagrado Corazón de Jesús y la Santa Eucaristía, cuando también menciona la ingratitud de la humanidad en vez de una respuesta amorosa. De los muchos sermones centrados en el Sagrado Corazón de Jesús, seleccionamos un extracto de uno dado en Rabat el 11 de enero de 1920, cuando las Terciarias Franciscanas renovaron su consagración al Divino Corazón: 'Ustedes pueden decirles a Jesús que él no tenía que nacer en un establo en el frío invierno; pueden decirle que El no tenía que sufrir por nosotros; pueden decirle que El no tenía que derramar su preciosa sangre por nosotros. El responderá que no pudo evitar hacer todo esto por nosotros. Su Corazón no pudo sino amarnos, y El no pudo evitar tratar de hacernos entender su infinito amor por nosotros. Este es el Corazón que ha amado a los seres humanos tan grandiosamente....'

En muchas ocasiones él habló del tema de Jesús en la Bendita Eucaristía: en el Congreso Eucarístico Internacional, durante la adoración de las 40 horas, en las primeras Comuniones, y durante conmemoraciones solemnes de la Santa Eucaristía. El siguiente es un corto extracto de un sermón dado en una Parroquia: '...Después de esta hermosa procesión, y después del triunfo que hemos dado a Jesús al llevarlo por las calles de este lugar, tenemos que hacer algo más. Debemos orar humildemente con toda la devoción de nuestro corazón al pie del trono de Jesús. Es la oración que Jesuscristo mismo nos enseñó: -- oremos --venga tu reino, venga tu reino a nuestras mentes con la luz que nos trae, disipando la niebla, para que todos veamos el camino de verdad y justicia'.

Maria, Madre de Misericordia y nuestra esperanza

El nombre de María, Madre de misericordia y nuestra esperanza, estaba a menudo en los labios de Monseñor De Piro, y él le confiaba a ella los Institutos que dirigía y la Sociedad que había fundado. El escogió el título de "La Asunción de María", un título querido en los corazones de los malteses por los siglos, y puso la Sociedad bajo su patronazgo. En 1931, cuando la Iglesia Universal estaba celebrando el 1500 aniversario del Concilio de Efeso, que había declarado solemnemente que María era "Madre de Dios", él humildemente solicitó a las Autoridades de la Iglesia, en nombre de su Sociedad, colocar otra perla en la corona de María declarando un dogma: la Asunción de Nuestra Señora — cuerpo y alma -- al cielo. Este deseo ardiente se cumplió veinte años después, cuando Monseñor De Piro ya no estaba con nosotros en la tierra.

Sus alabanzas a María venían de su corazón y su tema favorito era la plegaria: 'Salve Reina Santa, Madre de Misericordia....' la cual él encontraba llena de profundo amor y significado. El deseaba enfatizar la maternidad de María, y a menudo empezaba sus sermones con las palabras: 'Salve Reina Santa, Madre de Misericordia y nuestra esperanza'. Monseñor De Piro predicó en honor de María en muchas ocasiones, sus por sermones, y de devociones del mes de mayo revelan su amor por María y su confianza en Su poderosa intercesión.

En la fiesta de "Santa María" el 15 de agosto en una de las parroquias de Malta, durante una Misa solemne de un sacerdote recién ordenado, él centró su homilía en María. El tuvo la ale-ría de presidir en la primera Misa de un sacerdote a quien él había seguido como director espiritual en el Seminario, de 1918 a 1920. Hubo mucho regocijo mientras la gente conmemoraba la Asunción y veía al joven sacerdote, comenzando su apostolado. Monseñor, compartiendo la alegría espiritual de la asamblea que llenaba la iglesia, invocó la protección de María y su guía para el recién ordenado.

Las palabras ardientes de De Piro en otra ocasión permanecieron en las mentes y corazones de sus oyentes: 'Permíteme, María, decirte una palabra en nombre de tus hijos, quienes con atención y veneración piensan en tu misericordia. Recuerda que cuando ellos se acercan al pie de tu altar --tú eres para ellos una Madre de Misericordia. Cuando tus hijos, oprimidos por las penas y pruebas de este mundo, buscan tu protección, ábreles tus brazos. Protégelos bajo tu manto, porque son tus hijos. Si están solos -- sin ayuda de sus padres y seres queridos --abrázalos y llénalos con el amor de Tu Hijo Jesús. Que ellos siempre te invoquen --Salve Reina Santa, Madre de Misericordia'.

En la conclusión de las devociones del mes de mayo, De Piro nuevamente expresa cómo el amor a María nos acerca más al corazón de Jesús.'  La Iglesia nos ofrece todas las oportunidades de saber que Jesús está cerca a nosotros. Los muchos altares dedicados a María, un escapulario que usamos, la oración del Rosario, son  medios que nos recuerdan no desanimarnos, aún si pensamos que nuestras plegarias no son oídas. La demora sólo prueba que no es tiempo aún ...Recuerden lo que Jesús dijo a María en la bodas de Caná...'

En un panegírico en honor de Nuestra Señora, él explicó como la Concepción Inmaculada de María era un privilegio concedido por Dios a su Madre, a quien El aplicó en anticipación los méritos de Jesús. 'Preservándola del pecado original, Dios quiso manifestar no solo Su sabiduría y poder, sino también el amor de un Hijo por Su Madre...'

En otro panegírico por la fiesta de Nuestra Señora del Rosario en 1924, él mencionó otra vez el dogma de la Inmaculada Concepción y las apariciones de Mana en Lourdes, recordando a sus oyentes que Nuestra Señora apareció con las cuentas del - Rosario en sus manos.

Al hablar a los niños él fácilmente se ponía en su nivel, como en Qrendi después de dar a cada uno una medalla milagrosa. 'Todos deberían consagrarse a María; la consagración significa amor. Si una hija cruel se porta mal, ¿Qué hacen sus otras hermanas? Cuando aman a su madre, se acercan a ella y tratan de consolarla secando sus lágrimas y diciendo: "Querida Madre, no estés triste y no llores, porque te amamos". Ustedes también, queridos niños, deben hablar a Nuestra Señora de la misma forma. Algunos de sus hijos son desagradecidos y la hieren, con su mala conducta y sus pecados crucifican a Jesús. Ustedes deben acercarse a Nuestra Señora, secar sus lágrimas, y remover la espada que atraviesa su corazón. En resumen, deben consolar su corazón con su amor '

En otra ocasión Monseñor De Piro dice: 'Si pudiéramos remover de nuestros ojos el velo que nos oculta de nuestra Madre María, veríamos Su rostro esperando alegremente recibimos al fin de esta peregrinación. Por lo tanto, escuchemos Su invitación para ir cerca de ella con las palabras: "Hijo, dame tu corazón".

Junto con todos los malteses de ese entonces, el corazón de De Piro estaba afligido durante la I Guerra Mundial. Fue un tiempo cuando pudimos ver nuestra Señora llorando con el mundo a causa de los sufrimientos de la humanidad. '...Recuerda, Madre María, que todas las gracias tienen que venir a través de tus manos. Por lo tanto fija tus ojos en la miseria de Europa que ha sido golpeada por esta gran desgracia. Por casi dos años, esta guerra cruel, como no se ha conocido otra en la historia por su brutalidad, ha atacado con furia. ¡Ten misericordia de Europa! Que el Corazón de tu Hijo, Jesús, sea movido por el sacrificio de tantos jóvenes que han muerto en los campos de batalla, y que El acepte la ofrenda de tanto derramamiento de sangre en el mundo. Oh María, tú una vez Iloraste por tu único Hijo. Ve ahora las lágrimas que están derramando tantas madres, hermanas, mujeres casadas y tantos niños inocentes. ¡Detén esta maldad atroz! De ti, Reina de Paz, esperamos obtener esta ansiada gracia; ¡intercede y ruega por nosotros!'

El 21 de marzo de 1920, honrando a Nuestra Señora de los Dolores, Monseñor De Piro fue como peregrino al Santuario de la Virgen María en Mellieha. Después de describir la tristeza experimentada por nuestros padres durante los años anteriores en guerra, él recordó a los presentes de las muchas peregrinaciones hechas al Santuario de Nuestra Señora. '....Pudimos sentir que ella nos miraba como Sus hijos amados. Confiados que Nuestra Señora de Mellieha nos consolaría -- ya que dijimos: "¡Vamos a orar al pie de nuestra Madre --La Virgen María de Mellieha!..."

Pocos años después, iba a ser la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, en la que, después que Monseñor De Piro había honrado a María con la última manifestación de su filial devoción, Ella misma le daría la prueba final de su amor maternal --como para mostrarnos la verdad de las palabras que él había repetido tanto: 'Recuerda, todo lo bueno que recibimos viene a nosotros a través de María' - y la gracia más grande de todas es una santa muerte.

La constante invocación de De Piro a María con la plegaria: 'Salve Reina Santa, Madre de Misericordia, salve nuestra vida, nuestra dulzura y nuestra esperanza...' iba a ser respondida plenamente al momento de su muerte.

 

Sed santos, como Dios es Santo

Las palabras de Monseñor De Piro alabando a los Santos eran elocuentes en verdad. El no usaba un 'lenguaje altisonante, porque quería que sus oyentes se identificaran con los Santos, y no vieran la santidad como un ideal imposible de alcanzar. A menudo citaba palabras bíblicas de un verso en el Tercer Libro del Antiguo Testamento - Levítico - en el que Dios dice a su pueblo: 'Sed Santos, porque yo, el Señor soy Santo....'

Como Fundador de una Sociedad con el nombre de San Pablo, Monseñor De Piro a menudo citaba al Apóstol de los Gentiles en su predicación. No tenemos copia de ninguna homilía o panegírico dedicado a San Pablo, pero su predicación abundaba en textos de las epístolas del Apóstol.

Las vidas de los Santos brillan por muchas virtudes, y De Piro enfocaba la santidad característica del Santo particular al que se estaba refiriendo. Cuando hablaba de la vida de San Juan Berchmans, él invitaba a sus jóvenes oyentes a seguir su ejemplo; les recordaba a los muchachos del Colegio San Luis Gonzaga, B'Kara que Dios les pedía ser puros como su Santo Patrón, y señalaba que los que habían caído aún podían seguirlo en su espíritu de penitencia.

Tenemos muchos registros personales de las anotaciones de Monseñor De Piro sobre la vida de los Santos: --San Francisco de Paula, Santa Ursula, San Vicente de Paúl, San Francisco Javier, San Miguel Arcángel, San Antonio de Padua, y varios sermones sobre San Francisco de Asís. En una ocasión, hablando de este Santo de Asís, él representa su gran similitud con Cristo como una característica predominante. En otra ocasión, dirigiéndose a los Religiosos Franciscanos, enfatiza la negación de San Francisco a los placeres y honores mundanos.

Monseñor De Piro a menudo recordaba a sus oyentes que las palabras de la Biblia estaban dirigidas a todos. Los religiosos buscan hacerse santos por su amor a Dios manifestado en la observación de sus reglas; de la misma manera, muchachas y varones al someterse a sus superiores. En cualquier estado de vida, la santidad es para todos nosotros.

Vida Religiosa

Aunque era un sacerdote diocesano, como Fundador y Director de una Sociedad Religiosa, Monseñor De Piro sabía todo acerca de las obligaciones de una vida religiosa; realmente él vivía como religioso. Frecuentemente era invitado por Ordenes Religiosas para dar retiros de un día .o una semana entera. En varias ocasiones también se orientó a Superiores de Congregaciones Religiosas.

Unas reflexiones a las Superioras de las Hermanas Franciscanas Terciarias en 1924 nos darán una idea de lo que significaba para él ser Superior de una comunidad. 'La Superiora debe recordar que a ella se le llama "Madre", y por lo tanto debe actuar como tal. Ella debe dirigir más con el ejemplo de su vida que con palabras. Ella debe mostrar en su conducta que evita todo lo que ella condenaría en sus hermanas. En un Instituto Religioso, si una Superiora ama a una hermana más que a las otras, es sólo porque ve más virtud en ella. Aprovechando su autoridad, una superiora debe tratar de eliminar defectos, si es posible, de raíz, tan pronto aparezcan. La Madre Superiora debe también recordar que, ante Dios, ella será juzgada de acuerdo a sus méritos en ese aspecto'.

En otra conferencia dada el 5to domingo de Pascua Florida del año 1924 a las mismas Hermanas en Floriana, Monseñor De Piro enfatizó la importancia de la vida espiritual de la Superiora. Aparte de instrucciones similares, De Piro bosquejó lo que había llamado --'diez mandamientos' que cada superiora debe tener en mente antes de hacer una corrección necesaria:

1. Escoger la mejor hora; ambas personas deben estar tranquilas.

2. Entender el carácter de la hermana en cuestión.

3. Superar todo sentimiento de disgusto y antipatía.

4. Dar una penitencia pequeña.

5. Ser amable con alguien que ha fallado.

6. Perdonar inmediatamente.

7. Olvidar.

8. Corregir faltas que pudieran estar ocultas a otros; con prudencia.

9. No reaccionar apresuradamente en asunto de poca importancia.

10. Considerar la edad y la vida virtuosa de la persona que ha fallado.

Monseñor de Piro sintetiza estos 'mandamientos' en una frase: 'tardus ad loquendum'--'piensa mucho antes de hablar'.

A menudo la materia de charlas a religiosos se refería a los Votos de castidad, pobreza y obediencia.

Al finalizar el año 1919, cuando hablaba en el Instituto Nuzzo, Hamrun, en la presencia de la Fundadora, Madre Teresa Nuzzo, De Piro enfatizó la gratitud que las religiosas deben sentir hacia Dios por todo lo que reciben de El -- terminando con las siguientes palabras: 'Queridas Hermanas, acaricien la virtud de la gratitud; haciendo -so, ustedes habrán cumplido un deber que su vocación exige de todas'

Vida cristiana

Mucha de la predicación de Monseñor De Piro se refiere al valor de la vida cristiana. El, a menudo, hablaba con palabras inspiradas de las últimas cuatro cosas: muerte, juicio, infierno, cielo. El habló del pecado, el sacramento de la penitencia y ;siempre enfatizó el amor de Dios por la humanidad pecadora.

En sus conferencias y sermones, nos impresiona por el número de referencias que hacía a anécdotas de la vida de los Santos, por qué él creía que su buen ejemplo y la generosidad de su amor por Dios sería lo más beneficioso para sus oyentes.

Cada palabra expresada por Monseñor De Piro conmovía a sus oyentes porque estaba convencido de todo lo que decía, y vivía a plenitud la vida cristiana que estimaba y predicaba. Cuando tenía 41 años de edad, su predicación transmitió el fervor de su amor por Dios.

En ese tiempo él dio un retiro de seis días a la Congregación de las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús en el Instituto Nuzzo, Hamrun. En las crónicas de la congregación encontramos este comentario; 'Esperarnos que la integridad y caridad le Monseñor De Piro hayan ayudado que las raíces crezcan en nuestros corazones que serán un fundamento profundo para la práctica de virtudes sólidas'.

Las palabras de Monseñor De Piro, tan llenas de santidad y elocuencia, habían impresionado a la comunidad de hermanas, quienes se sentían agradecidas a él como ;u benefactor. Sus palabras y vida impresionaron a muchos-- y muchos a través de él ;e acercaron a Dios y empezaron una vida de amor.

Concluimos con dos extractos reveladores de su sermón: 'Oh Dios, la vida y la muerte están en tus manos; Padre, nuestro Redentor y nuestro Juez, elevamos nuestra plegaria a ti, como expresión de pesar por nuestros pecados. Acepta nuestra oración como un himno de gratitud por las muchas bendiciones que hemos recibido'. 'Y tú,  Sagrado Corazón de Jesús, el más sincero de todos los corazones y el Corazón de nuestro amado Padre, ayúdanos a vivir y morir contigo; así completamente unidos a tí, por siempre cantaremos el himno de amor...'


 

Capitulo XI

Un anhelo ardiente de lograr el ideal Misionero

El sueño misionero

Las 'Misiones' habían sido el sueño de De Piro desde su juventud. El no sabía, exactamente como quería Dios que fundara una Sociedad Misionera; pero, de un aspecto estaba seguro: la Sociedad tenía que ser misionera en todo el sentido de I, palabra. desde el mismo principio de su existencia, él había llamado a la Sociedad el( San Pablo 'Instituto para Misiones ultramar'. Sabemos por la 1 Parte los muchos problemas que enfrentó.

El deseo constante de Monseñor De Piro era ver el entusiasmo misionero creciendo en sus hijos espirituales. Para comunicar más eficientemente noticias de 1Z Sociedad, en 1922 él publicó un Almanaque con el título: 'San Pablo: Almanaque del Instituto Misionero'. En la primera edición Monseñor De Piro informó que una Sociedad Religiosa había nacido donde los misioneros serían entrenados para ganar almas en tierras lejanas. El aún se sentía algo avergonzado por el uso frecuente que hacía de la expresión 'misiones ultramar', pero deseaba que estuviera claro que Ia Sociedad era destinada a servir en tierras de misión.

El tenía dudas en cuanto al futuro del Almanaque, y siendo un hombre práctico, notó que estaba inseguro acerca del resultado de sus proyectos porque los medios de la Sociedad eran pocos. Empezó la publicación con cierta inquietud, pero confiando en la providencia de Dios.

Los primeros en leer el Almanaque fueron los miembros de su Sociedad, y el Fundador deseaba que la Palabra de Dios entrara profundamente en sus vidas, y fuera una fuente de reflexión para otros lectores. Aquí están algunos textos que él escogió 'Cuan hermoso sobre las montañas son los pies del que trae buenas nuevas, del que publica paz, del que trae buenas nuevas de algo mejor, del que publica salvación.... (Is.52:7) 'La cosecha es grande, pero los trabajadores son pocos' (Mt. 9:37) 'No ha} nadie que haya dejado casa, hermanos o hermanas, madre o padre, hijos o propiedades por Mí y por el Evangelio, que no recibirá cien veces más casas, hermanos y hermanas. hijos y propiedades y persecución en este tiempo, y en el tiempo venidero, vida eterna (Me. 10:29,30).

El Almanaque cita palabras de los Papas Benedicto XV y Pío XI respecto a las misiones:

"Cuantas naciones están aún en ignorancia y oscuridad -- cuantas están aún en las sombras de muerte. Cuan triste es comparar el número de creyentes con el número más grande de no creyentes... Te pedimos, Dios, aumentar el número de misioneros, llenándolos con ardor, y bendiciendo su trabajo, para que la buena semilla de la Palabra divina pueda rendir fruto en abundancia...' (Benedicto XV).

'... El Vicario del Pastor divino no puede sino repetir con fervor las palabras animadoras y simples con las que El expresó su deseo divino: "¡También debe reunirlas!" Uno no puede sino alegrarse con la consoladora profecía que tanto agradó al Divino Corazón (de nuestro Señor): "... y ellas oirán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo Pastor."...'(Pío XI).

Con emigrantes malteses

Monseñor De Piro basó su deber en ayudara los malteses que habían emigrado a varios países. En el Almanaque él publicaba los generosos ofrecimientos de la gente en Malta, quienes estaban ayudando a sus hermanos que vivían lejos de su tierra. Muchos habían enviado ayuda a la colonia maltesa en Corfu, y en 1922 enviaron ofrendas para que se construya una iglesia en esa isla. Para mantener esto, Monseñor De Piro reprodujo en el Almanaque una carta de agradecimiento enviada por el Arzobispo Leonardo Brindis¡ de Corfu al Arzobispo Mauro Caruana:

'Yo aprecio cuanto ha hecho la Arquidiócesis de Malta por esta colonia maltesa, desde el tiempo de Monseñor Pace de santa memoria -- y ahora con la preocupación de Su Ilustrísima por nuestras necesidades... Entretanto estamos seguros que los bondadosos corazones de nuestros buenos benefactores seguirán pensando en nosotros...'

El Almanaque de San Pablo era una fuente de información acerca de la obra hecha para los emigrantes. La preocupación de Monseñor De Piro era que ellos pudieran acariciar el don de su fe traída a ellos por San Pablo. El les mencionaba las palabras de Hugo Hyzler, quien representó a la colonia maltesa en Egipto: 'Nosotros también, lejos de nuestro país mantenemos inmaculada nuestra fe -- la verdadera fe que Dios nos dio a través de San Pablo'.

En Detroit, la colonia maltesa había empezado en 1919. Estaba en las buenas manos del padre Alfonso Cauchi y el padre Eugenio Fiteni -- Agustinos. En 1922, dos Frailes Capuchinos, el padre Fulgensio y el padre Fortunato fueron a ellos en visita misionera. Había sido un aran honor para los emigrantes cuando su primer párroco fue nombrado Obispo de Puerto Rico. Ellos no rogaban por dinero -- sin embargo, su párroco fue sincero con Monseñor De Piro y le habló de sus necesidades más urgentes. Monseñor De Piro les recordó a sus oyentes la obra de los emigrantes malteses en Detroit, relatando como en 1923 ellos ya estaban pensando en construir una iglesia donde pudieran dar testimonio de su fe viviente.

Con palabras de entusiasmo, Monseñor elogió la visita hecha por el Obispo Miguel Gonzi, quien e121 de noviembre de 1928, visitó a los malteses en Trípoli, junto con el párroco de Rabat, padre Enrique Bonnici, por la ocasión de la consagración de la nueva Catedral de Trípoli. 'La colonia maltesa en Trípoli alcanza un número de 2,000 y podemos decir que todos ellos aprovecharon la visita de Monseñor Gonzi por el bien de sus almas. En la mañana del domingo el párroco de Rabat que acompañaba al Obispo Gonzi dio un sermón en la iglesia llenando a la asamblea con gozo cuando vieron que tenían un sacerdote maltés con ellos'. El añadió --'Es digno de elogio para los sacerdotes el ir a países donde hay malteses trabajando, porque pueden hacer mucho bien a sus hermanos que están tan lejos de sus hogares'.

1922: De Piro con los emigrantes en Túnez

Ningún miembro de la Sociedad estaba listo aún para ir como Sacerdote o Hermano Misionero a las misiones; entonces, Monseñor De Piro sintió apropiado empezar la obra pastoral con los emigrantes malteses. 'El propósito de la Sociedad son las Misiones lejos; muy probablemente, los primeros que se beneficien de nuestros esfuerzos serán los malteses que están lejos de su tierra nativa'.

Cuando él escribió estas palabras, su mente había estado llena de recuerdos de su propia corta experiencia apostólica con los malteses en Túnez. Ellos habían deseado organizar una celebración por la fiesta de San Pablo invitando una cantidad de sacerdotes malteses. El tiempo escogido fue mayo de 1922, y fue una excelente oportunidad para una misión entre los emigrantes. El Obispo Dominico Angel Portelli, guió al grupo con Monseñor De Piro, otros Monseñores de la Catedral y el Maestro de Ceremonias, padre José Camilleri. Se escogió un predicador especial, el padre Dominico Clemente Portelli, y el grupo pasó cinco días completos allí, alternando funciones, sermones, cantando, y cerrando con una procesión solemne. Los malteses correspondieron plenamente recibiendo los Sacramentos y asistiendo a todas las ceremonias. El Primado de África también tomó parte en las ceremonias.

En esa ocasión Monseñor De Piro había llevado consigo a su fiel empleado Lorenzo Grixti, quien a su avanzada edad, relató un episodio gracioso. Después de un día dedicado a la obra pastoral, el grupo maltés quiso relajarse caminando por el barrio árabe. Una noche Monseñor De Piro y Lorenzo se encontraron en un lugar donde habían muchos juegos. Mientras Monseñor daba a Lorenzo moneda tras moneda para jugar, el tiempo pasó rápidamente y de repente notaron que estaba amaneciendo. Al notar esto, el grupo maltés se retiró inmediatamente al Hotel de Francia donde se alojaban. Monseñor y Lorenzo caminaban adelante, para rezar juntos el rosario. De repente Monseñor De Piro preguntó a Lorenzo: '¿Has notado? Hay dos árabes enfrente de nosotros. Cada vez que paramos, ellos paran; cada vez que apuramos el paso, ello, ‘hacen lo mismo’. Monseñor De Piro se sintió algo alarmado y creyó sabio regresar 3 unirse al grupo maltés, pero al hacerlo uno de los árabes llamó a Monseñor por su nombre. Naturalmente esto lo tomó por sorpresa, y los dos fornidos árabes se acercaron. Cuando estuvieron cerca, lo tranquilizaron: 'Sabíamos quien era Ud. 3 queríamos protegerlo de algún posible encuentro desagradable'. 'Pero ¿cómo saben m nombre?' Uno de ellos respondió: '¿No es Ud. la persona que en Fray Diego, siempre estaba rodeado de niños? Lo conozco porque me casé con una muchacha de Hamrun y a menudo lo veía allí'.

La noche siguiente, Monseñor De Piro fue de compras con los dos árabes a un bazar por jabón y perfume para llevar como regalo a las niñas del Instituto'.

Esta breve experiencia en Túnez fortaleció en Monseñor De Piro el ardiente deseo de tener a muchos de sus hijos espirituales trabajando en tierras extranjeras, no sólo entre los emigrantes, sino entre la gente que nunca había oído la Palabra de Dios

'Oh Dios, te pedimos enviar nuevos miembros a esta Sociedad, los que, con tu ayuda, se dedicarán a extender el Evangelio, y así, no sólo guardarán tu Palabra, sin c también harán conocer a sus hermanos el espíritu de la enseñanza dada por Jesús de Nazaret'.

Misión entre no-creyentes

Mientras enfrentaba muchos problemas que acosaban a su naciente Sociedad; Monseñor nunca perdió la esperanza. 'Que esta pequeña Sociedad Misionera se haga realidad teniendo el honor de enviar misioneros a los no-creyentes del mundo'.

El hablaba frecuentemente y escribía acerca del premio que Dios da a aquellos que dejan todo para trabajaren tierras de misiones; él no trataba de esconder las mucha, privaciones que debían soportar, pero enfatizaba el gran don de paz de corazón que Dios les concedería. El hablaba del ejemplo de los santos misioneros, y citaba la, palabras de Santa Teresa de Avila: 'Dios se da a Si Mismo completamente a aquellos que dejan todo por su amor'.

El deseo de Monseñor De Piro de ver sus propios misioneros ir a ultramar creció infinitamente, cuando vio misioneros de otras Congregaciones dejar la isla. Con palabras emocionantes, él describe la partida de cuatro Capuchinos que en 1923 fueron a India. 'Estos Misioneros tienen una gran obra por delante, la cual ya han abrazado. Les deseamos desde el fondo de nuestro corazón toda bendición del cielo, esperando que un día, nuestra propia Sociedad tenga el gozo de enviar algunos de sus miembros, tal que ellos también siembren la semilla de la Palabra de Dios en aquellas tierras, donde en su misericordia, El escocerá para enviarlos'.

Fue un gran suceso cuando, e127 de mayo de 1924, la preciosa reliquia de San Francisco Javier fue llevada por unas pocas horas al Hogar de la Sociedad en Mdina

y al Hogar de San José en Santa Venera. El gozo de Monseñor fue aún más grande cuando, inesperadamente la preciosa reliquia fue llevada por segunda vez al Hogar de San José privadamente sólo para los miembros de la Sociedad. De Piro dijo 'Esta segunda visita del apóstol a nuestra Casa ha llenado de felicidad a los misioneros, y ellos aprovecharon de orar por sus necesidades y por los misioneros de todo el mundo'. En el Almanaque él añade: 'Una vocación misionera es un gran honor, y el sacrificio que exige es también grande. El misionero tiene que separarse del mundo, su tierra nativa y su familia. Aquellos que son llamados caminan felices en el camino de la Cruz, y con un corazón generoso hacen su sacrificio, abandonando todo por Jesús, un paso recompensado con gran felicidad. Es una llamada maravillosa y admirable, y debemos ayudar a todos los que están interesados en las misiones, repartiendo literatura misionera, trayendo a la Congregación Misionera a gente joven de buena voluntad, recordando a los padres no impedir la vocación de sus hijos y así privar a Dios de sus Obreros. Podemos ayduar a los jóvenes, quienes, sabemos que, se están preparando para hacerse misioneros, ofreciendo una donación para una beca para ayudarlos a completar sus estudios misioneros. Generosidad de esta clase trae sobre nosotros gracias desconocidas durante nuestra vida, en nuestra muerte y después. Cuan cierto es que a través de la renunciación implicada en una vocación misionera se recoge cien veces más fruto'.

Cuando Monseñor De Piro escribió estas palabras, su Sociedad había adquirido cierto nombre entre los malteses, y parecía como si un rayo de luz estuviera brillando sobre los miembros misioneros de su familia religiosa, dándoles un profundo sentido de ser siempre más generosos con Dios. Esta fue un consuelo; la llama misionera estaba ardiendo brillantemente.

1927 : El Jubileo de Plata trajo gran consuelo

Veinticinco años habían pasado desde e12 de marzo de 1902, cuando José De Piro en su juventud, había sido ordenado sacerdote. Después de años de constante dedicación, su nombre era bien conocido y era apropiado que la Iglesia de Malta, el Gobierno y el pueblo se regocijaran con él en la ocasión de su jubileo sacerdotal.

S u Misa de Jubileo fue celebrada en la Catedral de Malta, e118 de abril de 1927, Domingo de Pascua. El Arzobispo Mauro Caruana y el Cabildo Metropolitano estuvieron presentes. Los padrinos para la ocasión fueron el Senador Alfonso Galea, y su hermano, Barón Igino De Piro, también Senador.

No se enviaron invitaciones; sin embargo, dos Ministros de Gobierno represen­taron al Parlamento Maltés: Ministro Adami y el Ministro Mifsud Bonnici. Monseñor B. Scicluna dio la homilía. La Catedral estuvo llena de personalidades muy conocidas y una cantidad de niños de los Hogares al cuidado de Monseñor De Piro. Los miembros de su Sociedad estaban todos presentes, y su madre, a pesar de su edad, estuvo allí también y recibió la Santa Comunión de manos de su hijo.

Aparte de su gozo por las muchas gracias recibidas, Monseñor De Piro fue profundamente consolado en esta ocasión, porque su sueño se hacía realidad: la Sociedad fue enriquecida con su primer misionero real, saliendo para África Oriental a evangelizar a los no-creyentes.

En África Oriental hay una gran expansión de tierra que en 1927 era conocida como Somalia, cubriendo 600,000 Km. cuadrados, con su capital Mogadishu. Sin embargo, la tierra a la que nos vamos a referir es Etiopía, una tierra extremadamente pobre. En ese entonces dependía de Abisinia, con una población cerca de 250,000 habitantes. Los Somalíes y los Abisinios no eran amigables. Parte de esta tierra había sido confiada a los Capuchinos malteses, quienes tenían tres estaciones de misión: Jibuti, Sofi, Gigiga.

El Vice Prefecto Apostólico era también un Fraile Capuchino, Angel Mizzi, y de acuerdo con su informe habían 347 católicos europeos y 193 nativos. Los Capuchinos dirigían cuatro colegios y tenían tres iglesias y tres cementerios. Las escuelas tenían una población de más de 130 niños y niñas, a quienes se les daba vestido y alimento gratis. También había un colegio de oficios, un hospital y cuatro dispensarios. Las Hermanas Franciscanas Terciarias ofrecían su valiosa colaboración. En la vecindad estaba la Misión Galla, en manos de Capuchinos franceses.

El padre Angel Mizzi estaba convencido que los pocos misioneros allí no podían afrontar todo el trabajo. Como él había conocido a De Piro y sabía cuan entusiasta estaba en la obra misionera le escribió. La siguiente es su carta con fecha 4 de marzo de 1927: '... Me gustaría que me enviara catequistas que sean capaces de enseñar a los niños en nuestras escuelas. Hay un número de estaciones sin catequistas. Me alegraría colocar uno o dos en cada una de las escuelas'. (¡Este Capuchino debía haber imaginado que De Piro tenía listo un regimiento de misioneros para África!) 'Estos catequistas se alojarán con nosotros hasta que formen su propia comunidad. Cada uno tendrá su propia habitación para dormir y estudiar -- por ahora tomarán sus comidas con nosotros, y rezarán sus oraciones en el mismo coro...'

El padre Angel quería más información de las condiciones de Monseñor De Piro, gastos de viaje y salario. 'Lo que le estoy pidiendo es de acuerdo al espíritu de su obra misionera...' El Capuchino notó que estaba pidiendo demasiado, pero deseaba que la respuesta fuera lo más generosa posible y, entretanto, la anticipación lo llenaba de gozo...

La carta demoró un mes en llegar a Malta. Monseñor De Piro deseaba ardientemente ser lo más generoso posible y ayudar a la misión de África; sin embargo, fue imposible para él complacer las exigencias del padre Angel. E15 de abril de 1927, él respondió y el siguiente es el texto completo de su carta:

Estimado padre Mizzi,

Recibí su carta del 4 de marzo y la aprecio mucho. Como Ud. ha pedido de mí, deseo ser generoso con Ud. Espero enviarle un misionero. Con la bendición de Dios sobre él, no fallará en cuidar de otros. Ud. por su parte, debe incitar a los pequeños Somalís a orar. Registre sus oraciones en el formato que le estoy enviando, y hágame el favor de enviáimelo de vuelta. Puedo decirle por mi experiencia que desde que hice orar a los niños en el Instituto nuestra pequeña obra misionera ha crecido más.

No pido ningún pago por el trabajo de la persona que envío. ¡Que Dios bendiga nuestra obra! Sin embargo, no puedo hacer lo mismo en lo referente a los gastos de viaje, ya que nuestra Sociedad es aún pequeña. Si no fuera así, yo mismo acompañaría al primer misionero que envío. Mi visita a Somalia habría llenado a otros de valor.

 

Le saludo en el Señor, y espero
ser de ayuda para Ud.
Monseñor De Piro

 

Monseñor De Piro estaba enviando un misionero y deseaba que otros fueran llamados a dejar su tierra nativa. El creía en el poder de la oración, especialmente de los niños, y él invitaba a muchos otros a orar. Los Religiosos de Malta, los niños en los Hogares y otros fueron generosos al ofrecer plegarias y sacrificios por las Misiones y por la Sociedad de San Pablo.

1927 fue un año de grandes bendiciones; entre estas, el proyecto de la Casa Central de la Sociedad estaba tomando forma. De Piro estaba cargado de trabajo, y fue imposible para él salir de la isla. Su fuerza de voluntad nunca disminuyó, pero ala edad de 50, se empezó a sentir demasiado cansado a causa de su ardoroso trabajo por Dios. En octubre de 1926, él escribió al Arzobispo Caruana:'... Como Ud. sabe, el año pasado tuve una caída que me ha debilitado; perdí energía y fuerza para seguir con mis actividades. Por otro lado, mi trabajo sigue aumentando en todo nivel, especialmente en la Sociedad de San Pablo...'

La misión en África deseaba un sacerdote

La respuesta de De Piro al padre Angel tardó dos semanas en llegara su destino. El respondió inmediatamente desde la Misión Católica de Sofi, cerca de Harrar. En su carta del 23 de abril de 1927, el Capuchino escribe: `Le agradezco mucho porque su carta me ha colmado del gozo más grande, que sólo el Superior de una Misión puede sentir. Espero que el primer sacrificio de su Sociedad por esta Misión maltesa confiada a mí sea un sacerdote. Un sacerdote da el servicio más grande donde quiera que es enviado en el nombre de Dios. Sin embargo, si no es sacerdote, igual le agradezco con todo mi corazón. Un catequista puede ayudarnos en mil formas...'.

El nombre del misionero no se sabía aún; los Capuchinos Somalís lo estaban esperando y estaban listos con una cariñosa bienvenida. El padre Angel continúa en su carta: '... Escriba pronto, y dígame todo acerca de este nuevo misionero, su hijo espiritual. Aliéntelo en mi nombre. Asegúrele que todos nosotros-- sacerdotes y niños de la misión-- estamos esperándolo impacientemente y orando a Dios que le conceda las gracias y bendiciones que hagan de él un real apóstol entre los Somalíes...'. Respecto a gastos de viaje, el padre Angel le dijo a De Piro que la Misión maltesa pagaría lo que Monseñor De Piro necesitara. También le dijo que fuera donde el Sr. Alfonso Galea­- su primo y administrador-- y le pidiera el dinero necesario. El padre Angel estaría escribiéndole para informar después -- y mientras De Piro podría llevarle la carta del padre Angel.

Hermano José Francisco Caruana, el primer misionero

La Sociedad de San Pablo dependía de la autoridad Diocesana; entonces, Monseñor se apresuró a informar al Arzobispo de su elección para la Misión Africana. El Arzobispo aprobó al hermano Francisco Caruana para ser enviado; él era un Religioso ferviente, que había estado en la Sociedad desde su comienzo en 1910.

Llegó otra carta del padre Angel, con fecha 30 de abril de 1927, en la que agradece a Monseñor De Piro nuevamente por el misionero a enviar. '... Que Dios derrame sobre Ud. todas las bendiciones del cielo para que su obra crezca y rinda el fruto que Ud. y la Iglesia esperan...'

En Somalia aún no sabían el nombre del misionero, aunque por e14 de junio el padre Angel estaba ansioso de saber detalles acerca del catequista que sería enviado. El padre Pablo de Pasquale -- un Capuchino -- llegaría a Malta e120 de julio y el padre Angel creyó una buena idea que De Piro le confiara al misionero para evitar dificultades. Sin embarco, Monseñor ya había hecho planes para la partida del hermano en junio.

Esta carta se cruzó con una de De Piro dando la información requerida. '... Su nombre es hermano José Francisco Caruana, miembro de la Sociedad de San Pablo; tiene 36 años de edad. Veo en él a una persona espiritual, capaz de adaptarse bien con los niños. También es enfermero. Voy a perder su ayuda aquí, pero hago el sacrificio desde mi corazón con la seguridad que Dios no tardara en enviarme otros a reemplazarlo...'

Otros comentarios acerca del hermano Francisco se encuentran en el Almana­que de San Pablo: '... Estoy seguro que todos, los que lo conocieron, confirman este valor. El es bondadoso y trabaja duro en el Instituto -- él ha estado en la Sociedad desde su temprana juventud, con un amor similar al de un niño por su madre. Este catequista ha sido afortunado por que ha recibido la oran gracia de ser el primer misionero de la Sociedad. Desde el primer día que se unió él oró para que Dios lo enviara a las Misiones. Y esto nos muestra que Dios realmente nos escucha. Después de diecisiete años él obtuvo la gracia que había pedido, porque desde el tiempo que se nos asoció hasta que salió a la tierra de misión, él perseveró en la oración, y nunca perdió la esperanza: --' Oremos que Cristo envíe misioneros a trabajar en su viña; oremos especialmente por esta Sociedad maltesa de San Pablo, cuyo padre también es maltés, que un día hará mucho bien a las almas y será un honor para Malta y para la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo'.

Después de informarse en la Agencia Cook, finalmente se hicieron los planes para que el hermano José abordara un barco hacia Aden y de Aden prosiguiera a Harrar. En una carta anunciando la partida del hermano Francisco, De Piro da esperanzas de enviar un sacerdote en el futuro. '...Dios no falta a Sus promesas, y enviará sacerdotes. Por ahora tome al catequista que le envío. Saludos y buenos deseos para su misión y su Sociedad...'

La ceremonia de 'despedida' tuvo lugar el martes, 21 de junio de 1927, en el llegar de San José, Santa Venera. Fue una ocasión de regocijo y tristeza. Los miembros de la Sociedad sentían la separación de un hermano que amaban, pero también estaban felices de ver que su Sociedad daba un paso adelante para lograr su ideal. Fue consolador ver al primer misionero, lleno de valor dado por Dios, dejar a sus padre, hermanos, hermanas y amigos, listo para ir a una tierra desconocida -- con la dificultad de un idioma desconocido -- y sin saber lo que le aguardaba.

Ese mismo día, el hermano José -- como se le iba a conocer --- dejó Malta. Por naturaleza, el hermano José era el tipo que nunca perdía detalle de lo que pasaba a su alrededor; entonces él escribía cientos de cartas. Su vida misionera podría escribirse basada en sus cartas. La primera, con fecha 24 de junio de 1927, da una descripción completa de su viaje de Malta a Dirre Dawwa a Harrar y Sofi. Monseñor De Piro estuvo encantado con esta secuencia de cartas, y escogió los detalles más interesantes para publicarlos en el Almanaque. Ahora no había problema en producir noticias misioneras, por que la historia de la Misión maltesa en Somalia, y en forma especial la obra apostólica del hermano José, llenaban las páginas del Almanaque.

De Piro, ahora, podía hablar con confianza acerca de una Sociedad misionera, y la ayuda material y espiritual recibida de los benefactores estaba dando fruto. El escribió: ' Dios ha dirigido una mirada de especial cariño a la Sociedad, y ha concedido la gracia que uno de sus hermanos catequistas esté allí en las montañas de Abisinia - - el país que reconoce como su apóstol al Evangelista San Marcos..'

Una carta del hermano José con fecha 1ro de julio de 1927, da la descripción completa de su llegada. El no había llegado a los Capuchinos malteses todavía. Ese mismo día Monseñor escribió al padre Angel: 'Cuando Ud. reciba esta carta, e hermano José estará allí. Le deseamos un buen comienzo y oremos al Señor que envíe otros trabajadores...'

Cuando el hermano José llegó a Dirre Dawwa e13 de julio, fue una gran sorpresa, para los misioneros, por que no tenían noticias respecto a su salida de Malta. El padre Angel se reunió con él el día 7 y lo presentó al Obispo Andres Jarosseau.

Este fue el principio de la vida del hermano José como misionero, representando a la Sociedad de San Pablo. Su vida fue larga y fructífera, hasta su muerte e123 de abril, de 1975 a los 83 años. Nunca regresó a Malta, ni siquiera por vacaciones para descansar.

Apostolado fructífero del primer misionero

Tan pronto como el hermano José empezó su obra misionera en Sofi, notó cuan necesario era ser un hombre diestro, pero el obstáculo era la falta de herramientas. El estaba lleno de esperanza que otros le seguirían, ya qué él sabía que muchos deseaban unírsele. En julio de 1927 escribió: '... Dígales a mis hermanos que se esfuerzan en aprender muchos oficios; aquí no hay nadie que haga nada por uno; uno debe lavar hasta su ropa...'. Su primer obstáculo fue no saber el idioma. El escribe:'... Envíeme lo más pronto posible un diccionario Maltés - Inglés, por que no puedo entender a esta gente con señales; me siento tonto'. Todas las cartas del hermano a Monseñor De Piro son encabezadas -- 'Mi querido padre...' como en verdad era el Monseñor.

Con gran sinceridad, Monseñor elogiaba al hermano José en cada ocasión y quería saber más noticias de los misioneros Capuchinos acerca de su apostolado en África. Los primeros comentarios llegaron a él, del padre Angel con fecha 23 de julio de 1927: '... el hermano José Francisco está muy feliz; está sinceramente dedicado al bien de las almas. Está aprendiendo diligentemente Somalí y Francés; aparte de esto ¡él nos ha presentado la mejor Cocina Maltesa' la cual a su tiempo mejorará nuestra salud! El hermano José es también enfermero y un buen dentista. Está siendo entrenado para ser un buen catequista. Ya está encargado de tres catecúmenos, enseñándoles orar en su propia lengua -- Gall'.

Más tarde, el padre Angel escribió otra vez: '... Agradezco a Dios; al hermano José le está yendo bien, él trabaja muy duro. Sus tres catecúmenos fueron bautizados e18 de setiembre...' Monseñor De Piro también recibió una carta del Obispo Andrés Jarosseau, el cual cuidaba de la Misión maltesa en Somalia. 'Debí haberle agradecido antes por el apoyo apostólico que Ud., amablemente envió a nuestra Misión africana en Somalia. El hermano José F. Caruana es muy apropiado. El es bueno, con un espíritu religioso profundo, junto con otras preciosas cualidades, que lo hacen un químico capaz, diestro y un tesorero concienzudo. Es una gran ayuda para nosotros...'

El hermano José era realmente un buen misionero, convencido que primero tenía que vivir su vida religiosa para poder hacer el bien a la gente pobre de Abisinia; -- moral y materialmente. El 25 de febrero de 1928, el padre Angel escribió: '...e hermano José está muy bien; es muy alegre, amable, y toma muy seriamente todo 11 que concierne a la vida religiosa. Es muy preciso al observar su Regla. Todos nosotros estamos muy felices de tenerlo, y él ciertamente me edifica...'

Otra carta de la hermana María Cleofe, una Terciaria Franciscana de Jesús di Nazaret, a su llegada a Somalia dio más detalles, y por ella sabemos cuan útil era Monseñor De Piro. Esta carta es de fecha 21 de diciembre de 193 L'... La noche de pasado viernes, disfruté de conocer al buen hermano José, su querido hijo. Gracias ; Dios él está bien y feliz. El conoce los lugares y costumbres de esta gente como s siempre hubiera pertenecido a este país. Es muy popular y listo para hacer cualquier sacrificio con el fin de acercar a la Lente a Dios. Parece que él emprende siempre la cosas difíciles que requieran sacrificio. Tan pronto como me vio, me preguntó por Ud y sus seres queridos. El me dijo que Ud. está siempre preparado a enviarlo donde si le necesitara. El me mostró la hiladora que adquirió gracias a Ud. El me relató hecho interesantes respecto a su apostolado -- que debe haber enviado muchas almas al cielo Le dije que le escribiera acerca de ello, pero él dijo, que actualmente, no tenía tiempo..

Monseñor De Piro continuó siguiendo al hermano José en su vida religiosa. E estaba feliz denotar su entusiasmo; al mismo tiempo, le preocupaba que quizás, debido a su trabajo, él podría descuidar su vida espiritual. El le recordó acerca del retiro anua y una respuesta del hermano José lo tranquilizó, el 7 de mayo de 1932. '... Respecto al retiro, no se preocupe, porque desde que el padre Jaime llegó a ser Superior hablamos de la necesidad de retiros para misioneros. También le dije cuan feliz 1 harían a Ud. noticias de un retiro porque a menudo lo menciona...'

El padre Jaime, en su carta del 22 de mayo de 1932, dijo: '... Hace pocos día recibí su carta en la que con gran preocupación, Ud. me recomienda a su muy amad hermano José. Tranquilícese, -- haré todo lo posible. Le aseguro, el hermano vive 1 vida espiritual de su Sociedad a la que ama mucho...'

El hermano José da una descripción vívida de la gran pobreza y enfermedades que afligen a la lente. El notó que necesitaba adquirir conocimiento acerca de varios males, entonces escribió a Monseñor De Piro por libros médicos. No habían doctore en la región.

A veces, él mismo tenía alguna enfermedad, hasta entonces desconocida par él. '... Yo estaba fuera de acción en la estación a causa de mis piernas. Aún tengo un pierna adolorida, debido a unos pequeños insectos crueles que penetran la piel; no son más grandes que una cabeza de alfiler, y si no se nota al momento, como me r sucedido, causan gran picazón, cuando se rasca, la piel se irrita y pronto se vuelve séptica...'

Hasta el fin de su vida, Monseñor De Piro siguió estrechamente la misión en Somalia, y constantemente enviaba medicinas, ropa y herramientas de toda clase.

En una carta de fecha 2 de agosto de 1928, el hermano José escribió: '... Actualmente hay gran miseria. No hay mijo; han pedido a India y están esperando impacientemente. La gente ha sido reducida a sólo piel y hueso; hay enfermedad en todo lugar y muchos mueren'.

Monseñor De Piro estaba preocupado por el hermano José y no deseaba alarmar a su familia en Malta. Cuando el hermano José supo de la ansiedad de Monseñor De Piro, escribió para tranquilizarlo diciendo que él era muy feliz y su único sufrimiento era ver la triste condición del pueblo. En otra carta escribió: '... Hay gran miseria y para empeorar las cosas, los saltamontes están aquí de nuevo en grandes cantidades; el suelo está cubierto por ellos, y cuando no hay más espacio, ocupan los árboles grandes. ¡Cuanto sufre mi corazón a causa de esta pobre gente!...'

A través del frecuente intercambio de cartas entre el hermano José Caruana y Monseñor De Piro, podemos seguir el celo misionero del Padre e Hijo Espiritual. El Obispo Jarosseau y los misioneros Capuchinos expresaron en varias cartas su gratitud por el regalo enviado a Somalia en la persona del hermano José, y por la constante ayuda y atención provenientes de Malta, a través de Monseñor De Piro y aquellos que se animaban a trabajar por la misión. Su gran deseo era que otros miembros de la Sociedad de San Pablo fueran a trabajar en la viña del Señor en Somalia, donde los obreros eran demasiado pocos.

Laboratorio misionero: Malta apoya a las misiones en Somalia

Mirando la correspondencia de De Piro, notamos los pedidos sin final del hermano José, los misioneros Capuchinos y las hermanas Franciscanas. El Obispo Jarosseau, sabiendo cuan entusiasta era De Piro en sus deberes misioneros, pedía la ayuda que necesitaba, sabiendo que recibiría una generosa respuesta de su benefactor en Malta. La madre de Monseñor, Ursula, estaba muy interesada en la obra misionera de su hijo y la hizo suya también. Fue su idea crear un 'Museo de Somalia', con objetos característicos de África: pájaros, insectos, fotos, postales -- cualquier cosa que aumentara más el interés en Malta por las muchas necesidades del pobre pueblo Somalí. El padre Angel no perdió tiempo en enviar todo lo que pudo juntar.

Con esta celosa dama como Presidenta, Luisa Caruana como Secretaria y María Asphar como Tesorera, se organizó un Laboratorio Misionero atendido por un grupo de damas voluntarias, que se reunían mensualmente en el Hogar de San José para colectar y preparar ropa y otras necesidades de las estaciones misioneras en Somalia. Las Agencias marítimas de Malta hacían reducciones para material de misión, y desde octubre de 1928 a 1933 el envío de artículos útiles a Somalis se hizo una empresa regular, Los artículos útiles recibidos eran distribuidos de acuerdo a las necesidades de cada estación.

Las cartas de agradecimiento desde Somalia llenaban a Monseñor De Piro de gozo y nueva energía, que eran compartidos con sus diligentes trabajadores misioneros. El padre Angel envió una carta especial de agradecimiento por el armonio enviado a la estación de Gigiga. Cada año Monseñor De Piro publicaba en el Almanaque noticias de las misiones en Somalia y las varias donaciones hechas por los malteses.

1929: En Lourdes, Monseñor De Piro ruega por las Misiones

Al terminar 1928, Monseñor De Piro no podía ver la posibilidad de enviar más misioneros al África. Habían llegado cartas del padre Angel solicitando insistentemente un sacerdote y catequistas. Una carta escrita por De Piro el 2 de abril de 1929, refleja su actitud, cuando él afirmó que no enviaría catequistas a una tierra de misión antes de estar seguro que ellos tenían una vocación profunda.

Cuando él recibió esta incesante correspondencia del padre Angel, Monseñor De Piro se sentía muy cansado por tanto trabajo. Los doctores le aconsejaron hacer un viaje y aliviarse un poco. El decidió visitar el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes. Cuando el padre Angel supo esto, nuevamente suplicó:'... Espero que cuando Nuestra Señora de Lourdes le haya concedido lo que merece, Ud. me informe acerca de sus proyectos respecto al envío -- por lo menos -- de un sacerdote y un hermano a nuestra misión...'

Monseñor De Piro, a su regreso a Malta, informó al padre Angel que él había orado con gran confianza en Nuestra Señora de Lourdes; pero, hasta ahora, ningún miembro de la Sociedad podía ser enviado a Somalia todavía.

La Misión de Somalia tenía sus problemas internos, y los Obispos de Malta y Gozo fueron consultados con el objeto de que el Clero Diocesano se hiciera cargo enviando sacerdotes. Los meses pasaban y la correspondencia continuó, pero sin un acuerdo concluso. Entretanto, Monseñor De Piro y la Sociedad estaban pasando un período de prueba, y aunque era su gran deseo, el Fundador no podía ver el camino claro para enviar algún misionero de la Sociedad a Somalia.

De Piro prometió una estación misionera

La Misión maltesa de los Capuchinos en Somalia tenía ahora cinco estaciones: Gigiga, Gibuti, Sofi, Bursum y una estación muy pobre Gololcia. Monseñor De Piro y el Arzobispo Caruana llegaron ala conclusión que los miembros de la Sociedad de San Pablo serían enviados si se les ofrecía una estación. Monseñor De Piro pidió al padre Angel Mizzi presentar su petición al Obispo Jarosseau -- lo que hizo. Como las respuestas de los capuchinos dejaron perplejo a De Piro porque los contenidos no correspondían, él decidió aclarar el asunto con el hermano José, quien, al estar en el lugar podría aclarar la situación.

'...Te diré como están los asuntos. Como nuestro trabajo está ahora centrado allí (en Somalia) yo escribí al padre Mizzi preguntándole que clase de recibimiento podemos esperar, cuando llegue el tiempo de ir. Como la respuesta no me satisfizo, escribí otra vez y le pedí que nos diera una casa -- por lo menos. Con tu ayuda podemos prepararlo para los que llegan, entonces ellos encontrarían una casa que los reciba. Sé muy bien que hay privaciones que se deben soportar en tierras demisión. Sin embargo, uno que es responsable -- como lo soy -- tiene que pensar en los demás. El hecho que después de cinco años tú aún no tengas una casa no me alienta. Me han dicho que el permiso debe venir de Roma para que la donación de una casa se haga con una base sólida. No interferiré en este asunto, porque estoy seguro que él (el Obispo) trata de actuar como un padre con nosotros.

Es claro que la Sociedad debe tener su propia casa. Ahora tú puedes hablar con quien creas mejor -- el padre Angel Mizzi o el padre Joaquín -- quienes pueden ser intérpretes de tu parte con el Obispo; y tan pronto como puedas, envíame una respuesta clara...'

La respuesta del hermano José se retrasó, y una carta del padre Angel contenía la invitación del Obispo a Monseñor De Piro -- a visitar la Misión personalmente.

El hermano José oyó con gran gozo la probable visita del Monseñor a la misión, y cuando la carta del Fundador le llegó, le informó al padre Angel que había confiado el asunto al padre Joaquín. Ellos esperaron la respuesta del Obispo antes de enviar la esperada contestación a Malta.

Gololcia: estación misionera prometida en prueba a la Sociedad

Monseñor De Piro no deseaba apresurarse en ir a Somalia. Su propósito al visitar la misión -- como lo expresó en una carta al padre Angel -- era aceptar una estación en nombre de la Sociedad, con suficiente terreno para continuar la obra misionera empezada por el hermano José Caruana. Las cartas de los Padres y del hermano José a menudo eran contradictorias, y el Monseñor sabiamente postergó tomar cualquier decisión respecto a la aceptación de una estación.

Cuando Monseñor De Piro supo que el Obispo Jarosseau estaba listo a ofrecer la estación de Gololcia a la Sociedad, él se interesó en saber más detalles acerca de esta particular estación. En una carta de fecha 12 de enero de 1933, el hermano José dio una amplia descripción de esta pobre y necesitada estación y le dijo que el Obispo Jarosseau había expresado su deseo de una respuesta precisa.

Monseñor De Piro decidió orar y buscar consejo. El 9 de febrero de 1933, convocó a una reunión de su Concilio y leyó la carta recibida del hermano José a los padres Miguel Callus y José Spiteri. Después de orar y considerar la oferta, la decisión del Concilio fue la siguiente: 'El Consejo de la Sociedad de San Pablo ha decidido pedir al Obispo Jarosseau, Vicario Apostólico de Abisinia, la estación de Gololcia, como nuestro primer campo misionero, y se ha planeado enviar un sacerdote y uno o dos catequistas.

El mismo día, Monseñor De Piro escribió al padre Joaquín, diciendo que aceptaría la oferta, con la intención de construir la estación misionera, y que esperaba que no hubiera oposición.

El padre Joaquín en una carta con fecha 19 de marzo de 1933, aseguró a De Piro: '... El Obispo Jarosseau estuvo muy complacido con su decisión y me ha pedido que le agradezca en su nombre... Puedo asegurarle que Ud. tendrá total libertad en la misión, y podrá hacer cualquier mejora que crea necesaria respecto al estado de la misión asignada a la Sociedad...'

La última carta que llegó a De Piro del padre Angel es de fecha 5 de mayo de 1933. Es corta y trata mayormente de la ruta a Somalia. En primer lugar él expresa la alegría de todos por su próxima visita: '... Ud. es esperado con gran expectación por el Obispo Jarosseau y nosotros -- los malteses...'

El hombre propone -- Dios dispone

Monseñor De Piro estaba preparándose para emprender el viaje por mar que era para abrir nuevos horizontes para la Sociedad de San Pablo. El encontró difícil llevar dos hermanos legos con él, y sabemos por aquellos que lo sobrevivieron que él iba a acompañar a un sacerdote y a un hermano lego. El sacerdote escogido fue José Spiteri y el hermano lego era Ruzar Buhagiar.

El Fundador, durante el verano de 1933, estuvo esperando ansiosamente el día de dar la cruz misionera a los dos viajeros que pronto se unirían al hermano José Caruana en Somalia. El nunca pensó en la fatiga del viaje, pero los otros pensaban mucho en ello y notaban su creciente fragilidad. No fue la Voluntad de Dios que el celoso Fundador diera el paso importante que tan lleno de plegarias había decidido para su Sociedad.

Los tristes e inesperados sucesos del otoño impidieron a los dos nuevos misionero viajar a Somalia. La obra misionera emprendida por el hermano José Caruana seria terminada más tarde por los hijos de Monseñor De Piro. En su pesar por la muerte de su Fundador ellos aún sentían su espíritu inspirándoles, y su celo por las misiones permaneció como una aspiración principal de la Sociedad. En años poste­riores la palabra 'Misionera' fue explícitamente añadida al nombre de la Sociedad de San Pablo, la cual después de su muerte, logró lo que había sido el ideal de toda la vida del Fundador.

 


 

 

Capitulo XII

Santa Agueda,  Rabat: Una Iglesia y Proyecto Notable

 

Cripta -- Catacumbas e Iglesia

Entre las tradiciones conocidas adheridas a la Historia Católica de Malta, encontramos la historia de Santa Agueda, una mártir de Sicilia. Entre los años 249 - 251, cuando el Emperador Decius estaba persiguiendo a los cristianos, Agueda escapó de Sicilia, donde Quintiano era Gobernado de Catania y quería casarse con ella. De acuerdo a la tradición ella pasó tres meses en Malta, y vivió en una cueva de Rabat, donde con otras muchachas, pasó su tiempo en oración. No tenemos detalles respecto a su martirio, pero es seguro que ella dio su vida por Cristo por el año 251, en la vecindad de Catania.

Las viejas iglesias de estas islas, donde los cristianos buscaron refugio, estaban picadas en roca. Una cantidad de ellas se encuentran en el área de Rabat, y una es dedicada a Santa Agueda. Al lado de la cueva que servía de la iglesia, hay catacumbas, también labradas en la roca. Muy probablemente estas datan del tercer siglo, y luego tomaron el nombre de esta santa y mártir.

Estas cuevas eran usadas como lugares de entierro por nuestros antepasados, quienes se reunían allí para orar. Con el tiempo se agrandaron para acoger un número más grande de cristianos, y por el año 14801a cueva de Santa Agueda fue adornada con frescos, describiendo a la Santa. Por 1504, la cueva se convirtió en cripta; se construyó una iglesia sobre ella y se dedicó a Sta. Agueda. Por más de 400 años quedó como una pequeña iglesia con un altar.

Los malteses siempre han tenido una devoción especial hacia esta Santa; en 1551 e120 de julio, durante la invasión turca, su estatua fue llevada por las calles en procesión, y fue colocada sobre los bastiones de Mdina. Esta ocasión, la isla se libró de los Musulmanes. Sta. Agueda es una de las Santas Patronas de las islas, y hasta 1575, en la víspera de su fiesta, los peregrinos caminaban ala iglesia de Hal Bajjada, y guardaban una vigilia allí durante la noche del 4 y 5 de febrero de cada año.

En 1666 el Obispo de Malta, Lucas Buenos, regaló una estatua de alabastro para la cripta, y en 16701a iglesia fue agrandada, aunque no se hizo ningún cambio notable. Por muchos años el cabildo Metropolitano de Malta ha organizado una procesión devota desde la Catedral de Mdina a la iglesia de Sta. Agueda, la mañana del 5 de febrero. La iglesia pertenecía a la parroquia de San Pablo en Rabat, pero al pasar el tiempo, la devoción a la Santa menguó entre la gente, y la iglesia permaneció cerrada, excepto el día de su fiesta.

Conexión de la Iglesia con la Baronía De Piro

Entre los muchos documentos pertenecientes ala Sociedad Misionera de San Pablo, hay unos relativos a la Iglesia de Sta. Agueda, que datan de 1626. En 1863, el Curador de la Iglesia era el padre Sebastian Galdes. Fue entonces que se hizo una puerta a la cripta, y se hizo algún trabajo en la Iglesia.

Cuando el Fundador de la Sociedad de San Pablo joven aún, su tío, el Barón losé De Piro Gourgion, era Curador de la Iglesia, y después de su muerte, su sobrino, Igino De Piro, hermano de Monseñor De Piro, heredó el título. El Barón Igino se hizo cargo de la iglesia el 23 de octubre de 1916, y en la administración, cumplió el deseo de su tío, dejando a la iglesia cerca de 65 Libras. El Barón Igino De Piro siguió su responsabilidad como Curador y Administrador de la iglesia hasta que pasó a manos de la Sociedad Misionera de San Pablo.

 

1921: El deseo de adquirir la iglesia de Sta. Agueda

En el año 1919, Monseñor De Piro y los miembros de la Sociedad se regocijaron cuando el primer miembro recibido en la Sociedad Juan Vella, fue ordenado Sacerdote. El Fundador escogió la iglesia de Sta. Agueda para la celebración de su primera Misa e122 de setiembre de 1919. El Barón Igino De Piro era el Curador, y Monseñor De Piro no había pedido aún que la iglesia sea cedida a la Sociedad de San Pablo.

En enero de 1921, Monseñor De Piro solicitó al párroco de San Pablo, Rabat padre Carmelo Sammut-- que cediera la iglesia con todos sus derechos a la Sociedad de San Pablo. La respuesta del párroco llegó e14 de enero de 1921: 'Estoy de acuerdo con gusto en darle la iglesia, porque su obra tiene un santo propósito. Agrego que estoy feliz de sentir en alguna manera, que tengo parte en el bien que se logrará...' El añadió algunas condiciones.

Monseñor De Piro estuvo complacido con la declaración del párroco y estudió las condiciones que había solicitado. El 14 de enero, él recurrió al Arzobispo, explicando que el párroco ya había concordado en entregar la iglesia, con tal que se cumplieran ciertas condiciones. Añadió que cerca de la iglesia, deseaba construir una casa para la Sociedad de San Pablo, y que ya se habían tomado ciertos acuerdos respecto a la adquisición de la propiedad adyacente. En su recurso, De Piro pidió al Arzobispo conceder al párroco la facultad de hacer el contrato escrito necesario.

Como siempre, Monseñor De Piro tomó su tiempo, y aunque las negociacio­nes progresaban, él no quería aceptar condiciones que podrían ser un impedimento en el futuro.

La falta de una Aprobación Canónica fue el principal obstáculo que la sociedad tuvo que superar después de adquirir la iglesia, y en otra carta al Arzobispo Caruana, con fecha 4 de febrero de 1921, Monseñor De Piro adjuntó una respuesta que había recibido del Cardenal Teodoro Valfré de Bonzo, quien como Prefecto de la Con-re-ación Romana afirmó 'que la Sociedad de San Pablo aún no estaba lista para la Aprobación Pontífica, pero debía recibir todo aliento, y se recomienda al Arzobispo Caruana que conceda a la Sociedad la Aprobación Diocesana'.

Al día siguiente, 5 de febrero, Monseñor De Piro habló directamente con el Arzobispo, explicando que en esencia él aceptaba las condiciones dadas por el párroco Sammut. Sin embargo, como temía que la Aprobación Diocesana tomaría tiempo, propuso una 'Aprobación Provisional'.

Respecto a las condiciones de participación de los miembros de la Sociedad en procesiones religiosas en Rabat, él no deseaba obligar a todo individuo a asistir, excepto la "comunidad de Rabat"; miembros de otras casas de la Sociedad serían excluidos.

El también quiso hacer una distinción clara en cuanto a lo que sucedería con la iglesia si la Sociedad de San Pablo dejaba de existir. El ya estaba planeando construir un nuevo bloque a lado de la iglesia de Sta. Agueda en terrenos que deseaba adquirir. Su deseo era que, si la Sociedad desaparecía, estos terrenos y edificios quedaran con el Obispo de Malta, quien las entregaría a un Instituto con un ideal similar al de la Sociedad de San Pablo.

Varios intercambios tuvieron lugar entre el Arzobispo, el párroco de Rabat, Monseñor De Piro y otras Autoridades, respecto al acuerdo y condiciones, antes que la iglesia de Sta. Agueda fuera cedida a la Sociedad de San Pablo. El 14 de noviembre de 1921, la Sociedad recibió la Aprobación Diocesana, y el 28 de abril de 1922, el párroco de Rabat, Enrique Bonnici, quien había sucedido al padre Carmelo Sammut, confirmó el acuerdo y las condiciones presentadas por el anterior párroco.

El 12 de junio de 1922, Monseñor De Piro, como Superior de la Sociedad de San Pablo, solicitó al Cabildo de la Catedral de Malta, presentar todos los documentos pertenecientes a la iglesia de Sta. Agueda. El Cabildo Metropolitano de Malta declaró el 20 de agosto de 1922, el que unánimemente aprobaban su petición como sigue: El Cabildo acuerda la aprobación del Concilio de la Administración con la condición que el mismo Cabildo se reunirá sin objeción a llevar a cabo el voto anual de la procesión a Sta. Agueda y la función derivada'.    

1923: En manos de la Sociedad de San Pablo

Antes que la iglesia de Sta. Agueda pasara a manos de la Sociedad de San Pablo el Arzobispo recurrió a la Sagrada Congregación de Religiosos, el 31 de octubre de 1922. El dirigió esta solicitud directamente al Papa Pío XI, y después de explicar en detalle los varios pasos dados, él dijo lo siguiente: '... Yo recibí favorablemente la petición del Fundador, Monseñor José De Piro, y estoy preparado para emitir cl decreto para que la iglesia de Sta. Agueda sea cedida -- con todos sus derechos, propiedades y obligaciones -- a la di-na Sociedad de San Pablo. Para estar seguro que todo es correcto, y que no habrá problemas, me refiero a la Santa Sede para obtenerla autoridad de hacer esto...'

La Congregación de Religiosos respondió el 1ro. de diciembre, 1922 que no existía impedimento. La iglesia de Sta. Agueda podía ser cedida a la Sociedad de San Pablo, de acuerdo al acuerdo y condiciones establecidas.

El decreto del Arzobispo fue emitido e124 de abril de 1923, y desde entonces, la iglesia de Sta. Agueda se convirtió en propiedad de la Sociedad de San Pablo.

1918: Dificultades iniciales al obtener el terreno

Mientras Monseñor De Piro había estado tratando de obtener la iglesia de Sta. Agueda, él había estado negociando por otro terreno adyacente a la iglesia, en el cual construiría una casa para los miembros de su Sociedad. Este esfuerzo data de 1918, antes que Juan Vella celebrara su primera Misa solemne en esa iglesia. En el Almanaque de 1933, Monseñor De Piro nos da una descripción real de las dificultades de catorce años:

' Por años habíamos deseado que llegara el tiempo de empezar a construir un refugio para nuestros jóvenes miembros donde pudiéramos ayudar y guiarlos en su preciosa vocación: irse lejos de su país, buscar y ayudar a sus hermanos dándoles la luz del Evangelio, colocando así el Santo Nombre de Jesús en sus mentes, en su corazón y en sus labios. Año tras año, esta esperanza parecía frustrarse por una misteriosa adversidad, como si nunca pudiéramos realizarla. Sin embargo, lo que Dios dispone, nadie ni nada lo puede impedir'.

Una primera dificultad había sido adquirir terrenos sujetos a una ley llamada 'Sacro Patrimonio' -- que es el ingreso resultante de estos es para beneficio de una persona particular. Un legado dejado por un contrato de 1859 iba a beneficiar a dos muchachas pobres que deseaban casarse. Varios problemas tuvieron que resolverse entre e127 de enero de 1919 y el 13 de enero de 1920. Después de superar muchos obstáculos, varios terrenos fueron obtenidos con la documentación necesaria. El consejo y ayuda legal vinieron del arquitecto Ugo Mallia, y del sobrino del Monseñor, Alejandro Stilon De Piro, quien trabajó mano a mano con el arquitecto.

Aquellos que conocían a Monseñor De Piro y su proyecto enviaron ofrendas para las misiones y en particular para el edificio, que era conocido como el 'Instituto Rabat'. Las ofrendas más notorias vinieron de los malteses de Detroit.

Entretanto, con el consentimiento del Arzobispo, Monseñor De Piro formó su Concilio -- el primero de la Sociedad de San Pablo, y desde e127 de abril de 1927, se reunió regularmente con el padre Miguel Callus y el padre José Spiteri. Se trataron los problemas de la Sociedad y entre estos habían cargas relativas a la propiedad obtenida, de las cuales el Monseñor buscó liberar a su Sociedad completamente.

Durante estas negociaciones, Monseñor De Piro había podido avanzar planes acerca del tan deseado edificio. El también estuvo pensando en adquirir una casa de verano para la Sociedad, donde los miembros pudieran descansar. Se rentó una casa en Gozo cerca al Orfanato de San José, y en Marsaxlokk había tomado en arriendo 'Torre Cavallerizza'. La casa de verano en Marsaxlokk fue abandonada poco después de la muerte del Fundador. S in embargo, el corto tiempo pasado allí benefició a la Sociedad; dos muchachos -- Salvador Gafá y Antonio Attard -- se unieron a la Sociedad. Esto aparece en las 'actas' de la reunión del Concilio del 30 de setiembre, 1930. El hermano Gafá perseveró en su vocación como un ferviente catequista.

La colocación de la primera piedra se aproxima

El año 1929 trajo un rayo de esperanza para Monseñor De Piro, dispersando las nubes oscuras que tan a menudo habían lanzado su sombra sobre los años precedentes. El terreno suficiente finalmente se consiguió, un plan estaba listo, y el siguiente pase era obtener el permiso para construir. A. Cesareo, Superintendente Médico del departamento de Salud, respondió la petición de De Piro por carta en fecha 22 de agosto de 1929, concediendo el permiso de su Departamento para que el trabajo empezara en S ta. Agueda, con tal que la Policía diera el permiso necesario.

El 13 de octubre de 1930, el Arquitecto Vassallo informó a Monseñor De Piro que Pío Cuschieri, quien poseía una pequeña porción de terreno adyacente a la 'Clausura' de Sta. Agueda, Hal Bajjada, estaba listo a donarla a De Piro, dándole bondadosamente derechos ilimitados y poder para hacer lo que necesitara. Después de esta donación, Monseñor De Piro pudo construir la pared divisoria que separaría su propiedad de las de otros propietarios.

Después de catorce años de pruebas y dificultades, parecía que la Sociedad se estaba acercando al día cuando se colocaría la primera piedra para el edificio anexad( a la iglesia. La Sociedad podía mirar al futuro con un 'hogar' propio -- y con paz mental Hemos visto las palabras en el testamento de Monseñor De Piro refiriéndose a la Sociedad de San Pablo -- en la última sección de la 1 Parte.

Después de escribir su testamento, De Piro pudo comprar otro terreno que era parte de la 'Clausura' de Hal Bajjada. Sin embargo, a él no le satisfizo meramente poseer el terreno; él estaba pensando en los fondos necesitados para que el edificio se completara. En 1932 él abrió un 'fondo' llamándolo: La Pequeña Casa de San Pablo; S ta. Agueda -- Rabat -- Fondo de Construcción.

Aunque el 'libro' que registraba los fondos es de 1932, las primeras sumas de dinero fueron depositadas en 1931. El principal benefactor fue el mismo De Piro; entre mayo y diciembre de 1931, el Fundador contribuyó a Sta. Agueda la suma de 400 libra., -- hace más de cincuenta años. Esta fue una ofrenda sustancial.

Esta vez, el Dr. Alejandro Stilon De Piro, quien había ayudado a su tío siempre, le informó por una carta de fecha 25 de abril de 1932, que los planos enviados a: Teniente Gobernador y el que poseía no concordaban. Fue necesario que el Arquitecto Ugo Mallia hiciera las correcciones para evitar cualquier variación en el más pequeño detalle y las complicaciones consiguientes.

Monseñor De Piro hizo varias indagaciones acerca de canteras en el área de Qrendi e Imqabba, deseando encontrar buen material para la construcción. El párroco de Qrendi, Manuel Micallef, conocía a un hombre, Juan Callus llamado 'Il-Bofni', quien estaba abriendo una nueva cantera y prometió que si encontraba buena piedra, se la daría gratis a Monseñor De Piro. También otros -- Raymundo Ellul y José Callus -- hablaron con el párroco en Qrendi, y generosamente ofreció la piedra. La albañilería estaba a cargo de José Sapiano de Rabat. Antes que se inicie las obras, Monseñor De Piro aumentó la suma de 400 libras y luego 1000 libras. Había también gastos para los cimientos (cerca de 400, 600 libras).

3 de octubre de 1932: Bendición de la primera piedra

El lunes, 3 de octubre de 1932, fue un día de gran alegría paraMonseñor De Piro, y el último número del Almanaque editado por él está lleno de sucesos de ese día memorable.

E13 de octubre de 1932, todos los misioneros se reunieron en la iglesia de Sta. Agueda en Rabat. Usando sus sobre pellices, dos por dos, ellos esperaron la llegada del Arzobispo cerca al Crucifijo de la Calle Hal Bajjada, donde los miembros del Comité ya habían tomado su lugar. Cuando el Arzobispo llegó, y Monseñor De Piro lo había saludado, besando su anillo, la procesión fue a la iglesia. Al llegara la entrada, los niños del Hogar de San José saludaron al Arzobispo con el Himno Pontificio. El Obispo agradeció y los bendijo y entró ala iglesia, decorada para la ocasión -- y ya llena de invitados. Cuando todos estuvieron sentados, el Superior se acercó al Obispo para dar la bienvenida a Su Ilustrísima y a los invitados reunido'.

De acuerdo a la costumbre del tiempo, la bienvenida de De Piro y su discurso fueron en Italiano. El habló con profundo sentimiento y deseaba que todos supieran la extraordinaria ayuda que él había recibido de Dios durante años de pruebas y dificultades, que pudieron haberlo intimidado y detenido los esfuerzos de realizar su proyecto. 'Cuando trabajamos para la gloria de Dios los obstáculos abundan, pero nuestro Padre celestial ha extendido su amorosa mano para ayudar a sus fieles siervos... La Sociedad tiene como meta principal la obra misionera... Aquí los jóvenes vendrán, preparados para escuchar el precepto del Señor de la siega: 'Vayan y enseñen... Lleven el evangelio a todas las naciones...'

'Su Ilustrísima, ya que Ud. representa al Vicario de Cristo, y a Cristo mismo entre nosotros, la señal de la Cruz que Ud. colocará en la primera piedra de nuestro edificio será para todos los miembros de nuestra Sociedad Misionera bálsamo que llenará a cada uno con el espíritu de su Padre, Pablo, haciendo sus corazones como el suyo; ayudará a que aumente su cantidad, tal que pronto compartan la gran misión -­que no tiene límites en el mundo pagano'.

Después del discurso de Monseñor De Piro -- copias del que han sido imprimidas así como el plan del edificio proyectado -- los miembros del 'Instituto Pro­Misionero' llamaron a los invitados presentes a salir. El Arzobispo Caruana, los Canónigos de la Catedral y los dos Padrinos, el Primer Ministro, Sir Hugo Mifsud, y el Jefe de Justicia, Sir Arturo Mercieca, salieron en procesión con los miembros de la Sociedad de San Pablo hacia el lugar donde la primera piedra había sido colocada.

Se colocaron los cimientos y los invitados presentes compartieron la satisfac­ción mostrando claramente en los rostros de los miembros de la Sociedad. El Arzobispo entonó la plegaria liturgica, bendijo la piedra con agua bendita y se inclinó a untar argamasa en ella. Guiada por los dos Padrinos, la piedra fue gradualmente bajada, y el maestro albañil, José Sapiano, la puso con seguridad en su lugar. Luego el Arzobispo caminó alrededor del recinto, bendiciendo los cimientos -- y regresando a la asamblea pidió al fundador que anunciara una Bendición especial e Indulgencia concedida por el Papa Pío XI a todos los presentes. Se entonó el Confiteor y los invitados se arrodillaron a recibir la Bendición Apostólica.

Finalmente el Arzobispo entonó el Te Deum.., en acción de gracias, y se concluyó la ceremonia con la antifona de San Pablo, Santo Patrón de la Sociedad.

Fue un día muy feliz para Monseñor De Piro, El dio una descripción completa de la piedra de fundamento, la cantera de la cual esta piedra fuerte fue labrada, y la cruz que poseía, que había sido hecha de la piedra milagrosa tomada de la cueva de San Pablo en Rabat. -'La solemne ceremonia fue más allá de nuestras expectativas en todo aspecto; los presentes nos felicitaron por una ocasión festiva que ellos nunca esperaron que fuera tan encantadora y devota'.

Con gratitud, Monseñor De Piro anotó las muchas cartas de buenos deseos que había recibido, y ese mismo día, muchos quisieron mostrar su aprecio haciendo ofrecimientos financieros. Le había llegado una donación especial, enviada por el Obispo Caruana desde Puerto Rico, lo cual lo emocionó, porque venia de una tierra de misión pobre. Una sombra suave esa tarde fue la ausencia de su madre, Ursula De Piro, que no pudo asistir por una indisposición física.

1933: Bendición de la nueva casa

Palacio Xara y la Calle Celsi en Mdina ahora eran inadecuados y se había decidido que los jóvenes hermanos legos se mudaran de Mdina al Hogar de San José en Santa Venera, durante su noviciado. Monseñor De Piro se sintió interiormente movido -- y lo manifestó en varias formas -- a transferir a los miembros de la Sociedad lo más pronto posible a Santa Agueda. Después de nueve meses de duro trabajo por parte de los albañiles, hubieron habitaciones suficientes para alojar a sus hijos espirituales en el nuevo edificio.

Especialmente ansiado por la Sociedad era el día escogido para la bendición de la casa: 30 de junio de 1933; en este día la Iglesia celebra el martirio de San Pablo, Patrón de la Sociedad, y la fecha también conmemoraba el nacimiento de la Sociedad en 1910. Monseñor De Piro deseaba solemnizar la ocasión invitando al Arzobispo Caruana para presidir e impartir la bendición litúrgica. Como en el año anterior, benefactores, amigos y todos los miembros de la Sociedad llenaron la iglesia de Sta. Agueda. El Sacrificio Eucarístico fue celebrado, y después de Misa, el Arzobispo bendijo el gran Crucifijo que iba a estar en un lugar visible en el corredor del primer piso. Su Ilustrísima continuó por el edificio, bendiciendo cada habitación, y finalmente bendijo un gran medallón de bronce traído por Monseñor De Piro desde Roma.

En 1933, la Iglesia estuvo conmemorando, con un extraordinario Jubileo, el siglo décimo - noveno de la Redención, y el mismo Obispo colocó el medallón simbólico sobre la columna de sostén que está en la piedra de fundamento. Representa a pueblos de todas la naciones adorando la Cruz de Cristo, con la siguiente inscripción; 'O Crux Ave Spes Unica-Anno Jubilaei 1933'.

Bajo el medallón, Monseñor De Piro colocó un marco con las siguientes palabras conmemorativas en Latín (traducción).

 

MAURO CARUANA
ARZOBISPO DE MALTA
BENDIJO ESTE NUEVO EDIFICIO
EN CEREMONIA SOLEMNE -
Y EN ESTE DIA
CONMEMORANDO EL MARTIRIO DE SAN PABLO EL APOSTOL
CON SUS PROPIAS MANOS
COLOCO ESTE MEDALLÓN
COMO RECUERDO DE ESTE SUCESO.

 

La significativa bendición concluyó en la iglesia de Sta. Agueda con el Te Deum... y la antífona de San Pablo.

1933: Una Casa donde se entrenen vocaciones misioneras

Las actas de la reunión del Concilio con fecha 15 de junio de 1933, revelan la ansiedad de De Piro por la finalización del nuevo edificio:

'En esta reunión de Concilio, decidimos ir juntos a Sta. Agueda para animar a los obreros, ya que sabemos que están casi terminando su trabajo'.

Tres días después de la bendición de la casa, el Monseñor nuevamente tuvo una reunión con los miembros de su Concilio: padre Miguel Callus y el padre José Spiteri.

'El 30 de junio, el día de la fiesta de San Pablo, el nuevo edificio anexado a la iglesia de Sta. Agueda en Rabat fue solamente bendecido por Su Ilustrísima, Arzobispo Caruana. El Concilio ha decidido transferir a la nueva casa novicios y estudiantes. Esto tendrá lugar lo ruás pronto posible cuando el edificio pueda proveer los servicios necesarios, y cuando la pared que rodea al recinto esté terminada. El mismo Superior decidirá con discreción cuándo sea el tiempo apropiado para el cambio'.

Hasta entonces, la rama educativa de la Sociedad aún estaba en el Oratorio de Birkirkara, pero esta no era lo suficientemente grande para alojar a los que deseaban unirse a la Sociedad. El Monseñor De Piro pensó que un cambio a la nueva casa temporalmente podría ser una solución a las restricciones del Oratorio. Esta mudanza está registrada en las actas de la reunión del Concilio del 18 de julio de 1933. Durante esa reunión, el Fundador propuso que uno de los estudiantes de teología actuara como prefecto para los jóvenes aspirantes de Sta. Agueda.

Esta es la última vez que el edificio es mencionado en las actas oficiales de la Sociedad durante la vida del Fundador. Antes de terminar el mes, la pequeña casa de la Calle Celsi, Mdina, fue dejada para siempre. La primera comunidad se mudó al nuevo edificio el 24 de julio de 1933, y desde entonces ha sido Casa Central de la Sociedad de San Pablo. El primer Superior fue el padre Agustín Grech, y ese día -­cuando Monseñor De Piro pudo ver su pequeña familia reunida en su nueva casa -- el Fundador agradeció a Dios con un corazón desbordante de gratitud. Con sabiduría y amor, la Divina Providencia había estando guiando los sucesos, por que es cierto que, si los miembros de la Sociedad no se hubieran mudado a Sta Agueda antes de la muerte del Fundador, las dificultades posteriores habrían sido mucho más grandes.

 

A través de los años siguientes, aparte de continuar el nuevo edificio, la Sociedad cuidó del edificio de la iglesia que necesitaba atención. El trabajo empezó en 1951 y siguió hasta 1960. Las paredes interiores fueron completamente renovadas y, en la mitad de la nave lateral a mano derecha, se añadió una Capilla, dedicado al Inmaculado Corazón de María. En el mismo lado se construyeron dos arcos que conducían a la cripta, donde ahora descansan los restos mortales del Fundador. Al otro lado de la iglesia, un gran arco revela un altar dedicado a San Pablo como Patrón de la Sociedad. En el mismo lado otro pasadizo lleva a la sacrístia.

La iglesia, la casa y los terrenos adyacentes han adquirido otro aspecto. A todo lo que el Fundador había proyectado -- seguido escrupulosamente por el Arquitecto Ugo Mallia en sus planos -- mucho se ha aumentado a través de los años. Un Centro Juvenil, un lugar de reunión apropiado para el Movimiento Cana, un Museo con atracciones turísticas, y el Colegio para los Misioneros con la Escuela Secundaria anexada -- son conocidos en Malta y rinden buen fruto para gloria de Dios.

Después de años de ferviente oración y trabajo, llenado de momentos de oscuridad dolorosa, cuan verdaderas son las palabras del Salmista y como se han cumplido:  ,

Oh Señor...

Tú le has concedido el deseo de su corazón;

Tú no has rehusado la plegaria de sus labios. Salmo 20.


 

Capitulo XIII

Mi alme tiene sed de Dios – el Dios de mi vida (Salmo 41)

 (Salmo 41)

Sed de Justicia

Cuando consideramos la acumulación de responsabilidades asumidas por Monseñor De Piro -- quien, aunque delicado de salud, aún era capaz de cumplir sus deberes para satisfacción de todos -- lo asociamos en un aspecto con San Ambrosio. Después de la muerte del devoto Arzobispo de Milan, cinco Obispos encontraron difícil hacer la obra que él había logrado solo. Dios concedió a De Piro gran paz de corazón porque en todo lo que hizo y en todas las dificultades que encaró, su único propósito fue la gloria de Dios y el cumplimiento de Su voluntad.

A pesar del deseo de extender su mano y corazón a todos, él mismo notaba que las tareas emprendidas por él tan generosamente eran más de lo que podía desempeñar. Pablo Azzopardi, un sacristán en la Catedral de Malta, que conocía a De Piro bien, ha relatado: 'A veces él no sabía que camino tomar con tanto quehacer. Lo he visto con la mano en su frente, con mirada pensativa, y me parecía obvio que se sentía sobre cargado de trabajo. Sin embargo, nunca lo oí quejarse'. El padre Miguel Camilleri confirma estos comentarios: 'El Fundador estaba siempre ocupado. No tenía tiempo libre. Hasta en las tardes de domingo, estaba ocupado escribiendo'.

El padre Juan Vella también remarca cómo pesaba la obra de Monseñor De Piro. 'El llegaba a Mdina exhausto, y se quedaba dormido en el Refectorio. Para mantenerse despierto mientras rezaba su Breviario, caminaba arriba y abajo en el corredor. En una ocasión durante Ia Misá , añade Juan Vella,'temeroso que el cansancio lo dominara, me pidió, rezar con él las palabras del Canon'.

No obstante sus ocupadas horas de trabajo, Monseñor De Piro nunca se negó a alguien que acudía a él. Cuando alguien llamaba, él siempre estaba dispuesto. Los que hablaban con él en persona, le escribían y muchas cartas se acumulaban . El padre Pío Compagno, un Carmelita, confesor de los estudiantes, dice: 'Al lado de su cama él tenía un montón de cartas, y muy poco tiempo para leerlas. Sin embargo, sabemos que invariablemente las leía en la noche, y respondía las más urgentes e importantes'.

Concepción Dinerli, una empleada fiel a la familia, notaba el gran número de personas que lo visitaban las pocas horas que pasaba con su madre. La misma Concepción había necesitado consejo y guía personal respecto a la elección de su condición de vida. Monseñor De Piro le pidió que escribiera las razones que le atraían para entrar a un convento, y aquellas que le atraían hacia el matrimonio. Habiendo recibido sus reflexiones, entonces le aconsejó escoger el matrimonio.

La conducta de Monseñor De Piro y su actitud amable inspiraban respeto y estima, y en su bondad, se sentía triste cuando descubría que alguien, intimidado por la vergüenza o timidez, se había refrenado de acercársele. Sus palabras y su sonrisa confirmaban el amor que sentía hacia los demás, y su alegría mas grande era cuando podía ofrecer su ayuda y ejecutar alguna acción bondadosa.

Un hombre afectuoso y humilde

Una Franciscana, la hermana Pacífica Xuereb, atestiguó: 'Las virtudes notables de Monseñor De Piro fueron la bondad y amabilidad'. Su gentil cortesía era caracterís­tica, y una mujer, que a menudo lo veía pasar, dijo: 'Siempre era amigable con todos y tenia una sonrisa en su rostro'. El comentario de uno de los miembros de la Sociedad es valioso porque repite la afirmación anterior: 'Siempre tenía una sonrisa en el rostro, y nosotros sentíamos que era uno más. Su amabilidad estaba acompañada de una gran compasión por aquellos que erraban. Esta benevolencia e indulgencia ya han sido anotadas respecto a su actitud con los niños en los Hogares; pero también encontraba una excusa cuando los adultos cometían errores. El decía: 'El no esta en sí, entonces no sabe lo que está haciendo...'

Su genuina compasión impresionó a un hombre que caminaba con él en una calle de Hamrun. 'Cuando yo caminaba con esta personalidad, me sorprendí e impresioné cuando se detuvo a hablar con una pobre niña desfigurada, como si esto fuera importante para él'.

Su humildad era ciertamente notable. Una persona de noble descendencia, el Dean de la Catedral de Malta --- estos eran privilegios que podrían haber influenciado a otros de manera muy diferente. Su actitud era sencilla y humilde, sus palabras modestas, y cuando era posible, evitaba usar su túnica púrpura. Su humildad era notoria cuando alguien ofrecía su consejo. El escuchaba atentamente, y nunca interrumpía diciendo --'Por favor, no interfiera'. En vez de eso él agradecía humilde­mente y decía: 'Muy bien; veremos'.

El Fundador quería que sus hijos espirituales practicaran la humildad. Ver su buen ejemplo al rehusar ser servido por otros, fue un constante desafío para los que vivían cerca de él. `E1 se daba poca importancia a menudo'.

Su ejemplo impresionó a otros

Al ver pasar a Monseñor De Piro, la gente a menudo susurraba: 'Ese es el sacerdote santo...'.S u amor por Dios y por otros parecían irradiar de él. Cuando oraba, estaba concentrado y no le gustaba ser molestado. Una vez un estudiante confundido insistía en llamarlo para que saliera de la capilla, porque el Arzobispo había llegado inesperadamente. El, tranquilamente; respondió: E1, con Quien estoy hablando, es más grande que el Arzobispo'.

Durante noches sin sueño, él encontraba descanso en la oración. Una vez les dijo a los estudiantes: 'Anoche no podía dormir, entonces ore ...'

La Virgen Bendita tuvo una parte importante en su vida, y él le confió a Ella su obra. La hermana Pacífica relata: 'Cuando él llegaba a Fray Diego, se arrodillaba ante la estatua de Nuestra Bendita Señora, y oraba mucho'. Las gentes de Hamrun, que lo observaban yendo a Fray Diego o al Hogar de San José, decían: 'Se le puede ver rezando con las cuentas del Rosario en sus manos mientras camina...'

Monseñor De Piro tenía una gran devoción por San José, y a menudo se detenía a orar ante la estatua del Santo colocada en la iglesia de los Menores Franciscano en Rabat.

La prudencia de De Piro fue profundamente apreciada, y los dos Obispos de Malta, Pedro Pace y Mauro Caruana, pusieron toda su confianza en él. Lorenzo Grixti nos dice: El siempre tenía gran de manda para el Sacramento de Penitencia, y pasaba horas oyendo confesiones'. Magdalena Cachia, quien lo conoció en Qrendi, dice: 'Cuando él vino a la Villa, siempre estaba dispuesto a oír confesiones, y no salía hasta que hubiera terminado con todos, aunque el carro estuviera esperándolo fuera'. Su sentido del deber fue bien descrito por el padre José Tonna: El ayudaba inmediatamente a los que buscaban su ayuda, y si alguien lo necesitaba en la noche, para confesión o consejo, nunca rehusaba escuchar pacientemente'. El no mostraba prisa y cuidadosamente escogía sus palabras. El insistía en la oración, porque estaba seguro que una persona que no ora no puede obtener la, fuerza para superar pruebas y tentaciones. Particularmente animaba a sacerdotes y religiosas a no abandonar su meditación, y recurrir en sus pensamientos hacia Dios frecuentemente.

Como sus penitentes deducían, debe haber sido su amor y devoción al Sacra­mento Bendito lo que le inspiraba tan a menudo a dar como penitencia 'una visita a Jesús  presente en el Tabernáculo...'

Monseñor De Piro despertaba admiración por su atención al más pequeño detalle, y él mostraba su aprecio por el regalo más simple que recibía, porque consideraba el pensamiento y el amor que movían al dador.

A veces le llegaban mensajes denotando la falta aparente de necesidades en la Sociedad o en los Hogares, su respuesta era usualmente la misma: 'El Señor proveerá'. Esta forma calmada no era indiferencia, sin embargo, porque sabemos cuánto trabajó por la Sociedad y los Hogares para proveer todo lo necesario. Su confianza en la Divina Providencia era infinita, como bien sabían los que vivieron con él.

Por naturaleza él era de mal genio; sin embargo, se controlaba tan bien que esto no se notaba exteriormente. Este dominio constante no era fácil, especialmente cuando su paciencia era probada más allá del límite. Una vez en la curia del Obispo, un hombre colérico se dirigió a él en lenguaje malo. En vez de callarlo, De Piro mansamente le permitió desfogar su cólera, luego dijo calmadamente: '¿Tiene algo más que decir?'

'Benditos son los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos' (Mt. 5,3)

Desde su juventud, De Piro había abierto su corazón para recibirlas palabras de Cristo y durante su vida él trató de vivirlas. Aunque había nacido y crecido rodeado de comodidades, escogió una vida de pobreza. Pablo Azzopardi dice: 'Sus hermanos eran acaudalados y vivían cómodamente; en cambio él escogió ser pobre y humilde. El quiso vivir pobremente y este deseo le venía naturalmente'.

Monseñor De Piro nunca publicitó sus actos de caridad; es sólo a través de otros que hemos sabido de su gran caridad y bondad. Cuando los mendigos -- que eran numerosos ese tiempo -- sabían que estaba en uno u otro de los hogares, tocaban la puerta pidiendo limosna, sabiendo muy bien que no se les negaría. Cuando De Piro iba a Valletta, llegaba sin dinero, porque lo había dado todo a los pobres.

Pablo Azzopardi relata: Durante la 1 Guerra Mundial, el alimento era escaso, especialmente el pan. Cuando Monseñor De Piro iba a la Catedral a celebrar misa, su madre solía enviarle el desayuno y pan. Mi amigo y yo esperábamos detrás de la puerta de la Catedral hasta que él terminaba sus oraciones y desayuno. Tan pronto como salía corríamos y recogíamos los restos. El pronto notó lo que hacíamos; entonces, cada vez que salía dejaba dos rebanadas grandes de pan. Al salir nos veía esperando, y con una sonrisa decía: "Entren y tomen lo que han dejado". Encontrábamos las dos rebanadas de pan ¡las que devorábamos!

Monseñor De Piro deseaba ver en las iglesias devoción reverente al Bendito Sacramento, y los altares mantenidos con decoro apropiado, pero no estaba a favor que las iglesias fueran extremadamente adornadas. En el tiempo que Monseñor Antonio Buhagiar fue Vice Párroco de Mosta, Monseñor De Piro fue invitado a celebrar la fiesta del Corpus Christi. Al entrar en la iglesia, Monseñor Buhagiar lo acompañó al Altar Mayor, que había sido decorado con muchas velas, flores y ornamentos artificiales en todo lado. Monseñor Buhagiar estaba quizás esperando palabras de elogio, cuando se sonrojó al oír a De Piro decir:'¡ Esto es una verdadera feria! ... Nuestros ojos son atraídos por tantas velas, las flores y esta -ala artificial-- que es tan indigna si se le compara con Jesús, el Centro real -- y apenas lo podemos ver por todas las distracciones!' Monseñor Buhagiar se sorprendió por estas palabras inesperadas, pero sabía que De Piro tenía, razón; para asegurarse que no se usaran ornamentos artificiales otra vez, echó tinta sobre ellos, pretendiendo que la botella había caído sobre la mesa donde estaban colocados.

Problemas de salud

El primer comentario de expertos que estudiaron una muestra de la escritura de Monseñor De Piro durante los últimos meses de vida, fue:

'Esta persona permaneció energética hasta el fin, ya que su escritura no muestra señales de vejez o debilidad de carácter'.

Sabemos que Monseñor De Piro trabajaba, usando todas sus energías, hasta el último día de su vida. No obstante, sabemos que él notó que durante el último año su vitalidad disminuía.

La enfermedad que contrajo en su juventud, nunca volvió; sin embargo, a veces estaba enfermo. Una vez en la Calle San Roque, Mdina, estuvo tan enfermo, que su vida parecía en peligro. El hermano José Farrugia lo atendió cuidadosamente siguiendo las indicaciones del médico y se recuperó.

El tomó precauciones moderadas para evitar coger un resfriado, sin embargo, siempre estuvo dispuesto a enfrentar y soportar cualquier fatiga. Cuando sufría dolores de artritis en la rodilla, él siguió con su profunda genuflexión, a pesar del consejo de no hacerlo.

La enfermedad no preocupaba a De Piro; él aceptaba el dolor con paciencia y una sonrisa en el rostro. S u amorosa dedicación a Cristo, su abnegación y espíritu de sacrificio le dieron facilidad para superar su salud delicada y el cansancio, que se hicieron más intensos durante el último año de su vida.

S u ejemplo de dedicación, amabilidad y olvido de si mismo nos demuestra hasta hoy que él sinceramente había seguido a su Maestro en fe, confianza y amor.

Una seria enfermedad avanza

Cuando en 1932, Monseñor De Piro hizo su testamento, dijo muy sencillamente: 'Tengo 54 años y me siento mentalmente cansado'. Esto se confirma por la lectura analítica de su escritura, completada por el Profesor Lamberto Torbidoni.

'El usa toda su energía para alcanzar el ideal de su vida. Esta concentración puede causar un estado de fuerte tensión. A veces él se pone nervioso, y su sangre circula con gran velocidad. A pesar de esto, él se controla y en consecuencia sufre mental y físicamente. El primer síntoma del problema son las señales de tensión nerviosa, causando muchos problemas, que pueden minar su salud normal'.

Fue en 1932 que aparecieron las primeras señales de uremia. Monseñor De Piro no se dio cuenta cuan seria era esta enfermedad, y no disminuyó su trabajo, pero como el cansancio aumentaba, su cara perdió su color normal. A pesar del cansancio creciente, su mente mantuvo su agudeza y supo exactamente lo que estaba haciendo hasta el último día de su vida.

El no podía emprender su trabajo usual con la energía que una vez disfrutó; comía menos porque la digestión era difícil, y una tos persistente le molestaba. Tenía vértigos y su respiración se hizo pesada. Hacia las últimas semanas de vida, se debilitó más, y el sentido de fatiga se pronunció, tanto que, frecuentemente al entrar al Instituto Fray Diego en Hamrun, decía a la Superiora: 'No he venido a trabajar sino a descansar un poco'.

Mientras se acercaba al final de su vida, su amor por las Misiones se hizo más ardiente. El estaba orando a Dios que le permitiera ir a Somalia, acompañando a otros dos misioneros de la Sociedad de San Pablo a continuar la obra apostólica empezada por el hermano José Caruana. Es obvio que su fuerza de voluntad no había sido afectada por su enfermedad, y él luchaba, rehusando ser derrotado. Durante la última semana de vida, trabajó esmeradamente por las Hermanas de Jesús de Nazaret, en un esfuerzo de obtener la aprobación canónica.

Ultima voluntad asociada con sus buenas obras

El testamento de De Piro h echo el 8 de febrero de 1932, nunca se alteró. Trataba principalmente de la Sociedad de San Pablo, no olvidó a otros confiados a él por Dios. En su testamento revela su aran estima por el Arzobispo de Malta, y su amor filial por su querida madre, quien lo sobrevivió otros cuatro años. A sus hermanos aún vivos -- Barón Igino y Juan Pío -- les confió la ejecución de sus últimos deseos. Con buena razón, empieza su testamento con las siguientes palabras: 'Estoy preparando este testamento secreto y disponiendo de la riqueza dada por la Divina Providencia ya que me siento obligado a hacerlo ante Dios'.

El no olvidó los Hogares de Caridad que cuidó, y les dejó todas las pertenencias que estaban en sus casas al tiempo de su muerte.

Respecto a la Sociedad de San Pablo, Monseñor De Piro dice: 'Dios, en Quien siempre he puesto mi confianza, quiso usarme para fundar esta Sociedad'.

El dejó todos sus capitales, y en forma de un legado la pequeña iglesia de 'Santa María' tá Gerxija', situada en los declives de Wardija, con el terreno y obligaciones incluidas.

A la Sociedad de San Pablo él también dejó el terreno adquirido y el edificio anexado a la iglesia de Sta. Agueda en Hal Bajjada, Rabat, Malta.

Todas las pertenencias en las casas de su madre en Mdina, Valletta y Qrendi fueron dejadas a ella, incluyendo plata y joyas.

A1 Arzobispo Caruana personalmente, le dejó su precioso anillo y un hermoso encaje, hecho por las Hermanas Belgas en Florencia. Esto ya estaba en posesión del Arzobispo al tiempo de su muerte.

Monseñor De Piro también recordó a las Hermanas de Jesús de Nazaret y al Instituto de Fray Diego en Hamrun.

Nuestra Bendita Señora lo alienta a colocar todo en sus manos

Monseñor De Piro parecía no estar enterado que sus días estaban contados. El padre Antonio B Buhagiar, quien lo encontró caminando hacia Sta. Agueda en agosto de 1933, remarcó cuan pesada se había vuelto su respiración, y le preguntó por qué estaba haciendo el esfuerzo de caminar. El replicó: 'Me siento un poco mejor. No estoy tan mal'. También le recordó al padre Antonio que pronto estaría viajando a Somalia, porque no podía dejar más tiempo solo al hermano José.

Durante esas semanas de verano, cuando la primera parte del edificio de Sta. Agueda estuvo terminada, Monseñor De Piro siempre fue allí por lo menos una vez a la semana. En la noche él disfrutaba hablando a su pequeña comunidad, y poco antes de su muerte les relató un sueño que había tenido, y que él creyó significativo y misterioso: 'Me encontraba en un barco y mientras navegábamos, repentinamente se dañó el propulsor. Bajé para repararlo yo mismo, pero no llegué a tiempo, porque encontré a una joven a mi lado que dijo: 'Déjamelo a mi. Ahora yo seguiré guiándolo'.

Monseñor De Piro aparentemente consideró este como lo que era -- un sueño; sin embargo, lo relató con gran seriedad y es seguro que reconoció en la 'joven' a la Virgen María. El siempre la había visto como la guardiana de su Sociedad, y en el primer Hogar de Mdina había puesto un cuadro de la Virgen María en un lugar notorio. Al entrar a la casa, volvía los ojos hacia la Virgen María y mirando a sus hijos espirituales les decía: "Cuando mis ojos miran los de Nuestra Señora, sé al momento lo que sucede en esta casa, porque "La Vir-en María me lo dice—.

Es evidente que el sueño que el Fundador relató durante los últimos días de su vida comunica un mensaje significativo a la Sociedad que él había confiado a María

Celebraciones del día de fiesta conmemoran a María a los pies de su Hijc moribundo (La Virgen de los Dolores)

Todo había sido arreglado para que De Piro viajara de Malta a África, donde en aguardado con gran expectativa por los misioneros malteses y en forma especial por el hermano José Caruana. Sabemos que este viaje misionero era una gracia que é deseaba ardientemente; pero no fue la voluntad de Dios.

E117 de setiembre de 1933, fue un domingo especial para el pueblo de Hamrun quienes exigía la presencia de De Piro, porque después que había asumido su primer apostolado dado por el Arzobispo en 1907 -- como Director de Fray Diego -- este ocupado centro en Malta se había encariñado con su bondadoso benefactor.

En esa fecha, la Iglesia Universal conmemoraba la 'stigmata' de San Francisco --la gracia extraordinaria que Cristo había dado al Santo de Asís --y Monseñor De Piro usualmente celebraba esta fiesta en el Hogar de Fray Diego. Ese año, la parroquia de Hamrun había invitado a De Piro a celebrarla fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, y la fiesta usual del Hogar había sido postergada.

En la mañana, Monseñor De Piro dejó el Instituto de San José en Santa Venera camino a la parroquia de Hamrun, donde iba a celebrar la que sería su última solemne Misa Mayor. La Liturgia conmemoraba a Nuestra Señora de los Dolores, recordando a la Virgen a los pies de la Cruz de su Hijo moribundo. En el Evangelio él leyó las palabras de Jesús a Juan: 'Hijo, cuida a tu Madre'. Luego habló de la muerte: "No sabemos cuando llegará la horade la muerte... Vivimos como si hoy fuera el último día de nuestra vida..." Citando el último verso de la Secuencia -- Stabat Mater la suya fue una oración ferviente de su propia muerte: 'Cuando yo muera - ábreme las puertas del cielo - permíteme entrar al Reino de tu gloria'.

Después de Misa, Monseñor no regresó al Hogar de San José sino fue al Hogar de Fray Diego, donde las hermanas le ofrecieron una taza de café. Luego ensayó con los niños el canto de las Vísperas para la festividad de San Francisco al día siguiente. Al mediodía, él rezó el Angelus con la comunidad y niños y luego fue al comedor. La Madre Superiora, Paula Cilia, notó que él no lucía bien. 'Hermana, dijo, 'no tengo apetito hoy', y apenas comió algo. Parecía algo confundido y repetía cosas. Habló mucho de la Sociedad de San Pablo, la obra en tierras de misión, y Abisinia. '¿Creen que podré ir a Abisinia? ...qué triste me siento'.

A la una y treinta de la tarde él dejó la mesa y le tomó más de media hora llegar a su cuarto; habló con todos pero se notaba que no estaba bien'.

A las 4.30 p.m. las campanas de la parroquia empezaron a repicar, y las hermanas estaban preocupadas porque Monseñor seguía en su cuarto. No era usual en él descansar tanto, pero antes que ellas tocaran la puerta él salió. Mientras tomaba una taza de té, una de las hermanas encargadas del colegio le habló de algunos registros, pero notó que él no prestaba atención. Parecía emocionado -- y dijo con cierto alivio: '¡Qué bien descansé hoy!' Cuando se levantó para salir, le pidieron su bendición, y él se puso en camino hacia la parroquia de Hamrun.

17 de Setiembre de 1933: '¡Ven, mi Siervo fiel!...'

La procesión de Nuestra Señora de los Dolores no era una ocasión ordinaria para la parroquia de San Cayetano. El párroco Cayetano Mifsud, había hecho todo esfuerzo para conseguir permiso de la Curia del Arzobispo para honrar a Nuestra Señora así, y a través de la intervención de MonseñorDe Piro su petición había sido concedida. Sin embargo, él no vivió para disfrutar el suceso, porque murió e130 de agosto de 1933. El Vicario padre José Vella, estaba ahora encargado de la parroquia.

A pesar de la inusual confusión que estaba sufriendo, Monseñor De Piro guió la procesión por las calles de Hamrun, y ala vista de tanta gente orando, con un sentido de satisfacción él susurró a los ministros que lo asistían: 'Hay tanta gente caminando, rezando el Rosario'. El guió la procesión a la iglesia, que estaba llena de feligreses, y aún tuvo la fuerza de decir unas cuantas palabras acerca del mensaje de la fiesta. Sus últimas palabras trataron de la santa muerte del anterior párroco quien había trabajado con tanto celo apostólico por la parroquia; él expresó la certeza que Dios lo premiaría por su dedicación.

Todos se inclinaron devotamente mientras el coro entonaba el Tantum Ergo... antes de la bendición, y ese fue el momento en que la fatal enfermedad golpeó a De Piro. Apenas se las arregló para decirles a los ministros cerca a él como se estaba sintiendo, en su posición, cayó en los brazos del sacerdote a su lado, perdiendo el conocimiento. La Bendición fue dada por otro sacerdote, con Monseñor aún presente ante el ostensorio levantado conteniendo al Señor a quien había amado y servido tan bien. En ese momento solemne, nadie en la iglesia notó lo que había sucedido. El fue cuidadosamente llevado a la sacristía, y luego la noticia se extendió en la iglesia como fuego. Las Hermanas Franciscanas presentes fueron a la sacristía a averiguar y algunas creyeron que Monseñor ya estaba muerto, cuando vieron que su cabeza se inclinaba a un lado. Eran las 7.00 p.m.

El Dr. Ellul llegó rápido al lugar, y rápidamente la ambulancia llegó y lo llevó al Hospital Central en Floriana. Fue colocado en la sala de niños, --¡ cuan apropiado este detalle para una persona que había amado tanto a los niños! El envenenamiento de la san-re había empezado y él permaneció inconsciente en coma profunda e irreversible. Su cuñado, Dr. Alfredo Stilon, pudo verlo vivo, y permaneció a su lado con el Especialista Walter Ganado. Su hermano, el Barón Igino De Piro, fue llamado al momento y acompañado por su hijo, Jéronimo, entonces de sólo 19 años de edad, llegó justo cuando Monseñor De Piro expiraba -- dejándonos en la tierra para unirse en la eternidad con Cristo, su Señor y Maestro. Murió a las 9.00 p.m. e117 de Setiembre de 1933, a la edad de 55 años, 10 meses y quince días. Como un rayo la noticia re­corrió las comunidades de la Sociedad de San Pablo y los Hogares que habían dependido de Monseñor De Piro y aturdió a aquellos que habían confiado en él mucho. La noticia pasó de boca en boca en los pueblos y villas de estas islas, donde el nombre de Monseñor De Piro era muy conocido y amado por todos.

La siguiente mañana temprano, el Barón Igino tuvo el difícil encargo de dar la triste noticia a su madre, en Mdina. Después de la muerte de su hijo, el padre Santi, ella había dicho a menudo: ' Dios dejará vivo a José para queme asista en mi muerte y me de la última absolución y bendición '. Ahora ella estaba mal de salud y cerca a los noventa años de edad.

Cuando recibió la triste noticia, las lágrimas de dolor corrían por sus mejillas, pero casi inmediatamente ella expresó con voz quebrada: 'Que se haga la voluntad de Dios'. Ella fue una mujer heroica, que sostenida siempre por su fe constante, fue capaz de aceptar con resignación el sacrificio más grande que pudiera ofrecer a Dios a su avanzada edad. De los nueve hijos que había criado, José era el sétimo que moría antes que ella. Con buena razón ella pudo decir: ' Soy como Nuestra Señora de los Dolores, con mi corazón atravesado de siete espadas'.

Dolor pintado en el rostro de cada maltés

La muerte súbita de una persona importante, sobre cuyos hombros pesaban muchas responsabilidades, puede crear problemas para sus sucesores . Monseñor Enrique Bonnici, quien provisionalmente se hizo cargo de las responsabilidades de Monseñor De Piro, escribió: ' El día que murió se me confiaron los cinco Institutos que él había cuidado, hasta aviso posterior. Los visité uno por uno mirando los libros de administración . En cada Instituto encontré en su escritorio lo siguiente --- escrito por Monseñor mismo: " Un lugar para todo y todo en su lugar ". Esto creo, fue el secreto de la admirable precisión que encontré en sus libros '.

Un miembro de la Sociedad confirma esta afirmación : ' ... El murió tan repentinamente y lejos de su hogar; aún así la ropa en su cuarto estaba en su lugar, su libro de meditación abierto sobre la mesa con la meditación del día, y el "libro de Misas " en el que había anotado la última Misa que celebró el día de su muerte. No se esperaba tal orden en un hombre ocupado con miles de cosas ... '.

Nuestras islas lloraron su muerte profundamente ; su amabilidad y generosi­dad lo habían hecho un gran benefactor de los malteses . Sobre todo, la Sociedad de San Pablo sintió la perdida de su Fundador: 'Silos Institutos cuidados por Monseñor De Piro han sufrido una pérdida por su muerte... ¿Que será de nosotros, los miembros de la Sociedad de San Pablo? Las palabras no pueden describir lo que significó Monseñor De Piro para nosotros. Con su muelle, parece que la Sociedad perdió su alma. Nos mirábamos unos a los otros sin poder expresar una palabra de consuelo. Parecíamos leer la mente del otro -- llena de pensamientos lúgubres. Todos estábamos silenciosos, nadie se atrevía a decir ni una palabra, porque no sabíamos qué decir. Aturdidos y atónitos por lo que nos había caído, había sólo una cosa que podíamos hacer: fortalecer nuestros corazones en oración y esperanza en Dios.. Si él fue tan previsor al cuidamos en este mundo, ¿cómo es posible ahora que está en el cielo, nos abandone?... El pensaban alimentarnos, vestirnos, pagar nuestra enseñanza... Muchos de nosotros fuimos llevados a una edad temprana y bajo su guía aprendimos a ser hombres. Como adultos, como sacerdotes permanecimos siendo sus hijos; sabíamos que él proveería para nuestras necesidades...'

Hasta los niños en los Hogares sintieron profundamente la pérdida de un padre. Monseñor Enrique Bonnici escribió poco después de la muerte de De Piro: 'La triste noticia ha creado una atmosfera de quietud que es inusual. !Si sólo estos niños - menores y mayores - mostraran algún gozo en sus recreos! Parecen ser incapaces de jugar y saltar como solían hacerlo. Sienten que algo importante se ha ido -- y esta quietud aún sigue hasta hoy. Parece que están esperando que aparezca otra persona que llene el vacío dejado por Monseñor De Piro. En el Hogar de San José, los niños mayores han sentido es ti pérdida como un desafío, acercándolos más a Dios, Quien se los había dado y Quien ahora lo había llevado al cielo. El amor con el que Dios había llenado el corazón de De Piro es el mismo amor que abunda en el Corazón de Dios. Las almas son elevadas al cielo, a pesar de la naturaleza humana que sigue sufriendo'.

La prensa informó rápidamente la muerte repentina de Monseñor De Piro. La manana  siguiente, 18 de setiembre de 1933, el anuncio fue en la 'Crónica de Malta': 'Acabamos de saber con gran pesar la repentina muerte del Muy Reverendo y Noble Monseñor José De Piro D'Amico' -- y siguieron detalles de lo que había ocurrido la noche previa.

La noche del domingo, el cuerpo fue llevado en privado al Hogar de San José en Santa Venera -- y vestido con las túnicas púrpuras de un Monseñor. Fue colocado a vista del público para los que deseaban rendirle un último acto de homenaje. Se fijó el funeral para el martes, 19 de setiembre.

Como el Arzobispo estaba ausente de la isla, la Misa de Réquiem fue celebrada por el Vicario General, Monseñor Pablo Galea, a las 8.00 a.m. y el entierro tuvo lugar en la tarde. En su testamento Monseñor De Piro se había referido a los detalles: '...Respecto al Funeral y lugar de Entierro... como soy miembro de la Hermandad de Reverendos Canónigos de la Catedral, deseo que mi tumba esté en la Catedral. Sin embargo, si el Superior de la Sociedad de San Pablo, con el permiso del Concilio desea disponer en forma distinta, estoy de acuerdo con su decisión en cada detalle'.

Como era un testamento secreto y no había sido hecho público, se decidió enterrarlo en la sepultura familiar del Cementerio General "Addolorata". Las principales dolientes fueron sus hermanos sobrevivientes -- Barón Igino y Juan Pío. Muchos otros pacientes, el Gobernador General, Sir David Campbell, el Vicario General, Monseñor Pablo Galea, los Miembros de la Sociedad de San Pablo, Canónigos de la Catedral, Miembros del Parlamento, Hermanas de los Institutos con una representación de los niños y clubes de Bandas -- siguieron al coche fúnebre, gran cantidad de gente estaba esperando a la entrada del Cementerio. La última despedida a Monseñor De Piro fue dada por personas de todo tipo y muchos se decepcionaron de que no hubiera sido un funeral nacional.

Camino a la capilla, los salmos "Miserere" y "De Profundis" pudieron ser oídos y cantados mientras la procesión seguía hacia la entrada, donde el Vicario General dijo la última oración, y ejecutó los últimos ritos. A las 5.30 p.m. del 19 de setiembre de 1933, el ataúd fue bajado a la sepultura.

Su memoria permanece grabada en cada corazón

Después de la muerte de De Piro, la prensa continuó llamándolo como un 'benefactor de Malta` y 'hombre santo' quien habla pasado su vida haciendo-el bien. '...una noticia triste de esta clase mueve los corazones de gran parte de la población. Monseñor De Piro es un real ejemplo de un sacerdote católico, un religioso de acuerdo al Corazón de Dios. El ganó el amor y respeto a todos los que tuvieron el privilegio de conocerlo. En la sociedad, así como en el confesionario y en política, su sabiduría guiaba al mejor camino...'

En iglesias e Institutos, las Misas se celebraron por el reposo de su alma, y el 23 de octubre, un mes después de su muerte, se celebró una Misa de Réquiem en la iglesia de los Jesuitas en Valletta. El celebrante fue el Vicario General, Monseñor Pablo Galea, el coro estuvo compuesto de seminaristas y el discurso del funeral fue dado por Monseñor Enrique Bonnici.

Desde Somalia, el padre Capuchino Angel Mizzi, sabiendo la decisión de De Piro de visitar la misión, había escrito previamente que setiembre era un buen mes para este viaje. S in embargo, ya había pasado setiembre y debido a la demora en el servicio pastoral, las noticias de su muerte no habían llegado a Fray Angel. Preocupado por esta falta de noticias, el padre Joaquín escribió dirigiéndose a De Piro: '... Ya es octubre y no tenemos noticias de su viaje. Estamos gozosamente esperando esta sorpresa. El Obispo Jarosseau ha preguntado por Ud., supongo que está ocupado en Malta y no es posible dejar su tierra. Por nuestra parte, esperarnos que haga lo posible para visitarnos y ver con sus propios ojos nuestra misión y nuestra gente...'

Naturalmente, esta carta nunca fue leída por Monseñor De Piro. La noticia de su muerte llego al Obispo Jarosseau y a los misioneros a mitad de octubre. El 19 de octubre, el padre Joaquín respondió dirigiéndose a Monseñor Enrique Bonnici: '... la triste noticia del honorable Monseñor De Piro fue muy inesperada. Nos cayó como un rayo, más aún porque lo esperábamos cualquier día. El fue realmente un hombre de Dios, un sacerdote ardiente y celoso, siempre trabajando, lleno de amor, para la gloria de Dios y el bien de las almas. Toda la isla debe llorar profundamente su muerte. Malta ha perdido un santo, pero ahora recibiremos su ayuda desde el cielo... Monseñor De Piro tenía que venir aquí con otro sacerdote y dos hermanos. No sé qué decisión tomará la Sociedad de San Pablo en conexión con las misiones en Somalia. Encontrará difícil llevar a cabo lo que Monseñor De Piro quería hacer, pero con buen corazón...'

La muerte de De Piro causó cambios en los planes hechos por él durante los últimos años de su vida. Los miembros de la Sociedad estaban abatidos y sería difícil encontrar un substituto -- un Fundador no puede ser reemplazado. Nadie podría tener el mismo amor paternal por la obra que él había empezado ni la guía iluminadora que él había recibido de Dios como Fundador. Estas fueron las reflexiones de los miembros: 'Es verdad que habíamos deseado antes que él nos dejara que pudiéramos hacernos más fuertes -- en tiempo - en pensamiento - en habilidad. Pero Dios lo quiso de otra manera. El día que murió, muchos de nosotros estábamos reunidos en el retiro de la Casa de San Calcedonio, Floriana. Cuando la noticia nos llegó, nos abatimos y rompimos en lágrimas como niños, diciendo: "¡Que pérdida hemos sufrido!...'

Monseñor Enrique Bonnici después de pensar y meditar escribió: 'Yo estaba solo una noche en mi cuarto, en uno de los Institutos, pensando en un difícil problema. De repente oí en la distancia las voces de niños orando en la capilla mientras repetían juntos -- " que descanse en paz - que descanse en paz.". Me detuve -- olvidando mis pensamientos, y empecé a reflexionar en la belleza de esta oración, enseñada por la Iglesia... Imaginé a estos niños -- que amaban a Monseñor De Piro tanto -- de pie en su tumba, casi deseando que volviera a la vida -- deseando agradecerle por todo lo que había hecho por ellos. Me parecía ver que cada uno se acercaba a besar sus manos y decir "¡gracias!" como hacen los niños al recibir un regalo que les gusta...'

El 26 de setiembre de 1933, su testamento secreto fue hecho público. El Artículo X trata de sus donaciones espirituales, dignas de un hombre que vivió una vida santa, y que sabía que el amor de Dios no puede existir a menos que el hombre ame a su prójimo, por causa del amor de Dios. Entre sus últimos deseos, Monseñor De Piro nos dejó un mensaje de amor y perdón: '... Deseo pedir perdón de todos aquellos que pudieran haberse ofendido por alguna acción mía, mientras yo ejecutaba mi deber y trabajo. Si ha habido al-una ofensa, le ruego al que la recibió entender que fue debido a mi fragilidad humana, porque estoy seguro que nunca he abrigado rencor o aversión hacia aliguien'.

Su gran preocupación había sido siempre la Sociedad de San Pablo, y en sus legados espirituales él recordó a cada uno -- que miraban al Fundador como un Padre amado y santo.

'...A los miembros de la Sociedad, sin distinción. A Superiores y subordinados, fervientemente pido que hagan todo su esfuerzo para amarse en Cristo. Ellos deben estar seguros que nada glorificará a Dios y beneficiará a la Sociedad y será de ventaja espiritual para ellos y su prójimo más que el amor, de acuerdo a las palabras de nuestro Padre San Pablo'.


 

 

Epilogo

Desarrolo y vida de una Sociedad Misionera

1933 - 1940: Monseñor Bonnici -- Monseñor Pantalleresco

Después de la muerte de Monseñor De Piro, los miembros de la Sociedad se encontraron en dificultades sin el Fundador y Padre de su Familia religiosa. Grande fue su pesar y el futuro parecía incierto: Las vocaciones eran escasas y con poca probabilidad de crecer; se necesitaban fondos para el mantenimiento de los Hogares; existían serios problemas para el desarrollo y subsistencia de los miembros. El apostolado misionero fue siempre el ideal, pero había preocupación y duda con respecto a proyectos concretos. Pocos días después de la muerte de Monseñor De Piro en ausencia del Arzobispo Caruana, el Vicario General confió provisionalmente la Sociedad a Mon­señor Enrique Bonnici, quien preparó para el Arzobispo un informe detallado de las actividades apostólicas dejadas por Monseñor De Piro.

El 1 ro de febrero de 1934, cl Arzobispo nombró a Monseñor Alberto Pantalleresco Superior Delegado del Instituto Misionero.

Esperanza en tiempo de duda

Mientras la Sociedad se recuperaba de la pérdida de su Fundador, nubes oscuras se cernían sobre Europa. Sin embargo, aunque el futuro parecía incierto, la Sociedad de San Pablo sentía que la voluntad de Dios preservaría lo que El mismo había iniciado.

El Fundador siguió siendo la luz e inspiración de sus hijos espirituales, y sus palabras resonaban en sus oídos. El amor de las misiones estaba vivo -- pero no había un miembro que pudieran enviar. La semilla sembrada en 1910 estaba rindiendo fruto, y a pesar de las decepciones el ideal de su Padre y su determinación les había enseñado a no desalentarse, sino confiar en Dios y ser fieles hasta el fin.

El primer año después de la muerte de Monseñor De Piro, la Sociedad no pudo aceptar recién llegados al colegio Santa María en B'Kara; sin embargo, aún estaba abierto y una cantidad de muchachos que mostraban señales de vocación asistían al colegio de San Luis Gonzaga por la bondad de los Padres Jesuitas. Luego, varios tomaron los hábitos como nuevos miembros de la Sociedad y continuaron sus estudios en Sta. Agueda, donde empezaron su noviciado y alimentaron su vocación religiosa. Muy pronto, debido a circunstancias inevitables, el colegio de Birkirkara fue cerrado y las actividades escolásticas se trasladaron de Sta. Agueda a Rabat. Lentamente la Sociedad avanzaba y la presencia de dos nuevos sacerdotes, ordenados el 22 de setiembre de 1934, trajo gozo y esperanza a sus hermanos

1940 - 1915: La Sociedad dirigida por el padre Glavina, S.J.

Los años de guerra bloquearon todos los proyectos y la Sociedad sintió mucho el internamiento de Monseñor Pantalleresco, quien fue obligado a dejar Malta con un grupo para Uganda.

El Arzobispo Caruana seleccionó un Jesuita, el padre Daniel Glavina S.J., como Delegado Superior de la Sociedad de San Pablo. Los años 1940 -- 1948 de la Sociedad bajo la guía de este ferviente Jesuita, fueron providenciales; los miembros ganaron espiritualidad sólida, experiencia y madurez, y Dios estuvo así preparándolos para el futuro, cuando ellos mismos dirigirían su propia Sociedad. El ideal misionero estaba completamente vivo, y varios miembros sintieron una llamada a dejar su país hacia tierras de misiones.

1948 -- 1969: Padre Miguel Callus, miembro de la Sociedad, nombrado Superior

En 1948, los miembros de la Sociedad , apoyados por la recomendación del padre Glavina, solicitaron al Arzobispo seleccionara uno de ellos como Superior. El Arzobispo Caruana nombró al padre Miguel Callus por decreto del 14 de abril de 1948 como el primer Superior General. Según las Constituciones, se le concedió todos los poderes, y se nombraron dos asistentes para ayudarlo: el padre José Spiteri y el padre Agustín Grech. Debe notarse que los tres miembros escogidos fueron los mismos en quienes Monseñor De Piro había puesto su confianza.

Una de las primeras iniciativas del Superior se referían a la transferencia de los restos mortales del Fundador, quien había dejado una cláusula en su testamento, confiriendo al General y a su Concilio el derecho a determinar el lugar de descanso de sus restos mortales. Monseñor De Piro había sido enterrado en el Cementerio "Addolorata" antes que se leyera su testamento secreto, y ahora, el padre Miguel deseaba que sus restos mortales descansaran más cerca a sus hijos espirituales. Después de muchas dificultades, la autorización fue finalmente concedida por el Gobierno, y el 16 de setiembre de 1948, el ataúd fue solemnemente trasferido del cementerio "Addolorata" a la iglesia de Sta. Agueda. El cortejo fue guiado por Monseñor José Apap Bologna, Archidiácono de la Catedral, seguido por miembros de la Sociedad. El Obispo Emanuel Galea, muchos Monseñores, Sacerdote y Religiosas tomaron parte como también niños de los diversos Institutos de Caridad.

En unos pocos años, la iglesia de Sta. Agueda sufrió cambios, y la cripta fue añadida donde ahora descansa el sarcófago que contiene el ataúd con los restos mortales de Monseñor De Piro, rodeado de los restos mortales de algunos hijos espirituales. Esto se discontinuó, cuando el Gobierno no concedió el permiso para el entierro dentro de la cripta.

Cuando el padre Miguel CalIus asumió el cargo de Superior de la Sociedad, se entró en una nueva fase de vida. En 19481a obra entre los emigrantes en Australia fue inaugurada, y antes que el padre Miguel Callus concluyera su misión como General, la Sociedad de San Pablo fue establecida en Melbourne (1948) Swanbourne, Perth (1956), North Sunshine, Victoria (1964). La de Sydney (1965) y Horseley Park, cerca de Sydney (1965).

Se emprendió la obra apostólica en Windsor, Canada, 1959 y Kingsbridge, en 1965 (en la provincia de Ontario).

Durante la II Guerra Mundial, Sta. Agueda se había convertido en un Campo de Internamiento, y Herbert Ganado ha dejado escrito:

'En el campo de Sta. Agueda tuvimos un santo sacerdote. Nuestro Capellán fue el padre Miguel Callus de la Sociedad de San Pablo, y desde el mismo principio él se dio cuerpo y alma para hacernos el bien, así como a nuestras familias'.

El padre Miguel era un hombre de pocas palabras, prudente, sabio y profundamente espiritual. Se dedicó de corazón a la Sociedad, preparando cuidadosamente a los miembros de su tiempo a vivir el espíritu del Fundador.

E128 de marzo de 1963, el padre Miguel pidió al Arzobispo Gonzi, presentando un artículo de las Constituciones de la Sociedad:

'Cuando la Sociedad tenga tres casas y la cantidad de sacerdotes lle-ue a doce, ellos elegirán al Superior que dirija la Sociedad'. -- Por ahora la Sociedad tenía cinco casas y veinticinco sacerdotes; en la petición él solicitó convocara un Cabildo General para elegir un Superior General. La petición fue aceptada y se envió la respuesta e120 dei ayo de 1963. Allí el Arzobispo determinó que el nuevo Superior General serviría por siete años.

El primer Cabildo General de la Sociedad empezó el 3 de setiembre de 1963, y el padre Miguel Callus fue elegido Superior General por siete años.

Durante los últimos años de su vida, la salud del padre Miguel Callus declinó, y después de una visita apostólica del padre Juan Bautista Andretta S.J. en julio de 1968, el Arzobispo decidió relevar al padre Miguel de su responsabilidad. El padre Miguel murió e16 de marzo de 1972, a la edad de 71, y fue enterrado en la cripta de S ta. Agueda cerca a Monseñor De Piro. El dejó el recuerdo de una vida pura, y vivirá en los corazones de todos los miembros de la Sociedad.

1969: Propaganda Fidei -- Congregación para la Evangelización de los Pueblos

Había sido el gran deseo de Monseñor De Piro que la Sociedad dependiera de la Congregación de Propaganda Fidci, y lo que él no vivió para verlo realizado fue concedido a la Sociedad en 1969. 1:1 18 de junio de 1969, el  Cardenal Antoniutti, como Prefecto de la Congregación de Religiosos e Institutos Se-lares, comunicó al Arzobispo Gonzi lo siguiente:

'Respecto ala Sociedad de San Pablo: después (le cuidadoso estudio del carácter de esta Sociedad, se ha presentado una propuesta id Papa para que este Instituto sea reconocido como una Congregacion de carácter misionero, no sólo para la isla sino para todos los pueblos.

Para cumplir mi deber, deseo comunicar a Su Ilustrísima (¡tic durante la audiencia que tuve con el Papa el 13 (le mayo de 1969, Su Santidad autorizó a esta Congregación de escribir en nombre de la Sociedad Misionera de San Pablo, la cual es verdaderamente Misionera y por lo tanto pertenece a la congregación de la

Evangelización de los Pueblos.

El Arzobispo Gonzi informó a la Sociedad de San Pablo y desde entonces -­debido a la reorganización que tuvo lugar en la Iglesia después del Vaticano II, la Sociedad fue reconocida como Sociedad Misionera, dependiendo de la Congregación de la Evangelización de los Pueblos. Todos los miembros de la Sociedad fueron informados oficialmente e13 de julio de 1969, por el Secretario General, padre Ignacio Micallef.

1973: 'Decretum Laudis'

El segundo Cabildo General electivo de la Sociedad tuvo lugar en tres sesiones: 8 y 20 de mayo y 3 de junio de 1970, bajo la guía del Arzobispo Gonzi. Se recogieron los votos de los miembros en Malta y en el exterior, y e120 de mayo, el padre Stanley Tomlin fue elegido. El había sido la mano derecha del padre Miguel Callus durante su cargo en Sta. Agueda.

Los primeros años del padre Tomlin como Superior General fueron de impor­tancia excepcional y valor para la Sociedad.

Toda Congregación religiosa ansía el día en que obtendrá lo que es conocido como el DECRETUM LAUDIS'. Este decreto es dado directamente por la Sede Apostólica, y con él la Congregación obtiene derechos pontificios, y se hace depen­diente de la Santa Sede para todo lo concerniente a su vida interna y disciplina. Una Con-re-ación Religiosa no puede considerarse completamente desarrollada mientras no disfruta los Derechos Diocesanos.

Cuando Monseñor De Piro fundó la Sociedad, él aspiraba verla depender directamente del Papa. Las Autoridades Romanas consideraron a este un deseo ambicioso para una Sociedad Misionera aún sin misioneros. Agradecido por la subsiguiente Aprobación Diocesana, el Fundador anticipó el gozo futuro de la Apostólica, y con él la Congregación obtiene derechos pontificios, y se hace depen­diente de la Santa Sede para todo lo concerniente a su vida interna y disciplina. Una Congregación Religiosa no puede considerarse completamente desarrollada mientras no disfruta los Derechos Diocesanos.

Cuando Monseñor De Piro fundó la Sociedad, él aspiraba verla depender directamente del Papa. Las Autoridades Romanas consideraron a este un deseo ambicioso para una Sociedad Misionera aún sin misioneros. Agradecido por la subsiguiente Aprobación Diocesana, el Fundador anticipó el gozo futuro de la aceptó favorablemente.

Exactamente un mes después, el 19 de enero de 1973, el Cardenal Rossi en nombre del Papa Pablo VI acordó el ansiado Decreto.

El Decreto menciona que Monseñor José De Piro fundó la Sociedad para trabajar por la evangelización de pueblos en todas partes del mundo. Los miembros se preparan para llevar el mensaje donde aún es desconocido. El Decretum Laudis define claramente a la Sociedad: 'Missionalis Societas Sancti Pauli'.

Este suceso marcó época en la Sociedad, y Malta se siente orgullosa que esta familia religiosa misionera naciera y creciera en nuestra isla con un ideal implicando al mundo entero.

Ese mismo año, 1973, la isla - hermana de Malta emergió otra vez -- como símbolo del afecto que Monseñor De Piro había manifestado por el Orfanato de Ghajnsielem durante los primeros años de su existencia.

Se construyó una casa en Zebbug (Gozo) y fue oficialmente inaugurada y bendecida por el Obispo Nicolás Cauchi, como un noviciado, e130 de junio de 1974.

En 1974, la Sociedad se hizo cargo de otra parroquia en Perú -- 'La Tomilla Arequipa. En 1975, el hermano Francisco José Caruana murió en Abisinia. I;1 fue el primer misionero de la Sociedad, y su fidelidad y celo siempre serán un estímulo para los hermanos de la Sociedad Misionera de San Pablo.

Obra que identifica a la Sociedad

En 1976 un Cabildo General en dos sesiones tuvo lugar en Sta. Agueda, Rabat. Durante la primera sesión del 22 de abril de 1976, el padre Stanley Tomlin fue elegido Superior General por un segundo periodo. En la segunda sesión del 6 de mayo, sus cuatro Asistentes fueron elegidos. Durante este periodo (1976 - 1952), la Sociedad abrió otros campos de obra apostólica -- Dearborn, Detroit, U.S.A. (1978) y Victoria Park, Perth, Australia, (1979). El campo misionero en Perú creció, cuando se tomó una parroquia de la montaña en Chuquibamba (1981). En 1982, la Providencia de Dios llevó a la Sociedad a Chak Jhumra en Faisalabad, Pakistán.

El siguiente Cabildo General tuvo lugar en Zebbug, Gozo, del 5 de julio a13 de agosto de 1982. Este fue un encuentro importante, porque se hizo un estudio para revisar las Constituciones y adaptarlas de acuerdo a las directivas del Vaticano 11.

El 28 de julio de 1982, la Sociedad eligió al tercer Superior General, padre James Bonello, quien a muy temprana edad ha asumido los servicios entregados por el Fundador, Monseñor De Piro y de los previos Superiores Generales.

Después de 50 años de existencia, Sta. Agueda se hizo más importante para la Sociedad; es la residencia del Superior General; la comunidad local dirige el colegio misionero de San Pablo, aun nivel secundario, y las Hermanas Misioneras de Jesús de Nazaret ofrecen su preciosa colaboración a los miembros de la Sociedad.

La actividad apostólica en Melbourne, Australia, se ha intensificado. Se ha abierto una casa de formación en el pueblo joven Buenos Aires de Cayma en Perú. Otro grupo de misioneros ha sido enviado a Pakistán donde una nueva estación fue aceptada en Chak Seven, Faisalabad (1986) y se abrió una casa de formación en Karachi (1987). En junio de 1993 se ha instituido una Casa de formación en la ciudad de Lima (Perú).

Reconocimiento del Estado y la Iglesia

Durante las celebraciones en 1977 --centenario del nacimiento de Monseñor De Piro -- y en 1983 -- el año conmemorativo del 50 mol aniversario de su muerte -- su vida y obra fueron re-evocadas por el pueblo de Malta. La Sociedad Misionera de San Pablo fue a menudo mencionada como 'ta' De Piro '(perteneciente a De Piro) -- y se despertó la curiosidad en aquellos que deseaban saber más del hombre tan amado por generaciones anteriores. El Primer Volumen y después el Segundo de su Vida, publicados en maltés, ayudaron a la gente a conocer a Monseñor De Piro mejor. Una de sus sobrinas, Sra. Mona Nelson De Piro, hija del hermano de Monseñor Barón Igino, contribuyó traduciendo al Inglés ambos volúmenes. La hermana María De Piro, otra sobrina hija del Dr. Guido, también ofreció su ayuda a su prima en esta tarea. Esta vida en la versión en inglés -- fue traducida al idioma español por Dr. Jaime Del Carpio Director de ASDI - Arequipa en mayo de 1993.

El Gobierno de Malta reconoció la contribución de De Piro a la nación cuando en el  50 mo aniversario de su muerte aceptó editar un sello conmemorativo.

En agosto de 1983, la Administración Postal de Malta avisó en su Boletín oficial de la edición, y en el mismo boletín, se publicó información relevante de la vida de Monseñor De Piro y su obra. La estampilla de 3 céntimos fue diseñada por el Artista maltés, Esprit Barthet. Monseñor De Piro aparece usando una sotana de sacerdote, y la cruz de un Monseñor. En el fondo hay la iglesia de Sta. Agueda y parte de la Casa Central de la Sociedad. La inscripción inscrita es: Mons. J. De Piro: 1877 -- 1933'. El sello postal posee la fecha del mismo día de emisión, y la Oficina de Correos documentó la ocasión en la forma usual. La Sociedad Misionera de San Pablo publicó una tarjeta postal con el sello y fecha de emisión.

El ano 1984 marca el reconocimiento oficial de la vida santa de Monseñor De Piro. Monseñor José Mercieca, Arzobispo de Malta, aceptó la petición presentada por la Sociedad de abrir el proceso local para beatificación y canonización. Su Ilustrísima escribió a la Congregación de las Causas de Santos pidiendo información detallada respecto a los procedimientos oficiales. La Congregación Romana respondió el 19 de diciembre de 1984, pidiendo que los escritos de Monseñor De Piro fueran recogidos para examinarlos cuidadosamente, averiguando si contenía algún asunto contrario ala Fe y Moral. El 1 ro. de febrero de 1985, el Arzobispo emitió un decreto nombrando al padre Antonio Sciberras MSSP, como responsable por la documentación en la causa de Monseñor De Piro.

La santa vida del Fundador es una inspiración para sus hijos espirituales, mientras llevan el mensaje de Cristo a gente de todas las naciones. Malta ve en él un faro brillante -- como un verdadero hijo de la Madre Iglesia y Ministro de Cristo, él pertenece a todos los malteses. Sus obras le han dado un lugar importante en la historia de nuestra isla, y nunca será olvidado. La luz y amor que él irradia fue recibida de El a quien siguió estrechamente como 'el Camino, la Verdad y la Vida'.

El dedicó su vida a un ideal, y su mente enérgica y equilibrada sabía como usar los medios para alcanzarlo. El tiene un mensaje para nosotros en todo tiempo, porque él hizo suyas las palabras de Jesús, nuestro Señor:

"He venido a traer fuego sobre la tierra, y cómo deseo que ya estuviera encendido" (Lc. 12: 19).

"He puesto un ejemplo para ustedes: Como yo he actuado, así ustedes deben actuar" (Jn. 13: 15).

"Una vez que ustedes conozcan estas cosas, serán bendecidos si las ponen en práctica" (Jn. 12: 17).